Nery Ferreira - Progreso Semanal.- Aunque discretos, los negocios entre Cuba y Estados Unidos florecen sin esperar a que concluyan las pláticas de los dos gobiernos. Solo las primeras mareas del deshilo han traído ya a la Isla proyectos norteños hasta ahora impensables.


En el sector del turismo, por ejemplo, ya hubo este año un corte de cinta que simbolizó el traspaso de la gestión de un hotel cubano a manos de una compañía estadounidense, el primero desde 1959.

Bajo la sombrilla de Starwood fue renombrado entonces el otrora Hotel Quinta Avenida, ahora Four Points by Sheraton de La Habana. Mientras, el emblemático Inglaterra, ubicado en el corazón de la capital antillana, se alista para incorporarse el venidero 31 de agosto a la Colección de Lujo de la propia cadena

La compañía hotelera —presente en 100 países según informa su página oficial— recibió luz verde del Departamento del Tesoro para operar en Cuba y selló luego el contrato con las autoridades locales.

De ese proyecto se vierten no pocas expectativas, sobre todo para la industria hotelera cubana, urgida de mejorar la imagen y calidad de sus servicios. Por otro lado, tampoco son ajenas las incertidumbres inherentes al clima de inestabilidad que puede provocar en los negocios el mantenimiento del bloqueo a la Isla.

A poco más de un mes del establecimiento del Four Points by Sheraton de La Habana, su director general Pablo Casal, al ser interpelado sobre esos posibles riesgos, se limita a reiterar: “Starwood obtuvo una licencia de la OFAC y estamos operando el hotel bajo ese marco legal”.

Para el profesor e investigador José Luis Perelló, de la Facultad de Turismo de la Universidad de La Habana (UH), ciertamente ninguno de los dos hoteles enfrentan barreras que puedan obstaculizar la política establecida. Pero considera que: “sin lugar a dudas, las restricciones vigentes por el bloqueo limitarán el desarrollo pleno y exitoso de esta negociación”.

Un hecho a tener en cuenta es que vacacionar en Cuba continúa vetado para los estadounidenses, principal mercado emisor para el Caribe.

Según Casal, “cabe aclarar que el mercado estadounidense aún se rige por regulaciones especiales y, por eso, solo estamos apuntando a aquellos viajeros que estén bajo las 12 categorías permitidas”.

Aún así, en 2015 la llegada de estadounidenses a Cuba aumentó 76 por ciento (161 mil 233 personas). Esta cifra ha crecido a un 96 por ciento en el actual calendario, de acuerdo con datos del Ministerio de Turismo (MINTUR).

Cálculos conservadores indican que una vez dejen de existir esas prohibiciones vigentes desde el año 2000, visitarían la Isla, al menos, un millón de ciudadanos de Estados Unidos.

Otro obstáculo es que “(…) los cargos adicionales del Hotel no pueden pagarse con tarjeta de crédito de Estados Unidos, deben ser pagos en efectivo o tarjetas no emitidas en Estados Unidos”, se alerta al entrar al sitio.

Hasta el momento, solo las MasterCard emitidas por Stonegate Bank y el Banco Popular de Puerto Rico pueden ser usadas en la Isla, debido a las limitaciones del bloqueo.

“Si bien la aprobación de que los estadounidenses puedan hacer turismo en Cuba resultaría en un incremento de visitas, no podemos predecir si esto va a ocurrir o cuándo”, acota Casal, de origen uruguayo.

Estados Unidos invirtiendo en Cuba…

La negociación entre el Starwood y los grupos hoteleros cubanos Gran Caribe y Gaviota representa, a juicio de Perelló, una demostración de las posibilidades del sector turístico de la Isla en la apertura hacia la inversión y participación extranjera, en especial con Estados Unidos. Al tiempo, “coadyuva a la normalización paulatina de las relaciones diplomáticas, comerciales y financieras bilaterales”.

En voz del jefe de Operaciones para Latinoamérica de Starwood, Jorge Giannattasio, el proyecto constituye “un gran logro” y Cuba “no va a ser la excepción” del “impacto positivo” que tiene la cadena en las sociedades y mercados donde opera, apunta.

Por el contrato de administración “Gaviota encomendó a Starwood la comercialización y la operación del día a día del hotel”, explica el director general de Four Points by Sheraton de La Habana. Similar propósito tiene el pacto suscrito entre esa compañía norteamericana y la estatal Gran Caribe, propietaria del Inglaterra.

