Delia Reyes García - bohemia-cu.- Sobre la necesidad de incrementar las exportaciones, asegurar los financiamientos a la industria, y lograr el rendimiento de las inversiones, entre otros temas, dialogó con BOHEMIA Alejandro Gil Fernández, durante las últimas jornadas de trabajo de las comisiones de la Asamblea Nacional


La economía cubana está en una encrucijada: revertir su balanza comercial o continuar la espiral de endeudamiento externo. Para alcanzar lo primero, es decir, que el país exporte más de lo que importa, urge promover y concretar las exportaciones.

No pocas trabas precisan ser eliminadas en ese tortuoso camino. Sobre este y otros temas de interés, BOHEMIA dialoga en exclusiva con Alejandro Gil Fernández, titular del Ministerio de Economía y Planificación (MEP).

A su juicio, en el sector empresarial no existe una conciencia clara y amplia de la importancia que tiene para la economía del país incrementar las exportaciones.

-Es cierto que hay un tema monetario, porque la actual tasa de cambio de 1 por 1 no es un incentivo natural para exportar. Por lo general, las empresas que lo hacen reciben subsidios del Estado. Pero, al margen de la dualidad cambiaria, si el país no exporta más no puede enfrentar realmente el incremento del gasto social. Y los empresarios piensan que siempre va a existir una tabla salvadora. Por eso, estamos enfatizando en que todas las actividades incorporen, en su estrategia de trabajo, las posibilidades de vender en el mercado externo producciones o servicios.


Las garantías sociales y la calidad de vida de la población necesitarán cada vez más de un sólido sostén económico. (Foto: JORGE LUIS SÁNCHEZ RIVERA).

“El otro tema es el mercado interno. O sea, muchos productos pueden tener calidad exportable, por ejemplo: una guayabera; pero si hay demanda en el mercado nacional preferimos venderla aquí y es menos trabajoso. Porque ganas más al hacerlo en moneda nacional. Y como se le suma el valor agregado y otros mecanismos, hay mayor incentivo a comercializarla en Cuba.

“Estamos planteando que cuando los productos tengan calidad exportable se mire primero al exterior. Lleva trabajo crear conciencia en el sector empresarial porque sin exportar más no vamos a poder salir adelante. Y tenemos que repetirlo mucho, para que se comprenda. La única manera real, genuina, para defender la economía de la agresión del gobierno de los Estados Unidos, sobreponerse al bloqueo y obtener resultados es incrementando las exportaciones.

-¿Cómo afecta la falta de autonomía de las empresas o la centralización del comercio exterior a las exportaciones?

-Para exportar no hay límites en el plan de la economía de 2020. Si hacen falta recursos, vamos a buscarlos. Si existe un proyecto de exportación que requiere financiamiento pero se recupera con sus ingresos, buscamos ese dinero. En la actualidad, no te puedo decir que el sector empresarial está limitado por falta de autonomía, porque en el MEP estamos dispuestos a discutir cualquier propuesta las 24 horas, los 365 días del año.

“En cuanto a la centralización del comercio exterior podemos discutir. Exportar no es fácil, y decirle a cualquier empresa que tiene que salir a buscar un mercado foráneo, cómo lo hace. El comercio exterior le agrega un valor a las exportaciones, porque tiene esa experticia, son entidades acostumbradas a comercializar penetrando los nichos internacionales”.

­­–Algunas experiencias de los años 90, en pleno periodo especial, como la de Acinox S.A., son ejemplo de cómo una empresa puede ser exitosa cuando se le permite operar sus ingresos en divisas mediante un esquema de financiamiento cerrado y acceder al comercio exterior. Sin embargo, con posterioridad les fue retirada esa posibilidad.

-Si Acinox no exporta porque no tiene esquema cerrado de financiamiento, podemos de inmediato evaluar su aprobación en el MEP. Varios sectores tienen aprobado este mecanismo financiero, entre estos, el níquel, el Turismo, BioCubaFarma”.

 

­–En el caso del níquel, uno de los indicadores para el pago por resultados es el cumplimiento de las ventas netas, y cuando baja el precio en el mercado internacional se ven afectados los trabajadores aunque hayan cumplido las producciones físicas. Igual puede sucederle a cualquier otra empresa exportadora. Se supone que creen fondos de contingencias para enfrentar esas variaciones de precios, pero no sucede así. ¿Por qué?

-Eso es lo más natural del mundo, tú no puedes pagar si no hay resultados, si el precio de un producto de exportación baja, el ingreso de los que trabajan en ese rubro disminuye. Pero cuando sube, se benefician los trabajadores, ganan más, y tampoco tiene que ver con las producciones físicas.

