Lisandra Romeo Matos - Cubadebate.- Existe un grupo minoritario -lingüísticamente- que tiene necesidad de expandir sus horizontes culturales. Gracias a un proyecto nacido desde hace más de 10 años en La Habana Vieja, las personas sordas tienen la oportunidad de ampliar sus conocimientos y, a la vez, disfrutar de los valores patrimoniales del centro histórico de la capital.


Cultura entre las manos surgió ante una urgencia real: visibilizar a esa comunidad que pasa desapercibida en no pocos espacios de la sociedad cubana. De ahí que ello sea uno de los objetivos primordiales de este proyecto intercultural guiado por la emisora Habana Radio, cuyo perfil promueve y difunde la historia y el patrimonio cubano, con el fin de aunar voluntades para su protección y preservación.

Se trata, en sí, de una alternativa de comunicación que saca a la emisora de su espacio físico para el encuentro con este grupo imposibilitado de acceder a la radio, enuncia Yalena Gispert, coordinadora del proyecto cuyo eslogan es más que real: Ser sordos no los hace diferentes.

Orígenes y pilares de una noble idea

A partir de la idea de que la comunidad de sordos de La Habana se integrara a la rica e intensa vida cultural de la ciudad, se concreta en 2007 Cultura entre las manos, en el seno de Habana Radio, cuyos locutores fueron los primeros en sumarse para compartir sus saberes.

Germina entonces el proyecto luego de un diálogo con la Asociación Nacional de Sordos de Cuba (ANSOC) y la Universidad de La Habana, en el cual se propuso invitar a “aquellos que hablan otra lengua” a los recorridos organizados en el centro histórico por el programa Rutas y Andares.

“Entre las pruebas experimentales comenzamos con un recorrido de ciudad. En un primer acercamiento percibimos que los guías debían prepararse mejor, porque no se trataba solo de realizar ´la interpretación´, sino contar con instrucción suficiente y conocer nuevos términos específicos que si se obviaban era información que dejaba de brindarse”.

De acuerdo con Gispert, resultaba necesario, además, crear una metodología de trabajo para realizar los recorridos, y en ella iba incluida la autopreparación de los guías.

“Entre lo que teníamos para ofrecer y las demandas de esa comunidad pensamos en cinco acciones que hasta el momento no han cambiado, sino que se han consolidado”.

Comienzan entonces los cursos de Lengua de Señas, impartidos por un instructor sordo (usuario natural de la lengua) y una persona oyente -lingüista o especialista en el ´idioma´-, y muy aceptados por museólogos, bibliotecarios, y quienes interactúan con el público en instalaciones del centro histórico.

Usamos la metodología de trabajo empleada por la Universidad de La Habana, planteada por la Licenciatura de la Lengua de Señas surgida en 2004.

Otro espacio que acompaña al proyecto desde su nacimiento -y el más sistemático- es el encuentro el último sábado de cada mes, al cual acuden las personas sordas interesadas en aprender sobre múltiples temas, a solicitud de los participantes.

A estas ´citas´ asisten también especialistas en la temática elegida, a fin de satisfacer los intereses de una audiencia ávida de conocimientos.

La situación económica mundial, los nombres de las calles del centro de la ciudad, la historia de las plazas de La Habana Vieja y sus esculturas, de la meteorología, la aviación, el automóvil y del nombre Cuba, junto a otros temas como la migración, las festividades de la Navidad y la visita del Papa Francisco a la Isla, son sólo algunas de las solicitudes para los encuentros que han ido sumando cada vez a mayor cantidad de participantes.

Con un visible sentido de pertenencia por el proyecto que ella ha liderado desde hace más de una década, Gispert añade que otra iniciativa muy bien acogida es la interpretación de películas cubanas. Una experiencia inolvidable -dice- fue con Habanastation; fue el encuentro que más asistentes ha aglutinado en toda la historia del proyecto.

