El inusitado movimiento de personas, de equipos y recursos constituye el avispero de la provincia y el país para resarcir, en el menor tiempo posible, las enormes afectaciones provocadas por Matthew.


Jorge Luis Merencio Cautín - Granma.- Nunca antes, bajo ninguna circunstancia, se había percibido aquí un movimiento tan amplio de equipos pesados, de hombres y mujeres de esta y otras provincias ocupados en tareas vitales, de vuelos de helicópteros y trasiego de cargas diversas, mayormente alimentos y materiales de construcción.

Nunca antes un fenómeno de la naturaleza —ni siquiera los huracanes Hilda, Flora e Ike— causó tanto destrozo en este territorio como Matthew, sobre todo en los municipios de Maisí y Baracoa, sometidos durante unas cinco horas a la fuerza brutal del poderoso meteoro.

El inusitado movimiento de personas, de equipos y recursos constituye el avispero de la provincia y el país para resarcir, en el menor tiempo posible, las enormes afectaciones provocadas por el fenómeno hidrometeorológico.

Expresión concreta de la recuperación, lo constituye la reducción a menos de 5 000 del número de personas que aún permanecen en centros estatales de protección o en viviendas de familiares o amistades, cifra mínima en relación con los más de 220 000 evacuados y protegidos.

La reparación es avalada también por la asistencia creciente de los afectados a los puntos de venta de materiales de construcción y las primeras acciones en la rehabilitación de sus viviendas; el reinicio de las actividades docentes en todos los municipios y la gran mayoría de las escuelas, más el restablecimiento creciente de los servicios eléctrico, de telecomunicaciones y suministro de agua potable.

Se avanza además en la reparación de los viales y la recuperación de la agricultura, sector básico en la economía y la alimentación del territorio, con perjuicios prácticamente incalculables en sus principales renglones: café, cacao, coco, cultivos varios y la rama forestal. En la provincia se agiliza la siembra de viandas, granos, hortalizas y frutales.

Materiales de construcción y lluvias

Ayer jueves debió concluir el techado de su vivienda Henry Navarro Rodríguez, un vecino de Sabanilla que cinco días antes había adquirido las tejas de fibrocemento. «Hoy fue que pudimos hacer algo, las lluvias no nos habían dado chance», dice refiriéndose a él y otros damnificados en ese y muchos lugares más de Baracoa.

«Compré 20 tejas, la misma cantidad que me destruyó el huracán. El daño fue evaluado por una comisión de especialistas, creo que de Vivienda, Trabajo y Planificación Física. También estuvo presente el delegado de la circunscripción», comenta mientras eleva una plancha a los vecinos que lo ayudaban, quienes al momento la fijaron con tornillos en la armazón de madera conformada por la alfalda y la alfagía.

«De verdad que estoy contenta, pues me voy con las 22 tejas y los dos sacos de cemento que necesito. Hoy mismo, si no llueve, gestionaré su instalación», expresa Marilín Legrá Guilarte, mientras observa su preciada carga, comprada en el mercado La Reforma y depositada en un coche para el traslado a su hogar.

Yo pagué esos recursos en efectivo, es una de las opciones para su compra, favorecida por la decisión del Gobierno Re­volucionario de que el presupuesto del Estado financie el 50 % de los precios de los materiales de la construcción que se venden a las personas cuyas viviendas presenten destrucción total o parcial», amplía esta vecina de Rodney Coutín, número 7, en la ciudad de Baracoa.

Nelson Cantillo Machado, facturador en el mencionado mercado, asegura que desde que inició la venta de materiales, el pasado día 13 y hasta el miércoles 19, todos los pagos allí se habían realizado en efectivo.

Solo en el almacén de materiales improvisado en el estadio Manuel Fuentes Borges, en Baracoa, se habían recibido hasta el día 18 último 42 930 tejas galvánicas de zinc (equivalentes a 2 385 módulos de techo, en base a 18 unidades cada uno), 37 600 tejas infinitas, miles de caballetes metálicos y purling, 35 toneladas de puntillas y 65 500 metros lineales de cables, entre otros surtidos como persianas y tanques plásticos para preservar agua, relacionan Wílder de Dios Reyes y Enio Rodríguez Londres, contador y jefe de nave en la Empresa Universal Baracoa, respectivamente.

Una proeza

El haber reiniciado el curso escolar en toda la provincia en menos de 15 días después del paso del huracán, constituye una verdadera proeza del sector educacional y de todas las fuerzas que ayudaron a rehabilitar la gran mayoría de las 290 escuelas afectadas.

