La Industria Alimentaria en Cuba acomete un proceso inversionista que permitirá recuperar gradualmente varios de sus sistemas productivos...

José Armando Fernández Salazar - Cubahora - Video: Mesa Redonda (2ª parte).- Luego de varios años con deficiente financiamiento para programas de mantenimiento y expansión, la Industria Alimentaria en Cuba acomete un proceso inversionista que permitirá recuperar gradualmente varios de sus sistemas productivos e incrementar la calidad de las ofertas.


En 2016 y 2017 plantas de producción de leche, yogurt, conservas, cárnicos y refrescos serán beneficiadas con financiamiento para la recuperación de su infraestructura, dirigidos fundamentalmente a la compra de equipos de refrigeración, reposición de tecnologías, introducción de nuevas líneas para incrementar capacidades productivas, compra de máquinas para el envasado, laboratorios, plantas de vapor, tratamiento de residuales y equipos de transporte.

Durante el programa radio televisivo Mesa Redonda, Jesús Rodríguez Mendoza, Vicepresidente del Grupo Empresarial de la Industria Alimentaria, dijo que “como resultado del diagnóstico inicial realizado, solo en estas industrias se demandan aproximadamente 400 millones de dólares en inversiones para su recuperación y modernización y para ello se trabaja en dos direcciones fundamentales: la inversión estatal y la inversión con participación extranjera”.

Agregó que en los últimos 4 años el sistema empresarial ha ejecutado importaciones destinadas a las inversiones por 63 millones de CUC y para el mantenimiento por 85 millones. Ambos montos concentrados fundamentalmente en la compra de piezas de repuesto y equipos para la sostenibilidad de los procesos productivos.

Rodríguez Mendoza precisó que están en proceso de conclusión inversiones en la planta de Helados Nevada de la Empresa Láctea de Matanzas, el frigorífico Vega de la Empresa Cárnica Mayabeque y la línea de sacrificio de res y cerdo de Morón, Ciego de Ávila.

De acuerdo con el directivo en los próximos cinco años este sector tiene previstas importaciones por un valor de 100 millones de dólares para revitalizar las capacidades productivas y garantizar servicios auxiliares que permitirán incrementar la calidad y sostenibilidad de las producciones.

A pesar de estos proyectos la industria aún está lejos de satisfacer la demanda de la población y otros mercados. Por ejemplo, aunque cada año crece la producción de harina de trigo es necesario importar todavía la mitad de lo que se consume en el país. Otro tanto ocurre con los cárnicos y las bebidas. A ello se suma la escasa diversidad de productos y formatos y demoras en las cadenas logísticas.

Betsy Díaz Velázquez, viceministra del Ministerio de la Industria Alimentaria, acotó que el financiamiento de este programa proviene fundamentalmente del presupuesto estatal aunque también existen 18 proyectos dirigidos a captar el interés de inversionistas extranjeros.

La inversión extranjera participa con 20 empresas en este sector, las cuales garantizan alrededor del 30 por ciento de la producción nacional. Actualmente están en marcha iniciativas de cooperación con empresas extranjeras en el programa de recuperación de las cervecerías cubanas, la fábrica de salsa soya de la provincia de Mayabeque y varias plantas de producción de galletas y confituras.

Díaz Velázquez precisó que si bien en el sector existen actualmente tres cooperativas no agropecuarias, estas aún están en modo de experimental y se dedican al procesamiento de frutas y vegetales y productos cárnicos. En dependencia de sus resultados se extenderán estas experiencias.

De acuerdo con los especialistas, la obsolescencia tecnológica es uno de los principales elementos que inciden en la falta de calidad de los productos que se ofertan a la población, varios de ellos incluidos en la canasta básica como es el caso del yogurt de soya, el pan, las pastas alimenticias, el café y los cárnicos. Sin embargo, auditorías y análisis realizados por entidades del sector han detectado falta de control y previsión de los directivos, violaciones tecnológicas, desvío de recursos y envejecimiento en varias de las normas, formulaciones y procedimientos productivos.

La industria alimentaria posee más de 2 mil 800 fábricas agrupadas en 23 ramas asociadas a la producción industrial de alimentos y bebidas. La mayor parte de estas fábricas datan de los primeros años de la Revolución, por lo que presentan un elevado deterioro de la infraestructura civil y tecnológica, y deficiencias en el diseño de su estructura que afectan el flujo productivo y limitan la ejecución de inversiones.

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