Es difícil presentar a Víctor Casaus. Podemos decir que es el director del Centro Pablo de la Torriente Brau de La Habana, que es –porque lo es- uno de los intelectuales más importantes de la Cuba contemporánea.


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Crónica del acto: Víctor Casaus habló en Bilbao sobre cultura en Cuba, retos y futuro (+ Fotos)

Que es poeta y cineasta. O que pertenece a la generación de creadores de la Revolución de la que forman parte mujeres y hombres como Silvio Rodríguez, uno de sus grandes amigos y aliados creativos.

Comenzamos la entrevista disparando al centro de la actualidad. Cuba está viviendo un momento histórico, de cambio, de relevo generacional en la dirigencia del país: el 19 de abril conoceremos la próxima presidencia, quién formará el Consejo de Estado. Casaus es claro: el mayor desafío es el de “mantener la unidad, también entre la intelectualidad del país, pero sin ocultar la diversidad, las diferencias, las contradicciones que existen”.

El poeta apuesta por una “unidad que no sea apática”. Una unidad ahora más compleja sin la presencia de Fidel, que fue “un mago de la unidad”.

Por eso insiste en la apuesta “por la crítica y la autocrítica” y por la “activación de la participación popular” por parte de la nueva dirigencia.

Hablamos también de manipulación informativa y del sesgo informativo acerca de ciertos autores de la Isla, premiados o castigados por la prensa internacional según su posición política. Víctor Casaus va a la raíz: “los medios de comunicación son un instrumento de dominación de clase, como en otros tiempos fueron empleados otros poderosos instrumentos por parte del Estado burgués”.

Conversamos también acerca de los debates, ricos y plurales, que se producen en la blogosfera de Cuba. Y destaca el blog “Segunda cita”, del trovador Silvio Rodríguez, en el que colabora activamente. Casaus considera que el papel de Silvio es importante en estos momentos, al sacar a debate numerosos temas necesarios, relacionados con las contradicciones y polémicas de la sociedad cubana y con el camino del proceso revolucionario, y al hacerlo desde un espíritu constructivo y de unidad.

Víctor Casaus nos presenta también algunos de los programas del Centro Cultural “Pablo de la Torriente Brau”, como “Memoria”, “Palabra viva” o “A guitarra limpia”.

Y nos relata el motivo de encontrarse en Europa. Ha sido invitado por instituciones españolas para participar en la exposición “Miguel Hernández y su entorno en la cárcel. Un intento de silenciar la palabra”. Recordemos que Pablo de la Torriente Brau, periodista e intelectual cubano que luchó y murió en las Brigadas Internacionales, durante la guerra civil española, y que da nombre al centro que dirige Víctor Casaus en La Habana Vieja, mantuvo una estrecha amistad con el poeta Miguel Hernández. Casaus es uno de los grandes estudiosos de su vida y su obra.

Edición: Ana Gil. Control de realización: Ager Abarka. Fotos: Carlos Fiallos, Lebis Abarka.

Víctor Casaus, director del Centro Pablo de la Torriente Brau de La Habana: “Es imprescindible mantener la unidad de la intelectualidad en Cuba sin olvidar la crítica”

Entrevista: José MANZANEDA / Transcripción: José María ALFAYA / Cubainformación.- Víctor Casaus, intelectual cubano, fundador y actual director del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, ubicado en La Habana Vieja. Gran poeta y cineasta, perteneciente a una generación que ha construido una parte importante de la cultura contemporánea de Cuba, y a la que pertenecen artistas y músicos como Silvio Rodríguez, con quien comparte una amistad desde hace muchos años.

Víctor, si te pregunto por Víctor Casaus, ¿cómo lo presentarías?

Me gustaría definir los diversos oficios que he intentado en el campo de la expresión y que han incluido géneros diversos: el cine, la poesía, la literatura testimonial -en particular-, la memoria, el ensayo… o la labor como cronista. Me he sentido feliz intentando ser un cronista de lo que he vivido y que coincide con momentos muy importantes de la Revolución cubana.

Porque mi generación estaba justamente entrando al ruedo de la actividad no solo literaria sino vital, en los años sesenta. Fue un periodo muy importante de formación personal que coincidió con un momento histórico impresionante e irrepetible, en el que nos insertamos de diversas maneras. La mía fue la de la participación, como la de cientos de miles de jóvenes.

Y en cuanto a lo literario, fue intentar dejar una constancia, una memoria, un recuerdo, una crónica de lo que me tocó vivir, tanto en la poesía, como en el cine, como en el testimonio.

Cuba está viviendo un momento histórico de relevo generacional en la dirección del país, con una nueva Asamblea Nacional y pronto una nueva Constitución. Dentro de todos los desafíos que tiene Cuba, ¿cuáles son los que más te preocupan?

