El joven realizador seleccionó algunas de las polémicas notables que en la última década (2007-2015) tuvieron como punto de partida o como su expresión más visible, el debate a través de las ya no tan nuevas tecnologías de la comunicación.
La llamada guerrita de los emails que desató una profunda reflexión política y cultural sobre el Quinquenio Gris en Cuba; aquella controvertida improvisación del músico Robertico Carcassés en un concierto por la libertad de los Cinco y que la Televisión trasmitió en vivo para todo el país; la puja todavía en suspenso de un grupo de cineastas que presionan para que el Estado cubano apruebe una Ley de Cine; son sin dudas pasajes atractivos de la emergente “historia digital” cubana.
Como oponente, la doctora Maribel Acosta, jefa de la carrera de Periodismo
Junto con estos sonados revuelos, el autor también incluyó aquel viejo episodio de la carta abierta al Canciller cubano y lo que pudo significar todo lo que sucedió después para el inicio de una política nuestra más coherente en los escenarios internacionales, en relación con la diversidad sexual y los derechos de la comunidad LGBTI.
La pretensión de abordar asuntos tan complejos en breves episodios de cuatro o cinco minutos, incluyendo análisis desde la academia y la experticia, parecía un reto insalvable que Ismario resolvió con creatividad y sin aburrir.
Como serie para la web, por supuesto, no agota los temas que aborda, ni podía incluir todos los puntos de vista o matices de cada acontecimiento. Sus nueve capítulos son solo una provocación para que cada internauta busque ampliaciones y detalles en el ciberespacio, o para aportar nuevas valoraciones a un público que ya conoce los antecedentes de cada suceso.
Mucho mérito tiene, más allá de cualquier exquisitez técnica o gusto personal, la realización de una tesis de licenciatura en Periodismo que escarba en hechos todavía generadores de pasiones y desencuentros; y los vincula con aristas tan controversiales de la realidad cubana como la cultura del debate, la relación entre ciudadanía y poder, internet y la libertad de expresión, entre otras obsesiones contemporáneas.
Y si además logra un producto audiovisual con una factura sumamente atractiva donde destacan los originales efectos de imagen y sonido, resultado de la integración del trabajo de estudiantes y jóvenes graduados de otras especialidades como el diseño o el cine, pues bien valen la pena todas los sacrificios, las angustias y hasta los tropezones de una producción tan compleja para un estudiante.
La mamá y el papá de Ismario, felices al concluir el ejercicio académico de su hijo
Ahora habrá que esperar al estreno de la web-serie de Ismario. Y aunque hoy nadie puede saber a ciencia cierta cuál será su éxito en la jungla de la red de redes, donde no siempre lo bueno y lo necesario triunfan frente a las veleidades y los caprichos de los clics, los algoritmos inescrutables de los buscadores, las coyunturas políticas, la publicidad y el mercado, les recomiendo que busquen, vean —y hasta protagonicen— Debates en Red.
Más que un personaje de su serie, traté de acompañar a Ismario como un colega más
