Ana Laura Arbesú* – Prensa Latina.- Tras casi seis décadas de andar por el camino de la investigación, la comunidad científica cubana celebró su día con disímiles aportes a la preservación medioambiental, apostando por mejorar la salud humana y el desarrollo agrario, ganadero y técnico.

Instituida en 1990, la fecha del 15 de enero como Día de la Ciencia rinde homenaje a una frase del líder de la Revolución cubana Fidel Castro, quien vaticinó apenas un año después del triunfo de 1959 que "El futuro de nuestra patria tiene que ser, necesariamente, un futuro de hombres de ciencia, de hombres de pensamiento".

Desde entonces esta rama ha tenido un desarrollo vertiginoso en Cuba, hecho que la propia comunidad científica califica además como algo precoz. Solo en biotecnología, explican, la arrancada fue a principios de los años 80, cuando apenas surgían las primeras empresas de este tipo en los Estados Unidos y diez años antes de que hubiese un ascenso similar en Europa.

Con una mirada de largo alcance surgió el Polo científico, integrado en la actualidad por más de 30 instituciones, con un fuerte potencial científico-técnico, según recientes datos oficiales.

Esas entidades cuentan con unos siete mil profesionales, muchos de ellos con títulos de maestros en ciencias y doctores. Profesionales que han logrado la producción de biofármacos y vacunas que se exportan hoy a los cinco continentes.

La lista de productos elaborados en la actualidad con técnicas biotecnológicas es voluminosa, y para traer los ejemplos a la actualidad, hace solo unos días, un equipo multidisciplinario de investigadores anunció la puesta en marcha del siguiente paso de un ensayo clínico que ya presenta resultados alentadores en las primeras etapas de la farmacología experimental.

Se trata de un candidato a fármaco para reducir la talla del infarto de miocardio, seguro y eficaz para revertir esos episodios, justo en una sociedad en la cual la primera causa de muerte son las enfermedades cardiovasculares, explicó a la prensa Jorge Berlanga, líder del estudio, el mismo en concebir con anterioridad el Heberprot P, el único fármaco mundial diseñado para el tratamiento del pie diabético, con validación en varios países.

El 2015 fue el año además de poner en circulación en el mercado el HeberNasvac, una vacuna terapéutica contra la Hepatitis B crónica, así como el perfeccionamiento del Kit diagnóstico Umelisa 170 H Progesterona para el pesquisaje de la Hiperplasia Suprarrenal Congénita.

Pero también de la consolidación en el mercado de otros productos indispensables para la agricultura, como los biofertilizantes, destinados a mejorar y proteger suelos, así como incrementar los rendimientos.

Tales resultados en esta disciplina, a juicio de los especialistas, no es solamente el crecimiento de esa actividad, sino, además, de un crecimiento de las conexiones entre la ciencia y la sociedad.

Y esta relación con el transcurso de los años, ha propiciado obtener logros palpables.

Por solo mencionar algunas pinceladas, cualquier niño cubano desde que nace es inmunizado contra 13 enfermedades, con fármacos, la mayoría, elaborados en la isla.

La tasa de mortalidad infantil, que evalúa el índice de desarrollo humano, cerró por octavo año consecutivo por debajo de cinco, en este caso en 4,3 por cada mil nacidos vivos.

Otro dato de relevancia es el de mortalidad del menor de cinco años, que cerró el 2015 con 5,7 por cada mil nacidos vivos y se mantiene por cuarto año consecutivo con cifras por debajo de seis.

Según analistas, el aporte de Cuba a la salud no solo se puede apreciar en la población de la isla, sino que va más allá de las fronteras nacionales.

En el año recién concluido la isla se convirtió en el primer país en eliminar la transmisión madre a hijo de VIH-sida y sífilis.

Hecho, en opinión de expertos, que traza la ruta para alcanzar otras metas: buscar generaciones libres de esa enfermedad, que puso en vilo al mundo tras su llegada en la década de los años 80 del pasado siglo y que padecen aún millones de personas en el planeta.

Cuba es ejemplo de cómo se pueden lograr nuevas generaciones sin VIH, afirmó el director ejecutivo de ONUSIDA, Michel Sidibé, quien visitó la isla para conocer de cerca lo que se hace en este campo.

Lo ha demostrado y lo logrará, pues su premisa fundamental es poner en el centro al ser humano y esa es la fuerza para transformar la salud de las personas, añadió.

A la par, el nombre de la isla se puso en lo más alto en otro tema de trascendencia global. Una brigada médica regresó tras varios meses de trabajo en África occidental para poner fin a la epidemia del ébola, que azota ese continente desde fines de 2014.

En su bregar solidario, una vez más, Cuba ofrecía sus experiencias en aspectos como el trabajo en zonas de desastres naturales y epidemiológicos, y en misiones de colaboración médica.

Protección Medioambiental versus cambio climático

La ciencia cubana paralelo a los avances en salud centra su mirada además en la protección medioambiental, con estudios destinados a frenar las consecuencias del cambio climático en esferas como la meteorología, la hidrografía, la sismología, y oceanografía, entre otras.

Un equipo multidisciplinario evalúa el impacto del fenómeno y existen ya evidencias científicas las cuales apuntan que nuestro clima es hoy más cálido y extremo.

Pero también otras investigaciones ya demuestran como el cambio climático afecta al desarrollo sostenible, pues existen pérdidas de biodiversidad y reducción de áreas forestales, así como afectación en los manglares y sistemas costeros.

También el gobierno presta atención a los estudios de peligro, vulnerabilidad y riesgos por desastres.

Minimizar los riesgos es prioridad en Cuba, dijo en un encuentro con especialistas en esa esfera el General de División Ramón Pardo Guerra, Jefe del Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil, tras destacar cómo la isla es una referencia para Latinoamérica y el Caribe en la reducción de riesgos por desastres.

*La autora es la jefa de la redacción de Ciencia y técnica de Prensa Latina.