Por René Vázquez Díaz*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.- A quienes le tienen miedo a la mezcla de culturas.
Las grandes obras filosóficas, científicas y literarias de la Grecia antigua se difundieron en Europa gracias a traducciones de judíos españoles que vivían bajo la dominación árabe. Sin esos aportes judíos, no hubiera habido Renacimiento.Pero hablemos de comida “europea”. Es absurdo imaginarse una Europa sin limones, naranjas, mandarinas o melocotones. Los limones, las naranjas y las mandarinas fueron introducidas por los árabes de Andalucía. Los melocotones provienen de China pero llegaron a Europa después de que los persas los cultivaran durante siglos.
La patata¹ es una inmigrante inca nacida en Los Andes, que durante muchos años no tuvo pasaporte. ¿Por qué la patata, esa extraña, tuvo que quedarse en Europa?
El tomate no es ni siquiera italiano (una Italia sin tomates es impensable) sino un mexicano errante cuyo verdadero nombre es tomatl².
Lo mismo pasa con el cacao, otro mexicano que nos ha conquistado.
¿Y por qué usamos la palabra quiosco? Eso es hablar turco, porque los quioscos no son más que turcos dolosamente integrados en la sociedad.
Hay demasiados griegos que no nos pertenecen: por ejemplo el pánico, la democracia, el teléfono, el caos y el micrófono.
En realidad la jerga de los médicos está contaminada de traición a la Patria: ellos dicen incontinencia, hemoglobina, hemorroide y biopsia.
Aún peor son ciertas palabras como alcohol, cifra o álgebra. Eso es árabe, ¿y por qué habríamos de hablar su idioma voluntariamente?
Yo comprendo que los racistas, en el fondo, desprecien el cristianismo.
Para ellos es una injuria que un judío revoltoso sea nuestro Salvador.
¹ patata o papa.
² tomatl es el nombre del tomate en náhuatl (lengua mexicana).
*René Vázquez Díaz, cubano residente en Suecia, escritor, traductor y periodista, presidente de la Asociación de Cubanos Residentes en Suecia.
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