Una Divina Liturgia, que contó con la asistencia del presidente Raúl Castro, cerró en La Habana la visita oficial del Patriarca de Moscú y de toda Rusia a Cuba, para cuyo pueblo tiene Su Santidad venturosos augurios

Juventud Rebelde - Video: teleSUR.- En la última jornada de su visita oficial a la Isla, este domingo Su Santidad Kirill, Patriarca de Moscú y de toda Rusia, ofició la Divina Liturgia en la Catedral Ortodoxa Rusa de Nuestra Señora de Kazán, ceremonia que contó con la presencia del presidente cubano, Raúl Castro Ruz.


Desde temprano, las alegres campanadas de la iglesia confirieron una animación particular a la zona del litoral de La Habana, capital que el Patriarca ruso abandonó al mediodía de este domingo para continuar su periplo latinoamericano, que lo llevará a Paraguay y a Brasil.

Junto a Raúl Castro Ruz, asistieron a la Divina Liturgia el primer vicepresidente, Miguel Díaz-Canel Bermúdez; el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Esteban Lazo Hernández; y el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, entre otros altos dirigentes cubanos. Además de la delegación oficial que acompaña a Kirill, por la parte rusa estuvo presente en el templo el embajador en Cuba, Mijaíl Kaminin.

Una gran representación de la comunidad rusa en Cuba asistió a esta ceremonia, oficiada por Su Santidad Kirill, quien concluye este domingo su cuarta visita a la Isla, primera de carácter oficial en calidad de Patriarca de Moscú y de toda Rusia.

En medio de la Divina Liturgia, el Patriarca recordó elementos de la gestación y concreción de este templo de Nuestra Señora de Kazán en La Habana y de los lazos de esta iglesia y de Rusia con Cuba y los cubanos.

Su Santidad afirmó que oficiaba la Divina Liturgia «con un sentimiento muy particular» porque precisamente hace 45 años en esta ciudad había sido consagrada la primera parroquia, el primer templo de la Iglesia Ortodoxa Rusa.

El Patriarca recordó su visita a Cuba en 1998 para tratar con las autoridades de la Isla la apertura de la parroquia rusa. Dijo que las autoridades escucharon la solicitud y que fue tomada la decisión de enviar a Cuba a un sacerdote de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Desde el 2001, refirió, permanece en La Habana un sacerdote de la Iglesia Ortodoxa Rusa, pero había la necesidad de construir un templo.

Kirill dijo que en 2004 regresó a Cuba y se reunió con el Comandante Fidel Castro, a quien pidió apoyo para construir el templo. «Conversé largo tiempo con el Comandante, le conté sobre la Iglesia Ortodoxa Rusa y su papel en la vida de nuestra patria. Fidel me hizo muchas preguntas y el final de la conversación fue maravilloso: “Estaría muy feliz que se construya un templo de la Iglesia Ortodoxa Rusa en La Habana”, dijo el Comandante».

Kirill recordó que Fidel Castro encargó a las autoridades de La Habana mostrarle un mapa para que él escogiera el sitio de emplazamiento, acción para la que fue auxiliado por Eusebio Leal, historiador de la ciudad.

El Patriarca comentó anécdotas de cuando colocó la primera piedra y detalló que, al oficiar su primera Divina Liturgia en la Isla, en las primeras filas estaban las autoridades cubanas, lo que lo hizo augurar «un futuro muy grande para este país».

Su Santidad rememoró la voluntad del Estado cubano de asumir la construcción del templo. «En el 2008 tuve el placer de consagrar este templo y en ese oficio divino fue apreciado por Raúl y el cardenal (de la Iglesia Católica) Jaime Ortega», señaló.

Kirill comentó su alegría por el desarrollo de la vida del pueblo cubano, la aparición de nuevos modelos de agricultura y el alto nivel de relaciones entre el Estado Cubano y la Iglesia Católica Romana.

Además, reveló públicamente a Raúl Castro: «Voy a seguir rezando por Cuba, por usted personalmente y por su hermano Fidel, por el pueblo cubano y por los cristianos cubanos».

A sazón de la consagración de la Catedral, en octubre de 2008, Fidel Castro escribió en una de sus Reflexiones que La Habana se enriquecía con un templo de la «prestigiosa Iglesia Ortodoxa Rusa» y recordó que, cuando la URSS se desintegró, el imperialismo no tuvo en ella un aliado.

En el área de la iglesia se colocó tierra del lugar donde que reposan, en las afueras de La Habana, los restos de 69 soldados soviéticos que murieron en Cuba durante las décadas en que prestaron en la Isla servicios internacionalistas.

En la etapa de la llamada Crisis de los Misiles —conocida en Cuba como Crisis de Octubre— estaban en Cuba 42 000 soldados soviéticos para apoyar la defensa de la Isla ante una eventual invasión estadounidense que, tras la victoria de los cubanos en Girón sobre los mercenarios, vendría seguramente de la propia Armada de Estados Unidos. Las tensas negociaciones de entonces evitaron tal desenlace.

