Con “Profecía” de Adolfo Guzmán en versión de Luna Manzanares, la anfitriona de esta edición, inició la segunda noche del concurso que estuvo dedicada a Benny More por su Centenario, en el que se hizo un homenaje a Sara González y compitieron otras seis canciones, con un mejor nivel desde el punto de vista de la composición.


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Concurso Adolfo Guzmán celebró segunda noche que ojalá hubiera sido más azul

PISTACUBANA 26/Agosto/2019

Con “Profecía” de Adolfo Guzmán en versión de Luna Manzanares, la anfitriona de esta edición, inició la segunda noche del concurso que estuvo dedicada a Benny More por su Centenario, en el que se hizo un homenaje a Sara González y compitieron otras seis canciones, con un mejor nivel desde el punto de vista de la composición.

La canción número seis, primera de la noche, “Haciendo fe” de los autores Dayamí Pérez y Javier López e interpretado por su proyecto el Dúo Iris, tuvo una motivación, que, al ser explicada, le da ventajas con relación al resto, pues sus autores confesaron dedicarla a José Martí, propósito que también fue de conocimiento del jurado, según intuimos del análisis posterior.

El tema es un verdadero homenaje a la trova y al estilo de estos festivales, donde solían coexistir canciones de temas sociales enaltecedores y con un gran sentido patriótico. En las valoraciones del jurado publicamos la de Yianela al destacar que la canción posee “una estructura muy bien acentada, que hace más fácil para el público entender el mensaje. Hay guiños en la obra martiana pero no cae en el didactismo”. “Haciendo fe” logró, hasta el momento, el máximo en puntos de las doce canciones presentadas con 89.4 puntos.

La segunda propuesta de la noche “Almas de mi ciudad” de la autoría de Lindiana Murphy y defendida por Florana Padilla, es, al decir de su autora ,una canción que “no fue hecha ni para mercados ni para concursos. Veo rostros marcados por una realidad, en esa generaciones de 50 años, esa tristeza de no haber llegado ese futuro, por el cual luchamos y soñamos”. Lindiana confesó, por momentos, sobrevivir en su propia burbuja de amor, para sobrevolar la realidad, idea esencial de su propuesta.

Con excelente y arriesgado arreglo de Michel Herrera, y una buena defensa por Florana, la canción brilló desde su metafórica y desgarradora realidad. Su estribillo “desilusión porque te encuentro en tantos rostros de mi ciudad, cada día más” fue resaltado por varios miembros del jurado. Beatriz Márquez la definió como “muy profunda, de un sentimiento muy grande”. Edesio Alejandro la conceptualizó como “una canción desesperada, agarrada al último pedazo de vida. Cuando la leí, la sentí depresiva, y eso a lo mejor te lleva a la reflexión”. Israel Rojas, por su parte, valoró que “la tristeza y la desilusión deben ser cantadas, y esta canción anclada en nuestra ciudad y que puede ser para cualquier ciudad del mundo, debe estar en un Guzmán”. El tema culminó en tercer lugar con 88.8 puntos.

Tres destacadas voces femeninas cubanas, Heidi Chapman, Annie Garcés, y Niurka Reyes, y con un adecuado uso del diseño en las pantallas que recordaron hasta las jornadas de la canción protesta, y que incluyó la bandera cubana, conformaron un emotivo homenaje a Sara González.

En la continuación del concurso, y como tercer tema de la noche, Gretchen González defendió “Seré azul” del compositor Juan Carlos Piñol, el gran decepcionado de la noche, y con una de las mejores obras. “Seré azul” sorprendió al ser la primera canción con base en la rumba de la edición, verdadero reto para un concurso de este tipo, donde no se establecen distinciones entre géneros, en este caso un guaguancó de tempo lento.

