Patricia Pérez Pérez, Doctora en Lengua Española, Licenciada en Lengua francesa de la Universidad de La Habana e investigadora de la Universidad C. de Angers, Francia, donde reside desde 1999, es la autora de este estudio inédito, que ofrecemos a nuestros lectores y lectoras.


«La educación y la salud en Cuba»[1].

Patricia Pérez Pérez

La mayoría de los medios de comunicación del mundo occidental modelan, construyen verbalmente la imagen de Cuba y del largo proceso de cambio iniciado en 1959, a partir de patrones a los cuales los cubanos deberían referirse. Por lo general, se silencian o se tergiversan los logros para ensalzar las dificultades, sin que muchas veces éstas se acompañen de las necesarias referencias directas o indirectas a que la realidad cubana, como la de otros países del continente, es el resultado de una historia enrevesada y dolorosa.

El desajuste evidente entre tales normas preestablecidas y el ámbito al cual quieren aplicarse, se incrementa en medio de una modernidad desresponsabilizadora e impide describir de manera objetiva, sin prejuicios ni pretensiones hegemónicas, la construcción de la sociedad cubana actual. En una época en que los medios masivos de difusión de la información eran mucho más limitados que los que hoy conocemos, José Martídescribía ya el peligro de estas nuevas formas de progreso, advirtiendo las consecuencias del fenómeno de la monopolización de la prensa.[2]

Sin embargo, al referirse a la Revolución cubana, dos sectores escapan, de manera general, aunque no absoluta, a la desaprobación imperante de la doxa: el de la educación y la salud. Los esfuerzos por garantizar estos derechos al pueblo, se dibujan con  luces que también han proyectado sombras, similares a la talla de los obstáculos que se han interpuesto a lo largo de su trayectoria. Ante la imposibilidad de ser exhaustivos, nos limitaremos a ofrecer algunas precisiones históricas desde la época de la colonia a esta suerte de lugar común, recordando luego algunas líneas que han caracterizado el desarrollo de ambos campos durante más de cinco décadas de Revolución, no sin precisar otros aspectos que han frenado su evolución, especialmente desde la década de los 90.

La herencia de la colonia y la neocolonia.

No se podría entender el desarrollo del sistema educativo y de salud cubanos después del triunfo revolucionario sin recordar previamente y a grandes trazos, las políticas educacionales y de salud instauradas en la isla desde la época colonial.

Si la medicina de los aborígenes cubanos era ejercida por los behiques o bohiques, considerados sacerdotes-médicos que, según Fernando Ortiz, eran poderosos personajes, se sabe que durante los primeros siglos de los cuatro que abarcó la presencia española en Cuba, el encargado de realizar las acciones de salud pública, que no estaban reguladas por legislación alguna, era el Cabildo. Durante el reinado del Emperador Carlos V se ordenó la fundación del primer hospital en la Villa de Santiago de Cuba (en fecha no precisada entre 1522 y 1523) junto a su Catedral. Con posterioridad, se fundó uno en La Habana en 1538, y otro, en Bayamo, en 1544, el mismo año en que se creó el segundo en La Habana. Las órdenes religiosas se ocuparon también durante siglos de cuidar a los enfermos, de llevar los registros de nacimientos y muertes, de hacer enterramientos en las iglesias, de adoptar medidas ante las epidemias y administrar lo relativo a medicamentos y al cultivo de plantas medicinales para estos hospitales[3]. Entre las ventajas que la nueva clase de hacendados criollos logra obtener del gobierno colonial, se encuentra la implantación del « facultativo de semana » o médico de guardia, para la atención ambulatoria a los pobres de la ciudad de La Habana[4].

Desde finales del siglo XVIII y a lo largo de la centuria decimonónica, la medicina en Cuba comenzó a formar parte de una avanzada en materia de Patología y de Epidemiología, gracias a los aportes científicos de hombres insignes como Tomás Romay, considerado como el padre de la medicina cubana, reconocido por su vacuna antivariólica. En 1804, con la ayuda de la Sociedad Económica Amigos del País, se estableció en La Habana la Junta Central de Vacunación, con sedes en otras regiones de la isla. Entre sus funciones estaba la de obtener, conservar y aplicar las vacunas y llevar el control estadístico de su aplicación. Una de las medidas tomadas fue la vacunación obligatoria de todos los esclavos que llegaban al puerto de La Habana y otras provincias, como condición previa para su venta[5]. Sin embargo, desaparece el Facultativo de Semana hacia los años 60, deteriorándose además su funcionamiento con el inicio de la Guerra de los Diez años.

Así, el sistema de salud pública colonial, estuvo controlado en el primer cuarto del siglo XIX por el Real Tribunal de Protomedicato, que dirigía el ejercicio médico en todas sus ramas y el de las farmacias, además de asesorar las medidas sanitarias en casos de epidemias de las cuales se encargaban la Junta Central de Vacunación y las Juntas de Sanidad. La atención médica ambulatoria, quedaba fuera de este incipiente sistema de salud[6]. Sin embargo, en 1870 se crea el Servicio Sanitario Municipal, el cual comprendía los modelos de atención médica ambulatoria de Casas de Socorro[7].

La Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, que se inauguró el 19 de mayo de 1861, marcó el inicio de la institucionalización de la ciencia. La misma acogió en su seno a eminentes científicos e investigadores, entre ellos al doctor Carlos Juan FinlayBarrés (oftlmólogo y microbiólogo)[8], cuyo aporte a la medicina mundial fue el descubrimiento del mosquito transmisor de la fiebre amarilla y quien enunció además, en 1881, la teoría metaxénica de la transmisión de enfermedades[9].

Después de 1895, el sistema de salud se encontraba profundamente debilitado pues muchos médicos cubanos emigraron a causa del estallido de la guerra y otros se integraron a las fuerzas mambisas. La Reconcentración de Valeriano Weyler,medida de extrema de violencia puesta en vigor a instancias del gabinete conservador de Cánovas del Castillo (1896-1897), aumentó a cifras incalculables la mortalidad por enfermedades infecciosas. En 1897, las Juntas de Sanidad y Beneficencia ya eran prácticamente inexistentes; los hospitales de caridad quedaron sin recursos y la sanidad militar española también quedó prácticamente paralizada. Se estima que por causa de la fiebre amarilla y la tuberculosis pulmonar habían fallecido más de 11 000 soldados españoles. Algunos historiadores plantean que en el país fallecieron alrededor de 300 000 personas como consecuencia directa o indirecta de la Reconcentración y de la guerra[10].

