Cubadebate - Foto: Eddy Martin / Progreso Semanal.- La Federación Cubana de Béisbol anunció hoy el equipo de 30 peloteros para el tope ante el Tampa Bay Rays de las Grandes Ligas de Estados Unidos el martes próximo en el estadio Latinoamericano.


“El juego es muestra del interés por incrementar relaciones mutuamente provechosas y consolidar al deporte como puente del intercambio entre ambos pueblos en el actual contexto de los vínculos entre Cuba y Estados Unidos”, explicó la entidad.

Nómina de la selección cubana:

-Receptores: Yosvani Alarcón Tardío (Las Tunas), Osvaldo Vázquez Torres (Ciego de Ávila) y Frank Camilo Morejón Reyes (La Habana).

-Jugadores de Cuadro: William Saavedra (Pinar del Río), Alexander Malleta (La Habana), Andy Sarduy (Villa Clara), Yorbis Borroto (Ciego de Ávila), Yunior Paumier (Holguín), Yurisbel Gracial (Matanzas), Rudy Reyes (La Habana), Yordanis Samón (Granma), Juan Carlos Torriente (La Habana) y Yordan Manduley (Holguín).

-Jardineros: Stayler Hernández (La Habana), José Adolis García (Ciego de Ávila), Guillermo Avilés (Granma), Yoandry Urgellés (Artemisa), Roel Santos(Granma) y Denis Laza (Mayabeque).

-Lanzadores: Yosvani Torres (Pinar de Río), Vladimir Baños (Pinar del Río), Liván Moinelo (Pinar del Río), Yoanni Yera (Matanzas), Jonder Martínez (Matanzas), Freddy Asiel Álvarez (Villa Clara), José Ángel García (Artemisa), Danny Betancourt (Santiago de Cuba), Yenier Cano (Ciego de Ávila), Miguel Lahera

(Artemisa) y Alexander Rodríguez (Matanzas).

Alistan el Latino para juego contra Tampa Bay Rays

Ismael Francisco - Cubadebate.- El terreno de juego y otros espacios del estadio Latinoamericano de La Habana, se alistan de cara al partido entre la selección de Cuba y el equipo de las Grandes Ligas de Estados Unidos Tampa Bay, pactado para el venidero 22 de marzo.

Higinio Vélez, presidente de la Federación Cubana de la disciplina, aseguró en conferencia de prensa que la emblemática instalación deportiva quedará lista para recibir el histórico desafío, y ambos elencos podrán entrenar en su grama el día 21 en vísperas del encuentro.

Vélez aclaró que las intensas labores ejecutadas en el llamado Coloso del Cerro no responden únicamente a la visita del plantel estadounidense, sino forman parte de un largo proceso de restauración que comenzó en 2010 y se extenderá por los próximos años.

El federativo destacó que el remozamiento del Latinoamericano busca dotar al principal estadio de Cuba de las condiciones necesarias para acoger en un futuro cercano un evento internacional de envergadura, específicamente la Serie del Caribe de Béisbol.

Antonio López Cubilla, vicepresidente del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER), precisó que las acciones más importantes estuvieron encaminadas a mejorar la calidad del terreno con la recuperación del sistema de drenaje y el cambio de la hierba en el interior del cuadro.

También se dio continuidad a la intervención en el techo de la instalación, trabajos iniciados en 2014 para solucionar el mal estado de las láminas metálicas y la corrosión en la estructura metálica, destacó el directivo.

López Cubilla significó que el remozamiento del Latinoamericano incluyó además el acolchonamiento de las cercas perimetrales, gradas y palcos, salones de protocolo, mejoramiento del alumbrado artificial, cabinas de trasmisión y pintura general, entre otras tareas.

Del 2010 a la fecha los trabajos de restauración en el Coloso del Cerro han comprendido la renovación de la pizarra de anotación, la construcción de los servicios sanitarios e impermeabilización general de la emblemática instalación deportiva.

Se renovó la estructura metálica de las ocho torres y se realizó el montaje de luminarias para el alumbrado del terreno, la rehabilitación de las áreas destinadas a la estancia de los atletas y la creación de los espacios para el calentamiento de los lanzadores, según estándares internacionales.

El proyecto de inversión para los próximos años incluye nuevas labores para el mejoramiento y conservación del terreno de juego, con énfasis en el cambio de la hierba en los jardines y la reparación capital del sistema de drenaje, así como también la instalación de un nuevo regadío.