Bien defendida, con un arreglo muy intenso que por momentos desaparecía en sus rejuego, resultó lamentable por su eliminación. Beatriz Márquez a pesar de declarar “tengo deseos de cantarla”, fue muy severa en la puntuación, hecho que corrobora que una cosa se dice y otra se piensa. Yialena, una de las jueces más coherentes, en cuanto a criterios y puntos, valoró “me llama la atención que son dos mundos culturales distintos que confluyen, me da una canción social, felicidades”. Finalmente, “Será azul” una de las canciones más interesantes de la noche terminó con 87 puntos para cerrar su paso por el concurso, a pesar de tener más puntos que el resto de las seis primeras en competencia.

Orlando Chang, uno de los competidores con mejor recorrido en #Pistacubana defendió su tema “Te amo tanto” que sacó otra cara del concurso, quizás la menos favorecida por los jurados pero la más por querida para el público, al tocar, sin prejuicios, el tema del amor. Orlando supo interpretar adecuadamente su tema, y al fin tuvo un espacio de lujo en la televisión, que merece, por su esfuerzo y compromiso con la canción. Luego de los tres temas conceptuales anteriores, uno dedicado a José Martí, el otro lleno de nostalgias en pleno compromiso social y un tercero desde la rumba, y cuando parecía que las valoraciones no le serían favorables, logró los puntos necesarios para mantenerlo en competencia, con una de las canciones que pudiera llegar con más fuerza al oyente.

Edesio Alejandro expresó “cuando leí la canción y vi que había imágenes usadas me llamó la atención, pero al verla cantada, con todo lo que lleva, me encantó”. Beatriz Márquez, por su parte, comentó “es una canción de amor bella y muy bien interpretada, y debo decir que el arreglo es precioso”. El arreglo, fue asumido por Jorge Aragón, músico que ya había abordado la obra de Chang y que supo sacarle sus mejores recursos. En total la prepuesta de Orlando Chang logró 87.6 puntos.

En otro intermedio Ivette Cepeda cantó “Alce mi voz”, sin dudas una momento que siempre se agradece, acompañada por una propuesta coreográfica que, sin beber mucho del clip que sobre esta canción concibiera, hace unos años, Alejandro Pérez, logró llenar un escenario donde los bailarines apenas se ven.

La penúltima canción fue “Será” de la autoría de Roly Rivero e interpretado por Annys Batista. Nuevamente se pudo presenciar otra canción romántica, bien concebida para un concurso, por su estructura y el uso de la reiteración en el texto que garantiza un rápida apego de los oyentes. Annys Batista logró una de la mejores interpretaciones de la noche, en cuanto a su expresión escénica y disfrute de la canción, abordada como si fuera suya.

En ese sentido Beatriz Márquez confesó, “estoy impresionada, fascinada, lo ha hecho con una madurez total”. Yianela por su parte expresó: “ha sido una noche espectacular, difícil para nosotros, esta canción es hermosísima, es muy justa, es mínimal, reitera, tiene esa cosa dubitativa, y hay un soporte armónico que se mueve y que hace difícil la interpretación”. Israel Rojas resaltó “la magia de un compositor está en, más que decir, sugerir, en la capacidad de síntesis para decir, decir tanto en tan poco espacio”, para luego añadir “profundamente agradecido de tener esta canción esta noche aquí en este concurso·”. El tema obtuvo 89.2 puntos y se mantuvo en competencia.

“No jueges con el destino” de Franklin Darien interpretada por Pedro Barrizonte, último tema de la segunda noche, mostró otro de las propuestas bailables del concurso, y que pudiera navegar con mucha suerte teniendo en cuenta la tradición. La buena interpretación de Barrizonte se unió a la sonora ejecución de la banda de fondo, que en esta emisión se escuchó con una mejor lucidez.

