teleSUR.- El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se despidió de Cuba presenciando un juego de beisbol amistoso entre el Tampa Bay y el equipo nacional de Cuba, celebrado en los terrenos del Estadio Latinoamericano de La Habana, en compañía de su homólogo Raúl Castro.


Tampa Bay vence 4x1 a Cuba en histórico partido

PL / CubaSí.- El Tampa Bay Rays de las Grandes Ligas de Estados Unidos (MLB) derrotó hoy 4x1 al equipo Cuba en juego amistoso interpretado como la guinda de la visita del presidente estadounidense Barack Obama a la Isla.

Con la presencia del propio Obama y su par cubano Raúl Castro durante el primer tercio de las acciones, ambas escuadras protagonizaron un desafío histórico en el estadio Latinoamericano, colmado por más de 42 mil personas invitadas. 

Pese al marcador adverso y contrario al perenne espíritu competitivo de los antillanos en el béisbol, muchos asistentes celebraron el partido, toda vez que lo consideran un paso adelante en la normalización de las relaciones entre Cuba y EE.UU. y, sobre todo, entre la MLB y la Federación Cubana (FCB). 

"La victoria o la derrota poco importan. Vimos buena pelota, tuvimos un gran espectáculo y Raúl y Obama estuvieron aquí demostrando que el béisbol une a los pueblos de EE.UU y Cuba. Eso quedará para siempre", dice Katherine Pérez La Rosa, quien asistió al estadio "porque se trataba de un día especial, un súper martes". 

Los ex pitchers Luis Tiant y Pedro Luis Lazo lanzaron al unísono las primeras pelotas del encuentro, una ceremonia protocolar considerada simbólica porque colocó uno al lado del otro al cubano con más victorias en la historia de las Grandes Ligas (Tiant, 229) y al líder de esa estadística en Series Nacionales, clásico del béisbol en Cuba (Lazo, 257). 

También para Marlon Figueredo "perder es lo de menos... En diciembre pasado, la MLB vino a Cuba en una visita de buena voluntad y ahora tenemos este juego, que es importantísimo para tratar de lograr la inserción legal y segura de los cubanos en las Grandes Ligas". 

Se trató de un duelo cerrado, aunque se definió antes de la primera mitad, cuando los visitantes fabricaron tres de sus carreras, todas impulsadas por el inicialista James Loney, una con sencillo en lo alto del segundo acto y dos con un cuadrangular en el cuarto capítulo. 

Ganó el abridor zurdo Matt Moore, con una apertura de seis capítulos en los cuales repartió tres ponches, regaló un boleto y soportó seis imparables. 

Alex Colomé, el cuarto lanzador visitante, trabajó el noveno capítulo y recetó par de ponches, pero permitió el jonrón solitario de Rudy Reyes que enardeció las tribunas, aunque no sobrevino la remontada. 

Y la derrota fue a la cuenta del primero de los diez lanzadores cubanos en el partido, el diestro Yosvani Torres, que aceptó una anotación en dos entradas y dos tercios. 

Fue, en definitiva, un partido que paralizó esta ciudad e inmovilizó a miles de aficionados frente a las trasmisiones de radio y televisión durante más de tres horas, finiquitado con el intercambio de camisetas entre jugadores y directivos de ambas selecciones. 

Resultó, quizás, un juego de pelota muy serio para el futuro de la relación en este deporte entre las dos naciones que pudo dejar en los anales el récord de asistencia a un partido de pretemporada del Tampa Bay Rays, fuera de los Estados Unidos.

Aquí se habla béisbol

El estadio Latinoamericano vivió una fiesta con el partido de pelota entre los equipos Tampa Bay Rays y la selección cubana, presenciado por los presidentes de Cuba y Estados Unidos

Oscar Sánchez Serra y Aliet Arzola Lima - Granma.- Baseball spoken here. Aquí se habla béisbol. Ese es el eslogan del Clásico Mundial desde su surgimiento en el 2006. Diez años después lo retomamos; dos lenguas, un mismo idioma, interpretado a la perfección en los diamantes por quienes viven cada strike, cada fildeo, cada jonrón, por quienes sufren tras un error, tras un ponche.

Justamente, si algo une como nada a estadounidenses y cubanos es el dialecto de la pe­lota. Ellos la crearon, pero aquí, al igual que allá, se metió en la raíz más profunda de la cultura, detalle muy perceptible en la fiesta de este 22 de marzo en el parque Latinoame­ricano, escenario perfecto para el partido de exhibición entre los Rays de Tampa Bay, es­cuadra de la Major League Baseball (MLB) y la selección nacional de Cuba.