Durante los primeros años del período de la República neocolonial (1902-1958) bajo la influencia de la Escuela Cubana de Higienistas de principios del siglo XX, con el doctor Carlos J. FinlayBarrés a su frente, se reorganizaron y desarrollaron en Cuba las Juntas de Sanidad y Beneficencia heredadas de la colonia y en 1909 el sistema de salud pública cubano alcanzó la categoría ministerial, primer país en el mundo en lograrlo, al crearse la Secretaría de Sanidad y Beneficencia. Desde 1942, el llamado Consejo Nacional de la Tuberculosis, creado desde 1936, decidió utilizar la vacuna antituberculosa (conocida desde 1928) como estrategia de lucha contra la enfermedad, la cual se distribuyó de forma gratuita[11]. Poco a poco se fue abriendo paso la inmunización en Cuba, a pesar de que no existía realmente una política oficial dirigida a la protección de la población ni de la infancia, pues se vacunaban entonces sólo los que podían y había un gran por ciento sin cobertura vacunal.

En los años 1950, el sector de la salud se caracterizaba por los altos índices de parasitismo y desnutrición, sobre todo en la población infantil rural, por la inexistencia de una política de prevención[12]. El buen funcionamiento del sistema sanitario se limitaba a consultorios privados, generalmente inaccesibles por lo alto de sus precios, y no existían hospitales clínico-quirúrgicos ni policlínicos rurales. Los servicios de salud brillaban por su desigual distribución entre las zonas urbanas y el campo, donde solamente existía un hospital[13]. Esta situación era similar en el caso de la estomatología y la enfermería. Las instalaciones públicas de salud y las Casas de Socorro, de menor calidad en sus prestaciones, en ocasiones cobraban por sus servicios[14]. Los niños morían de gastroenteritis y enfermedades respiratorias como primeras causas de muerte. La expectativa de vida era de apenas 60 años, para una población de alrededor de 6 millones y medio de habitantesen 1959[15]. El país contaba con unos 6 000 médicos, concentrados fundamentalmente en la capital y cabeceras de provincias y solamente existía una escuela de medicina, la de la Universidad de La Habana, donde los estudios teóricos no se complementaban con estudios prácticos.

Tanto como el de la salud, el sistema educativo cubano durante la época colonial era el reflejo del de la madre patria y estaba estrechamente ligado con la situación económica, política y social del país. Uno de los hechos fundamentales de esta etapa histórica esla creación, en  1689, del Seminario Conciliar de San Carlos y San Ambrosio y la del Colegio Seminario San Basilio el Magno en Santiago de Cuba, en 1722.El primero alcanzó tal renombre científicoen el siglo XVIII, que ni la universidad Real y Pontificia Universidad de San Gerónimo de La Habana, creada unos años después (en 1728) podía competir con él en cuanto al saber avanzado de la época[16]. En 1795, como lo subraya Hortensia Pichardo, « el padre Agustín Caballero había pedido libertad para los maestros; y hacía años que los profesores del Seminario habían roto con los textos clásicos y redactado sus propios textos. Por eso fue tan fecunda la enseñanza de ese centro que contribuyó mucho más que la Universidad al adelanto del pensamiento y la ciencia en Cuba »[17].

Durante el siglo XIX, varios planes fueron realizados con la idea de mejorar la educación y se recibió una Real 0rden que establecía la Primera Ley Escolar de Cuba, la cual disponía la fundación de las escuelas de primera enseñanza que fuesen necesarias y la instrucción gratuita para los niños pobres. Pero estas medidas estaban mayoritariamente dirigidas a la clase dominante, interesada en impedir la alfabetización de esclavos y campesinos[18]. Bachiller y Morales comenta, en sus apuntes históricos, la urgente necesidad de fomentar la educación primaria para satisfacer las necesidades del país tanto en lo privado como en lo público. El mismo autor fija una cronología de la Enseñanza Primaria durante el siglo XIX y critica el estado penoso de la Enseñanza Secundaria, entre otros temas de orden social y científico.[19]

En el período que va de 1898 a 1959, la educación nunca gozó de amplios recursos, aunque durante los primeros años de la intervención norteamericana se advirtieron algunos avances como la introducción de nuevas asignaturas en los planes de estudio, la formación de maestros, la creación de escuelas y la instauración de un sistema de educación primaria pública gratuita. Sin embargo, la mayoría de los libros de textos eran traducidos del inglés y los programas, poco adaptados a las realidades del país, creaban las condiciones para el fomento de una total dependencia cultural[20]. A pesar de que una ley (la 308) fijaba desde 1900 el carácter obligatorio de la enseñanza primaria, ésta última siempre fue víctima de la constante desatención por parte de los diferentes gobiernos.

La formación de docentes tenía carácter especializado para los maestros de la educación primaria, mediante el sistema de Escuelas Normales (nivel terciario no universitario), de las cuales existía una en cada una de las seis provincias en las que estaba dividida Cuba, pero se carecía de un sistema especializado para la formación de profesores de la enseñanza media y a nivel universitario se contaba solamente con la carrera de Pedagogía.[21]

Frente a esta  situación de las dos primeras décadas del siglo XX y ante el inmovilismo imperante de los gobernantes frente al sistema educacional, el movimiento estudiantil manifestó su radicalismo, con la exigencia de una reforma universitaria que no se limitó al alcance de la transformación docente, académica y administrativa de la universidad. El 3 de noviembre de 1923 Julio Antonio Mella, destacado dirigente revolucionario, líder de la Federación Estudiantil Universitaria y fundador del primer Partido Comunista de Cuba, funda la Universidad Popular José Martí, dedicada a la formación de los obreros que, aunque fue de poca duración, pudo aportarles conocimientos indispensables para la toma de conciencia de su papel en la sociedad[22].

En el año 1953 un censo evidenciaba el abandono oficial de la educación rural, con 41.7% de personas analfabetas”[23], un sinnúmero de maestros desempleados y la falta de escuelas. Quienes alcanzaban integrar la educación primaria, se limitaban por lo general al tercer grado de escolaridad. La enseñanza secundaria era prácticamente inexistente, como la educación especializada, que no estaba organizada ni estructurada científicamente. Se disponía de muy pocos centros de formación para adultos, quienes generalmente eran alumnos de nivel primario interesados por su superación. La Enseñanza Pre-universitaria, en el curso escolar 1958-1959, contaba sólo con 21 escuelas y una matrícula de 37 248 alumnos.[24]

Algunos estudiantes y profesores de los años 40 y 50 como Alejo Carpentier, Raúl Roa, Rubén Martínez Villena, Eduardo Chibás, Juan Marinello, José Lezama Lima y Fernando Ortiz, entre otras figuras destacadas de la intelectualidad y de la política cubana, contribuyeron significativamente a  elevar el nivel académico, no sólo en la Universidad de La Habana, sino en las dos nuevas universidades del país, fundadas en 1947 (la Universidad de Oriente) y en 1952 (la Universidad Central de Las Villas). Estas dos últimas, cuya creación había sido reclamada desde el siglo XIX por poetas como Plácido (1846) y por Independentistas como los de la Asamblea de Guáimaro (1868)[25], se unieron a la primera en lucha por la transformación de la sociedad cubana.

Cambios en la educación y la salud a partir de la etapa revolucionaria. Tres primeras décadas.