Sobre ella Adalberto Álvarez valoró “ese muchacho es tremendo sonero, tiene un timbre para defender esto, para ser el son que hace hoy en día, tiene una letra que funciona, que camina, que se puede pegar rápido, función de la música bailable”. Yianela explicó “me parece que es poco común como comienza la letra con este arrojo cuando pasa a la duda, lo lleva a menor, juega al tono mayor más brillante para la parte de la frescura sonera. Los códigos que utiliza el compositor detrás dejan un mensaje bien claro”. Israel Rojas decidió hablar sobre un fragmento de la letra, en el tema de género, en relación con un segmento del texto de la canción que no le pareció coherente con su modo de abordar el asunto, “Te puedo robar un beso, sin importar lo que digas”. Para finalmente valorar la jornada como “sumamente difícil”. La canción terminó con 88.2 puntos que garantizó su continuidad.

Esta segunda noche fue más atinada, de mayor calidad musical y un mejor sonido televisivo, aunque llamaron la atención los aplausos y gritos desaforados de un público, que por la secuencia sonora y el aforo, parece grabado, ya que los tiros de cámara mostraron a un público posando y poco conectado con lo que ahí ocurre. No creo que a estas alturas y por la propuesta en sí, la gente grite y aplauda de esa manera.

El show siguió su elegancia, con algunos cambios que tuvieron en cuenta las críticas de la primera emisión, como el uso del micrófono por Luna, que si bien le aportó movilidad le restó calidad de sonido a su voz. El sistema de competencia, ya incambiable, dejó clara su ineficacia cuando, por puntos, la relación entre la primera y segunda noche se tornó injusto, ¿quién decide que temas van en una noche u otra? ¿Por qué no tener en cuenta una puntuación total de las 24 canciones? ¿Resulta lógico que las seis canciones de la segunda noche sobrepasen por mucho a las seis de la primera?

Nuestros votos de hoy para Juan Carlos Piñol por “Será azul” y Lindiana Murphy por su implacable “Almas de mi ciudad” por el nivel de riesgo musical y autoral, y en lo interpretativo para Orlando Chang, Pedro Barrizonte y Annys Batista.

Quedan doce canciones, y nuevos acercamientos de #Pistacubana.que procederá a descargar todas para difundirlas en la radio cubana y el portal. Además de incluir la posibilidad de votar por las canciones del concurso.

 

Concurso Adolfo Guzmán: La manzana de la polémica

Paquita Armas Fonseca - Cubadebate

En 1971 Un mundo para todos dividido, (poesía) de Roberto Sosa; La última mujer y el próximo combate (novela) de Manuel Cofiño, y Ojo por diente (cuento) de Rubén Bareiro, fueron los Premios Casa de las Américas.

Eduardo Galeano, entonces un desconocido autor uruguayo de 31 años, mereció una mención con Las venas abiertas de América Latina, el libro que poco tiempo después se convirtió en una suerte de clásico en nuestro continente.

Fue censurado en algunos países, pero se considera que tiene una versión arquitectónica de las manos de Oscar Niemeyer en el complejo cultural que desarrolló el antropólogo Darcy Ribeiro.

En la música, el libro despertó alusiones de Leon Gieco, en su canción Los Salieris de Charly; en 1994, la banda mexicana Tijuana No! incluyó el título en una estrofa de su canción La esquina del mundo; en 1995 Los fabulosos Cadillacs montaron el tema Las venas abiertas de América Latina en su disco Rey Azúcar y en el 2009 Hugo Chávez le regaló un ejemplar a Barack Obama, son sólo algunos ejemplos de cómo un texto apartado a un lado en un momento, después hizo una carrera de reconocimientos.

Tonada y filin para un caminante, de Andrés Pedroso, interpretada por Sara González fue el premio del concurso Adolfo Guzmán de 1980, certamen en el que participaron 2735 obras.

Entre esa cantidad de piezas estaba Para Bárbara, de Santiago Feliú, interpretada por Silvio Rodríguez con orquestación de Frank Fernández, obtuvo una mención. Entonces Santiaguito tenía 18 años. Aunque murió joven, tuvo vida para ver cómo su canción se convirtió en una suerte de ícono de la canción cubana.

