Fausto Triano - Prensa Latina.- Sin la rimbombancia chic del boulevard de La Croisette de Cannes o el donaire de Hollywood en Los Angeles, la sobriedad de La Habana tiene el desafío este año de acoger una lluvia de estrellas de cine y televisión.
La razón es muy simple: el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano cumple cuatro décadas de existencia y la oportunidad significa un privilegio para los amantes del séptimo arte.
De partida las referencias ineludibles recuerdan el largo y fructífero trayecto del evento, como los casos de Gabriel García Márquez, el inefable maestro colombiano de Cien años de soledad, el argentino Fernando Birri o el brasileño Glauber Rocha.
Pero no sólo vive de glorias pasadas el encuentro habanero y para hacerlo más sobresaliente en aniversario cerrado, las luminarias harán su entrada al Hotel Nacional, la sede principal de conferencias de la cita.
El afamado y siempre provocador documentalista estadounidense Michael Moore encabeza el listado junto con el multifacético actor Matt Dillon, el puertorriqueño Benicio del Toro y la insoslayable hija de Charles Chaplin, Geraldine, entre otros.
Casi imposible dejar en la indiferencia la obra de Moore, desde su premio Oscar por Bowlin for Columbine, sobre la masacre en un colegio de Colorado y la cultura armamentista norteamericana, pasando por Farenheit 9/11 (Iraq y George W. Bush), hasta Farenheit 11/9 (triunfo de Donald Trump).
En el intermedio hubo otros trabajos notables como Sicko, una ácida crítica al sistema de salud de Estados Unidos y los contrastes con países como Canadá, Francia, Cuba y Reino Unido; y ¿Qué invadimos ahora? (sátira acerca de las desventajas de su país respecto a Europa en varios rubros).
Otro invitado especial al festival en la capital cubana es el músico y cineasta serbio Emir Kusturica, con tres Palmas de Oro en Cannes (1985, 1989 y 1995), quien presentará el documental El Pepe, una vida suprema (en torno a la vida del exmandatario uruguayo José Pepe Mujica).
Para hacer mayor la intimidad entre el espectador y las penumbra de las salas de cine, un frente frío arriba a La Habana en el umbral de la apertura de la comunión con el celuloide que trae una avalancha de largometrajes, cortos, documentales y exhibiciones de la crema y nata internacional más reciente.
En cartelera estarán varios estrenos de producciones nacionales, como la laureada Yuli, que aborda la vida del afamado bailarín Carlos Acosta, con el sello de la directora española Lucía Bollaín.
Yuli, sin embargo, no concursará por los Premios Coral del evento, como tampoco lo hará la aclamada Roma, del mexicano Alfonso Cuarón (Oscar por Gravity) que trata la vida de una joven trabajadora doméstica de origen mixteco.
Los amantes del cine en Cuba apuestan de todas formas por Inocencia, una película de Alejandro Gil que hace una mirada profunda de un hecho histórico y luctuoso para la isla caribeña, el fusilamiento de ocho estudiantes de medicina por las autoridades coloniales españolas.