Oscar Sánchez Serra - Granma - Video: Cuba Hoy.- «Para alcanzar el segundo lugar hay que subir una mata de corojo». La frase me la dijo José Ramón Fernández, el 21 de septiembre del 2011, a 22 días de que la delegación cubana se enrolara en las competiciones de los Juegos Panamericanos de Guadalajara. Aunque nunca había visto el árbol al que se refería el presidente del Comité Olímpico Cubano, sí imagine que era una cresta engorrosa de coronar, pues conocía los difíciles escollos que resultaban para el medallero el desarrollo y evolución de Brasil, Canadá y la propia comitiva del país anfitrión de aquella cita.


Como me notó incrédulo y sabedor de que mi estupor era por el desconocimiento de esa planta, dijo a renglón seguido: «Sánchez, es una mata parecida a la palma y que también tiene unos frutos en sus penachos, llamados coquitos, muy buenos para la alimentación animal. Pero tiene unas espinas que parecen lanzas. Yo tuve que treparme varias veces en ella».

Hace solo unos días me la recordó de cara a la participación de nuestro país en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en julio próximo, en la bella ciudad colombiana de Barranquilla. «Ahora, para finalizar primero en la tabla de preseas, hay que subir la mata de corojo, pero en short».

«La varilla está alta». La expresión se la escuché al doctor René Romero, director del Centro de Investigaciones del Deporte Cubano, en la Mesa Redonda del pasado día 13 de diciembre. Igual que Fernández, la asociaba al compromiso centrocaribeño del balneario colombiano. Y aunque parezca una irreverencia ante tan autorizadas y prestigiosas opiniones, expongo mi propia ilustración: es el mayor reto para la historia del deporte revolucionario. Pero, como ellos, creo que las y los atletas de esta Isla serán capaces de vencerlo.

«No tenemos un pronóstico, tenemos un propósito», es otra sentencia de Fernández y, como la de la mata de corojo, la entregó el mismo día del 2011. Claro que fue más fácil interpretarla, porque está asida al espíritu indoblegable de la Revolución, y el movimiento deportivo no es solo consecuencia de esa obra, sino también una expresión de ella.

Qué vaticinio podía darle la victoria a la Revolución, tras la azarosa travesía del yate Granma, la sorpresa de Alegría de Pío, las condiciones de vida en campaña y la inmensa superioridad en hombres y armas del enemigo; qué pronóstico auguraría el triunfo a quienes heroicamente combatieron en las arenas de Playa Girón defendiendo el socialismo ante una artillada invasión, auspiciada y financiada por el imperio más poderoso del mundo; qué vaticinio podía sacar a este pueblo de la Crisis de Octubre con la frente tan alta, por la valentía y la dignidad; qué pronóstico apuntalaría la proeza de que, aislados y bloqueados, llegaríamos a las conquistas sociales de hoy y que, en este 2018 el prestigio de Cuba se exprese en relaciones con más de 195 naciones; qué vaticinio nos convertiría en potencia médica, si nos quedamos con apenas 3 000 galenos al triunfo de la Revolución; qué pronóstico sustentaría el que en menos de un año nos declaráramos territorio libre de analfabetismo; en qué vaticinio descansaría rebasar la caída del campo socialista europeo y las relaciones económicas con ese bloque y no solo resistir, sino vencer y continuar el camino del desarrollo.

Quienes contaron con los pronósticos de que este país se hundiría en un enfrentamiento signado, además, por la más cruenta y genocida guerra económica ante la potencia más grande que ha conocido la humanidad, no sabe lo que es un propósito, empoderado por la voluntad de un pueblo que solidificó su convicción de victoria, principal legado de un invencible, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.

En el deporte ha pasado lo mismo. A Barranquilla no se va a cumplir con un pronóstico, sino con un propósito. Pero, ¿por qué hay que subir una mata de corojo? ¿Por qué la varilla está alta? ¿Por qué es el mayor reto de la historia del movimiento deportivo cubano? Es que Cuba se ha propuesto mantener la condición de líder del medallero, la cual posee desde 1970. Está claro que no son unos Juegos Olímpicos ni unos Panamericanos, pero la región ya no se parece ni siquiera a los inicios de este siglo, aunque en el orden competitivo sea la más modesta. La manera de concebir el deporte muestra hoy varias aristas, en lo económico, social y en lo deportivo, que han transformado la correlación de fuerzas.

Cuba y su deporte, no están exentos de esos impactos.

Sin embargo, se ha sembrado una matriz que pasa porque el deporte cubano se ha estancado, retrocedido. No hay que sonrojarse, hay cosas que no se han hecho bien y claro que cuestan. Tenemos, incluso al propio Fidel, quien sin tapujo alguno argumentó el 24 de agosto del 2008, en su Reflexión Para el honor medalla de oro: «Nos hemos dormido sobre los laureles. Seamos honestos y reconozcámoslo todos. No importa lo que digan nuestros enemigos. Seamos serios. Revisemos cada disciplina, cada recurso humano y material que dedicamos al deporte. Debemos ser profundos en los análisis, aplicar nuevas ideas, conceptos y conocimientos...».