Entre esos trabajos destaca la rehabilitación de los locales donde radicará el refundado Salón de la Fama del Béisbol Cubano, y la adquisición y montaje de una pantalla gigante con su correspondiente sistema de audio y cámaras, destinada a un mejor disfrute del espectáculo.

La visita de los Rayos de Tampa Bay será la segunda de un equipo de Grandes Ligas a Cuba desde 1999, cuando los Orioles de Baltimore enfrentaron en el mismo estadio Latinoamericano a la selección nacional en un partido de exhibición.

El histórico tope amistoso es fruto de un serio proceso de conversaciones y constituye una muestra del interés por incrementar relaciones y consolidar al deporte como puente del intercambio entre ambos pueblos, en el actual contexto de los vínculos entre Cuba y Estados Unidos.

(Con información de ACN)

Estrellas en su feudo

Un conjunto de luminarias de la historia de nuestro beisbol participa en la preparación del equipo Cuba que enfrentará el proximo martes al Tampa Bays Rays

Aliet Arzola Lima - Diario Granma.- En los ya lejanos años 80 del siglo pasado, el parque Nelson Fernández de San José de las Lajas era sede de los entrenamientos de la preselección nacional, una constelación que buscaba un puesto en la principal escuadra del patio, dominadora en la arena internacional.

Linares, Kindelán, Víctor, Pacheco, Ca­sa­no­va, Medina, Germán, Vargas, Ajete, Lour­des, Juan Castro, Ulacia, Rogelio, Vinent, Cheíto, Tati Valdés, De la Torre, Valle y otro gran puñado de luminarias eran habituales en dichas preparaciones, las cuales constituía todo un lujo presenciar por su extraordinaria calidad.

Más de tres décadas después, muchos de ellos se encuentran de nuevo en el mismo escenario, todavía arraigados a su deporte de toda la vida, aunque con misiones diferentes. Ahora son los mejores consejeros de la preselección que se alista por estos días de cara al partido de exhibición contra la novena ligamayorista Tampa Bay Rays.

Víctor Mesa comanda al colectivo de dirección, y sigue con su filosofía. Es un reguilete, se mueve por todo el campo, da instrucciones, observa y corrige detalles a todos los peloteros. “Ojalá se pudiera trabajar a menudo con los talentos, hay que estar arriba de ellos para que aprendan más”, precisó en un breve im­passe cerca de la cueva.

Pero el mentor de los Cocodrilos no se encuentra solo. Además del colectivo de entrenadores nombrado la semana anterior, Rey Vicente Anglada bromea y transmite sus ma­ñas a los peloteros, Kindelán no suelta el ma­dero mientras pule las posturas de los ba­tea­dores, y José Manuel Cortina sienta cátedra en el pitcheo, con tanta genialidad que hasta Pedro Luis Lazo, Omar Ajete y Yovani Aragón, también llenos de experiencias, se detienen a escucharlo.

Para más brillo, este jueves se sumaron a la convocatoria Javier Méndez, Roger Machado y Jorge Ricardo Gallardo, los otros tres managers que avanzaron a la postemporada de la presente Serie Nacional, quienes cumplirán diversas funciones el martes venidero.

Roger será el coach de primera y Gallardo el de tercera, mientras Javier acompañará a Víc­tor en el puente de mando como auxiliar de banca, un premio por conducir los mejores elencos del país.

“Seremos rivales en unos días, pero ahora vestimos la camiseta del Cuba, son cuatro letras y una misma intención, un mismo interés, por eso estamos aquí con la mejor disposición”, expresó Víctor, quien recalcó que recibió la preselección ya confeccionada.

“No me llamaron para reunirnos en ningún momento y valorar cómo conformar el equipo, y tampoco estuvieron Roger, Gallardo o Javier, pero nos sentimos contentos con el grupo, es lo mejor que hay en el país, a falta de algunas individualidades”, añadió el estratega, todavía contrariado por la ausencia de Luis Robert Moirán.

“Te comenté el otro día los que me faltaban, y hoy te reafirmó el caso de Robert. Cuando enfrenté a Ciego de Ávila hizo de todo en los jardines, corrió como un león, tiene muchas herramientas en el bateo, ese talento hay que aprovecharlo desde ahora, el rendimiento llegará con el tiempo. Donde caben 41, de seguro podíamos incluir otro más”, confesó.

Tanto Machado como Javier respaldaron los criterios de Víctor Mesa, y se mostraron muy involucrados con los entrenamientos, presentes en varios intercambios con los peloteros, todo en un ambiente de cordialidad absoluta.