Muchos maestros y profesores y casi la mitad de los médicos con que contaba Cuba en 1959, abandonaron el país al triunfar la Revolución. A pesar de las dificultades y del hostigamiento continuo por parte de Estados Unidos, a través de su política declarada de agresiones, el joven gobierno revolucionario reconoció el derecho de toda persona a recibir servicios de educación y de salud sin costo directo, y asumió la responsabilidad de suministrar los recursos y medios para ello. Desde entonces y hasta la fecha, los logros del sistema de salud cubano y sus avances en materia de enseñanza han sido reconocidos internacionalmente.

Salud (1960-1980)

Fue con la Revolución que se inició en Cuba un movimiento para el desarrollo de la atención primaria de salud. Una de las primeras labores realizadas para mejorar la situación en que se encontraba el país fue la protección y la prevención contra las enfermedades. En febrero de 1959, se creó el Departamento de Asistencia Técnica, Material y Cultural al Campesinado del Ejército Rebelde, el cual se ocupaba de la atención médica a la población rural, pues conocía con detalle la mala situación del campo cubano[26]. En enero de 1960 se aprobó la Ley 723 del Servicio Médico Social Rural (SMSR-no obligatorio) para médicos recién graduados, misión que fue asignada a los hospitales rurales que se construían y se ponían en funcionamiento, así como en los consultorios de los médicos en zona rural (llamados Puestos Médicos Rurales)[27]. Entre las primeras tareas educativas que asumieron dichos profesionales, estuvo la de ofrecer su colaboración a las « comadronas », conocidas parteras que también se hacían llamar « recogedoras », y que eran quienes brindaban cuidados a las parturientas en casi todo el país. Estas parteras fueron instruidas y posteriormente incorporadas como trabajadoras de las unidades rurales de servicios[28]. Así fue como se erradicó la práctica empírica en la atención del parto en Cuba. En las ciudades se crearon las Unidades Sanitarias, que reemplazaron las antiguas Jefaturas Locales de Salubridad, coincidiendo durante poco tiempo con las Casas de Socorro de épocas anteriores.

En 1962 comenzó en la Isla la campaña de inmunización contra la poliomielitis, enfermedad causante de invalidez y muerte que azotaba mayoritariamente a la población infantil, así como la vacunación triple bacteriana que incluía la prevención del tétano, la difteria y la tosferina, que ya eran curables en otros países desde finales del siglo XIX.  Tres meses después de concluido el programa, se reportó el último caso de poliomielitis, siendo Cuba la primera nación latinoamericana en lograr tal éxito. Posteriormente, y en diferentes etapas, se le administraron a la población otros tipos de vacunas que disminuyeron considerablemente los índices de infección y por consiguiente, la tasa de mortalidad[29].

Se creó además un Sistema Nacional de Salud caracterizado por poseer uno de los programas de atención primaria gratuitos más completos del mundo, que en sus momentos iniciales tuvo como objetivo la formación de la Red del Policlínico Integral Preventivo Curativo (1964), sustituido más tarde por el modelo del Policlínico Comunitario (1974) y por el del Médico y la Enfermera de la Familia (1984). Se concibió un sub-programa de atención primaria al adulto mayor, el Programa Materno-Infantil, el Programa de Asistencia Estomatológica y de Control de Enfermedades Transmisibles, entre otros.

En el período entre 1959-1969 fueron construidos 128 hospitales nuevos en el país y en los ochenta, el Estado emprendió un esfuerzo mayor para cerrar la brecha existente entre el número de hospitales rurales y urbanos. Ya para 1982, había 117 hospitales rurales en Cuba, es decir, el 35.8% de todos los hospitales de la nación[30].

Como en otros países subdesarrollados, antes del triunfo revolucionario había en Cuba una alta tasa de natalidad infantil. La población cubana, en su mayoría, no tenía conocimiento ni información acerca de los métodos anticonceptivos, y la enseñanza a los médicos en la universidad no incluía estos temas en sus programas. Las mujeres, poco o nada  habituadas a utilizar dichos métodos de control de la natalidad (a no ser el preservativo), y sin ayuda profesional para abortar, decidían parir a sus hijos no planificados, o bien los entregaban a las Casas de Beneficencia. Otras exponían sus vidas en manos inexpertas con medios absolutamente impropios para provocar una interrupción del embarazo. Por lo tanto, después de 1959, se promovió y estableció la institucionalización hospitalaria de la práctica del aborto voluntario, como una medida encaminada no sólo a disminuir las complicaciones y el número de muertes maternas, sino a garantizar el pleno ejercicio de la igualdad entre los géneros[31]. No se requerían nuevas leyes de despenalización, pues el Código de Defensa Social de 1938 en su artículo 443 lo establecía como exento de responsabilidad criminal, lo que posibilitó la práctica del aborto voluntario con una interpretación flexible. Sin embargo, no fue hasta el 30 de diciembre de 1987 que se publicó el nuevo Código Penal, cuyo artículo 6 (Aborto ilícito) legalizó realmente el aborto en Cuba[32].

La atención estomatológica gratuita a niños y adolescentes también comenzó a desarrollarse en la década de los 60, cuando se contaba con muy pocos recursos para ello[33]. En el año 1970 se inició en el país el programa de aplicación tópica de fluoruro de sodio al 0,2% a niños de 5-14 años cada 15 días y la aplicación tópica de laca-flúor a niños de 2-4 años cada 6 meses. En el año 1986 se estableció el reglamento del Ministerio de la Educación Primaria y Media y del Ministerio de Salud Pública, para la atención estomatológica a niños y adolescentes, brindando cobertura al 100 % de la población menor de 15 años de edad y en 1992 se estableció el Programa Nacional de Atención Estomatológica Integral a la Población[34].

La formación profesional en Ciencias Médicas ha sido, desde el triunfo de la Revolución cubana, indudablemente superior a la anterior, pues desde el primer año el aprendizaje teórico se ha combinadocon la práctica docente. Para la formación del personal funcionan, desde 1974, cuatro Institutos Superiores de Ciencias Médicas, 21 Facultades de Medicina, cuatro Facultades de Estomatología, cuatro Facultades de Enfermería y cuatro Facultades de Tecnología de la Salud. Además prestan servicios 169 sedes universitarias municipales en el territorio nacional.[35].

Por otra parte, si se conoce que en Cuba la primera transfusión de sangre humana fue realizada en 1878 (por un médico colaborador de Carlos J. Finlay), cabe señalar que a partir de 1961 se desarrolló el sistema de Bancos de Sangre en el país, gracias al Ministerio de Salud Pública. De ellos, existen hoy 26 centros en todo el territorio nacional.

En 1983 se creó la Ley 41 que regula el desarrollo de las donaciones de órganos y tejidos. Tal práctica, que ya es habitual en el sistema de salud cubano, aparece registrada en el Capítulo IV de dicha ley y refiere en su artículo 80 que « la donación de órganos, sangre y tejidos será un acto de libre y expresa voluntad del donante o de quien lo represente, según el caso, realizado con fines humanitarios, y se acreditará en el Carné de Identidad del donante ». Así, desde la edad de los 18 años, cualquier cubano que esté en el pleno uso de sus facultades mentales puede dar fe de su voluntad de donar o no sus órganos y tejidos[36]. En 1970  se practicó el primer trasplante de riñón en Cuba y en 1985, el primer trasplante cardíaco, siendo éste considerado también el primero realizado en un país del tercer mundo. Un año más tarde, tuvo lugar el primer trasplante combinado de corazón-pulmón, el primero en practicarse en un país latinoamericano[37].