¿Acaso el Premio Casa de las Américas no es un certamen serio? ¿Por qué el jurado de 1971 no vio lo que sintieron millones de personas después al leer el libro?

Aquel jurado de Casa de las Américas –y todos–, incluido el del Guzmán de 1980, están formados por seres humanos con cosmovisiones personales. Eligieron lo que consideraron mejor, pero el tiempo puso las cosas en su lugar.

II

En el contexto del Festival Mundial de la juventud y los estudiantes, celebrado en Cuba, en 1978, se realizó el primer concurso Adolfo Guzmán. Canción eterna de la juventud, de Martha Valdés fue la merecedora del premio.

Desde ese año hasta 1989 para algunos especialistas transcurrió la mejor etapa del concurso de composición. Fueron galardonadas las piezas Junto a mi fusil, mi son, de Andrés Pedroso e Inclina el cetro a la flor, de Lázaro García, ambas interpretadas por Omara Portuondo se insertan en obras reconocidas por los expertos, a las que se le unen Presencia, simplemente de Ramiro Gutiérrez y Tú eres la música que tengo que cantar de Tony Pinelli, ambas interpretadas por Pablo Milanés.

En el último año de ese primer lapso se convocaron tres categorías: instrumental que ganó Introducción y guajira, de Rafael Guedes defendida por Aldo Rodríguez con la Orquesta del ICRT; en bailable ganó La cena del familión, de Alfredo López Portela con la Orquesta Original de Manzanillo defendiéndola y canción que tuvo en Canción de un beso a la triunfadora, de Roberto Novo en la voz de Ahnaís Abreu.

El Guzmán volvió a celebrarse del 2000 al 2007. En ese primer año ganó Mariposa de Pedro Romero, interpretada por Beatriz Márquez. A partir del segundo certamen, de esa temporada, se convocaron dos géneros canción y bailable. En el primero ganaron Decirte cosas de amor de Roberto Novo con Diana Fuentes en la defensa, y Se me va la vida compuesta y cantada por Pedro Romero, en bailable estuvo Doctor, doctor de Ramón Ramírez con la Original de Manzanillo.

Durante las dos períodos precedentes el concurso se celebraba en el teatro, se transmitía en vivo por la televisión y por ejemplo en 1979 un colega señaló “Paciencia, mucha paciencia, hubo de tener el telespectador en la interminable noche del domingo para poder conocer a los ganadores. Porque, de modo increíble, fue a la altura de la una y treinta de la madrugada (era ya lunes) que se interpretaron las composiciones ganadoras de los máximos galardones”.

III

En el 2016 la prensa cubana se hizo eco de esta noticia “Con el propósito de estimular la creación musical la Televisión Cubana (TVC) y el Instituto Cubano de la Música convocan al Concurso Adolfo Guzmán de la canción cubana, que se celebrará del 23 al 25 de diciembre en el Teatro Nacional.

Los autores interesados en participar deben enviar sus composiciones antes del 30 de septiembre próximo a la Dirección de Comunicación de la TVC, cita en Edificio N, 6to piso, Pabellón Cuba e/ 21 y 23, Vedado, Plaza de la Revolución. Se puntualizaba que habría premios en “orquestación, interpretación y a las mejores obras, además del Gran Premio del Concurso Adolfo Guzmán 2016.”

Fueron recepcionadas en la oficina de relaciones públicas de la Televisión Cubana 739 obras de 406 autores. Pero el concurso por diversas razones no se celebró en los años siguientes.

La dirección de la TVC le propone a Manolito Ortega, a partir del conocimiento de las críticas realizadas en las primeras temporadas, dirigir el espectáculo-concurso con una propuesta moderna, que respete lo esencial del Guzmán pero que aporte una puesta atractiva para los más jóvenes.

