Jorge Luis Merencio Cautín - Granma.- Cerca de un centenar de obras son construidas, remodeladas o rehabilitadas en la primera de las villas y ciudades de Cuba.


La celebración el próximo 15 de agosto del aniversario 505 de la fundación de Baracoa como primera villa de Cuba marcará un momento importante en la historia de esta acogedora urbe, colmada de valores naturales, arquitectónicos y culturales.

A esa memorable fecha los baracoenses llegan después de haber celebrado el acto provincial por el aniversario 63 de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Cés­pedes, y con la construcción, remodelación o rehabilitación de cerca de un centenar de obras socioeconómicas, destinadas a continuar me­jorando la vida de sus pobladores y a preservar e incrementar los atractivos de una ciudad que constituye el principal escenario en Guantá­namo para el turismo extranjero.

Duro han trabajado y aún trabajan los baracoenses para cumplir con los mencionados objetivos. La falta de cemento en los primeros meses del año y la inestabilidad con algunos otros recursos constructivos, si bien incidió en el avance de muchas obras, no melló el empeño de los locales ni de las fuerzas de apoyo de la provincia y de otros territorios, incluyendo brigadas del sector no estatal.

Por la envergadura de las labores y los recursos demandados, uno de los retos laborales lo constituyó la reparación capital del hospital Octavio de la Concepción y de la Pedraja, principal centro asistencial de Ba­racoa.

Numerosas brigadas se enfrascan desde hace meses en la mejora de esta institución, de cuyas prestaciones también se favorecen po­bla­dores de otros municipios cercanos co­mo Imías y Maisí, e incluso algunos de Moa. Se estima en alrededor de 155 000 personas las que son atendidas en ese inmueble.

El pasado 22 de julio fueron inauguradas cinco áreas de esa instalación: la nueva sala de neonatología, la de ginecología, el salón de parto y cesárea, el departamento docente y la cocina comedor.

José Ángel Martín Cantillo, director del hospital, explica que los trabajos continúan y deben extenderse hasta el próximo año. Ex­presa satisfacción por el avance constructivo de la instalación, el confort de las áreas concluidas y la mejora progresiva en la calidad de los servicios.

En la avenida del Malecón, principal arteria de la urbe, se sustituyó el viejo alumbrado público, se pintaron decenas de viviendas y los edificios multifamiliares. También se rehabilitan con hormigón hidráulico los tramos más afectados del vial, labor esta última que tendrá continuidad después de la celebración, junto al mejoramiento del muro protector, las aceras y contenes.

Desde julio pasado quedó remodelada y ampliada la plaza Cacique Hatuey, escenario de las principales citas de los baracoenses, y sede de la gala cultural por los 505 y de la fiesta popular con que cerrarán las actividades por el hecho histórico.

Cientos de familias de las zonas altas de la ciudad ahora reciben el agua con estabilidad, gracias al montaje y puesta en funcionamiento de cinco estaciones de bombeo, relata Eduardo Zorrilla Romero, vicepresidente del gobierno en el municipio, al ser entrevistado por Granma.

Asegura Zorrilla que también se remodeló la terminal de ómnibus intermunicipal, la tienda restaurante de comida típica El Jalisco, la taberna Atlantic, la panadería La Mía, el mercado ideal Campón, la farmacia piloto de la localidad y la bodega de Alto del Pino, sitio donde los expedicionarios de la goleta Honor, comandados por Antonio Maceo, sostuvieron su primer combate apenas horas después de desembarcar por playa Duaba, el primero de abril de 1895.

El vicepresidente del Gobierno significó entre otras acciones constructivas importantes el cambio de ubicación de la fábrica de caramelos, la conclusión de la obra civil de la de conservas, la terminación de un mercado agropecuario en Cabacú, el mantenimiento de una decena de unidades gastronómicas y el avance físico en la edificación del restaurante El Caracol, que en su renacer dispondrá de dos niveles y una atractiva arquitectura.

Otras instalaciones, como el ranchón El Paraíso, el consultorio médico de San Luis, la escuela Glicerio Blanco, la sala teatro y la librería de la ciudad, también eran objeto de intervención por fuerzas constructoras.

El engalanamiento de Baracoa por el onomástico conllevó además la pintura de más de 350 viviendas, edificios multifamiliares y centros laborales, la remodelación de parques sociales, y la ubicación de nuevas señaléticas, gigantografías y lámparas decorativas en va­rios puntos urbanos.

Merecido esfuerzo por una ciudad proclamada como primera villa de Cuba y su primera capital. Justo reconocimiento para un sitio que desde hace siglos deslumbra por sus encantos naturales (de los cuales ningún visitante se ha podido sustraer), por la conservación de su entorno y la hospitalidad de sus habitantes.

Sencillo homenaje para Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa, pueblo donde los caciques Hatuey y Guamá, en su enfrentamiento a los conquistadores españoles, sembraron las raíces de la lucha de los cubanos por su soberanía y el símbolo de rebeldía de este país.

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