Todos estos avances en el sector de la salud fueron logrados a pesar de que la política de los Estados Unidos de Norteamérica ha privado continuamente a Cuba de la obtención de medicamentos imprescindibles, de información científico-técnica, de la posibilidad de asistir a eventos científicos internacionales, y ha llegado a utilizar el arma biológica contra su población en forma de dos epidemias que marcaron la sociedad cubana en los años 80, como fueron el dengue y la conjuntivitis hemorrágica, introducidas en 1981 y en 1982, respectivamente, siendo el caso más siniestro de guerra biológica desatada por el Gobierno de Estados Unidos contra Cuba, el cual causó la muerte de 158 personas, entre ellas 101 niños.[38]

Educación (1960-1980)

En materia de educación, desde el año 1959 surgieron las primeras transformaciones con la creación de un Sistema Nacional con acceso universal y gratuito para todos los ciudadanos, sin discriminación por color de la piel, sexo o estrato social, y paralelamente se acometió la Reforma Integral de la Enseñanza[39]. En el año 1961, llamado « Año de la Educación », el gobierno y el pueblo en general se enfrascaron en llevar adelante el primer gran proyecto social de la Revolución después del de la Reforma Agraria de 1960 : la Campaña de Alfabetización.Como lo describe Jean Lamore, en su libro Cuba, publicado en París en 1970:

« Rechazando las ofertas de la Unesco, Cuba buscó  métodos propiamente cubanos y quiso hacer de esa campaña una realización exclusiva del pueblo cubano. […] Alfabetización, pero también mezcla humana entre citadinos y rurales, jóvenes y viejos, blancos y negros, la campaña se transformó en una epopeya de profundo significado humano, que marcó a toda una generación de jóvenes cubanos. »[40]

Así, en sólo un año, la tasa de analfabetismo de un millón de habitantes, es decir 23.6 % de la población adulta existente en el país, de los cuales el 40 % se encontraba en el campo y 11 % en la ciudad, había descendido a 3.9 %[41]. El 6 de julio del mismo año, se nacionalizaron las escuelas privadas y se crearon los Círculos Infantiles que reciben desde entonces a los niños desde los 45 días de nacidos hasta los 5 años de edad, antes de integrar la Educación Preescolar. La enseñanza se dividió en cuatro niveles: primario (de 6 a 12 años), secundario (de 12 a15 años), pre-universitario (de 15-18 años) y universitario. Durante el periodo 60-70 sólo la educación primaria era obligatoria, y en los años siguientes esta obligación se extendió hasta el noveno grado de la enseñanza secundaria. Los métodos de enseñanza fueron pronto adaptados a las nuevas circunstancias y una cadena de televisión transmitía todo el día programas escolares. De los antiguos cuarteles de la dictadura batistiana, 69 fueron utilizados como escuelas y se amplió considerablemente la infraestructura para poder acoger a todos los educandos.

Desde 1963 comenzaron a funcionar los Círculos de Interés Científicos y Técnicos con la idea de incentivar vocaciones y sobre todo de crear un puente entre la educación y los principales sectores de la economía. También se creó la escuela al campo, para acercar a él a los estudiantes de las ciudades y hacerlos participar en las labores agrícolas, indispensables para la subsistencia del país. En 1962,la Universidad de la Habana reabrió sus puertas, cerradas desde 1959 y se dio acceso universal a ella con la Reforma Universitaria. A pesar de la insuficiente cantidad de profesores, el estado cubano atribuyó becas integrales a los estudiantes que vivían alejados de su centro estudiantil. Para la enseñanza dirigida a personas con discapacidades, se creó un modelo de escuelas especiales ajustadas a las características de los alumnos. En el curso 1961-1962 se crearon 18 establecimientos de este tipo y en el curso 1969-1970, sumaban ya 142[42].

También se impuso como una necesidad mayor la creación de Institutos para la Formación de maestros (o Institutos pedagógicos) ante la creciente demanda de personal docente calificado. En 1960, miles de maestros voluntarios prestaron servicios en los lugares más apartados del país, quienes paralelamente a las actividades de docencia recibían cursos por encuentros o a distancia[43].En 1964 se crearon los tres primeros Institutos Pedagógicos, como facultades dependientes de tres de las cuatro universidades que existían en ese momento en el país, y en 1976, se fundaron los Institutos Superiores Pedagógicos (ISP) como universidades pedagógicas independientes, adscriptas al Ministerio de Educación, las cuales fueron aumentando numéricamente a todo lo largo y ancho del país.

Cuba eliminó el deporte profesional al inicio de la Revolución y creó, en febrero de 1961, el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER)  que rige, entre otras funciones, las Escuelas de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE), las Escuelas Superiores de Perfeccionamiento Atlético (ESPA), los Centros de Alto Rendimiento Deportivo (CEAR) y el Instituto Superior de Educación Física Manuel Fajardo[44]. Entre los años 1962 y 1968, se formaron de 1200 instructores conalguna experiencia en la práctica de un deporte y con un mínimo de sexto grado aprobado de escolaridad. En la entonces República Democrática Alemana se capacitaron alrededor de 400 técnicos en algunos deportes priorizados. En septiembre de 1964, se inició una segunda etapa con la  Escuela Superior de Educación Física (ESEF) con el primer curso regular para la formación de profesores de nivel medio. Ambas instituciones desaparecieron a finales de los años ‘80 con la formación de Licenciados en Cultura Física, cuyo nivel de ingreso es de 12do grado. Desde agosto de 1963 se celebran, también bajo la dirección del INDER, los Juegos Deportivos Escolares Nacionales.[45]

Para llevar el arte a todos por igual, luego de un estudio general realizado sobre la enseñanza artística, se creó en 1962 la Escuela Nacional de Arte (ENA). Por primera vez en Cuba, una escuela de este tipo recibía a alumnos procedentes de todas las capas sociales y de todas las regiones del país, luego de efectuarse una rigurosa prueba de aptitudes y capacidades requeridas para cada especialidad. La escuela se estableció en el antiguo y exclusivo Country Club de La Habana. Años más tarde, en 1976, la ENA dio origen al Instituto Superior de Arte (ISA).Hoy existen en Cuba quice Escuelas de Instructores de Arte[46].

Además de la Educación regular se estableció, desde principios de la Revolución, un subsistema de Educación para adultos: el de la Educación Obrero Campesina, seguido de la Secundaria y de la Facultad Obrero-Campesinas, donde además se incluyeron 4 semestres de enseñanza en Escuela de Idiomas. En estas escuelas de adultos fueron acogidos los jóvenes egresados de la enseñanza regular, permitiéndoles la obtención del grado de bachiller, y aquéllos que se encontraban desvinculados del sistemaescolar.También se creó y desarrolló en esta etapa el subsistema de Educación General Politécnica y Laboral y el de la Educación Técnica y Profesional.

