Raúl y Kirill en el Palacio de la Revolución. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate

Cuba Hoy.- ¡Viva Cuba! expresó el Patriarca Kirill al recibir la Orden José Martí, de manos de Raúl Castro. La Orden José Martí, máxima condecoración que otorga el Estado cubano, es concedida al Patriarca Kirill en ceremonia presidida por el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros Raúl Castro Ruz, en el Palacio de la Revolución, en La Habana.


Homero Acosta, secretario del Consejo de Estado destaca en sus palabras la excelente relación existente entre Cuba y Rusia, que está basada en profundos lazos de amistad y respeto. Resaltó en este sentido el papel de la Iglesia Ortodoxa rusa, quien ha sabido contribuir la difusión de los mejores valores.

En sus palabras de agradecimiento el Patriarca de Moscú y Toda Rusia rememoró al líder de la Revolución cubana Fidel Castro en su visita a la antigua URSS y, en español, como agradecimiento al pueblo cubano y al Presidente Raúl, dijo al culminar: Viva Cuba.

¡Viva Cuba!, agradeció el Patriarca Kirill la Orden José Martí

Jorge Legañoa Alonso

La Habana, 13 (ACN) Por su especial contribución a la relación entre los pueblos cubano y ruso y sus méritos como líder religioso, el General de Ejército Raúl Castro Ruz, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, impuso la Orden José Martí a Su Santidad Kirill, Patriarca de Moscú y de Toda Rusia.

Al agradecer la condecoración que se le impusiera, el Patriarca recordó la frase que aprendió en español y que gritó en su adolescencia, en Leningrado, al paso de la caravana del líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro y con esas palabras concluyó: ¡Viva Cuba!.

En el Palacio de la Revolución, el líder religioso ruso dijo que es una gran condecoración para los modestos esfuerzos que ha realizado en favor de los fraternales vínculos entre los dos países.

Su Santidad destacó que las relaciones entre Rusia y Cuba tienen raíces históricas, pero en la segunda mitad del siglo XX se convirtieron en muy especiales.

Sabemos con cuanta valentía trabajaron los soviéticos junto a los cubanos en la lucha por la justicia, subrayó.

Dijo que recibe la Orden José Martí como expresión de respeto y afecto a su país, pero consideró un deber apoyar las relaciones con la sociedad cubana y que el trabajo entre los Estados ruso y cubano vayan a niveles superiores.

Agradezco esta alta condecoración, que no es solo para mí, sino también para toda la Iglesia Ortodoxa Rusa, puntualizó, al tiempo que le expresó a Raúl que condecoró en su persona a todo el pueblo ruso que mantiene lazos de afecto por el trabajador pueblo cubano.

Homero Acosta, secretario del Consejo de Estado, al dar lectura a los méritos que hicieron al Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa merecedor de la más alta condecoración que otorga el Estado de la Isla, resaltó los excelentes vínculos entre Cuba y Rusia, basados en el respeto y la colaboración.

Apuntó que la Catedral Ortodoxa Rusa Nuestra Señora de Kazán en La Habana –empeño del compañero Fidel– se erige como un monumento digno a una Iglesia que impulsa el diálogo, la paz y el entendimiento entre los pueblos.

Acompañaron al General de Ejército Raúl Castro en la ceremonia de condecoración, los miembros del Buró Político del Partido Comunista de Cuba, Miguel Díaz-Canel, primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros; Esteban Lazo, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular y Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores.

Su Santidad Kirill arribó a Cuba en la tarde del 11 de febrero, cumplimentando una invitación del presidente cubano Raúl Castro, estancia que concluirá mañana domingo luego de que oficie la Divina Liturgia en la Catedral Ortodoxa Rusa Nuestra Señora de Kazán, en la Avenida del Puerto.

Esta es la cuarta visita de Kirill a la Isla y en repetidas ocasiones ha mostrado su afecto por el pueblo cubano.

Durante su estancia en La Habana, el Patriarca Kirill sostuvo un encuentro privado con el Papa Francisco, valorado de histórico por dejar atrás varios siglos de desavenencias entre sus iglesias y firmaron un comunicado conjunto que busca trabajar juntos por la paz en el mundo.