“Extranjeros” en su propia casa

Es un hecho que las personas sordas se comunican con otro “idioma”, motivo por el cual Cultura entre las manos ha tratado de incidir también en el desarrollo de la Lengua de Señas Cubana (LSC); para el proyecto, por ejemplo, se hacía imprescindible incorporarle a este lenguaje elementos muy específicos del patrimonio y la cultura.

La LSC se introduce como alternativa pedagógica en las escuelas de niños sordos, a partir del año 1994.

Antes de ese año, la lengua de señas era usada por las personas sordas de manera natural en la calle para su comunicación; por tanto, existían códigos que manejaban unos grupos y otros no, explica Yalena.

“El proyecto ha tratado de establecer negociaciones lingüísticas, pues había señas que no existían, como la de El Templete, sitio fundacional de La Habana y uno de los primeros lugares que visitamos. Hubo que describir el lugar, su historia y a partir de una negociación se estableció la seña de ese espacio; de manera similar ocurrió con la de patrimonio”.

Sin embargo, no basta con dejar en manos de organizaciones el fomento de la cultura de este segmento poblacional. Otro factor imprescindible para el crecimiento de las personas sordas en Cuba es la familia; “si no cuentan con ese apoyo se van quedando con lo básico, salen de la institución docente y se estancan ahí, porque además no ven más opciones”.

Gispert pone un ejemplo poco alentador cuando asegura que a los niños sordos se les ve poco en el entorno que les propone Cultura entre las manos; de ahí que la escuela ha jugado su papel a la hora de incluir a los más pequeños en actividades específicas del proyecto.

Se han organizado Rutas y Andares donde se incluyen a los menores, sin embargo los padres no los llevan, argumenta la especialista, quien apuesta por una mayor participación de ellos en las actividades del proyecto.

“Las personas necesitan saber que las diferencias no son marcas o estigmas; cuando te ´llega´ un hijo sordo eso se torna un caos en la familia, y puede haber hasta una ´etapa de duelo´ de seis años, para lograr aceptar o resignarse”.

“Hay quien lo asimila y quiere colaborar, otros optan por el implante coclear, pero ello no revierte totalmente la condición del niño; por tanto, sería más favorable prepararlo para que se integre a la sociedad”.

Por una mayor visibilidad e inserción social

Uno de los resultados de mayor impacto del proyecto ha sido colocarlo en múltiples plataformas que contribuyen a visibilizar a esa comunidad, para que desde otros espacios se piense en ella y se le tenga en cuenta.

Gracias a dos ayudas financieras de organismos de cooperación internacional, gestionadas por la Oficina del Historiador, se han adquirido equipos para la implementación de un sistema de close-caption para los materiales audiovisuales elaborados por la productora de Habana Radio, y destinados para la televisión e Internet.

También hoy se pueden apreciar en las calles habaneras carteles que hacen alusión al proyecto, que luce una imagen distintiva creada por profesionales de Instituto Superior de Diseño, además de que ya cuentan un manual de identidad.

De acuerdo con Gispert, en la actualidad optan por una tercera ayuda conseguir un espacio físico propio, y la aspiración de convertirlo en un centro cultural para sordos, donde se crearán todas las condiciones para ofrecer los cursos y los encuentros.

Sin embargo, Cultura entre las manos tiene otro objetivo muy claro, y es uno de sus mayores regocijos brindar herramientas a estas personas a fin de que se inserten en entornos laborales mejor retribuidos económicamente.

Existen proyectos que han propiciado la inclusión de los sordos, como Arte Corte, el cual ha sumado a integrantes de esa comunidad a sus cursos de barbería y peluquería, y la agencia de viajes San Cristóbal, que tiene la intención de preparar a personas sordas como guías de turismo.

“Trabajamos para que la sociedad no sólo los visibilice, sino sean aceptados e incluidos en los diferentes espacios y centros laborales. Se trata de romper esa barrera psicológica que hoy persiste y lograr que sean contratados en entidades que les propicien niveles adquisitivos superiores y, con ello, una vida más digna”.

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