teleSUR.- Fue abierta la primera línea de cruceros entre Estados Unidos y Cuba en más de 50 años. El crucero Adonia, del grupo de cruceros Carnival, llegó desde Miami hasta La Habana con 700 pasajeros a bordo y permanecerá una semana en la isla caribeña.


 

Llega a Cuba crucero de EE.UU. sin un solo turista a bordo

Las leyes vigentes del bloqueo aún prohíben a los estadounidenses hacer viajes turísticos a la Isla

Sergio Alejandro Gómez - Granma - Foto: Cubadebate.- Sin un solo turista a bordo llegó este lunes a La Habana el primer crucero estadounidense en cerca de cuatro décadas. Las 700 capacidades del Adonia, buque insignia en la línea Fathom de Carnival, fueron totalmente ocupadas por viajeros norteamericanos en programas de intercambio “pueblo a pueblo”, varias decenas de periodistas y altos directivos de la compañía con sede en Doral, Florida.

Aunque las leyes vigentes del bloqueo aún prohíben los viajes turísticos de estadounidenses a la Isla, las recientes medidas ejecutivas de la administración de Barack Obama abrieron nuevas puertas para la transportación marítima entre ambos países.

Carnival, uno de los operadores de cruceros más importantes del mundo, decidió aprovechar la ocasión. Junto a sus contrapartes cubanas, diseñaron un itinerario de una semana centrado en actividades culturales que dio inicio el pasado domingo en Miami e incluye paradas en La Habana, Cienfuegos y Santiago de Cuba.

El recorrido está amparado en la licencia de viajes educativos “pueblo a pueblo”, una de las 12 categorías autorizadas por Washing­ton, y busca familiarizar a los norteamericanos con la “Cuba real, cercana y profunda”, según su sitio web.

Instantes después de desembarcar del Ado­­nia, el director ejecutivo de Carnival, Ar­nold Donald, dijo a la prensa que su compañía se sentía “orgullosa” de participar en un mo­mento histórico. Añadió que existe un creciente interés en su país por conocer la Isla.

Arnie Pérez, abogado de origen cubano que trabaja como asesor legal de Carnival, afirmó que los viajes tendrán una frecuencia quin­cenal y avizoró mayores conexiones en­tre ambos lados del Estrecho de la Florida en un futuro próximo.

Durante la administración del demócrata James Carter, a finales de los años 70 del siglo pasado, algunos cruceros estadounidenses arri­baron a Cuba. Si bien en aquella oportunidad los viajes fueron liberados totalmente por Washington, aún no existían las capacidades turísticas que se aprecian hoy en distintos pun­tos del país. El gobierno de Ronald Reagan cerró esa puerta en 1982.

Des­de los anuncios del 17 de diciembre del 2014 y el fin de una parte de las restricciones impuestas en las últimas décadas, los arribos de estadounidenses han ido en aumento. Sin embargo, algunos analistas cifran en varios millones el potencial turístico del mercado nor­­teamericano en la mayor isla del Caribe.

En ambas cámaras del Congreso en Wa­shing­ton están en marcha proyectos de ley pa­ra permitir los viajes turísticos a Cuba. Ade­más, las empresas hoteleras norteamericanas muestran interés por las oportunidades de ne­gocios que se abren. Recientemente, Star­wood firmó un contrato para administrar el icónico Hotel Inglaterra de La Habana.

PUEBLO A PUEBLO

“Cuba y Estados Unidos están demasiado cerca para ser enemigos”, dijo a Granma Jene Trall, residente en Boston y quien viaja a La Habana por primera vez.

“Era ridículo lo que estábamos haciendo”, añadió tras reconocer los pasos dados en los últimos años por el gobierno de Barack Obama respecto a la política hacia Cuba.

Jill Brown, de Texas, sostuvo que siempre quiso venir a Cuba. Se decidió por el crucero de Carnival, en lugar de un pasaje en avión, porque “es más fácil y ya todo está arreglado”. “Uno siempre corre el riesgo de hacer las cosas mal por su cuenta”.

Brown no está de acuerdo con aquellos que creen que la propia presencia de los norteamericanos terminará por destruir la esencia del lugar. “Viajo mucho y soy respetuosa de cada país que visito”.

