Jesús Arboleya es uno de los mayores expertos cubanos en las relaciones Cuba-EEUU. Doctor en Ciencia Históricas, escritor, comentarista internacional en medios como teleSUR o Progreso Semanal, este profesor titular del Instituto de Relaciones Internacionales `Raúl Roa García´ (ISRI) nos recibe en su casa de La Habana.


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Jesús Arboleya, experto en relaciones Cuba–EEUU: “En política internacional no hay un solo punto en el que EEUU y Cuba puedan coincidir”

Entrevista: José MANZANEDA / Transcripción: Leonardo Antonio MESA / Cubainformación.

Conversamos con Jesús Arboleya Cervera, profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de La Habana, investigador del Centro de Estudios sobre Asuntos de Seguridad Nacional, autor de numerosos artículos y libros sobre la emigración cubana y experto en las relaciones entre Cuba y EEUU.

La política de Obama hacia Cuba pasó de la agresión directa a nuevos instrumentos de influencia en la sociedad y en la política interna de Cuba, para generar un cambio supuestamente gradual y pacífico. Ahora que Trump parece regresar a la “vía dura”, ¿qué influencia pudo tener, para los intereses de la Casa Blanca, el acercamiento impulsado por Obama?

Aunque el actual presidente Donald Trump intenta retroceder a la época de la Guerra fría, la política norteamericana siempre se ha planteado influir en Cuba con todos los recursos que tiene a disposición. Intenta influir a través de la economía, de la cultura, de los medios de comunicación masiva, del programa de viajes de “contacto pueblo a pueblo”. Pero una cosa es lo que se intenta hacer y otra es lo que se logra hacer.

En realidad, respecto a la influencia cultural, Cuba tiene una gran ventaja: la cultura norteamericana no es algo exótico. De hecho, las relaciones entre los dos países y la influencia de la cultura norteamericana se remontan a mucho tiempo atrás. La cultura cubana ha asimilado muchas influencias de la cultura norteamericana, y eso explica muchas veces la conducta de los cubanos y cubanas. Aquí, por ejemplo, gusta mucho la música norteamericana y los filmes de EEUU. En realidad, no hay porqué descartar eso: la cultura norteamericana produce cosas muy valiosas que la cultura cubana ha sido capaz, incluso, de insertarlas en su acervo.

Una de las virtudes de la cultura cubana es que, a lo largo de la historia, ha sido capaz de asimilar todo lo que viene de afuera y metabolizarlo hasta insertarlo como propio. Por eso nunca verás aquí expresiones xenófobas, incluso en medio de conflictos políticos muy intensos. Por aquí han pasado muchas culturas, y todo eso ha sido metabolizado por el pueblo cubano y convertido en cubano.

Entre los mecanismos y herramientas que Obama impulsó para intentar influir en Cuba, está eso que llaman “contactos pueblo a pueblo”, una de las posibilidades –mediante doce categorías de viaje- que tiene la población de EEUU de visitar Cuba, porque hay que recordar que se les prohíbe hacerlo como turistas.

Si se hiciera un balance de estos contactos, estoy seguro de que son beneficiosos para Cuba. Los norteamericanos llegan a Cuba con la imagen que han fabricado los grandes medios de comunicación. Pero cuando llegan se encuentran un país que tiene una vida normal, con estabilidad social, con un nivel de delincuencia que es incomparablemente menor al de otros países de América Latina, con un pueblo cálido que los recibe con amistad, que les ayuda, que tiene expresiones culturales que ellos disfrutan de una manera especial.

Esta estrategia de viajes va encaminada a aprovechar la hegemonía cultural estadounidense e influir en la sociedad cubana. Pero hay que recordar que la cultura norteamericana, como mecanismo de dominación, ya pasó en Cuba por el filtro de la confrontación, y eso no impidió que aquí se hiciera una de las revoluciones antiimperialistas más profundas de la historia.

Aunque parece que Trump ha abortado este proceso, al menos de manera temporal, una hipotética llegada masiva de visitantes y de capital estadounidenses ¿implicaría para Cuba un riesgo de subordinación económica?

Ese riesgo sólo lo resuelve la política. Para Cuba, EEUU es un mercado natural. Incluso, es difícil que otro país pueda competir con EEUU en oferta, en calidad de los productos, en la gestión económica, en el costo de los fletes. El comercio con EEUU tiene muchas ventajas para Cuba, si lo analizamos desde el punto de vista estrictamente económico. Por lo tanto, aquí lo que interviene es la política.

Ya nosotros vivimos más de un siglo la dependencia económica a los EEUU y ya sabemos cuánto cuesta. Ya tenemos amarga experiencia de eso, y no sólo fue el caso de EEUU, sino también de la Unión Soviética. Es política del Estado cubano buscar alternativas para no ser condicionados. Lo importante para Cuba es diversificar su comercio, la diversificación es garantía de soberanía nacional. Por lo tanto, de lo que estamos hablando aquí no es de un fenómeno económico, de lo que estamos hablando aquí es de un problema de carácter político.