En los años 60, la Educación Superior contaba con cinco universidades. De mediados de los 70 a mediados del 80, se amplió notablemente el número de instituciones, que ya sumaban 28 en el año 1976.

La educación y la salud en Cuba desde los años 90 hasta la época actual.

El bloqueo impuesto a Cuba desde 1962 con la Ley del Embargo, dictada por el gobierno de los EE.UU, que prohíbe la adquisición de productos farmacéuticos, equipos médicos y materias primas requeridas para su fabricación en laboratorios o empresas cubanas, se recrudeció en la década de los 90 con la llamada Ley Torricelli y la Ley Helms Burton. En este período, conocido como Especial en tiempo de Paz, la educación y la salud afrontaron graves problemas por la falta de recursos. A pesar del estado de sitio impuesto al país, el sistema de enseñanza y de salud gratuita se mantuvo y ninguno de los hospitales ni centros educacionales dejó de funcionar.

En la educación, el material indispensable para los educandos (libretas, lápices, cuadernos, papel y otros insumos) y para el mantenimiento de las escuelas, se volvieron sumamente escasos. Muchos profesionales del sector, bajo el peso de la crisis económica, comenzaron a optar por vías más rápidas para obtener ingresos (fuga de profesionales hacia turismo o los servicios) y la falta de personal se volvió un punto crítico que golpeó sobremanera los diferentes niveles de la instrucción. Igual suerte corrió el sector de la salud, con la consecuente degradación de las condiciones en los hospitales, la falta de equipos médicos y de material desechable, indispensable para el correcto funcionamiento de los mismos.

Por otro lado, debido a las carencias originadas por el Período Especial que condujeron a un déficit nutricional dramáticoa partir de 1991, el pueblo cubano enfrentó un fuerte brote de neuropatía óptica epidémica, por lo que se hizo urgente la distribución,por parte del Estado, del suplemento vitamínico gratuito a la población para disminuir el número de afectados, que a finales del año 1997 sumaban ya un total de 58 600 en todo el país[47].

Frente a la inminente necesidad de encontrar soluciones para la resolución de los principales problemas de salud y de alimentaciónen esta nueva etapa, seaceleró el desarrollo de la Biotecnología que había comenzado ya a finales de los años 80. Se creó entonces el primer Polo Científico en el Oeste de la capital, en el municipio habanero de Playa, donde se construyeron varios edificios que integraron la comunidad científica más extensa del país. Además de impulsar el incremento de tecnologías de avanzada, dicho polo tenía también como finalidad el aporte de divisas mediante la creación de productos competitivos en el mercado farmacéutico internacional.[48]

Desde esta década, sus resultados han sido representados por un gran número de vacunas y de fármacos. Entre 1992 y el 2002 se introdujeron en el país 333 medicamentos nacionales, desde los llamados retrovirales para la terapia de pacientes con SIDA hasta antibióticos de tercera generación, cardiovasculares y vasodilatadores. También se creó el Sistema de Diagnóstico Ultra Micro Analítico (SUMA) que hoy se encuentra en más de 200 laboratorios de América Latina, Europa, Asia y África.

Si al principio de la Revolución se habían utilizado exclusivamente medicamentos y vacunas importadas, más de la mitad de los que reciben los cubanos desde los noventa se fabrican en laboratorios nacionales.Entre los principales productos que muestran la continuidad de estos esfuerzos en materia de investigación y salud, podemos citar laVacuna contra la Meningitis B,contra la Influenza, la Antimeningocócica A-C, las vacunas y tratamientos más recientes contra el cáncer del pulmón como la CIMAVAX-EGF y Racotumobap. Entre otros productos de este tipo, se destaca el CIGB-300, destinado al tratamiento de cáncer en el útero y otras localizaciones(actualmente en fase 3); la vacuna terapéutica TERAVAC-HIV-1 contra el SIDA, la terapia homeopática contra varios tipos de cáncer comercializada con el nombre de VIDATOX,elaborado a partir del veneno del alacrán endémico azul (Rhopalurusjunceus), y las terapias de Anticuerpos Monoclonales, también destinadas a combatir el cáncer, que sigue siendo la segunda causa de muerte en la región de las Américas[49]. Se han realizado investigaciones sobre otras enfermedades como la Diabetes Mellitus que han concluido a la obtención de fármacos novedosos como el HEBERPROT-P, producto único en su tipo en el mundo para el tratamiento de las úlceras de pie diabético.

Evidencias gráficas del tratamiento con HEBERPROT-P[50].

Cabe señalar que estos avances científicos en la esfera biotecnológica puestos al servicio de la salud cubana, compensan en gran medida la imposibilidad de recurrir a otras terapias que siguen siendo obstaculizadas por el bloqueo, el cual frena el acceso a varios medicamentos, equipos médicos y repuestos. Por sólo citar algunos ejemplos (que también recoge SalimLamrani en su libro État de siège[51]), el Instituto de Oncología y Radiobiología de La Habana no puede emplear placas de Yodo Radioactivo en el tratamiento a niños y adultos que padecen del tumor retinoblastoma debido a que sólo son vendidas en Estados Unidos. Esta tecnología es mayormente utilizada en los menores, dado que permite tratar el tumor de retina, conservando la visión del ojo afectado y la estética del rostro. Ante esta carencia, la única alternativa es la extirpación de un ojo y, en otros casos, la de los dos. Esta entidad tampoco dispone de acceso al medicamento Temozolamide (Temodar), citostático específico para el uso de tumores del sistema nervioso central (glioma y astrocitomas) que afecta aproximadamente a 250 pacientes anuales, de los cuales alrededor de 30 son niños[52].

En 2011, el gobierno estadounidense incautó 4 millones 207 mil dólares del financiamiento del Fondo Mundial de lucha contra el SIDA, la tuberculosis y la malaria destinados a tres proyectos de cooperación con Cuba[53]. A pesar de ello, el programa nacional de inmunización cubano sigue protegiendo a los niños contra 13 enfermedades, entre ellas la poliomielitis. En los últimos años se ha puesto en práctica un Programa Nacional contra el dengue, cuyos brotes han sido frecuentes en Cuba y en el área centromericana, así como acciones y medidas preventivas como la fumigación en casas y barrios para evitar su propagación. Se garantiza además toda la información a la población a través de campañas preventivas en la televisión o a través de los periódicos y en los boletines informativos.

Pero los innegables logros de salud y educación en Cuba se han visto empañados también desde los años noventa por dificultades que son de orden interno, como la falta de una reserva suficiente de maestros, la disminución cualitativa de la formación de los llamados « maestros emergentes » que han sido formados en poco tiempo para hacer frente a las nuevas necesidades, el difícil mantenimiento de la infraestructura escolaro los problemas de distribución de alimentos en las escuelas. Iguales obstáculos se hanenfrentado en el sistema de salud, donde se han reportado graves negligencias por desvío de recursos.

