Minrex / Cuba Hoy.- El Papa Francisco y el Kirill, Patriarca de la Iglesia Ortodoxa de Moscú inician la histórica reunión en Cuba, que tiende un primer puente entre ambas instituciones religiosas. Ambos se saludaron afectuosamente antes de comenzar las conversaciones en el Salón de Protocolo de la Terminal 1 del Aereopuerto José Martí, de La Habana. El General de Ejército y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Raúl Castro Ruz, recibió al Papa Francisco en la pista de aterrizaje.


Nunca los antecesores de estas autoridades religiosas han intercambiado, de ahí la importancia del hecho inédito, en el que La Habana sirve como anfitriona.

Francisco y Kirill, comprometidos con la unidad del cristianismo

Lissett Izquierdo y Jorge Legañoa - Foto: Marcelino Vázquez Hernández (ACN) - La Habana, 12 feb (ACN) El Papa Francisco y el Patriarca Kirill firmaron, en esta capital, una declaración conjunta que busca que las dos iglesias trabajen juntas para que la vida humana se respete en todo el mundo.

En presencia del presidente cubano, General de Ejército Raúl Castro Ruz, los líderes de la Iglesia Católica y Ortodoxa Rusa coincidieron en la voluntad de avanzar en las relaciones bilaterales, en favor de la unidad de todos los cristianos.

El Primado de la Iglesia Ortodoxa Rusa afirmó en sus breves declaraciones que durante dos horas Su Santidad Francisco y él, tuvieron una discusión abierta con pleno reconocimiento de la necesidad de trabajar juntos por el futuro del cristianismo y de la civilización humana.

Kirill subrayó que fue una conversación con mucho contenido que brindó la oportunidad de entender las posiciones de uno y otro, después de tantos años de desencuentros tras el cisma cristiano de 1054.

Agregó que los resultados de la conversación aseguran que las dos iglesias pueden cooperar para proteger a los cristianos en todas las latitudes.

Hablamos como hermanos, claramente, y sin medias palabras, aseguró el Papa Francisco, quien dijo que en la reunión intercambiaron sobre sus iglesias y coincidieron en que la unidad se hace caminando.

Agradezco la humildad del Patriarca Kirill, su benévola acogida y buenos deseos de unión; hemos salido con iniciativas que creo son viables, aseguró.

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También expresó gratitud a la mayor de las Antillas, “al gran pueblo cubano y a su presidente Raúl Castro, por su disponibilidad”, y dijo que si continúan así, “Cuba será la capital de la unidad”.

La declaración conjunta recoge 30 puntos de interés para las dos Iglesias y subraya que los Primados esperan que el encuentro de hoy contribuya a la obtención del acercamiento y que inspire a los cristianos.

El mundo espera de nosotros no solo palabras, sino las acciones y que sea un signo de esperanza para todas las personas de buena voluntad, recoge el texto firmado por el Patriarca Kirill y el Papa Francisco.

Los dignatarios destacan en el documento que dirigirán su atención principalmente hacia aquellas regiones donde los cristianos están sometidos a persecución y llamaron a la comunidad internacional a tomar medidas inmediatas para evitar un mayor desplazamiento de los cristianos de Medio Oriente.

Esperamos que nuestro encuentro contribuya a la reconciliación donde hay tensiones entre los greco-católicos y los ortodoxos, apuntaron.

El Papa Francisco y el Patriarca Kirill sostuvieron en esta capital por más de dos horas una reunión privada histórica, sin precedentes, que concluyó con la rúbrica del documento conjunto considerado ya, como trascendental para la paz.

Tras casi 20 años de negociarse un posible encuentro entre el entonces Patriarca Alexis II y el Papa Juan Pablo II, en Austria, hoy, Kirill y el pontífice latinoamericano son los protagonistas de una inédita reunión.

El Papa y el patriarca ruso inician en Cuba la reconciliación de católicos y ortodoxos

Es la primera reunión en la historia de los líderes de ambas Iglesias, separadas en 1054

Pablo Ordaz - EL PAIS

La sala de espera de un aeropuerto lejano. Tras un milenio de desencuentros, el papa de la Iglesia católica y el patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa —conscientes ambos del poder de los símbolos— decidieron que su abrazo histórico se produjese en un lugar abonado por la alegría de los reencuentros y la tristeza de las despedidas. En el aeropuerto de La Habana, y con Raúl Castro de testigo, Francisco y Cirilo pusieron la primera piedra para conjurar las diferencias entre católicos y ortodoxos iniciadas en el siglo IV y que desembocaron en el cisma de 1054.