Cuba financió el grueso de la construcción de la Catedral Ortodoxa Rusa de Nuestra Señora de Kazán como gesto de agradecimiento a la sostenida solidaridad recibida desde Moscú. Especialistas de una y otra parte colaboraron para la feliz culminación del proyecto.

Por el apoyo a la construcción del templo, la Iglesia Ortodoxa Rusa confirió en su momento la Orden de Honor y Gloria a Fidel Castro y la Orden Príncipe Danilo de la Buena Fe de Primer Grado, a Raúl Castro.

Entre los hitos de la cuarta estancia de Kirill en Cuba se destaca el histórico encuentro con Su Santidad Francisco, Jefe de la Iglesia Católica, sellado con una Declaración conjunta de 30 puntos que mostró al mundo la preocupación de las dos altas autoridades del cristianismo sobre los problemas mundiales y la integridad física y espiritual de sus fieles, perseguidos en varias zonas asoladas por el terrorismo.

Durante su visita oficial, Kirill recibió de manos de Raúl Castro la Orden José Martí, la más alta que confiere el Estado cubano, por su gran contribución al desarrollo de las relaciones entre rusos y cubanos. Además, Su Santidad sostuvo un fraternal encuentro con el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, rindió homenaje a los soldados internacionalistas soviéticos caídos en Cuba y visitó la escuela de enseñanza especial Solidaridad con Panamá, dedicada a brindar una atención integral a niños y adolescentes discapacitados.

Queremos que los humanos aprendan a vivir en paz, afirma Kirill

Lissett Izquierdo y Jorge Legañoa

La Habana, (ACN) Queremos que los seres humanos aprendan a vivir en paz, aseguró hoy, en esta capital, el Patriarca Kirill de Moscú y de Toda Rusia, durante la Divina Liturgia que celebró en presencia del General de Ejército Raúl Castro Ruz, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros.

Yo seguiré estando por Cuba, por ustedes, como su hermano y por el pueblo cubano, sentenció el Primado ruso en la Catedral Ortodoxa Rusa Nuestra Señora de Kazán.

Kirill subrayó que el Señor requiere de nosotros cambios constantes y que en Cuba utilizaría otras palabras para decirlo: “se requiere de cada uno de nosotros ser revolucionarios”.

A una revolución interna, llamó Su Santidad, y agregó que es necesaria una revisión de nuestra vida y hacerlo con valentía.

De acontecimiento en la historia del cristianismo calificó Kirill la reunión que sostuvo el viernes en La Habana con el Papa Francisco, Obispo de Roma.

A pesar de diferencias teológicas entre las dos iglesias, dijo: "patentizamos la responsabilidad conjunta con lo que está sucediendo en el mundo y para que reine la paz en el planeta".

Queremos que los seres humanos, con sus diferencias políticas y económicas, aprendan a vivir en paz; es una imagen ideal el vivir en paz, pero si no hay ideales, no hay valores, aseguró el Patriarca Kirill.

“Esperamos que el mundo nos oiga, pido a todos que recen por ese objetivo”, pidió.

Tuvo palabras de elogio para Cuba del cual señaló “es un país heroico”, y lo que sucedió en el aeropuerto José Martí, cuando por primera vez en la historia se reunieron un Papa y un Patriarca ruso, da un valor extraordinario a esta “Isla de Libertad”.

En la Catedra Ortodoxa Rusa celebró la Divina Liturgia con un sentimiento muy especial, pues hace ocho años fue consagrada como Nuestra Señora de Kazán, la primera en América Latina.

Dijo que las autoridades cubanas escucharon su solicitud de construir el templo y fue tomada la decisión de enviar a la Isla un sacerdote ortodoxo ruso, quien desde el año 2001 permanece en esa institución religiosa.

El Patriarca Kirill recordó su reunión con el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, a quien pidió apoyo para construir este templo que se inauguró en 2008.

Rememoró que el historiador de la ciudad, Eusebio Leal, le aconsejó donde ubicar la iglesia y Kirill se comprometió a estar en Cuba para poner la primera piedra.

Me impresionó la multitud de personas en la consagración de la Catedral en 2008 y ver en las primeras filas a las autoridades cubanas y destacó en sus palabras ese noble gesto.

Afirmó que se alegra mucho por el desarrollo del pueblo cubano, el nuevo modelo de la economía y se refirió en especial a la agricultura.

Estamos contentos por el alto nivel de las relaciones entre el Estado antillano y la Iglesia Ortodoxa Rusa, agradeció Su Santidad, al asegurar estar convencido de que esos vínculos pueden contribuir a unir aún más a los pueblos cubano y ruso.