“Quiero verlo y conocerlo todo, la historia, los edificios y los autos antiguos”, agregó.

No es la única interesada en adentrarse en las peculiaridades de un país que, a solo 90 millas del suyo, ha tomado un camino totalmente distinto en cuanto al modelo económico y social.

Desde california viajó Jack Collisham, un amante de los carros viejos que aspira a dar un salto en el tiempo y ver transitando por las calles los Cadillac, Ford y Pontiac de su infancia.

“Quiero aprender de la vida de los cubanos”, aseguró a este diario la neoyorquina Cinthia Brown, mientras probaba por primera vez en La Habana el famoso Cuba Libre.

El programa de una semana, sin embargo, tiene el reto de trascender los estereotipos que se agotan en la propia terminal de cruceros Sierra Maestra, donde fueron recibidos por un torcedor de tabaco, una pareja profesional de baile que dejó patitieso a más de uno y los estentóreos tambores de la comparsa de Cayo Hueso.

“Yo vivo muy cerca de aquí y desde que me enteré que este crucero venía hoy me dije tengo que ir a verlo”, afirmó Idalis Méndez. Vive desde hace décadas en La Habana Vieja y se unió ayer a cientos de curiosos que esperaron en el Malecón la llegada del Adonia.

“Yo no sé lo que vienen a ver sobre Cuba las personas que vienen a bordo, pero estoy segura de que significa un paso más en este proceso de acercamiento. Además del calor de La Habana, encontrarán el calor del pueblo cubano que vino a recibirlos”, refirió.

Jorge Manuel Nuviola, cuentapropista, siem­pre está cerca cuando llegan los barcos y recuerda el Ópera que arribó hace algunos me­ses y era mucho más grande que el de Car­nival. “Pero escucho a las personas por aquí cer­ca que este es especial porque en él vienen no solo estadounidenses, también cubanoamericanos y eso es un paso adelante para las relaciones entre Cuba y Estados Unidos”.

“Yo sí quisiera que las relaciones progresaran, somos vecinos y una buena amistad con ellos debe traer mejoría para nosotros”, concluyó.

UNA NUEVA OPORTUNIDAD

La visita de los cruceros de Carnival es una nueva oportunidad para mostrar “la Cuba que tenemos”, dijo Víctor Juan Veloso Pimienta, director de Havanatur, una de las contrapartes cubanas que ayudó a organizar los recorridos.

Respecto a las perspectivas de crecimiento, Veloso enfatizó que es un nuevo producto en el mercado y necesita tiempo, pero se mostró confiado de que las visitas de este tipo irán en aumento.

Reconoció que la planificación del itinerario de Carnival no fue fácil, a pesar de la experiencia de su empresa en este tipo de actividades, producto de las restricciones que siguen en vigor por la parte estadounidense.

Veloso llamó a ocupar el espacio que se abre, algo en lo que concuerda Rosa María Caballero, la encargada del destino Cuba dentro de Fathom, la filial de Carnival que maneja el Adonia.

Caballero asegura que los cambios registrados en los últimos meses son significativos, tras más de medio siglo de distanciamiento. “También es lindo hacer este tipo de viajes que van más allá del simple turismo”, dijo respecto a los programas “pueblo a pueblo”.

De hecho, la línea Fathom está dedicada por entero a los viajes con “impacto social”, que unen el esparcimiento con conocer otras culturas y experiencias de vida.

En La Habana, donde estarán hasta este martes, está concebido un recorrido por La Ha­­bana Vieja, visitar sitios históricos como la Plaza de la Revolución e intercambios con proyectos comunitarios como el Callejón de Ham­let y Muraleando, refirió Caballero.

Añadió que en Cienfuegos, en el quinto día de viaje, visitarán el teatro Terry entre otros espacios culturales de la ciudad. Mientras en Santiago de Cuba, durante el día 6, el plato fuerte será un recorrido por la trocha y lugares icónicos de la ciudad.

Los pasajeros del Adonia no podrán bañarse en las playas cubanas porque las actividades netamente turísticas están censuradas por Washington. Aunque sí tendrán la oportunidad de “sumergirse” en las aguas del Caribe durante el viaje de La Habana a Cienfuegos.

El crucerismo es también objeto de críticas por algunos expertos que apuntan los bajos niveles de compra de los viajeros con todos los gastos incluidos en el barco, así como el daño ambiental que causan en sus rápidas incursiones por las ciudades.