El papa y Kiril dan a la Cuba del deshielo un nuevo espaldarazo internacional

EFE - La Habana

Además de abrir el diálogo entre dos Iglesias separadas por un cisma milenario, el papa Francisco y el patriarca ruso Kiril han brindado a la Cuba del deshielo un nuevo espaldarazo, que se suma a la estela de éxitos diplomáticos del país caribeño en su apertura internacional.

La pregunta de por qué Cuba -un Estado que se proclamó ateo tras triunfar su Revolución y en 1991 pasó a ser laico- fue el escenario de la histórica cita de los líderes católico y ortodoxo, tuvo respuesta en la declaración que Francisco y Kiril firmaron en La Habana, donde califican a la isla como "símbolo de esperanza del Nuevo Mundo" y "encrucijada entre el Norte y el Sur, el Este y el Oeste".

"Si sigue así, Cuba será la capital de la unidad", llegó a decir el papa Francisco en el breve discurso que ofreció tras la firma de esa declaración y en el que no faltó el agradecimiento al presidente Raúl Castro por su "disponibilidad activa" para la celebración del encuentro.

La isla caribeña acogió el primer cara a cara en casi mil años entre un Obispo de Roma y un Patriarca de Moscú con el lema "Cuba, tierra de encuentro, diálogo y paz", la frase que figuraba en los carteles donde se anunció el acontecimiento.

Una idea que Raúl Castro se encargó de reforzar ayer tras despedir al papa Francisco en el aeropuerto de La Habana: "Cuba seguirá apoyando la paz. Y ahora queda lo de Colombia", dijo el presidente cubano en una espontánea declaración ante los medios de comunicación.

Y es que la isla es también el escenario y uno de los países garantes de las negociaciones de paz entre el Gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC, que comenzaron hace tres años con sede permanente en La Habana y que se encuentran en su recta final, a falta de cerrar el último punto para lograr terminar con más de cincuenta años de guerra en esa nación sudamericana.

De alguna manera, Raul Castro se está especializando como anfitrión de históricas reconciliaciones: si ayer fue quien condujo al papa a la sala donde el pontífice se encontró con Kiril y asistió al inédito abrazo entre ambos, hace unos meses hizo algo parecido con el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y el líder de las FARC, "Timochenko".

El pasado 23 de septiembre, dio la vuelta al mundo la fotografía de Raúl Castro uniendo las manos de Santos y el jefe guerrillero, en un histórico encuentro en La Habana donde el Gobierno colombiano y las FARC anunciaron un relevante acuerdo sobre la justicia que se aplicará a los responsables del conflicto y pusieron un plazo de seis meses para firmar la paz.

Y el propio presidente cubano, que en junio cumplirá 85 años, ha sido también protagonista de otra no menos histórica reconciliación: la de Cuba y Estados Unidos, que en 2015 restablecieron sus relaciones diplomáticas poniendo fin a más de cinco décadas de un contencioso nacido en la época de la Guerra Fría.

El deshielo con Estados Unidos ha disparado el interés mundial hacia Cuba, que está viviendo un momento de esplendor diplomático e inserción internacional sin precedentes.

Prueba de ello son las visitas de mandatarios, delegaciones empresariales y personalidades de todo el mundo que Cuba ha recibido desde que Raúl Castro y Barack Obama anunciaron en diciembre de 2014 su nueva era de relaciones.

Especialmente significativas fueron las visitas del papa Francisco -que actuó como mediador entre La Habana y Washington- el pasado septiembre y la del presidente de Francia, François Hollande, en mayo de 2015, cuando se convirtió en el primer mandatario de la Unión Europea en visitar Cuba en décadas.

Raúl Castro devolvió el gesto a Hollande a primeros de febrero, con una visita de Estado a Francia durante la que el presidente cubano fue recibido al más alto nivel y que confirmó el fuerte impulso en las relaciones bilaterales entre La Habana y París.

Francia se perfila así como socio de referencia de Cuba en Europa, en un momento en que la isla y la Unión Europea están a punto de cerrar un Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación tras décadas de frialdad diplomática por la llamada "posición común", que ha condicionado las relaciones entre La Habana y Bruselas a avances democráticos en la nación caribeña.