Hay uno que es combinación de varias cosas: conservar la unidad, la unidad del pueblo, la unidad de la gente, la unidad de la intelectualidad también como sector dentro de ese sector mayor aún que es el pueblo. Es decir: combinar esa necesidad de la unidad –mantenida por la obra extraordinaria de Fidel, el mago de la unidad dentro de las fuerzas revolucionarias-, que es un elemento sine qua non, imprescindible, pero hacerlo en tiempos de cambio. Cambio hacia una nueva mentalidad, como la ha llamado Raúl Castro en sus discursos.

Tenemos la necesidad de una activación de la participación popular, que ha existido durante todos estos años pero que, con los tiempos difíciles a partir del “Periodo Especial”, se ha tornado, a veces, compleja, y hay que reactivarla. Y dentro de esa reactivación está incluida también (y hay de ello ejemplos muy alentadores hoy en Cuba), la utilización de la crítica y la autocrítica como una manera de revisar lo que se está haciendo, lo que se va a hacer. Y es importante sobre todo por tantas presiones externas como tenemos, sobre todo del Gobierno norteamericano. Es decir, necesitamos la combinación de estar unidos y de estar alerta contra la pasividad.

Cubainformación es una especie de observatorio de la manipulación en torno al tema Cuba. El ámbito de la cultura es foco también de la manipulación informativa en los medios internacionales: cómo premian y castigan, por ejemplo, a escritoras y escritores según el lado político en el que estén. ¿Tú has vivido también esta manipulación de los medios internacionales, al abrir las páginas de «El País», «Clarín» y otros?

¡Cómo no! Eso ha sido una característica y es una característica incluso más acuciante aún en los últimos años en lugares como el Estado español o Argentina, con la llegada nefasta de Mauricio Macri al poder. Vemos que, en el mundo, hay un gran poder que es el de la Gran Prensa. Y que hoy, las batallas políticas, no se ganan solamente a través de los partidos y a través de las elecciones, sino que hay un elemento a la sombra pero bien visible que son justamente los medios. Los medios se han convertido en un instrumento de dominación de clase, como en otro tiempo lo fueron otros aparatos del propio estado burgués. Y es muy transparente la manipulación que tú mencionabas desde sectores de la intelectualidad: mediante libros, obras donde se trata de armar lo que me gusta llamar “el escandalito”, un fenómeno puramente mediático para crear nuevas dificultades a las dificultades realmente existentes que tenemos.

Por cierto, admiro mucho el trabajo que hace en ese sentido Cubainformación porque es uno de los elementos que nos ayuda a combatir tanta desinformación sobre Cuba como existe en el mundo.

¿Nos puedes presentar el Centro Pablo de la Torriente Brau o, al menos, darnos unas pinceladas?

Trato de resumir: el Centro, como ha cumplido veinte años justamente el año pasado, tiene una labor ya larga en el tiempo y, sobre todo, diversa. Es un Centro que tiene como programas esenciales el de “A guitarra limpia”, dedicado a los trovadores y las trovadoras, un espacio de todas las generaciones y tendencias de la Nueva Trova cubana. También ha desarrollado un trabajo importante en el arte digital, fue la primera institución que llevó esa nueva forma de creatividad a la gente y, sobre todo, a los más jóvenes.

Y el trabajo editorial realizado a través de Ediciones La Memoria es una de las formas principales de difusión de la obra de Pablo de la Torriente Brau, que es uno de nuestros objetivos fundamentales pero también de la inserción en los temas de la memoria y del testimonio.

Nosotros aportamos un pequeño grano de arena con varios sitios web (www.centropablo.cult.cu), con una presencia semanal en la radio, con programas de televisión… La política del avestruz, la política de meter la cabeza en un hueco para no ver lo que sucede alrededor, no lleva a ningún lado bueno. Nosotros estamos por la participación y por la militancia.

Quienes seguimos los foros, las redes sociales o determinados blogs, como “Segunda cita”, de Silvio Rodríguez, sabemos de las polémicas, debates y diálogos que hay entre cubanos, cubanas y personas del exterior en torno a determinadas contradicciones, asuntos espinosos que ocurren en Cuba, en el campo de la cultura y en otros terrenos… Tú has participado en alguno de estos debates…

Has mencionado algo que para mí tiene mucha importancia, que es el blog “Segunda cita” de Silvio, porque es uno de los espacios que mejor trae esos temas que tú has mencionado, y otros de debate y discusión. Y al debate y a la discusión nos incorporamos en un espíritu unitario, en la búsqueda de una unidad, pero sin dejar de ver las contradicciones y diferencias que tenemos entre distintos intelectuales o distintos sectores sociales.