Algunos medicamentos escasos, de producción nacional, se venden ilegalmente en la calle a precios más altos que los que se distribuyen en las farmacias, creando un mercado paralelo que dificulta las posibilidades de acceso a ellos para las personas con menores posibilidades económicas. Otras medicinas, nacionales o de importación, cuyos precios son los del mercado internacional, siguen siendo de acceso exclusivo para la pequeña parte de la población que recibe remesas del exterior o tiene  mayores ingresos[54].

Los establecimientos de salud para extranjeros, con mayor calidad en sus servicios, son concebidos como una suerte de injusticia por algunos ciudadanos. El desfase entre la calidad de estos centros (CIMEQ, Cira García, Las Praderas, algunos pisos del Hospital Clínico Quirúrgico Hermanos Almejeiras, del Hospital Ortopédico Frank País o el Instituto de Cirugía Ocular Ramón  Pando Ferrer) y otras instituciones del país, así como la migración de médicos y personal calificado a otros lugares del continente, son también los argumentos más blandidos hoy para mostrar las « desigualdades » del sistema de salud cubano. Sin embargo, sin el aporte económico de estasinstituciones que forman parte del llamado Turismo de Salud, o sin los convenios que se han firmado con otros países del área, otras farmacias y hospitales nacionales dejarían de funcionar.También sería imposible la compra de medicamentos en el exterior, mucho más onerosos para Cuba a causa del bloqueo y que deben obtenerse por terceros países, incluyéndose aquí muchos citostáticos para enfermos de cáncer. Tales medidas siguen siendo indispensables para el desarrollo de la salud en Cuba, pues sin ellas el sistema sanitario ya asfixiado estaría exhausto.

El aumento de los salarios del personal de la educación (como de la salud) en 2005, poco pudo frenar el éxodo de personal hacia otras labores más atractivas económicamente. Por lo tanto, y con el objetivo de recuperar la calidad de la educación, deteriorada desde las pasadas décadas, el gobierno incluyó en la nueva Ley de Seguridad Social de 2008, la contratación de personal jubilado de la docencia, con salario completo sin perder el derecho a la pensión. En 2009, un decreto ley modificó el Régimen Laboral con varias medidas, entre ellas la aprobación de una regulación integral del pluriempleo, que también beneficia a los estudiantes de los cursos regulares de niveles medio superior y superior que podrán incorporarse al trabajo mediante contrato por tiempo determinado, en la modalidad a tiempo parcial, y percibir ingresos por los resultados, sin perjuicio de su formación profesional[55].

Pese a los múltiples obstáculos de las dos décadas pasadas, podemos destacar otros resultados recientes obtenidos en determinadas especialidades, algunas de ellas de gran sensibilidad humana, como el trabajo con los autistas en la escuela Dora Alonso y con los niños sordo-ciegos, muchos de los cuales han recuperado, en parte, la audición gracias al programa de implante coclear[56]. También hay que destacar la introducción desde el curso escolar 2000-2001 de un nuevo Programa (Curso de Superación Integral para Jóvenes), dirigido a jóvenes de 18 a 30 años desvinculados del estudio y el trabajo, así como la reducción de las aulas de primaria a sólo veinte alumnos, ola introducción, de forma masiva,de la televisión y del video en esta enseñanza. En los canales educativos se proyectan más de 30 programas semanales con diferentes frecuencias, de acuerdo al grado que cursan los alumnos, y se mantienen 1.194 escuelas rurales con menos de cinco alumnos y 202 para un sólo niño[57]. La Universidad para el Adulto Mayor (o universidad de la tercera edad) y la preparación que se brinda en las Facultades Obrero Campesinas en vistas a mejorar la preparación de los jóvenes para enfrentar las pruebas de ingreso a la universidad, son también muestras de los múltiples y continuos esfuerzos que han sido y son realizados para mantener una enseñanza inclusiva en todo el territorio cubano.

A modo de conclusión.

Desde el triunfo de la Revolución en Cuba la elevación de nivel, no sólo cuantitativo sino (y sobre todo) cualitativo de la vida intelectual y del estado de la salud del pueblo han sido una constante preocupación, a pesar de las desfavorables condiciones que injustos factores externos han impuesto a la Isla, aun si muchos problemas, como lo acabamos de ver, se deben también a dificultades de orden interno. Al analizar los períodos anteriores de la Historia de Cuba, comprendemos que los avances en materia de salud y educación no son una mera cuestión de retórica, sino una suma de hechos y resultados fehacientes, que no han estado exentos de errores, pero en los que ha sobrado la abnegación, la creatividad y la voluntad humana de elevar a los hombres y mujeres hacia una sociedad mejor, aunque siempre siga siendo mejorable.

Culpar al sistema social existente en Cuba de las dificultades económicas que enfrentan los cubanos desde hace más de 5 décadas, y sobre todo en materia de educación y de salud desde el llamado Período Especial, es una mentira histórica y una desfachatez política sin precedentes. De haber dispuesto de los cientos de miles de millones de dólares que ha causado el bloqueo a su población, se hubiesen alcanzado sin duda niveles muy superiores de eficiencia que potencialmente se podría obtener en ambos sectores y en muchos otros de su delicada economía.

A más de cincuenta años del bloqueo, que tantas vidas humanas y sacrificios ha costado al pueblo, es sorprendente que muchos cuestionen el rechazo a una política mayoritariamente denunciada en la ONU, y que algunos cubanos fuera y dentro de Cuba aboguen por el mantenimiento de este acto de genocidio, perpetrado por un país que ha exhibido durante siglos su desinterés por mejorar las condiciones de vida los habitantes de la isla y del cual han emanado grandes sumas de dinero para apoyar el aparato represivo en contra de ella (ver anexo 1).

Las críticas al sistema de salud cubano y la exaltación de las deficiencias en su educación, generalmente obvian muchos de los datos que acabamos de resumir. Tampoco incluyen que, a pesar de los escasos recursos, Cuba ha demostrado que se puede brindar ayuda a países desfavorecidos como lo hicieron en Chile en 1960, en Argelia en 1963, en Angola en los años 70 y 80o con los niños afectados por la catástrofe nuclear de Chernóbil  a partir de los 90. En la época más reciente, algunos datos del sistema solidario de salud cubano como la creación de la Escuela Latinoamericana de Medicina (1999),la intervención de la Brigada “Henry Reeve” en Pakistán (2005) o en Haití, donde muchos médicos estaban ya presentes mucho antes del terremoto de 2010, la « Misión Milagro » en América Latina; la ayuda brindada actualmente en más de treinta países africanos (ver anexos 2 y 3) y en la lucha contra el ébola (Sierra Leona, Liberia, Guinea Conakry),son obviados sistemáticamente por las transnacionales de la información.