Expresión de respeto y afecto

Palabras de Homero Acosta Álvarez, Secretario del Consejo de Estado, en el acto de imposición de la Orden José Martí a su Santidad Kirill, Patriarca de Moscú y de Toda Rusia, en el Palacio de la Revolución, el 13 de febrero de 2016, Año 58 de la Revolución

Juventud Rebelde

(Versiones Taquigráficas - Consejo de Estado)

Su Santidad Kirill, Patriarca de Moscú y de Toda Rusia;

Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, compañero Raúl Castro Ruz;

Distinguidos representantes del Patriarcado de la Iglesia Ortodoxa Rusa;

Distinguidos invitados;

Compañeras y compañeros:

El Consejo de Estado de la República de Cuba se honra al otorgar la Orden José Martí a su Santidad Kirill, Patriarca de Moscú y de Toda Rusia.

La excelente relación existente entre Rusia y Cuba está basada en los profundos lazos de amistad y respeto mutuo entre nuestros pueblos. Un papel importante en la forja de esa relación lo ha tenido la Iglesia Ortodoxa Rusa y, en particular, su Primado, el Patriarca Kirill, quien ha sabido contribuir con su permanente labor a la difusión de los mejores valores que nos unen.

Su Santidad ha expresado ese preciado patrimonio que identifica la amistad entre rusos y cubanos desde su visita a nuestro país en 1995 como Metropolita de Smolensk y Kaliningrado. Como símbolo de los muchos años de estrecha relación, apreciamos en La Habana la Catedral Ortodoxa Rusa Nuestra Señora de Kazán. El templo, cuyos cimientos forjó junto al líder histórico de la Revolución Fidel Castro Ruz, se erige hoy como un monumento digno de una Iglesia que prestigia el diálogo, el entendimiento y el respeto entre los pueblos.

Reciba la más alta condecoración que otorga nuestra Patria, y que lleva el nombre de nuestro Héroe Nacional, José Martí, como expresión del respeto y el afecto de los cubanos a la Iglesia Ortodoxa Rusa, al pueblo de Rusia y a Su Santidad, por su especial contribución a la consolidación de las relaciones entre nuestros dos países y pueblos.

Muchas gracias (Aplausos).

En alguna medida usted condecoró a todo nuestro pueblo

Palabras de Su Santidad Kirill, Patriarca de Moscú y de Toda Rusia, al recibir la Orden José Martí, en el Palacio de la Revolución, el 13 de febrero de 2016, Año 58 de la Revolución

Juventud Rebelde

(Versiones Taquigráficas - Consejo de Estado)

Su Excelencia Señor Raúl Castro Ruz, Presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros de la República de Cuba;

Sus Excelencias, altos representantes del Gobierno de Cuba;

Sus Excelencias Reverendísimas;

Sus Excelencias miembros de la delegación de la Iglesia Ortodoxa Rusa;

Excelencia:

Quisiera agradecer en su persona a todo el pueblo cubano; un agradecimiento especial y personal a usted por valorar altamente mis labores modestas.

Las relaciones entre Rusia y Cuba tienen raíces históricas; pero en la segunda mitad del siglo XX estas relaciones se han convertido en muy especiales, y nosotros sabemos con cuánta valentía trabajaron las personas soviéticas para junto con los cubanos estar en su lucha por la justicia. Esta experiencia de cooperación y colaboración de nuestros pueblos está en nuestra memoria histórica, y se han conservado estas simpatías especiales de nuestro pueblo por el pueblo cubano.

Yo he considerado como mi deber apoyar estas relaciones en nuestra sociedad y hacer todo lo posible para que las relaciones entre nuestros Estados y pueblos estén a un nuevo nivel más alto, más activo.

Una vez más le agradezco por esta alta condecoración. Esta es la condecoración para toda la Iglesia Ortodoxa Rusa; en alguna medida usted condecoró a todo nuestro pueblo, el pueblo que mantiene una simpatía profunda hacia un pueblo trabajador y lindo.

Yo recuerdo el lema que habían pronunciado en mi niñez, en mi adolescencia, mis coetáneos en las calles del entonces Leningrado, precisamente, cuando nos habían visitado los huéspedes de Cuba, en especial el líder histórico del país, Fidel Castro, y con estas palabras quisiera terminar mi agradecimiento a usted y al pueblo cubano:

¡Viva Cuba! (Aplausos.)

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