CubaTV Noticiero de la Televisión Cubana.- Les saludo y les pregunto. ¿Es tan difícil decir estas dos palabras que pueden cambiar según el horario del día, pero en sí no son más que un gesto de buenas normas, de una formación familiar.
Familiar porque es allí desde donde se forma a nuestros hijos. De ello no tengo dudas. Por eso hoy me gustaría comentarles sobre la mala educación. Esa que se acrecienta por días, que pulula en cualquier lugar desde una oficina de trámites hasta un Ministerio; en la guagua, un taxis, al entrar a nuestro trabajo. Experiencia sufrida hoy en carne propia en mi sede del Instituto Cubano de Radio y Televisión. Porque creáme, aquí tampoco escapamos a veces de la mala educación.
Aunque para ciertas personas el tema ya se ha hecho cotidiano, para muchos, el deterioro de los cánones de educación “formal” en el país no deja de ser un tema bien preocupante por las implicaciones sociales que encierra. Llegar y ver hablar por teléfono a cualquier trabajadora cuando debiera atender clientes, llamar a un Ministerio, Empresa o Industria y que solo te digan "DIME", como si estuvieran hablando desde su casa y no desde un centro donde lo normal sería dar el saludo e identificar la institución, o hablarle a una dependienta, tramitadora, personal de oficina y te respondan sin mirarte la cara son escenas muy cotidianas que hablan de cuanto se va desvalorizando la sociedad cubana.
Son nuevos tiempos, lo sé, pero lo que no se puede perder es la buena educación. Para mí, como para muchos no es nada difícil saludar, dar las gracias, desear un buen día a cualquiera, no botar nada en la calle. Y eso se lo transmito a mis hijos, y aunque soy de las que cree que la casa es la principal escuela, no dejo de reconocer la responsabilidad de los educadores. La escuela es donde más nuestros hijos permanecen. Por eso no puede existir contradicción. Y hoy esto es muy común. En la escuela se debe encontrar la complementación y en la sociedad en su conjunto el ambiente para el desarrollo. Todo ello será viable cuando no pensemos que estamos creando valores, sino cuando comprendamos que los valores son el producto del ejemplo que reciben nuestros hijos, sin imposiciones, solo porque sientan el orgullo imperativo de ser como sus padres, como sus maestros en general.
Como diría la genial escritora Graciela Pogolotti en uno de sus bien esperados comentarios que publica el diario Juventud Rebelde, y cito: los fundamentos verdaderos de la buena educación, válidos ahora y siempre, nacen de dentro hacia afuera. Proceden del mandamiento básico para toda vida en común: «respetaos los unos a los otros».