El exitoso director de programas como Sonando en Cuba (la segunda propuesta), los Bailando y la Banda Gigante, más los programas de fin de año y otras galas, reconocidas por su visualidad, colorido y puesta en escena, era el adecuado para un nuevo certamen que respetara las esencias. Este hacedor audiovisual dijo:

- El mayor reto pienso está en el público y su asimilación de un “nuevo” concurso Adolfo Guzmán. Me parece que viviremos lo mismo que cuando el primer Bailando en Cuba, que en las emisiones iníciales la audiencia estaba completamente dividida entre los que le encantaba y los que añoraban a Para bailar, creo que aquí podría suceder lo mismo. Espero que se acostumbren a que es una nueva propuesta, una nueva fórmula, pero que no pierde la génesis del concurso que es la composición, aunque se introduzca la interpretación y se convierta en un concurso de interpretación y composición donde la elegancia, el buen gusto y la buena música desde el género canción estará presente en esta nueva edición, como sucedió en las anteriores.

- Los compositores eligieron a sus intérpretes, el casting lo realizamos porque había muchos compositores que no tenían idea de quienes podrían interpretar sus temas y por eso la decisión de hacer el casting. El jurado hizo una pre-selección de los intérpretes buscando calidad interpretativa y de esa selección muchos compositores eligieron a sus intérpretes, en otros casos los compositores defienden su propio tema y en otros ellos nos llevaron sus propuestas. Para este Guzmán decidimos que todos los intérpretes fueran desconocidos aunque fueran cantantes profesionales, pero que no habían tenido la oportunidad de tener una excelente promoción y aunque llevaran tiempo con sus carreras fueran desconocidos al gran público.

- Creo que del Guzmán tradicional mantendremos muchas cosas. El tema que ha identificado al Concurso, No puedo ser feliz, de Adolfo Guzmán, (por supuesto con un arreglo contemporáneo) será nuevamente la canción centro del concurso; además de la buena interpretación, mantendremos la elegancia y el buen gusto que caracterizó el Concurso; habrá momentos especiales dentro de la competencia y las galas intermedias que también estarán presentes. Es imposible hacer un concurso al igual que en los años '80, este será totalmente renovado, con una mirada diferente a la canción en la que será privilegiada la canción contemporánea y con los códigos estéticos de estos tiempos. Pretendemos lograr un certamen que no renuncie a sus esencias pero que pueda renovarse en el tiempo y logre no solo conectar con las generaciones que recuerdan con cariño el evento, sino también que dialogue con las nuevas generaciones que no conocen el concurso y se muestra como algo novedoso para ellos

- Queremos tener una conducción desenfadada y en cada programa hacer en la voz de ella un homenaje a Adolfo Guzmán, desde la mirada del teatro musical y en ese sentido Luna (Manzanares) tiene gran experiencia por su participación en el musical Carmen la cubana.

A su vez Lil Romero, la guionista dijo:

- A mi entender, debemos trabajar para dos públicos esenciales: aquellas personas que conocen el Concurso Adolfo Guzmán, que fueron jóvenes a finales de los años ´70 o en la década de los ´80 y que recuerdan el Concurso en sus primeras etapas, y aquellas que no saben nada de él o que lo conocen de referencia, que nacieron después de la época dorada del Guzmán o que eran muy niñas y no tienen preconceptos sobre él porque no lo vivieron. Complacer las expectativas de estos dos segmentos de públicos es una tarea difícil. En el caso del guion, lograr que estructura y texto puedan conectar con ambos segmentos, encontrar un espacio común donde ambos se sientan a gusto y representados es también un reto interesante. El gran referente es el legado que el Concurso Adolfo Guzmán ha dejado para la cultura cubana. El gran desafío es poder honrarlo a la altura de estos tiempos.

El concurso debía durar diez semanas por lo que resultaba muy difícil que reconocidos intérpretes estuvieran tres meses, esperando a cantar en el Guzmán. De ahí que se decidiera darle la defensa de las canciones a intérpretes desconocidos, que fueron sometidos a casting.

Las obras concursantes llegaron a Manolito en sobres cerrados, solo con los seudónimos. De ahí se hizo una preselección. Había, según fuentes que consulté, hasta canciones a la licra.