Cuba ha sido durante décadas símbolo de la resistencia antiimperialista para muchos pueblos, partidos políticos, movimientos populares del mundo. ¿El diálogo que inició con EEUU, los constantes llamados a la normalización de relaciones, han podido mellar esa imagen símbolo de Cuba?

Primero creo que debemos valorar que EEUU no cambió su política por razones humanitarias, sino porque tuvo que cambiarla. Y las razones por las cuales tuvo que cambiar fueron claras. Primero, la resistencia del pueblo cubano durante más de medio siglo. También la solidaridad internacional, expresada prácticamente en todo el mundo y que ha hecho que encontremos casi la unanimidad en las votaciones de la Asamblea General de la ONU en contra del bloqueo.

Las relaciones de Cuba con EEUU han sido de subordinación o de confrontación, nunca de normalidad, si por normalidad se entiende una relación entre iguales. Porque EEUU no tiene relaciones normales con nadie, porque parten siempre de su posición hegemónica mundial. Y no nos queda más remedio que lidiar con esa problemática. Contra esa problemática y contra esas intenciones norteamericanas, la Revolución cubana ha tenido que enfrentarse de todas las maneras posibles.

Los proyectos de influencia ideológica y cultural no han empezado ahora, con las nuevas relaciones, forman parte del inventario de las actividades norteamericanas contra Cuba desde el triunfo mismo de la Revolución; incluso, en la república neocolonial, donde tuvieron un peso decisivo.

Con EEUU, la negociación debe imponerse a la confrontación, pero eso no implica que no vaya a haber contradicciones siempre. No me gusta mucho la palabra “normalización” de relaciones con EEUU, prefiero hablar de “convivencia” incluso entre contrarios. Por ejemplo, en el campo de la política internacional no hay un solo punto en el que Estados Unidos y Cuba puedan coincidir, esas contradicciones continuarán existiendo. Con Obama y con quien venga.

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Nota: esta entrevista fue realizada en el mes de noviembre, antes del fallecimiento del Comandante Fidel Castro.

Analizamos el presente, pasado y futuro de las relaciones entre ambos países y gobiernos. Nos dice que, ante la ofensiva ideológica y cultural desde el Norte, Cuba cuenta con una ventaja: que existe en el país un gran conocimiento de la cultura de EEUU, que no es algo exótico, ya que el contacto cultural permanente se remonta al origen de las dos naciones. `La cultura cubana –nos explica- está influenciada por la de EEUU desde siempre, en la música, los filmes, etc.´, lo que `no es algo malo´ en sí mismo.

Explica que Cuba es un crisol, una sociedad culturalmente mestiza, que ha conseguido `metabolizar culturas de fuera y las ha convertido en propias´. Hasta el propio reggaeton, señala: `existe incluso un reggaeton cubano´.

Por ello, Cuba es una sociedad `antixenófoba´.

Preguntado por las nuevas tácticas desde la Casa Blanca para influir cultural e ideológicamente en la sociedad cubana, Arboleya nos dice que `el gobierno de EEUU quiere  influir no solo por esas vías, sino por todas: por la economía, la cultura, los medios de comunicación y el contacto entre personas´. Pero `una cosa es querer y otra es poder´, matiza.

De hecho, los famosos viajes `people to people´, que la Casa Blanca autoriza con la pretensión de que las personas visitantes de EEUU `contaminen de democracia y valores liberales´ la sociedad cubana, en el fondo consiguen un efecto inverso: `si se hiciera un estudio –asegura Arboleya- la mayoría de estaounidenses regresa de Cuba con una percepción muy distinta y más positiva de la realidad del país´.

Acerca de un hipotético levantamiento del bloqueo, asegura que `para Cuba, EEUU es su mercado natural´, y en términos económicos supondría un despegue inmediato, teniendo en cuenta solo los costos de flete para importar y exportar. `Pero –matiza- ya sabemos el coste de la dependencia´, por lo que el antídoto en ese escenario no puede ser otro que el de la `intervención decidida del Estado cubano´ para evitar dicho mecanismo de dominación por dependencia económica.

Sobre ciertas decepciones en algunas personas de izquierda, que consideran que el diálogo con EEUU sería una `concesión de Cuba´, Jesús Arboleya recuerda que `la razón del cambio de política de EEUU hacia Cuba no fue humanitaria. Fue la resistencia cubana, ayudada por la solidaridad internacional, la que consiguió una victoria histórica y sin paliativos de la Revolución cubana´ sobre el imperialismo norteamericano.

Eso sí, ahora en Cuba `se imponen nuevas maneras de enfrentar la hegemonía de EEUU´, un país que `no tiene relaciones normales con ningún país del mundo, incluso con muchos de sus aliados´. De hecho, las `contradicciones entre ambos gobiernos seguirán, porque no hay un solo punto en materia de política internacional en que Cuba y EEUU se puedan poner de acuerdo´.

Por ello, Arboleya cree que, más que `normalización de relaciones´ entre Cuba y EEUU, lo que se debe perseguir es una `convivencia entre contrarios´.

Equipo de producción de Cubainformación TV (video y fotografías): Patricia Moncada, José Manzaneda, Karoly Emerson, Emerio Rodríguez. Colaboración especial: ICAP. Edición: Javier Matabuena.

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