Y todo ocurrió frente a los presidentes Raúl Castro Ruz y Barack Obama, quienes presidieron una tarde beisbolera en la que la paz y la amistad se dibujaron en rostros de niños felices, cargados en los brazos de grandes es­trellas, y un bando de palomas que sellaba la apertura tras el lanzamiento de la primera bola por dos gigantes: Luis Tiant y Pedro Luis Lazo. Solo faltaba un buen juego, y los Rays y sus anfitriones, lo regalaron.

PERDIENDO SE ENSEÑA BÉISBOL

Amparados en su filosofía exacta y sus movimientos milimétricos, los norteños chocaron con el ímpetu de los cubanos, ávidos por demostrar que todavía está intacta la calidad con la que hemos escrito una larga y exitosa historia. El resultado de ese encuentro fue un partido peleado, en el cual ambos aprendieron y descubrieron al mundo su poderío.

Vencedores salieron los Rays (4-1), amparados en un pitcheo sin manchas (solo regalaron un boleto) que mantuvo la concentración en cada trance, liderados por el zurdo Matt Moore, autor de seis ceros. Su producción ofensiva fue precisa, capaz de sacar petróleo de las pequeñas fallas de sus rivales (anotaron cuatro veces con cinco jits), con tres remolques del inicialista James Loney. Justo esos detalles lastraron al plantel caribeño, necesitado de topar una y otra vez con el alto nivel.

“Los muchachos se ganaron mi respeto, que nadie se sienta preocupado, estuvimos en un gran juego y el resumen es positivo. Una vez más se demuestra que perdiendo también se puede enseñar béisbol”, reseñó el mánager cubano Víctor Mesa, quien señaló algunas de las deficiencias que afectaron a su elenco.

“Arrastramos problemas técnico-tácticos, cues­­tiones que les explicamos todo el tiempo. El error de Manduley llegó porque se adornó demasiado, antes el out en primera en el viraje fue por un fallo de nuestro bateador, que no captó bien las señas, gesticuló y descubrió la jugada. No me dio tiempo a pararla, porque ellos, sin moverse, se percatan de todo”, recalcó Víctor, satisfecho a pesar de las fallas.

“Esas cosas las explicamos en los videos y ahora ellos aprenderán de los errores. De cualquier forma, dimos más jits que Tampa y batallamos hasta el final a pesar de las figuras que nos faltan. Aquí probamos que preparándonos bien somos un peligro, lo que nos pasó está en el juego, y se mejora con más pensamiento y concentración”, precisó el estratega cubano.

“Sin duda, piensan más que nosotros, funcionan perfecto, y eso lo da el juego diario al máximo nivel. Ayuda, además, el hecho de que sean profesionales bien remunerados, la mente rinde más, su disciplina es impecable y saben siempre lo que tienen que hacer. Pero nosotros vamos a resolver esos problemas, hay que unirse para lograrlo”, dijo Víctor, quien destacó la connotación de la jornada por la presencia de Raúl y Obama, espectadores de un duelo con mucha disciplina en el terreno y las gradas.

UNA TARDE DE ENSEÑANZAS

En sentido general, todos se percataron de sus errores, pero también todos sacaron nuevas experiencias contra oponentes de mucha carretera. “Una gran vivencia, me llevo en la mente la disciplina táctica con la que jugaron los contrarios y también un trofeo, el ponche a Evan Longoria. No lo conocía, pero todo el mundo habla de él”, confesó el lanzador Yos­vani Torres.

Al pinareño le preguntamos: ¿Lo que más te impresionó? “La alta concentración de la atención de cada uno de los Rays, tanto los lanzadores como los bateadores; su lenguaje corporal en el plato y la lomita los mostraba muy seguros, sin un asomo que delatara al­guna deficiencia. Y no es que no la tengan, pero no la muestran”.

¿Y de nuestro equipo? “La satisfacción porque demostramos que podemos jugar a ese ritmo, sostener un duelo sin complejos, aunque es cierto que nos quedan muchos detalles por pulir, trabajar más en el control, por ejemplo, y eso lo alcanzaremos si jugamos a un buen nivel, de otra manera no se consigue”.

Si bien el partido no puso un marcado desbalance en la pizarra, lo cierto es que el elenco de casa, pese a batear más, careció de efectividad y aun cuando llevó más jits a las hojas de anotaciones, no registraba en el marcador, hasta que Rudy Reyes hizo temblar las graderías del remozado y bello Latinoamericano con su jonrón por el jardín izquierdo frente al cerrador Alex Colomé.