En el caso de la educación, el método cubano de alfabetización "Yo sí puedo", la escuela Simón Bolívar en los campamentos provisionales de la República Árabe Saharaui Democrática (2012), la creación del Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño (IPLAC, 1990) de La Habana y la fundación de la Facultad Latinoamericana y Caribeña de Educación Física y Deporte (1999), son testimonios que, junto a los anteriores, avalan la hipótesis de que un mundo más humano y menos ignorante, es realmente posible.

No se puede medir a Cuba y a su situación inédita en la Historia del siglo XX con los parámetros que se mide a países de historia y cultura milenarias y con una economía que hasta hace poco creíamos capaz de resistir ante cualquier embate. En un panorama en el que Occidente se ahoga en la crisis financiera y en la política de recortes, en que la antigua metrópoli se desangra entre dolorosos desahucios, acosos bancarios y despidos, en que manifestantes de México y Colombia todavía reclaman mejoras en su sistema de enseñanza, Cuba intenta mantener su dignidad contando con la reestructuración de su economía y con la solidaridad de los pueblos de América Latina y del mundo, como las únicas vías para preservar la salud y la educación, primeros garantes del futuro de la nación y de la conservación de su soberanía.

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ANEXOS

1)

 

2)

3)

http://www.telesurtv.net/telesuragenda/Cooperacion-Cuba-Africa-20140915-0030.html

 


[1] Ponencia presentada en el coloquio « Luces y sombras de la Revolución cubana ». Organizado por SalimLamnrani, FabriceParisot  (Universidad de La Reunión) y RenéeClémentineLucien  (Universidad de La Sorbona) el 18 de mayo de  2013.Título original: « La educación y salud : dos pilares del proceso revolucionario cubano”.

[2] « […] una aristocracia política […] domina periódicos, vence en elecciones »; José Martí, « Cartas de Nueva York expresamente escritas para La Opinión Nacional », Nueva York, 12 de noviembre de 1881, Obras completas. Edición Crítica, 1881-1882, Estados Unidos, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2004, T. 9, p. 119.

[3] DELGADO GARCĺA, Gregorio, « Antecedentes históricos de la atención primaria de salud en Cuba », Revista Cubana de Salud Pública, La Habana, Escuela Nacional de Salud Pública, v.31, n.2 abr.-jun, 2005. Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-34661998000200007&lng=es.

[4] Gregorio Delgado García señala que « El facultativo de semana fue el primer modelo estatal de atención médica ambulatoria establecido en Cuba por el sistema de salud colonial y su importancia histórica es innegable por el paso de avance que significó en el desarrollo de la salud pública en su época y por el beneficio que reportó a las capas más humildes de la población de la isla. Este modelo consistía en nombrar semanalmente dos facultativos, un médico y un cirujano, que rotaban sin excepción alguna entre todos los de la ciudad, los cuales debían atender gratuitamente a los enfermos o accidentados que se presentaran entre los pobres de solemnidad de la población, les ponían tratamiento en sus casas y si fuera necesario los enviaban a los hospitales de caridad; realizaban también funciones de médicos forenses; inspeccionaban las condiciones higiénicas de los establecimientos públicos y se ocupaban de la higiene de los alimentos que se expedían en los comercios de la ciudad ». Ibid.

[5] DELGADO GARCIA, G., « Conferencias de historia de la administración de Salud Pública en Cuba », Cuadernos de Historia de Salud Pública, La Habana, 1991; (81), p. 28 - 32.

[6]DELGADO GARCĺA, G., « Antecedentes históricos…», op. cit.

[7]Ibid.

[8]Archivos de la Sociedad  Española de  Oftalmología, v.81 , n.8 , Madrid, agosto 2006. http://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S0365-66912006000800012&script=sci_arttext

[9] FINLAY, C. J, « El mosquito hipotéticamente considerado como agente de transmisión de la fiebre amarilla», Obras Completas, Compiladas por César Rodríguez Expósito, La Habana, Academia de Ciencias de Cuba, 1965; T.1, p.247-261. La lectura de este artículo se hizo el 14 de agosto de 1861.

[10] AGUIAR GONZALEZ DE LA PENA, Nelson Miguel  & BENITEZ PINON, Lourdes Matilde, «Aproximación a la historia de la medicina en Cuba: La colonia », Revista habanera de Ciencias Médicas,  2010, vol.9, n.2, pp. 143-149.

[11]BELDARRAĺN CHAPLE, Enrique, « Apuntes para la historia de la lucha antituberculosa en Cuba », La Habana,  Revista  Cubana de Salud Pública, 1998; 24 (2): 97-105, Departamento de historia de la Salud Pública, Escuela Nacional de Salud Pública.

[12] En 1959, un estudio exhaustivo realizado por las autoridades del sector de salud pública a través del país demostró que el 71.96% de todos los cubanos sufrían de parasitismo; en las zonas rurales el porcentaje era de 86.54%. (VALDÉS, Nelson P., "Health and Revolution in Cuba", Science and Society, Vol. 35, No. 3, 1971, p. 334).

[13] El mismo se encontraba en la zona de Venta de Casanovas, único en su tipo, en el actual municipio santiaguero de Contramaestre.

[14]Comisión interamericana de derechos humanos, OEA, Capítulo XIII, El derecho  a la salud. http://www.cidh.oas.org/countryrep/Cuba83sp/capitulo13.htm#2

[15] « 50 Aniversario de la Revolución Cubana», Centro de Información para la prensa de la Unión de Periodistas de Cuba » ; http://revolucioncubana.cip.cu/referencias/cifras/salud-en-cifras/cifras-antes-de-1959

[16] ORTEGA, Josefina, « Las rutas del saber », La Jiribilla, la Habana, 2004, http://www.lajiribilla.co.cu/2004/n185_11/memoria.html

[17] Pichardo, H., La actitud estudiantil en Cuba durante el siglo XIX,  La Habana,  Ciencias  Sociales, 1983. p. 40.

[18] ÁLVAREZ FIGUEROA, O.,  El sistema educativo cubano en los noventa, Centro de Investigaciones de Economía Mundial, Ciudad de La Habana, Cuba. 1997, p.21

[19] BACHILLER Y MORALES, Antonio, Apuntes para la Historia de las Letras y de la Instrucción Pública en la Isla de Cuba, Habana, P.Massana, 1859, T.I, p. 14

[20] GONZÁLEZGONZÁLEZ, José Pedro & REYES VELÁZQUEZ, Raúl, « Desarrollo de la Educación en Cuba después del año 1959 », Revista Complutense de Educación, Vol. 21 Núm. 1, 2010, p.15.

[21] « Los Institutos Superiores Pedagógicos Cubanos », Digital ObservatoryforHighereducation in LatinAmerica and theCaribbean , IESALC , Unesco, 2003, www.iesalc.unesco.org.ve

[22] PADRÓN. P, L., Julio Antonio Mella y el Movimiento Obrero, La Habana, Ciencias Sociales, 1980, p 58.

[23] PÉREZ DE LA RIVA, Juan & al. “La república neocolonial”,  Anuario de estudios cubanos, T. I, Ciencias Sociales, 1975, p. 58.