Este tipo de negocio suele ser el más empleado en el sector del turismo. “Las principales cadenas hoteleras, que encabezan las estadounidenses, utilizan los mecanismos de participación no accionarios —contratos de gestión y arrendamiento y franquicia— en vez de la propiedad de las instalaciones”, expone el investigador de la Facultad de Turismo de la UH.

Tal es el caso —argumenta Perelló— de los diferentes hoteles alrededor del mundo que operan con el nombre de cadenas internacionales, donde solo una administración o la gestión de la comercialización está en manos de la empresa transnacional dueña de la marca. De hecho, un inversionista nacional, incluso con poca experiencia en el sector, puede utilizar terrenos propios y construir un complejo hotelero para que una empresa extranjera lo gestione con su marca.

Estadísticas recientes del MINTUR indican que hasta el momento son 17 las compañías hoteleras extranjeras que, amparadas en 76 contratos de administración y comercialización, operan 86 hoteles en toda Cuba.

¿Metamorfosis?

“Inglaterra, a Luxury Collection Hotel, Havana. Inauguración el 1 de noviembre de 2016. No se puede reservar aún”. Con ese aviso se toparán quienes busquen apartar una habitación de lujo en Cuba.

Entretanto, a “reservar ahora” invita el ahora Four Points by Sheraton de La Habana luego del 27 de junio pasado, asumiendo, al menos oficialmente, las exigencias de la nueva marca.

Ofrecer un servicio selecto distingue a los hoteles Four Points. Pero en este de La Habana todavía faltan ingredientes para obtener ese resultado.

“Los cambios abarcan los estándares de Life & Safety y particularidades de la marca, que cubren todos los aspectos de operar un hotel: servicio, amenidades, camas, toallas y más. Estamos en proceso de implementar todo esto”, manifiesta su director general.

De Estados Unidos vendrán tales recursos en los próximos meses, nos cuenta Nancy Sarabia, especialista en Relaciones Públicas del hotel. “Para el año que viene el cambio será mejor, buscando un confort propio de los gustos y preferencias de los hombres de negocios, nuestros clientes fundamentales”.

Mientras se espera por la mejoría de los 286 cuartos de la instalación, los trabajadores se instruyen al estilo Starwood. “Desde el primer día estamos entrenando al personal en nuestra cultura de servicio y estamos muy contentos por la muy buena recepción que hemos tenido de parte de ellos. Definitivamente encontramos un buen grupo humano, con muchas ganas de trabajar y aprender”, asegura Casal.

Y es algo que ya se agradece. “El registro como huésped fue notablemente sencillo para un hotel cubano. Los recepcionistas fueron atentos y hablaban un inglés fluido”, relató en un artículo Michael Weissenstein, periodista de la AP, tras su reciente estadía en el Four Points by Sheraton de La Habana. No obstante, calificó el resto de su experiencia como “bastante desagradable”, sobre todo, por la ausencia de las comodidades prometidas; esas que están por venir, por importarse…

Con dos años laborando en el Quinta Avenida, el jefe de seguridad, Ramón Gómez, reconoce que, hasta ahora, los cambios no son significativos. “En la práctica vamos aprendiendo cómo fusionar el trabajo de ellos (de la nueva gerencia) y el de nosotros”.

Pero si algo se aprecia en el Four Points de La Habana es que todos añoran a que la comercialización del hotel sea fructífera, como aduce Gómez.

Que las transformaciones repercutan en un futuro mejor para el hotel, para los trabajadores y el país en general, desea, por su parte, Sarabia. En cuanto a los salarios, señala que por el momento se mantienen igual. “Creo que más adelante se verán los cambios; si hay mejoría en los clientes, pienso que el salario se beneficie”.

Pronósticos igual de halagüeños para las ganancias del hotel ofrece Casal: “Los precios varían según el producto y la demanda del mercado. De ahí que, a partir de la gran demanda que está experimentando La Habana, estimamos que puede haber una presión hacia arriba en las tarifas”.

Aunque, para eso, la marca tendrá que estar también detrás de la fachada. Máxima para el Inglaterra y el Santa Isabel, cuando la carta de intención se convierta finalmente en un contrato firmado.

Foto de portada: Carlos Ernesto Escalona Martí (Kako).

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