Sin embargo, el director de Havanatur considera que “cada negocio lleva su derrame económico” y que después de hacer los análisis pertinentes su empresa “los ve con buenos ojos”.

Más de un centenar de cruceros operan se­manalmente en el área del Caribe, procedentes de distintos países, en un negocio valorado en varios miles de millones de dólares al año.

Pero la Isla se ve imposibilitada de formar parte de la mayoría de los recorridos de empresas de terceros países por las restricciones ex­traterritoriales de la legislación de Estados Uni­dos, el principal mercado y destino.

Se calcula que, de abolirse esas leyes, Cuba podría recibir más de un millón de visitantes en cruceros, más allá de si están interesados en sumergirse en su cultura o simplemente en sus playas.

Cruceristas de EEUU en Cuba para empaparse de la Cultura nacional

Jorge Legañoa Alonso

La Habana, 2 may (ACN) Al ritmo de la música tradicional fueron recibidos en la Terminal de Cruceros Sierra Maestra, de esta capital, los más de 700 pasajeros y tripulares del crucero Adonia, de la compañía Carnival que enlazó por vez primera en más de cinco décadas el sur de la Florida con la capital cubana.

James Batler, un estadounidense que escuchó por décadas las historias de sus padres en la Isla, dijo que es una experiencia increíble estar en La Habana, en este momento especial de acercamiento entre Cuba y Estados Unidos.

Aseguró tener fuertes referentes de la Cultura y la vida en Cuba a través de sus familiares que viajaban con frecuencia a la Isla en los años cincuenta, por lo que para él, los cubanos son como hermanos.

Este hombre que peina canas y lleva una barba tupida como la del escritor Ernest Hemingway, apenas pasó los controles de Aduana e Inmigración bailó con algunas de las muchachas de la comparsa Componedores de Batea de Cayo Hueso, en Centro Habana, quienes acudieron vestidas para la ocasión a dar la bienvenida al Adonia.

Isabel Pozo, en su traje de guarachera con motivos alegóricos a la bandera cubana, declaró a la ACN que a los norteamericanos se les puede enseñar mucho de la Cultura cubana, los ritmos típicos, la comparsa y el baile de salsa.

Varias son las historias de vida que trajo el Adonia a tierras cubanas, una de ellas es la de las hermanas Teresita de Jesús Torrecillas y Maritza Guerra, nacidas en Santa Clara, quienes salieron de Cuba en 1963 por vía marítima, cuando tenían apenas cinco y ocho años respectivamente, y hoy regresaron, dicen que simbólicamente, también por mar.

Ha sido una linda experiencia, aseguró Maritza quien confesó sentir una gran emoción de estar de regreso en Cuba gracias a los acuerdos logrados entre Carnival y Havanatur-Celimar.

Teresita de Jesús agradeció por la oportunidad de venir en este primer crucero estadounidense a Cuba y aseguró estar muy orgullosa de pisar su tierra.

Para el español Federico Martín fue grande la emoción de viajar a la Isla, pues su esposa, Mily, es cubanoamericana y no había vuelto desde que sus padres la llevaron a EE.UU. con apenas cuatro años de edad.

Surgió esta ocasión y ha sido un placer estar acá para formar parte de esta expedición que viene a conocer de cerca la Cultura cubana, se refirió Martín al señalar que realizarán las actividades en grupo, y en ningún caso harán turismo, prohibido por las leyes del bloqueo de EE.UU. a Cuba.

Entre sonrisas y lágrimas, al lado de Federico encontramos a Mily Martín quien expresó mucho orgullo de estar de regreso en su Patria y optimista de que el nuevo contexto de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos traiga muchas cosas buenas para los dos pueblos.

A Cuba la llevo siempre en el corazón, aseveró, pues sus padres le enseñaron todo de la cultura y la vida en la Mayor de las Antillas e incluso no la dejaban que hablara inglés en la casa, así que creció con fuertes raíces cubanas.

Cerca de cincuenta periodistas realizaron la travesía desde Miami a La Habana a bordo del Adonia, uno de ellos fue Abraham Zamorano, corresponsal de la BBC en Miami, quien narró a la Agencia Cubana de Noticias que fue muy emotivo ver a la gente saludando desde el Malecón mientras el buque se adentraba en la rada habanera.