“Te imaginas, que me den la oportunidad y pegarle un jonrón a un cerrador de la MLB. Además, salvamos la honrilla con esa carrera. Sin embargo, con o sin jonrón no lo hicimos mal, pudimos hacer juego frente al rival y la gente disfrutó de buena pelota, eso es lo más importante”, afirmó el capitalino, quien mandó de viaje una bola rápida que se movió hacia fuera y quedó en zona.

CAMISETAS DE FRATERNIDAD

Cuando cayó el out 27, los Rays levantaron el puño en señal de victoria. Sin embargo, ins­­tantes después, sobre la grama del Latino no había un festejo solitario, pues ambos equipos salieron a intercambiar sus camisas, he­cho bastante poco común en el béisbol, mu­cho más frecuente en el fútbol.

La espontaneidad del momento refleja el ambiente espectacular que se apoderó del Coloso del Cerro, santuario donde los visitantes constataron que aquí se respira béisbol por los cuatro costados.

“Al final hemos estado solo unas pocas ho­ras en Cuba, pero nos llegó el calor y la amistad de los hermanos cubanos. Aquí sentimos como en ningún otro lugar el sabor a béisbol, nunca lo vamos a olvidar”, aseguró el receptor boricua René Rivera.

“Esto quedará en la memoria, es un paso de avan­ce indiscutible del deporte”, nos confesó el gran Omar Linares, y guarda mucha razón, porque el episodio no solo aportó experiencias competitivas en los dos dogouts, sino que sirvió para solidificar los cimientos del puente entre Estados Unidos y Cuba.

La mecha se ha encendido, como nos ex­presara el otrora estelar torpedero de los Yankees de Nueva York, Derek Jeter: “Siem­pre he sentido algo particular por los cubanos, su forma de competir atrapa a cualquiera. Tuve la oportunidad de jugar con algunos, y a través de ellos vi que existían diferencias políticas entre los países, pero también comprendí que el béisbol lo tenemos en común y navegamos en el mismo rumbo, con la misma pasión”.

Víctor Mesa destaca positivo acercamiento a las Grandes Ligas

ACN.- Víctor Mesa, mentor de la selección cubana de béisbol, consideró positivo el acercamiento a las Grandes Ligas de Estados Unidos (MLB por sus siglas en inglés) tras el partido amistoso efectuado este martes ante el equipo Tampa Bay Rays. 

El estratega elogió el desempeño de los jugadores de la Isla al señalar que se entregaron al máximo en pos de la victoria, aunque a la postre salieron derrotados con marcador de 4-1, en encuentro celebrado en el engalanado Estadio Latinoamericano, de La Habana. 

La experiencia fue positiva, se apreció un gran partido pero salieron a relucir algunas de las deficiencias técnico-tácticas que persisten en el béisbol cubano, señaló Mesa al término del desafío ante el Tampa Bay Rays, escuadra perteneciente a la Liga Americana de la MLB. 

A pesar de la derrota mostramos la calidad de la pelota cubana, ahora debemos aprender de nuestros errores, significó el mentor de la selección nacional cubana, e hizo hincapié en la necesidad de prepararse mejor y trabajar en todos los niveles por el desarrollo de este deporte en la mayor de las Antillas. 

Víctor Mesa destacó el gran impacto que tuvo la presencia en el Estadio Latinoamericano del presidente cubano Raúl Castro Ruz y su homólogo estadounidense Barack Obama, quien concluyó este martes su visita oficial a la nación caribeña.

 Más allá del resultado del partido, el tope amistoso de la selección cubana contra el Tampa Bay Rays constituyó una muestra del interés mutuo por estrechar los nexos y consolidar al deporte como puente de acercamiento entre ambos países. 

Muchos consideran el histórico desafío como un nuevo e importante paso hacia el establecimiento de un sistema legal que permita la inserción ordenada y segura de los peloteros cubanos en el circuito beisbolero estadounidense. 

En ese contexto, junto al Tampa Bay Rays viajó una delegación de alto nivel de la MLB encabezada por su comisionado Rob Manfred, además de directivos como Joe Torre y Tony Clark, jefe de operaciones y director ejecutivo de la asociación de jugadores de esa organización, respectivamente. 

También vinieron a Cuba glorias del deporte de las bolas y los strikes en Estados Unidos, entre ellos Dave Winfield, miembro del Salón de la Fama de Cooperstown, y el otrora capitán y estelar torpedero de los Yankees de Nueva York Derek Jeter, entre otras personalidades.

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