El Patriarca deseó salud y prosperidad al pueblo de la Isla, en presencia del presidente Raúl –al igual que lo hiciera en 2008 durante la consagración de ese templo– así como también los miembros del Buró Político del Partido Comunista de Cuba, Miguel Díaz-Canel, primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros; Esteban Lazo, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, y Mercedes López Acea, primera secretaria del Partido en la capital.

En ruso antiguo se escucharon las letanías de la paz, la lectura de la Santa Escritura del Apóstol y el protodiácono recitó el Evangelio en el centro del templo.

Acompañaron el oficio divino las melodías sacras en las voces del Coro del Clero de la Eparquía de Moscú, que forma parte de la delegación de Su Santidad en esta cuarta visita a la nación antillana.

Asistieron también a la Divina Liturgia representantes de diversas iglesias cristianas del país, entre ellos el Cardenal Jaime Ortega Alamino, Arzobispo de La Habana, y una multitud de fieles de esa religión, que agrupa en el mundo a millones de feligreses.

La obra del Patriarca ha estado estrechamente vinculada al restablecimiento y fortalecimiento del culto ortodoxo ruso en Cuba.

Enclavada en el Centro Histórico de la ciudad de La Habana, la Catedral Ortodoxa Rusa Nuestra Señora de Kazán, se ha erigido en monumento a las relaciones de amistad y solidaridad cubano-rusas.

Con la Divina Liturgia de esta mañana, Su Santidad concluyó sus actividades en Cuba, de donde partirá poco después del mediodía de hoy rumbo a Paraguay, para continuar su gira latinoamericana.

Durante su estancia de cuatro días en la Isla, el Patriarca Kirill realizó una visita de cortesía a Fidel Castro, sostuvo conversaciones oficiales con el presidente Raúl Castro, recibió la Orden José Martí, máxima condecoración que otorga el Estado cubano, rindió homenaje al Héroe Nacional en el Memorial de la Plaza de la Revolución y depositó flores en el Mausoleo al Soldado Internacionalista Soviético.

Una las actividades más importantes de la visita de Kirill a Cuba fue el encuentro que sostuviera el viernes con el Papa Francisco en el aeropuerto internacional de La Habana, primero de los máximos líderes de las iglesias Católica y Ortodoxa Rusa en la historia, que concluyó con la firma de un comunicado conjunto en el que se comprometen a trabajar por la paz en el mundo.

Consideró Kirill un deber fortalecer los nexos entre Cuba y Rusia

Lissett Izquierdo Ferrer

La Habana, 13 feb (ACN) Con la Orden José Martí, la más alta condecoración que otorga el Estado antillano, fue distinguido hoy en esta capital el Patriarca Kirill de Moscú y de Toda Rusia, quien consideró un deber llevar a niveles superiores las relaciones entre su país y Cuba.

El General de Ejército Raúl Castro Ruz, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, impuso el reconocimiento al líder de la Iglesia Ortodoxa Rusa, por su especial contribución a los vínculos de ambos pueblos y sus méritos como mandatario religioso.

Con un “¡Viva Cuba!” en español agradeció el Patriarca la distinción, y destacó que las relaciones entre Rusia y Cuba tienen raíces históricas que se convirtieron en muy especiales en la segunda mitad del siglo XX.

Durante su tercer día de estancia oficial en la Isla, Su Santidad colocó una ofrenda floral en el Mausoleo al Soldado Internacionalista Soviético donde descansan los restos de más de 60 combatientes de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), caídos en el cumplimiento del deber en territorio cubano.

Kirill oró por unos instantes ante la llama eterna mientras un coro religioso entonó cánticos de alabanza en ese simbólico lugar, visitado por el Patriarca en 2008 durante su anterior viaje a la nación cubana como Metropolita de Smolensk y Kaliningrado y presidente del Departamento de Relaciones Eclesiásticas Exteriores del Patriarcado de Moscú.

El líder de la Iglesia Ortodoxa Rusa también recorrió la escuela Solidaridad con Panamá, inaugurada en La Habana en 1989 por el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, para atender a niños con limitaciones físico-motoras.

Tras recorrer las aulas, talleres y laboratorios de computación del amplio plantel y disfrutar de emotivas interpretaciones musicales y bailables, protagonizadas por los pequeños, manifestó sentirse feliz y donó al centro sillones de ruedas, computadoras, juguetes y dulces.

En esta jornada de su cuarta vista a Cuba, la primera como máximo líder de la Iglesia Ortodoxa Rusa, el Patriarca asistió además en horas de la noche a un concierto de música sacra en el capitalino Teatro Martí.

Este viernes Su Santidad Kirill y el Papa Francisco fueron los protagonistas de una inédita cita, donde rubricaron un documento conjunto donde se señala la firmeza en hacer todo lo posible con vistas a superar las discrepancias históricas.

Antes de concluir mañana su vista oficial a la Isla, el Patriarca oficiará una Divina Liturgia en la Catedral Ortodoxa Rusa Nuestra Señora de Kazán, construida en La Habana como monumento a las relaciones de amistad y solidaridad cubano-rusas.

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