Rigoberto Jiménez con parte del elenco del filme Café Amargo

Mariateresa Hernández Martínez - ACN.- Tras su exhibición en el pasado Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana (2015), Café amargo, ópera prima del reconocido documentalista Rigoberto Jiménez, se estrena por estos días en el circuito de salas del país.


La historia de Gelasia, Lola, Pepa y Cira Garlobo, cuatro hermanas que viven solas en un cafetal en medio de la Sierra Maestra, es el pretexto del cineasta para acercarse nuevamente al territorio, esta vez desde la ficción.

Jiménez trabajó por 14 años en la Televisión Serrana, lugar donde realizó la mayoría de sus documentales, con los cuales ha recibido premios en festivales de cine y otros eventos importantes.

Sobre su más reciente filme, que aborda los desafíos de ser mujer en la mayor elevación montañosa de Cuba, el realizador conversó en exclusiva para la Agencia Cubana de Noticias.

–¿Cuáles son los conflictos esenciales de Café Amargo?

–La película tiene como antecedente un documental que hice para la Televisión Serrana, llamado Las cuatro hermanas (1998). Basándome en la historia de aquellos personajes reales pensé que se podía hacer un relato de ficción y así comenzó un largo proceso, que fue desde el rodaje hace tres años hasta el 2015, cuando pudimos terminarla.

“Cuenta la vida de cuatro hermanas que viven solas en una finca en medio de la Sierra, alejadas de cualquier tipo de relación con la sociedad y con los hombres. Ellas tienen la misión de cuidar su patrimonio familiar y una educación de imposición moral muy fuerte.

“La cinta está narrada en dos tiempos, la juventud de estas mujeres, ambientada a finales de las década de los años ‘50 y la vejez, en los ‘90 del pasado siglo. El conflicto se desarrolla fundamentalmente a partir de la llegada a la casa, por casualidad, de un personaje masculino”.

–¿Por qué Café Amargo?

–Porque gira también alrededor de la producción de café. Estas hermanas viven en un intrincado cafetal de la Sierra; lo de amargo se lo pone la historia de los personajes.

“La película tuvo otro título de producción, con el cual estábamos un poco inconformes; se llamaba Al borde del río. Entonces el músico con que trabajé, Juan Piñeira, nos sugirió el nombre actual, que nos gustó mucho”.

–¿Quiénes conforman el elenco?

–Para la etapa de la juventud trabajé con cuatro actrices granmenses: Yudexi de la Torre, Yunia Jerez, Janet Batista y Venecia Lanz, quienes solo habían hecho teatro pero se sometieron a un largo proceso de preparación. Tuvieron un período de adaptación a la Sierra, vivieron allá, conocieron a los campesinos, porque tenían que trabajar en el campo, cocinar en fogones de leña, montar a caballo, andar con machetes, y ese tipo de cosas debían hacerse de forma natural.

“La segunda parte de la película la protagonizan Coralia Veloz, Adela Legrá, Oneida Hernández y Mirelys Echenique, quien es también de Bayamo. Del elenco masculino están el joven Carlos Alberto Méndez y Raúl Capote.

“Estoy muy satisfecho con el trabajo de todos y tengo mucho interés en que se vea el papel de las jóvenes actrices, que considero de mucho mérito, porque provienen de provincia, totalmente desconocidas, y en ellas se sustenta la base de la historia”.

– ¿Fue su intención abordar el conflicto femenino y de corte social desde una perspectiva de género?

–No hubo un interés marcado en hacer una película con un enfoque de género, pero necesariamente la historia va por ahí. No es solo una película sobre el mundo femenino, sino sobre las decisiones que tomamos los seres humanos, y cómo estas influyen en la aceptación o el rechazo de la sociedad.

“Tiene un punto de vista de género intrínseco, que considero también importante porque  si es muy difícil la vida en la Sierra para cualquiera, lo es mucho más para las mujeres”.

–¿Por qué vuelves a la Sierra Maestra para hacer tu película de ficción?

–Nací y me crié allí, y cuando todavía no pensaba  dedicarme al audiovisual,  siempre tuve de alguna forma el interés por lo que me rodeaba.

“Al terminar la universidad en el año ‘93, en pleno Período Especial, salió una convocatoria para integrar la Televisión Serrana y  fui admitido.