Advertía en ese mismo texto que en las competencias deportivas mundiales se ha producido un salto de nivel. Pero nos recordaba: «El hecho de que participen más naciones y las competencias sean más duras es en parte una victoria del ejemplo de Cuba».

Ese ejemplo se ha expresado no solo en las hazañas de sus deportistas, sino también en el principio de solidaridad, mediante el cual más de 50 naciones del mundo han accedido a los conocimientos desarrollados por el movimiento deportivo cubano, a través de acciones de colaboración.

También es una cualidad de nuestros deportistas, como lo es de su pueblo, no conformarse y plantearse metas cada vez más altas, como esta de Barranquilla, donde Colombia, ahora con la ventaja de anfitriona, y México, son los pabellones que más amenazan la cumbre cubana de la región. Son la cara más visible de la nueva correlación de fuerzas en el área.

¿Cómo hacer para sostenerse en la cima del medallero de los Juegos regionales más antiguos de la era moderna? La respuesta pasa por los aportes del atletismo, boxeo, canotaje, judo, luchas, remo y tiro, además de las individualidades en la gimnasia, el ciclismo, la halterofilia y el taekwondo. Ese conjunto de disciplinas estarían exigidas de aportar más del 80 % del botín dorado.

Claro que será difícil, sobre todo porque si Cuba redondea una delegación de 550 atletas, eso quiere decir que para alcanzar unas 120 o 130 preseas áureas, cálculo preliminar con el cual se mantendría el cetro, estaría necesitando que de cada cuatro competidores, uno sea ganador del primer lugar. Pero, además, como solo tiene opciones en 396 disputas de títulos de las 468, obligaría a nuestra delegación a que de cada tres finales salgamos vencedores en una. Ardua y engorrosa es la misión, en una lid en la que podría esperarse que tres representaciones: Cuba, Colombia y México, pasen los cien premios de oro. Si eso ocurriera, sería la segunda vez que pasaría desde la edición pionera de México-1926 (la otra fue, en Mayagüez-2010, pero Cuba no estaba presente) y dejaría para el resto de las naciones solo el 36 % de los trofeos.

Barranquilla espera a sus héroes en una trascendental batalla y las emociones por venir vestirán de gloria al verano de este año que recién iniciamos.

APORTES DE CUBA A LA MAGNITUD DEL RETO

En el deporte, también Cuba comparte lo que tiene con Centroamérica y el Caribe, lo cual es un orgullo, no un lastre.

- Cuba ha prestigiado los Juegos Centroamericanos y del Caribe, jamás ha dejado de participar en ellos con sus mejores deportistas, campeones mundiales, olímpicos, panamericanos. Tanta jerarquía estimuló la sana emulación pacífica que es el deporte y ha hecho crecer a los contrarios.

- Sus instalaciones de alto rendimiento y la sede de sus equipos nacionales, han servido de base de entrenamiento a las selecciones de la región. Su prestigioso laboratorio antidoping ha dado servicio a varios países del área.

- Desde hace 25 años, la Mayor de las Antillas ha tenido una fuerte presencia de colaboración deportiva con los países del área. Hoy presta esa ayuda en 27 de las 32 naciones que participan en los Juegos. En el ya pasado 2017, un total de 194 colaboradores laboraron en esta geografía sin incluir a los 62 187 destacados en Venezuela. Esto aporta un valioso caudal de conocimientos y es parte nada despreciable del desarrollo de la región.

- En Cuba se han graduado decenas de jóvenes de nivel universitario de Centroamérica y el Caribe, que también propiciaron un salto cualitativo en sus países.

EL EMPEDRADO CAMINO AL PODIO

El escenario del deporte mundial se ha complejizado e incide en las naciones de economías más discretas, como la nuestra.

- Hoy para participar en eventos mundiales, olímpicos, panamericanos y en estos Juegos Centroamericanos y del Caribe, se necesita de competiciones clasificatorias, que demandan erogación de recursos financieros para asistir a esas justas.

- Son cada vez más caros los implementos deportivos, así como los requerimientos de las instalaciones, por lo cual los cubanos deben trasladarse a entrenar a algunos de esos recintos en el exterior.

- Si nos paramos frente al Producto Interno Bruto de los principales oponentes del área, se podrá apreciar la sustancial diferencia en este importante indicador de desarrollo económico.

- Simultáneamente, la actual situación demográfica cubana, ha impactado negativamente en su reserva deportiva.

- De las 468 finales convocadas, Cuba no estará presente en 72 de ellas.

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