El jurado trabajó durante siete días FOCSA, realizaron una primera selección de 67 piezas, luego 39 y finalmente las 24 que están en la lid.

Dos premios nacionales de la música, Adalberto Álvarez y Beatriz Márquez, Israel Rojas, un reconocido letrista de canciones, Edesio Alejandro, un cultor de música electrónica, rock y la musicóloga yianela Perez, con aval de investigación, integran el jurado. Son figuras reconocidas, con diversidad de acciones en la música y suficiente prestigio para confiar en su veredicto.

Los arreglos corrieron a cargo de 24 músicos entre los que se encuentran Alejandro Falcón, Michel Herrera, Robertico Carcasés, Emilio Vega, Martini, Manolito Simonet, David Álvarez, Jorgito Aragón y Gastón Joya.

Luna Manzanares es la anfitriona, no la conductora. Desde el principio se ha aclarado este término porque en función del show podrá cantar o bailar, además de conducir.

IV

El 18 de agosto arrancó el Guzmán con todo el glamur que lleva (aunque esta palabra parezca burguesa): grandes escotes, lentejuelas, brillo porque se trata de espectáculo musical nocturno. No habían transcurrido ni diez minutos y nació la polémica. Con dos días de trasmisión es arriesgado lanzar una opinión… pero:

  • Luna es la anfitriona, no la conductora. Si en la primera emisión tenía un micrófono en la mano, en la segunda llevaba “la balita”… bailó, cantó, estuvo desinhibida, se vio dueña del escenario. No es conductora en otros espacios, es verdad, pero lo puede hacer bien y los estelares locutores de nuestro país, difícilmente puedan bailar y cantar bien, como exige el diseño de ese espacio que abre con un oppening como homenaje al teatro musical.
  • No hay que ser experto en música para darse cuenta que las composiciones estuvieron mejor en la segunda jornada, lo demostraron los jurados con sus expresiones.
  • Si en la primera competencia las historias de la canción, en una suerte de cápsulas, parecieron largas y reiterativas con respecto al guion, en la segundo se limó ese desliz (puede ser mejor).
  • La música de Adolfo Guzmán que se escucha en su concurso, tiene sonoridades modernas y las canciones en competencia también. De ello se encargan jóvenes y talentosos arreglistas.
  • El maestro Adalberto Álvarez, Premio Nacional de Música, subrayó que se evalúa composición y letra, aunque se expongan criterios de interpretación.
  • En las dos jornadas han sido homenajeados grandes figuras de la música como Benny Moré, Juan Formell, Sara González… en las voces de reconocidas intérpretes. A la vez que se incluyen momentos como el de Ivette Cepeda, con la canción Alcé mi voz.
  • Como en otras oportunidades en este tipo de espectáculo existe una página web donde se descargan las canciones, se libró un concurso de videos sobre el tema de su preferencia y se puede acceder a piezas del casi mítico Guzmán de los '80, que para muchos debió calcarse, sin tener en cuenta que han pasado entre 41 y 34 años. La TV ha cambiado mucho y si se quiere atraer a los públicos, acostumbrados a la imagen actual, el certamen necesita el empaque que tiene.
  • Visualidad, luces, puesta en escena, maquillaje, vestuario, han sido aspectos celebrados en estas emisiones, excepciones para confirmar la regla.
  • La forma electrónica de votar los jueces se cuestiona. A algunas personas les molesta que se sepa cuantos puntos concedió cada uno y que no hablen entre ellos. Acaso, realmente, no consultan? Si Adalberto, Beatriz, Edesio, Israel y Yianela Pérez, aceptaron esa manera en función del espectáculo y ellos son más que reconocidos, ¿Por qué no usar la tecnología en el programa?

Una observación que nace desde que Manolito y su team asumieran el primer programa, aquella segunda temporada de Sonando en Cuba: todo lo que hacen despierta la polémica.