“Estuve 14 años trabajando en la Sierra y aunque ahora llevo la Cátedra de Televisión y Nuevos Medios en la Escuela Internacional de Cine y Televisión, siempre vuelvo a ese lugar al que me debo”.

–Café Amargo es tu primera experiencia como realizador independiente ¿cómo la describirías?

–Diría que bastante accidentada, aunque el guión, de Arturo Arango y Xenia Rivery fue premio en Haciendo cine en la Muestra Joven y por ahí obtuvimos un poco de recursos.

“También recibimos apoyo del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), de la Escuela Internacional de Cine, de la Televisión Serrana y del Centro Martin Luther King, pero esos respaldos resultaron insuficientes porque la producción implicaba grandes retos: filmar en la Sierra Maestra, reconstruir la época, el vestuario, el traslado de gran parte del equipo desde La Habana, a veces en condiciones climatológicas adversas. 

“Lo más difícil en la producción independiente es no tener mecanismos jurídicos para una identidad propia y cuando legalmente no puedes hacer las cosas, prácticamente no existes.

“ Si consigues dinero, la mayoría de las veces no tienes una cuenta donde ingresarlo, y es muy difícil gestionar los permisos de filmación. Sii además no estás rodando en La Habana, peor. Esas cuestiones resienten mucho el proceso de producción del filme.

“Fue complejo, pero nos ayudó el contar con un equipo bien enamorado de la historia y pese a las dificultades, la lluvia, y no poseer todas las condiciones disponibles, la terminamos”.

Cuba apuesta al cine de género con el estreno de "Bailando con Margot"

La Habana, 25 feb (EFE).- La cinta "Bailando con Margot", que llegará a las salas de toda Cuba a partir del 3 de marzo, es el nuevo intento con que la industria fílmica de la isla apuesta por el cine de género, una asignatura aún pendiente en la producción cinematográfica nacional.

La ópera prima del realizador cubano Arturo Santana, muy conocido en el ámbito del corto y el vídeo clip locales, puede considerarse una superproducción para los estándares del país caribeño

La cinta, según Santana, cuenta una "historia de detectives a la cubana", ambientada en la primera mitad del siglo XX.

El director precisó hoy, en una conferencia de prensa, que hacer esta cinta le permite devolver al cine todo lo que le ha dado y citó claras referencias al "noir" estadounidense y al "cine mexicano de la década de 1940".

"Para mí, esta película es un claro ejemplo del llamado 'neo noir', por la confluencia de géneros. Intenté hacer este tipo de cine por su rica visualidad, sus posibilidades dramatúrgicas, al tiempo que me preguntaba por qué la industria cubana prescinde de este tipo de cine, estéticamente tan elevado", señaló Santana.

Según el realizador, el calificativo de "neo noir" se corresponde con el "constante cruce de géneros" como el deportivo, el musical y "el gangsteril" en el filme.

En "Bailando con Margot" la trama comienza un 31 de diciembre de 1958, fecha significativa para los cubanos porque fue el último día en el poder de Fulgencio Batista y la víspera del triunfo de la Revolución liderada por Fidel Castro.

A partir del robo de una pintura en casa de una viuda de la alta sociedad habanera, interpretada por la veterana Mirtha Ibarra ("Fresa y Chocolate"), la investigación de un detective modelado como un "Humphrey Bogart cubano" (Edwin Fernández) descubre pistas que llevan la historia una y otra vez al pasado en busca de explicaciones.

Los jóvenes Yenisse Soria y Niu Ventura completan el elenco interpretativo del filme, que además cuenta con la música del compositor cubano Rembert Egües, responsable de la banda sonora de "Patakín", uno de los primeros musicales del cine cubano después de 1959, y los dos filmes animados de "Vampiros en La Habana".

"Bailando con Margot", coproducción entre la venezolana Fundación Villa del Cine y el estatal Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), será estrenada en salas de todo el territorio cubano y formará parte importante del programa con que el Icaic celebrará su 57 aniversario el próximo 24 de marzo.

Las películas "de género" todavía son escasas en la filmografía cubana, centrada generalmente en la crítica social y que alcanzó prestigio a inicios de la década de 1960 de la mano de directores como Tomás Gutiérrez Alea, "Titón", Humberto Solás y el documentalista Santiago Álvarez.

Las recientes "Juan de los Muertos", la primera película cubana de zombies, el musical "Irremediablemente juntos" y la gangsteril "Omertá" resaltan entre los pocos ejemplos del llamado "cine de género" en la isla caribeña.

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