La gente en el barco tenía muchas ganas de llegar, incluso algunos lloraron producto de la emoción, aseveró.

Cuenta Zamorano que tuvo la posibilidad de conversar con muchos de los estadounidenses que viajan en el Adonia y son de todas partes del país y aseguró que están muy curiosos de conocer Cuba.

Arnold W. Donald, presidente de la compañía Carnival, uno de los primeros en descender de la motonave norteamericana, agradeció a la administración de Barack Obama y al gobierno de Cuba por la oportunidad de reinaugurar la ruta marítima entre los puertos de Miami y La Habana y que llegará a la Terminal de Cruceros Sierra Maestra cada dos semanas.

En declaraciones exclusivas a la Agencia Cubana de Noticias, Víctor Juan Veloso Pimienta, director de Havanatur, dijo que el mercado norteamericano tiene grandes perspectivas de desarrollo en Cuba a partir de las conversaciones que sostienen los dos gobiernos.

Las agencias de viaje Havanatur y Celimar han visto variantes de negocios, como la actividad de cruceros, siempre bajo el concepto de programas “pueblo a pueblo” que permite a los ciudadanos de EE.UU. viajar a Cuba dentro de 12 categorías autorizadas por el gobierno norteamericano, aseguró Veloso.

El bloqueo sigue siendo el principal freno para el desarrollo del turismo en la Isla, aunque los acuerdos con Carnival son una oportunidad dentro de las restricciones que aún se mantienen para el desarrollo del turismo en condiciones normales, como lo hacen todos los países del mundo.

A causa de las restricciones del bloqueo de Estados Unidos, el sector del turismo en Cuba sufrió entre 2014 y 2015 severas afectaciones en importantes esferas relacionadas con los servicios, las operaciones y aseguramientos logísticos por valor de mil 506 millones de dólares.

De no existir las regulaciones del bloqueo, la Mayor de las Antillas se favorecería de los 140 cruceros que operan semanalmente en el área del Caribe y cuyo mercado principal es el norteamericano.

Fuentes de la Cancillería cubana aseguraron que la Isla podría aprovechar la capacidad operativa creada para recibir aproximadamente un millón 200 mil cruceristas, y realizarse más de mil escalas de esos buques en un año, lo cual generaría ingresos por más de 139 millones de dólares.

Adonia, el primer crucero estadounidense que en más de medio siglo fondeó en la Bahía de La Habana, hará una parada de dos días en la capital cubana para luego continuar viaje hacia los puertos de Cienfuegos y Santiago de Cuba, con regreso al sur de Florida el ocho de mayo.

Según el programa que publicó Carnival en su sitio web, durante las dos jornadas habaneras los enrolados en esta expedición realizarán actividades culturales y de camino a Cienfuegos experimentarán la "inmersión cultural" en las aguas del Caribe.

La excursión no contará con visitas a las playas cubanas debido a que las actividades de ocio no se encuentran entre las 12 categorías autorizadas por el gobierno de Estados Unidos para que ciudadanos de esa nación viajen a Cuba.

Entre los motivos que permite el gobierno norteamericano están la realización de actividades religiosas, familiares, periodísticas o culturales, pero en ningún caso turísticas, pues esta área sigue vetada por la Ley de Reforma de las Sanciones Comerciales y Ampliación de las Exportaciones, aprobada por el Congreso estadounidense en el año 2000.

En el Adonia viajaron una veintena de cubanoamericanos, los primeros que arribaron por vía marítima luego de que Cuba autorizara recientemente la entrada y salida de ciudadanos cubanos, con independencia de su condición migratoria, en calidad de pasajeros y tripulantes en cruceros.

La medida se dio a conocer luego de que se prohibiera durante décadas, a causa de atentados terroristas que sufrió el pueblo de la Isla y los cuantiosos recursos suministrados mediante esa vía, como apoyo a grupos armados contrarrevolucionarios.

La inauguración de la ruta del Adonia ocurre en el contexto del proceso hacia la normalización de vínculos que comenzó con el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, la reapertura de las respectivas embajadas en Washington y La Habana en julio y agosto de 2015 y la vista del presidente Obama a la capital cubana en marzo pasado.

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