Respecto al desafío del próximo martes, Víctor adelantó que la nómina constará de 30 jugadores, 19 de campo y 11 lanzadores. Además, dijo que utilizará una alineación titular con mayoría de derechos para enfrentar al abridor zurdo Matt Moore, mientras que los lanzadores no trabajarán más de un tercio.

“La postemporada está muy cerca, por lo que no agotaremos a ningún pitcher. Por su­puesto, nos encontramos ante un juego simbólico, pero siempre lucharemos para ganar, y si un hombre está dominando lo dejaremos, sin que sobrepase nunca los tres innings”, recalcó.

El equipo Cuba

Receptores: Yosvani Alarcón, Frank C. Mo­rejón y Osvaldo Vázquez.

Jugadores de cua­dro: Alexander Malleta, William Saave­dra, Yordanis Samón, Andy Sarduy, Juan C. To­rriente, Yunior Paumier, Yurisbel Gracial, Rudy Reyes, Yorbis Borroto y Yordan Man­duley.

Jar­dineros: José Adolis García, Gui­ller­mo Avilés, Stayler Her­nández, Roel Santos, Yo­handry Urgellés y Denis Laza.

Lanzadores: Freddy A. Álvarez, Yosvani Torres, Jonder Mar­tínez, Miguel Lahera, Yoanni Yera, Danny Betancourt, Vladimir Baños, Liván Moinelo, José Ángel García, Alexander Ro­drí­guez y Yennier Cano.

Béisbol y política: el Latino como plataforma

Julio Batista - Progreso Semanal

LA HABANA. El próximo 22 de marzo, nadie lo dude, las 55 mil plazas del Estadio Latinoamericano serán insuficientes para tanta gente que querrá entrar, no ya a ver béisbol —aunque un número importante espere por el desenlace de los nueve innings—, sino para presenciar una ceremonia que, por inusitada, cataliza la curiosidad.

El regreso de las Grandes Ligas a la capital cubana, a 17 años de que los Orioles de Baltimore se posaran en la grama del parque habanero, marcará también la reapertura de un puente que unió por décadas a dos pueblos y, de paso, nos recordará a los cubanos que la política no se hace solo en asambleas.

Los Rays de Tampa Bay son apenas la excusa, el nombre elegido entre los postulantes a esta primera aventura. Los chicos de Tampa, cuando mucho, retomarán lo que por cuarenta años hicieron los equipos de la Major League Baseball: utilizar a Cuba como campo de pretemporada.

De hecho, bien podríamos decir que en esta oportunidad, sin menospreciar lo que pueda suceder en los nueve capítulos de juego, la gran tensión no va a estar precisamente en el campo. Porque en el diamante todo se resumirá a 18 hombres, bates, pelotas, guantes y algo de talento, el béisbol de siempre; pero la gran fiesta, la genuina atracción del 22 de marzo en La Habana estará, quién podría negarlo, en las gradas del Coloso del Cerro.

Seamos claros: más allá de un partido cuasi amistoso, cuasi de exhibición como el del próximo martes, poco más en materia deportiva podríamos pedirle al choque. Primero, porque hoy cualquier intento de recrear un equipo Cuba pasa por nuestra orfandad de jugadores; y segundo, porque, en esto hay poco espacio al debate, en cuanto a victorias en la temporada de 2015 los Rays terminaron décimos en la Liga Americana y decimosextos entre las treinta franquicias de la Gran Carpa.

O sea, que el 22, peloterilmente hablando, tendremos cuando mucho un duelo de segundones.

La lista de preseleccionados para representar al patio dista mucho de ser la constelación reunida en 1999, pero claro, la pelota cubana —al menos de la endógena— también dista mucho de ser aquella serie plagada de talento que conmocionaba a todo un país cada año. Basta un recorrido por los nombres cubanos para entender que las expectativas de triunfo deberían ser, cuando menos, reservadas.

Conste, tampoco se trata de destrozar a quienes defenderán el nombre de Cuba ante miles de fanáticos. Al fin y al cabo, son ellos quienes aún mantienen el débil pulso de lo que fue un verdadero espectáculo. Achacarles cualquier responsabilidad ajena a su desempeño personal sería como culparlos de la deuda externa de América Latina, o el subdesarrollo en los países de África.