[24] « La Educación en la Revolución, 1958 – 2008 », Oficina Nacional de Estadísticas  e Información, República de Cuba,  http://www.one.cu/educacionenlarevolucion.htm

[25] GUADARRAMA  GONZÁLEZ,  Pablo. "Etapas principales de la educación superior en Cuba",  Revistas de Historia de la Educación Latinoamericana, Tunja, 2005. Nro. 3. p. 49-72

[26] Cuba. Ley 100, 23 de febrero de 1959. Gaceta Oficial, 26 de febrero de 1959.

[27] ROJAS OCHOA F., « Orígenes del movimiento de atención primaria de salud en Cuba », Revista Cubana de Medicina General Integral, La Habana, 2003; 19(1):56-61.

[28] ROJAS OCHOA, F.,  « La atención primaria de salud en Cuba, 1959-1984 »; Conferencia leída en el Simposio "Mario Escalona in Memoriam: Teoría y práctica de la atención primaria de salud". Escuela Nacional de Salud Pública, junio 11 de 2004, http://bvs.sld.cu/revistas/spu/vol31_2_05/spu12205.htm.

[29]MARREIRO YÁNEZ, Raquel, «Campaña que nos protege», Cubahora, Primera Revista Digital de Cuba,  2 de junio de 2013; http://www.cubahora.cu/ciencia-y-tecnologia/campana-que-nos-protege#.UZTPEqdOK70

[30] « Comisión interamericana de derechos humanos », op. cit..

[31]GRAN ÁLVAREZ, Miriam Alicia, Interrupción voluntaria de embarazo y anticoncepción. Dos métodos de regulación de la fecundidad: Cuba. 1995-2000 ; Tesis de doctorado (Doctor en Ciencias de una Especialidad), La Habana: Escuela Nacional de Salud Pública, 2005 ; <http://tesis.repo.sld.cu/72/>

[32] ALVAREZ LAJONCHERE, C., « Aspectos jurídicos y médicos legales del aborto en Cuba », Sexología Social, La Habana, 1994, N°1, p. 6.

[33]Programa de atención estomatológica a la población menor de 15 años, La Habana, ECIMED, 1983, Dirección Nacional de Estomatología, Ministerio de Salud Pública.

[34]RODRĺGUEZ CALZADILLA, Amado & VALIENTE ZALDĺVAR, Carolina, « Estrategias y resultados de la atención estomatológica a niños y adolescentes »,  Revista Cubana de Estomatología,  Ciudad de La Habana,  v. 40,  n. 1, abr, 2003.

[35] « Conozca Cuba », Sitio internet de la Embajada de Cuba en México.    http://www.cubadiplomatica.cu/mexico/ConozcaCuba/Salud.aspx

[36] Los menores de 18 años de edad no incapacitados pueden donar sus órganos y tejidos con la autorización previa del padre o la madre, o de su representante legal en ausencia de éstos.

[37]CUZA ABDO, Anselmo, « Historia del Trasplante en Cuba », Portal de Infomed,    http://www.sld.cu/sitios/trasplante/temas.php?idv=8214

[38]Cuba vs Bloqueo, 3 de enero de 2000, http://www.cubavsbloqueo.cu/Default.aspx?tabid=244

[39] « La educación en la Revolución », Oficina Nacional de Estadísticas, op.cit.

[40] LAMORE, Jean, Cuba, Paris, PUF, 1973, 2da edición, (1ra ed.1970), p. 121-122. (La traducción del francés al español es nuestra)

[41]Ibid.

[42] « La educación en la Revolución »,  op.cit.

[43] « Los Institutos Superiores Pedagógicos Cubanos »,  op. cit.

[44] INDER, Ecured, http://www.ecured.cu/index.php/INDER

[45] « Universidad de las Ciencias de la Cultura Física y el Deporte Manuel Fajardo, Ecured, http://www.ecured.cu/index.php/Universidad_de_las_Ciencias_de_la_Cultura_F%C3%ADsica_y_el_Deporte_Manuel_Fajardo_(UCCFD)#Historia_y_nombre_de_la_instituci.C3.B3n

[46]La educación en la Revolución. 1958-2008,  La Habana, Oficina Nacional de Estadísticas, 2010, p. 9.

[47] ESTEBAN GARCĺA-ALCOLEA, Eglis., «La neuropatía óptica epidémica cubana», Revista Mexicana de  Oftalmología; Noviembre-Diciembre 2008; 82 (6), p. 391-396.

[48]“Luego de la creación del Centro de Inmunoensayo  en 1987, y en medio de la compleja situación económica del Período Especial, se construyeron y perfeccionaron centros como el de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), el Centro Nacional de Biopreparados (BIOCEM), el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (CEDMED)  y de prevención del  ITS-VIH/SIDA, entre otros. También se remodeló y modernizó el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kouri (IPK) que ya funcionaba desde 1936. Este concepto se llevó luego a otras provincias por lo que hoy existen 12 Polos Científicos en todo el país y tres polos temáticos: EL Polo del Oeste, EL Polo Industrial y el de Humanidades”. Fuente: « Polo científico », Ecured, Cuba, http://www.ecured.cu/index.php/Polo_Cient%C3%ADfico_del_Oeste_de_La_Habana

[49]GUZMÁN, Jessica ; « Cada año 7,6 millones de personas mueren de cáncer, revelan estudios », La página, 5 de febrero de 2012, http://www.lapagina.com.sv/nacionales/61996/2012/02/04/Cada-ano-76-millones-de-personas-mueren-de-cancer-revelan-estudios

[50]« Heberprot-P », Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, 2013

http://heberprot-p.cigb.edu.cu//index.php/es/producto/heberprot-p

[51] LAMRANI, S., État de siège. Les sanctions économiques des États-Unis contre Cuba. Une perspective historique et économique, Paris, Estrella, 2011.

[52] « Bloqueo de EE.UU. castiga doble a cubanosenfermos de cáncer », PL, Radio Santa Cruz, 21 de octubre de 2010, http://www.radiosantacruz.icrt.cu/noticia/ver/15499-bloqueo-eeuu-castiga-doble-cubanos-enfermos-cancer.htm

[53] « EE.UU obstaculiza lucha de Cuba contra el Sida », Cubadebate, 18 de julio de 2011, http://www.cubadebate.cu/noticias/2011/07/18/eeuu-obstaculiza-lucha-de-cuba-contra-el-sida/

[54]La mayoría de los enfermos que padecen enfermedades crónicas se benefician sin embargo de un sistema de distribución conocido popularmente con el nombre de “tarjetón” que les asegura una cantidad estable de las medicinas que necesitan por mes. Estos enfermos tienen tambiénla posibilidad de recibir medicamentos importados por concepto de donación, que los hospitales o algunos centros caritativos les proporcionan.

[55]ACOSTA Dalia, « Educación se beneficia con reforma salarial », IPS Noticias, http://ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=92608, IPS, 2009.

[56]Ibid.

[57] « Desarrollo de la Educación en Cuba después del año 1959 », op. cit, p. 28.

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