Además de limar las viejas rencillas, el Papa y el Patriarca tienen un motivo urgente para trabajar juntos: la brutal persecución, casi un genocidio, que sufren los cristianos en Oriente Medio y el norte de África requiere que tanto Francisco como Cirilo utilicen su gran influencia política a favor de la estabilidad en la zona.

Por eso la declaración conjunta que puso fin al encuentro de La Habana insta a la comunidad internacional “a tomar medidas inmediatas para evitar un mayor desplazamiento de los cristianos de Oriente Medio. Levantando nuestras voces en defensa de los cristianos perseguidos, también nos solidarizamos con el sufrimiento de seguidores de otras tradiciones religiosas, que se han convertido en víctimas de la guerra civil, el caos y la violencia terrorista”, indica el texto. “En Siria e Irak esta violencia se ha cobrado miles de vidas, dejando sin hogar y medios de vida a millones de personas. Hacemos un llamamiento a la comunidad internacional a unirse para poner fin a la violencia y al terrorismo y al mismo tiempo, a través del diálogo, contribuir a la pronta obtención de la paz civil”.

El éxito del encuentro fue mimado por ambas partes hasta casi la paranoia. El mejor ejemplo es que el texto de la declaración conjunta fue guardado por los responsables del Vaticano bajo un cofre con siete cerrojos por temor a que una filtración —fortuita o mal intencionada— pudiese dar al traste con el encuentro. Es costumbre de la sala de prensa del Vaticano facilitar la labor de los periodistas anticipándoles los discursos del Papa con el compromiso de no hacerlos públicos hasta el momento de ser pronunciados.

Sin embargo, con la declaración conjunta se prefirió no arriesgar. No en vano, ya en los tiempos de Juan Pablo II y Alejo II también se llegó a hablar de un encuentro inminente en un país neutral que, finalmente, no se celebró. Bien es cierto que tanto el talante de Francisco como el de su “hermano Cirilo” —así lo llamó este viernes durante el vuelo papal— han logrado blindar el encuentro. De hecho, ya en 2014, Jorge Mario Bergoglio desveló durante su visita a Turquía que las negociaciones iban por buen camino: “Le he hecho saber [al patriarca ruso], y él también está de acuerdo, la voluntad de que nos reunamos. Le he dicho: yo voy a donde tú quieras: tú me llamas, y yo voy. Y él tiene la misma intención. Los dos queremos reunirnos, y queremos caminar hacia delante”.

El patriarca ruso llegó a La Habana el jueves y, como sucedió la tarde de este viernes con Francisco, fue recibido por Raúl Castro. También el presidente de Cuba contribuyó a que el recibimiento fuese idéntico para los dos líderes. Hasta su encuentro en el aeropuerto José Martí se programó de tal manera que los dos líderes religiosos entrasen “contemporáneamente” —según se lee en el programa oficial elaborado por el Vaticano— en la sala, acompañado Cirilo por el metropolita Hilarión, el actual responsable del diálogo con los católicos, y Francisco por el cardenal Kurt Koch.

Católicos y ortodoxos

Las viejas diferencias entre católicos y ortodoxos se acrecentaron al desaparecer la Unión Soviética y, de hecho, Juan Pablo II murió sin poder realizar su anhelada visita a Rusia por sus desencuentros con Alejo II. Aunque esa desconfianza extrema ha desaparecido entre Francisco y Cirilo, el patriarca sí estableció una “línea roja” para aceptar el encuentro: que la reunión no se celebrara en Europa por ser “el continente donde sucedieron los acontecimientos que causaron la trágica división de los cristianos entre Oriente y Occidente, y porque Europa está relacionada con la memoria de muchos lamentables sucesos”.

De ahí que, aprovechando el origen latinoamericano de Bergoglio, se escogiera una “región donde la cristiandad se desarrolla de forma dinámica”. Cuba reunía todas las ventajas. Por una parte, y como Cirilo destacó nada más llegar, “existe una larga relación de cooperación y amistad” entre la isla y Rusia. Por otra, Francisco y Castro construyeron durante meses, junto a Barack Obama, una alianza que remató con el anuncio del acercamiento de EE UU y Cuba. En pocos meses, Castro se ha convertido en el anfitrión de un abrazo esperado casi mil años entre católicos y ortodoxos. No se sabe si por la intercesión del Che o por la de la Virgen de la Caridad del Cobre, la historia se escribió esta tarde en una sala de espera de un aeropuerto lejano. Y al abrazarse el Papa le dijo a Cirilo: “Finalmente. Somos hermanos”.

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