Eso sí, la presión será extrema. Cámaras de ESPN transmitiendo el duelo, dos países atentos, scouts atentos y el cada vez más cercano entendimiento entre la MLB y Cuba como telón de fondo. Cada uno de los peloteros cubanos sabe lo que podría significar lucirse ante tal público. El fantasma del triple conectado por Andy Morales ante los Orioles revoloteará en el ambiente.

Lo interesante es que la MLB viene con un equipo que hoy se ubica en la segunda mitad de la tabla, que perdió más de lo que ganó; una nómina que en las dos últimas ediciones no consiguió avanzar a la postemporada, que actualmente no tiene aspiraciones competitivas serias dentro de su propia división —imaginen entonces dentro de la MLB—; un equipo que, venido a menos desde 2014, busca reverdecer laureles al ser el primero en regresar a Cuba luego del 17D.

Ojo, nadie se engañe. Comparado con nuestra esperpéntica escuadra, los Rays lucen como el team soñado: a su línea de lanzadores le batean para .240 y permiten 3.74 carreras limpias por juego en la exigente MLB; su defensa apenas cometió 95 pifias en 162 partidos (13080 innings) y promedia un excelente .984 de efectividad; y sus maderos produjeron 644 anotaciones en la pasada temporada con promedio colectivo de .252 y 167 vuelacercas.

O lo que es lo mismo, los Rays son un hoy un equipo segundón de la Liga Americana. Pero son, siempre, un elenco profesional y curtido de la MLB.

Mientras, la Dirección Nacional de Béisbol alista sus mejores cartas, traza estrategias secretas de dirección y ya nombró, por fin, al polémico Víctor Mesa como director, paraliza la Serie Nacional y arma, con lo que tiene a mano, una plantilla en la que muchos de sus integrantes no pasan de ser descartes, el remanente de quienes ya no están.

Aún con semejante panorama, se insiste en darle al partido del próximo 22 de marzo tintes de gran acontecimiento deportivo, cuando todos están seguros que la motivación primaria es la expectativa creciente con la presencia de Obama, del Comisionado General de las Grandes Ligas, Rob Manfred, y de estrellas de la MLB como Dereck Jeter y los exjugadores cubanos Luis Tiant y José Cardenal.

Más que de béisbol, la reunión del Latino será una plataforma política. Fidel nos había acostumbrado a usarla: lo hizo en los inicios de los 60, en las Series Nacionales, durante la visita de los Orioles y después con el expresidente Jimmy Carter. Pero luego el Latino estuvo mucho tiempo en reposo, hasta ahora.

Que el mandatario norteño lance la primera bola del encuentro será mucho más que un acto deportivo. La semiótica en el deporte puede ser demoledora. Si Obama entra, se para en el montículo, hace el wainop con mediana elegancia, suelta la bola y llega al home… entonces nuestra preocupación debería centrarse en ese momento, y no tanto en el partido mismo.

Mientras, nuestros directivos del béisbol se centran en armar un elenco nacional para enfrentar como pueda a los Rays, a riesgo de exponer a la selección del país a ser vapuleada frente a sus fanáticos. Ello supone un arma de doble filo muy peligrosa, pues estamos apostando todo el poderío beisbolero con que cuenta el país dentro de sus fronteras en un camino con dos vertientes: ganamos, y es lógico pues hablamos de un equipo nacional contra un club de mediana calidad dentro de la MLB, lo cual conduce a una victoria pírrica; perdemos, y hacemos el ridículo de organizar una armada para que sea desmantelada en nuestras narices y nos confirme el descenso cualitativo del béisbol cubano. En cualquiera de los casos, el resultado deportivo se avizora nefasto.

De la visita de los Rays, en todo caso, deberíamos sacar una fiesta, un espacio para el divertimento simple, llano.

Eso no significa que no importe ganar. Ganar siempre será mucho mejor. Al fin y al cabo, soñar nada cuesta y nueve innings son impredecibles.

Sin embargo, en eso también soy enfático, los Rays y Cuba sobre la grama del estadio del Cerro no pasarán de ser el adorno, el merengue que cubre la masa del pastel. Ambos equipos son, serán, una plataforma para mostrar —ESPN mediante— lo que muchos irán a presenciar, el reencuentro, el lanzamiento de la primera bola, el diplomático apretón de manos entre quien lanza y quien recibe.

Sobre el juego pesan otras realidades concretas, ya no con los equipos, ya no con el director de la nave cubana, ni siquiera con la presencia de Obama como abridor estrella de la tarde. Ahora mismo, la pregunta que genera teorías surrealistas es… ¿quién, por Cuba, será el receptor de la primera bola?

Cuba
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