Quizás este certamen, aunque los tiempos son otros, llenos de reguetón y otros ¿ritmos?, de a luz otra canción como Para Bárbara. Es difícil, mas soñar no cuesta nada… lo que si vale que los televidentes sigan el Guzmán, aunque sea para criticarlo.

(Tomado del Portal de la Televisión Cubana)

 

Guzmán 2019: conceptos y preguntas

Una versión carioca de Profecía, una de las canciones representativas de la cosecha autoral de Adolfo Guzmán, abrió el segundo programa del concurso que honra con su nombre al entrañable compositor cubano

Pedro de la Hoz - Granma

Una versión carioca de Profecía, una de las canciones representativas de la cosecha autoral de Adolfo Guzmán, abrió el segundo programa del concurso que honra con su nombre al entrañable compositor cubano.

La anfitriona Luna Manzanares paseó dignamente por la línea melódica al margen de la sobreabundancia rítmica y visual. Quien desee saber de qué va en realidad Profecía, puede hallarla en el disco Libre de pecado, en la voz de Beatriz Márquez a dúo con su hija Evelyn, arropada por el buen gusto, muy actual, para nada nostálgico, de Jorge Aragón.

Para evitar malentendidos, quisiera subrayar esta última cualidad. La actualidad o puesta al día de un proyecto artístico –en este caso un concurso de música para ser transmitido por la televisión– no está en el despliegue tecnológico, ni en la profusión de efectos lumínicos, ni en la parafernalia escénica. Menos en tomar de aquí o allá referentes que funcionan en otros contextos, echando de lado el que nos corresponde. Ser original es pensar con cabeza propia, desarrollar conceptos singulares y no tratar de competir con los modelos  de otras televisoras.

No tendría sentido reeditar el Guzmán tal como fue. Tampoco sería justo hacer tabula rasa de su historia. En el pasado hubo logros y carencias; unas ediciones corrieron con mejor fortuna que otras, pero quedaron –y eso nadie lo podrá borrar– canciones y producciones memorables.

Al fragmentar la secuencia de canciones en concurso se corre el riesgo del desbalance. En la segunda entrega el nivel cualitativo de las composiciones fue superior al de la primera. Al menos escuchamos, en la mayoría de los casos, canciones formalmente bien estructuradas. Si nos atenemos a la frialdad de los números –ya expusimos razones acerca de lo desacertado del método–, es posible que en una tanda queden al campo obras mucho más consistentes que las clasificadas previamente.

Los miembros del jurado se centraron esta vez, como siempre debió ser, mucho más en la creación que en la interpretación, al emitir juicios. Sucede, sin embargo, una situación de fondo que se arrastra desde que el Guzmán nació: la discordancia entre la creación misma y la interpretación. Puede haber una canción sin mucho vuelo que cobre altura en su defensa, y viceversa. Algo de esto acaeció el pasado domingo.

La puesta en pantalla no se limita a lo que se refleja en la escena. Hay que cuidar la trastienda, los supuestos valores añadidos de una producción que pretende dar elementos acerca de qué va cada   canción.
Veamos dos ejemplos. La historia ecologista que nos contaron de Seré azul –por cierto, un intento de aproximación a la especie rumbera denominada yambú– no se advirtió por ningún lado. Las poses románticas, incluidos los pétalos de rosa soplados, que ilustraron la canción Te amo tanto fue una concesión a los estereotipos del mal gusto. Una dirección estéticamente alerta –no hablo solo del director sino de su equipo de producción y la guionista–no debe pasar por alto estos detalles.

Queda mucha tela por donde cortar y muchos programas por ver. Otros espacios merecen también ser atendidos y comentados. Pero por lo pronto comparto algunas interrogantes que me han hecho llegar. ¿Qué pasó con lo que parecía iba a ser un homenaje al Benny en su centenario? ¿Dónde están la Orquesta, el Coro y el Ballet de la tv Cubana? ¿Acaso este no era un momento para potenciar esas instituciones propias del ICRT?

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