Laura V. Mor / Resumen Latinoamericano Corresponsalía Cuba. Fotos: Yaimi Ravelo.- La sala 2 del Multicine Infanta no la dejaba mentir. Allí estaban los niños y niñas protagonistas de esta obra, una de las más hermosas de la Revolución, esa que se adelantó -como dijera Graciela Ramírez, Jefa de la Corresponsalía en Cuba- treinta años a la Convención sobre los Derechos del Niño firmada el 20 de noviembre de 1989 por numerosos países, entre ellos Cuba.
Salvaguardar los derechos niños, niñas y adolescentes desde su concepción materna fue la premisa de las políticas públicas del Estado cubano desde inicios de la Revolución.
“A los tres hombres más importantes de mi vida” fue la dedicatoria de una emocionada Syara ante un auditorio que rebalsaba en aplausos. Uno de esos hombres inmensos era Fidel, a quien estos jóvenes cubanos le rindieron homenaje desde la esencia de su propia obra revolucionaria: las voces de esos niños y niñas que hoy disfrutan de ese derecho a participación verdadera del niño con su voz propia del que nos habla Carlos Alberto Cremata, Director General de “La Colmenita”, del derecho a tener derechos.
“Es la forma que encontramos de rendirle homenaje y darle las gracias por crear una conciencia política con respecto a los niños y a todo lo que implique una infancia feliz”, afirmó con orgullo Syara.
El segundo hombre de su vida es su papá, Javier Salado, nuestro inolvidable compañero y coeditor de la edición cubana de Resumen, que aunque no pudo verlo terminado fue uno de los primeros impulsores para llevar a la realidad la idea que Syara y Víctor tenían hace tiempo y que sin dudas, como afirmó su hija “de alguna forma mística” estaba allí con nosotros. El reconocido cineasta y ensayista cubano, fundador del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) José Massip fue el tercer hombre, a quien Syara agradeció por “transmitirme genéticamente la necesidad de expresarme a través de un cine revolucionario”.
“Cuando digo revolucionario, es en todos los sentidos en que pueda ser interpretado este concepto”, enfatizó Syara, fiel al legado de estos tres grandes hombres de su vida.
“La voz de la inocencia” como explicó Graciela Ramírez marca “la diferencia que tienen los niños y niñas cubanos con niños en medio de la guerra, niños apaleados, torturados, presos como en Palestina; niños que trabajan en las calles como en nuestra América Latina, niños que contraen enfermedades que podrían haber sido evitadas si sus gobiernos tuvieran un mínimo de consideración”.
De esa consideración y voluntad política nos habla la Msc. Ana Belkins Barbán Carrillo, Directora del Hogar de Niños sin amparo Filial “San José” y se refleja también durante los 41 minutos del documental, que deja a los protagonistas ser la voz de una realidad innegable. Voces como la de la Lic. Mirtha Friol Barrio, Directora de la Escuela Primaria “Vo Thi Tang” que nos cuenta sobre la integralidad de la educación o la Msc. Pilar Medina Fuentes, Directora de la Escuela Especial “Sierra Maestra” que ejemplifica la preocupación del Estado cubano por aquellos niños con capacidades diferentes dan muestra de esa realidad.
“Este documental que quería ser una obra de agradecimiento a la Revolución Cubana en su 60 aniversario, se convierte sin proponérnoslo en un arma de batalla”, sintetizó Graciela Ramírez, al estrenarse en un contexto de recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos contra Cuba con la reactivación del Título III de la Ley Helms-Burton y las constantes agresiones de la política exterior de las sucesivas administraciones estadounidenses y en especial la de Donald Trump que atentan contra la felicidad de los niños y niñas cubanos, y que como afirma el Dr. Jesús de la Caridad Reno, Jefe de la Sala de Pediatría del Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología, pone en peligro la sostenibilidad de sus derechos como el derecho a la salud a pesar de los inmensos esfuerzos.