Como resultado de ese esfuerzo a principios de la semana que transcurre reanudaron la docencia los municipios de Maisí y Baracoa, últimos en hacerlo por la magnitud de los perjuicios al sector. Y lo hicieron en las propias escuelas o de manera provisional en instalaciones estatales de la comunidad y en viviendas.

Lo más importante es que no se atrase el curso y que los alumnos reciban todo el contenido planificado, asevera a Granma Alis Azahares Torreblanca, directora provincial de Educación, quien añade que solo 1 336 alumnos de centros internos no habían podido reanudar la docencia, pues sus centros aún se reparan. Ellos apoyan tareas recuperativas en sus comunidades.

«Sentía nostalgia por la interrupción de las clases y por los varios días separada de mis alumnos», afirma Inés Urgellés Suárez, maestra de segundo grado en la escuela Miguel de Cervantes Saavedra, entre las afectadas en la ciudad primada de Cuba.

«Estaba ansiosa por volver a la escuela, junto con mi maestra y mis compañeros de aula. Me sentí muy triste cuando me enteré que el ciclón le había llevado todo el techo, que ahora lo pusieron nuevo», cuenta la pionera de ese centro María Fernanda Jiménez Acosta.

La recuperación de la provincia de los embates del meteoro también es palpable en los viales. Así lo corrobora la reapertura inmediata de la circulación entre Baracoa y Maisí pasando por Jamal y la loma de La Boruga, hecho que marcó el inicio de esta importante tarea, de la cual dependen muchas otras, como el suministro de recursos.

Después de jornadas intensas de trabajo también se restableció el tránsito por el Bate Bate, el viaducto La Farola y la Vía Mulata. Además se dio paso por el puente de Puriales de Caujerí, que había dividido en dos a ese poblado.

«Seguimos adelante alumbrando caminos», nos dijo En­rique Magdariaga Bombalé, especialista de la Organización Básica Eléctrica, al abordarlo sobre el estado de la recuperación en el sector.

Su entusiasmo parece estar justificado, pues hasta el miércoles el servicio eléctrico, vapuleado sin piedad por Matthew, se había recuperado en un 74 % en toda la provincia. De los 78 647 clientes dañados, a 58 365 se le había restablecido el fluido.

Ello fue posible por el desempeño conjunto de electricistas del territorio y de todas las provincias del país. Es muy difícil transitar hoy por cualquier calle, carretera o camino de Baracoa sin «chocar» con esos trabajadores, famosos en Cuba por su acostumbrada movilización a los sitios de desastre.

En la provincia laboran 170 grupos de trabajo del sector (entre brigadas y parejas), de los cuales 156 proceden de otros territorios, cuantifica el experto, para asegurar que en Yateras, San Antonio del Sur e Imías restan pocos clientes, ya sean estatales o viviendas, por rehabilitarles el servicio. El mayor por ciento se mantiene en Baracoa y Maisí, territorios en los que también se avanza.

El torpedo de Mambí

Con ese sugestivo nombre bautizaron trabajadores de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (Etecsa), y de otras entidades, a un dispositivo de madera creado por ellos para poder pasar el cable de la fibra óptica por encima del río Toa, sin que se hundiese en el agua, y sostenerlo en el aire, con sujeción en ambos extremos.

En verdad fue un artefacto sencillo, pero también ingenioso. A alguien se le ocurrió identificarlo con ese nombre por su cierta (o aparente) semejanza con el torpedo mambí de la historieta de Elpidio Valdés, relata Raúl Capote Fernández, director de Comunicación Institucional en el Ministerio de las Co­municaciones.

Dicho cable había sido destrozado, junto con el puente del Toa, por la furia de las aguas y su recuperación propició restablecer los sistemas de comunicación, refiere el directivo, quien reconoce el esfuerzo de los linieros, reparadores de torres y demás telecomunicadores en el resarcimiento de los daños.

Reyna Elvia Labañino, directora territorial de la división de Etecsa, subraya el valioso apoyo que Guantánamo recibe de brigadas del resto de las provincias y puntualiza el restablecimiento en corto tiempo de la telefonía móvil en Baracoa y Maisí, así como el resarcimiento de cinco gabinetes integrales y el montaje, en tiempo récord, de una de estas instalaciones en Punta de Maisí y otra en Los Llanos.

Expresa, no obstante, que la principal tarea sigue en marcha, y es el restablecimiento de la red de abonados. «Aspiramos a que en lo que resta de semana queden restituidos todos los servicios en Imías y San Antonio del Sur», enunció.

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