La manera en que se ha abordado ese blog me parece digna de subrayar y es una de las razones por las que yo participo bastante o mucho en él. También hemos publicado un libro en nuestra editorial que recoge las crónicas de Guillermo Rodríguez Rivera, un hermano poeta que participó mucho allí y falleció hace poco más de un año. Y esta necesidad de la crítica y de la autocrítica que mencionaba en otra pregunta se da de una manera ejemplar, según mi parecer, dentro del blog de Silvio. Esa combinación entre participación y crítica, entre autocrítica también que es tan importante como la crítica misma, y el afianzamiento de los logros de la Revolución, es lo que ha aportado el blog “Segunda cita”. Quienes tenemos oportunidad de incorporarnos a estas redes estamos en un nuevo campo, si no de batalla, por lo menos sí de construcción de una visión mucho más plural, mucho más compleja y mucho más positiva que necesita Cuba hoy.

El Centro Pablo de la Torriente Brau ha llevado a cabo diferentes proyectos de intercambio con intelectuales y activistas de Estados Unidos. Ha habido delegaciones que han pasado por el Centro. Me gustaría que nos contaras alguna de estas experiencias, y también si ves que con la reversión en el proceso de relaciones bilaterales entre Cuba y EEUU, debido a la política de Donald Trump, pudiera estar en peligro la posibilidad futura de los intercambios culturales.

Sí. El Centro tuvo una actitud pionera, y nos alegra mucho haberlo intentado así, mantener este tipo de relación y de intercambio con los países latinoamericanos, también con el Estado Español, por referencias culturales tan cercanas que tenemos. Solamente hay que pensar que Pablo de la Torriente Brau, que le da nombre, cayó allí, combatiendo en defensa de la República y contra el fascismo.

También EEUU ha sido importante para nosotros. Esa es una vocación de la cultura cubana, algo que no inventó el Centro. Desde las décadas del 30 y el 40 del siglo pasado, se ha producido la presencia de la cultura cubana en EEUU y viceversa. Hoy se ha incrementado esa necesidad, yo pienso, a partir del breve periodo que se vivió con el gobierno de Obama, que abrió un camino que, sobre todo, destacó que el bloqueo había sido un fracaso, y ese es el gran logro político para Cuba.

Y después, la llegada, como tú mencionabas, de este nuevo presidente, ha puesto otras reglas de juego. Esas reglas de juego para Cuba, como para el mundo, son imprevisibles en el caso de este hombre a partir de lo que uno ve diariamente: sus expresiones, su personalidad desquiciada y desquiciante. Y en el caso de Cuba tiene evidentemente muchos compromisos con la derecha más recalcitrante de Miami, con los Rubio, con la gente que hoy quieren mantener la política de Bush o revitalizarla, o incluso superarla en visceralidad.

Yo creo que, ante eso, lo que hay que hacer, lo que el Centro trata de hacer, es mantener esas relaciones que tenemos con buenos amigos en EEUU, que no siempre piensan exactamente como el Centro, pero no es necesario, es decir, con que nos entendamos en cuatro o cinco puntos esenciales podemos trabajar juntos.

Has venido a Europa, has estado en varias ciudades del Estado español para, precisamente, hablar en el marco de una exposición que recoge la relación entre Pablo de la Torriente Brau, ese intelectual y periodista cubano, internacionalista, que muere en la Guerra Civil española en las Brigadas Internacionales, y el gran poeta republicano, comunista, también asesinado por el fascismo, Miguel Hernández.

Eso es una de las vocaciones de nuestro Centro. Yo realicé un documental titulado “Pablo” que era la crónica -ya te decía que soy un cronista- de la vida de Pablo, e hice uno también que los hermana, a Pablo y a Miguel Hernández, en Orihuela, que filmé con una entrevista muy extensa y valiosa con Josefina Manresa, su viuda. De manera que la unión de esas dos personalidades son parte de los basamentos de nuestro propio Centro Cultural.

Por eso en el año 2010 nuestro Centro fue el organizador en Cuba de todas las actividades que se hicieron por el Centenario de Miguel Hernández. La exposición que mencionas me parece muy buena, tanto desde el punto de vista museográfico como del mensaje: ya el título –“Miguel Hernández y su entorno en la cárcel. Un intento de silenciar la palabra”– habla de Miguel Hernández en el entorno de la cárcel de Alicante y hace un rescate de la memoria, que está implícitamente, al decir que Miguel fue asesinado por el Régimen franquista. Estamos hablando de los 75 años de la muerte de Miguel, y Miguel, por no claudicar en sus ideas, por no “arrepentirse” ante los poderosos que habían ganado la guerra, decidió vivir su suerte, triste para nosotros porque se perdió un poeta inmenso, pero muy consecuente con su imagen de revolucionario, de comunista, en aquellos años.

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