Manuel Alberto Ramy - Progreso Semanal.- Francisco Rodríguez, Paquito el de Cuba, periodista del semanario Trabajadores, es militante del Partido Comunista de Cuba (PCC). Haciendo uso de esa condición manifestó, primero en el seno de su núcleo partidista, su inconformidad con el procedimiento llevado adelante con vistas al VII Congreso del PCC.


Pasado el tiempo publicó en su blog, muy visitado por cierto, sus opiniones expresadas en la reunión partidista de base. Más adelante escribió al presidente Raúl Castro, en esta oportunidad como Primer Secretario del PCC, solicitando la postergación del Congreso —programada para los días 16 al 19 de abril— para el mes de julio.

La médula de la inconformidad, no exclusiva del periodista, reside en que los documentos que serán analizados en la más importante cita del PCC no han sido de conocimiento o motivo de discusión dentro de los núcleos de la militancia en los distintos centros laborales del país, ni con el resto de la ciudadanía. La militancia de base, al parecer, solamente ha participado en la elección de los mil delegados que asistirán al congreso. Estos sí conocerán y debatirán los documentos.

“No veo motivos para apresurar un proceso político tan decisivo para el futuro de la patria, si todavía sus preparativos no maduraron lo suficiente”, escribió el periodista en su blog.

Luego, en el artículo publicado el 27 de marzo en el diario Granma puede asumirse como una respuesta a los requerimientos del militante y a la vez una información general a los lectores.

Desde el punto de vista partidista la reacción de Paquito y de quienes piensan como él carece de banalidad. ¿Qué es la cúspide y los niveles intermedios de cualquier formación política sin la base? ¿Acaso la vida real, ese pisar tierra día a día, la vivencia de las realidades no están precisamente en ellas porque son un trozo importante —no el único— del latir constante del tejido social y de sus componentes?

Un militante debe ser la imagen corpórea, tocable, de la organización, su ejemplar vocero capaz de explicar y responder a las preocupaciones y preguntas de cualquiera de nosotros. Información, diálogo, participación y conocimiento no solo hacen de escudo ante cualquier enemigo, valen para estrechar compromisos y cercanías, algo muy deseable ante el trabajo de aquellos que se afanan por establecer distancias entre las instituciones y el pueblo.

Siempre debemos tener presente que estamos ante un nuevo escenario sumamente complejo, sutil, delicado y que es político-ideológico-mediático.

El presidente Obama no vino a Cuba en fecha cercana al congreso por casualidad, como señalé inmediatamente al conocer el anuncio de la visita, para incidir en la dinámica interna del PCC. No, sus frases populares, así como los contenidos de su discurso —excelente desde sus puntos de vista y objetivos— tenían otra dirección: el pueblo, los ciudadanos cubanos; estaban dirigidos a sectores claves de nuestra sociedad en proceso de transformaciones. Es en nuestro empeño renovador y en los actores (ciudadanía) del escenario de una nueva dinámica en los que Washington aspira a incidir

Este Congreso es de suma importancia —no solo porque sea el último para varios de la Generación Histórica— debido a que entre los temas citados a debatir se encuentra el análisis del cumplimiento de los Lineamientos aprobados en el anterior Congreso donde el énfasis estuvo en la Actualización del Modelo económico.

Sucede que de esos Lineamientos solamente se ha instrumentado el 21 por ciento en un lapso de cinco años. El resto, según el diario Granma, están en proceso y un 2 por ciento (cinco lineamientos) “no se ha ejecutado por causas diversas”. Cabe la interrogante de cuánto habrá que esperar por el 77 por ciento restante.

Si los Lineamientos son el motor para el despegue y el cambio hacia una economía que logre estabilidad mínima y solidez, ¿qué factores internos han enlentecido lo que exige una mayor agilidad con un mínimo de riesgos? Sin prisa pero sin pausa, de acuerdo. La gradualidad del proceso, entendible, pues no deseo el derrumbe ni la implosión del sistema en evolución, pero el 21 por ciento, ¿por qué?

Al igual que nuestro proceso revolucionario resultó de una cadena de actos ininterrumpidos, la Actualización o reforma sistémica resulta de la no interrupción del mismo. El proceso que se detiene busca asidero en fórmulas sobrepasadas por la realidad. Agarrarnos a las anteriores significaría parálisis al borde del precipicio. Debemos tener en mente que las nada novedosas pretensiones, salvo en las vías, de los enemigos de cualquier proyecto liberador juegan con dos cartas: una, precisamente el retorno a los viejos esquemas sobrepasados por la vida porque son inviables; la otra: incidir en que los cambios vayan más allá de lo conveniente, necesario y razonable.

Pero es imprescindible proseguir y con mayor agilidad las transformaciones que dependen de nosotros —que no son pocas—, de lo contrario podremos caer en una “emboscada” y con soporte popular disminuido. De ahí la importancia del Congreso, el que también tendrá que analizar el cambiante entorno de nuestra región, de gran incidencia en la formulación de políticas.

Fácil pensar que entre los documentos a debatir habrá explicaciones, análisis, debates, argumentos a los cuales las bases políticas partidistas pueden y deben aportar. Ellos están pegados a los conflictos y pareceres. Son parte integrante de ambos. Ellos equivalen a las raíces en la tierra, que bien afincadas fortalecen tronco recio.

Me detengo en este punto y lo amplío.

El “misterio” del éxito o del fracaso de la política bajo cualquier sistema reside, en primera instancia, en las bases económicas (centros de producción). Es en ellas donde se decide la gran batalla. Y me pregunto si los núcleos del PCC en nuestras industrias conocieron los documentos. La respuesta obvia: no. El núcleo de Paquito no tiene la exclusiva.

Resulta que uno de los temas, de suma importancia para todos, será el de la conceptualización del modelo económico cubano en el que se definirán, entre otros, la profundidad y flexibilidades del proyecto económico. Opino que la visión de las bases productivas, militantes o no, pueden aportar al debate y enriquecerlo. Ellos son los actores, la primera línea en el frente de la batalla cotidiana por la producción, la productividad, eficacia, y por alcanzar una vida sin tantos agobios.

Más aún: en nuestras calles, en las paradas de los ómnibus, agro mercados, servicios públicos, etc., etc., los cubanos realizan un diario debate comentando la situación, unas veces mediante palabras, otras con la elocuencia de un gesto. El país está ahí, en la calle, en la gente y en la brega cotidiana.

Como cubano comparto la opinión de miles de compatriotas que hubieran deseado que los documentos para la cita clave hubiesen sido puestos a la consideración de todos, militantes y no militantes, como ha ocurrido en otras oportunidades. La participación popular siempre será imprescindible.

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