“Todo el mundo coincide en que uno de los impedimentos para exportar es la dualidad cambiaria, porque el tipo de cambio que existe no incentiva las exportaciones. Pero, si mañana resolvemos eso, ¿exportarán las empresas cubanas? […] eso necesita conocimientos”.

–Un requerimiento para exportar es tener certificada la calidad, y solamente un 6,7 por ciento de las empresas cubanas cuentan con ese aval. Ante la exhortación a que las empresas cubanas exporten, ¿pudiera formarse una congestión durante el proceso para certificar?

-No creo que se forme un cuello de botella por esa razón. El problema puede estar del lado de la calidad del producto, no de la burocracia para certificarlo.

En el país pocas empresas tienen certificada la calidad de sus producciones. (Foto: YASSET LLERENA)

-¿Por qué se prefieren productos importados?

-La mirada a la industria nacional es más crítica porque también se compran productos que no tienen tanta calidad, sin embargo “son importados”. Entonces al nacional le estamos buscando la manchita. Por eso estamos planteando tener una visión más integradora, porque la industria nacional se desarrolla si tiene oportunidad de trabajar.

-¿Cómo es posible que falten financiamientos para adquirir las materias primas que necesita la industria y luego sí aparezcan a la hora de importar?

-Detrás de eso hay un problema de estructura del financiamiento. Le pongo un ejemplo. Puede ser que Suchel-Camacho esté parado porque no le llegó oportunamente el financiamiento para importar la materia prima necesaria para producir colonia. Ese dinero le tenía que entrar tres o cuatro meses antes de poner ese producto en el mercado. Sin embargo, no tienes el dinero en ese momento, y aparece un proveedor extranjero que te dice: ‘yo te vendo la colonia, no tienes que gastar produciéndolo, y me pagas dentro de 365 días mediante un crédito’.

“Entonces, ante esa dicotomía de no tener ahora el financiamiento para costear la producción nacional, y el hecho de poder pagar dentro de un año, nos vamos por la importación. Y eso tiene dos consecuencias. Primero, no protegemos a la industria nacional. Segundo, esa importación no es regalada. No se paga hoy, sino dentro de 365 días, pero eso está al doblar la esquina. Llega el día de pagarla, y si no tuviste cómo financiar la industria, lo más probable es que tampoco tengas para sufragar la importación, entonces vienen las cuentas por pagar vencidas”.

-¿A cuánto asciende la deuda externa del país?

-Habrá que esperar a los avances en el ordenamiento monetario y poder sacar bien las cuentas. Lo fundamental es cómo nos preparamos para lograr que la economía funcione ajustada a sus potencialidades.

“No miremos para atrás, vamos a mirar para adelante. Las transformaciones tenemos que hacerlas mirando hacia el futuro. Aunque también es verdad que en este contexto, bajo la presión del bloqueo económico, financiero y comercial por parte del gobierno de los Estados Unidos, y los errores que pudimos haber cometido, más toda la falta de iniciativa en algunos escenarios, de paralización a partir de algunas medidas, estamos aquí, con nuestras cosas buenas y malas.

“Cuando te comparas con el mundo, sobre todo el que está alrededor nuestro, tenemos muchas cosas garantizadas. Pero, para poder mantener esas garantías sociales, y asegurar un incremento gradual de la calidad de vida de la población, tenemos que transformar algunas cosas. Por eso planteamos prioridades”.

Si no se logra el rendimiento de las inversiones y el incremento de la productividad el camino será más azaroso. (Foto: JORGE LUIS SÁNCHEZ RIVERA).

–Según el plan de la economía de 2020, se prevén inversiones por un valor de 12 000 millones de pesos, enfocadas principalmente al Turismo, al programa de la vivienda, las fuentes renovables de energía, la ampliación de capacidades en la producción de cemento y en infraestructura. ¿Qué deficiencias persisten en los procesos inversionistas?

-Los problemas con las inversiones en Cuba son viejos. No solo existen atrasos en los cronogramas de ejecución, sino después en cuál es el rendimiento de esa inversión. Con la experiencia acumulada en este tema se puede hacer un libro de 3 000 páginas. Porque para invertir hay que tener crédito, y eso debe pagarse.

“Después recibimos en el MEP las cartas de empresas y organismos pidiendo el financiamiento para pagarle al proveedor, porque lo está exigiendo. Y pienso: ‘si esa inversión no rinde, cómo la vamos a pagar’. Entonces te dicen: ‘es que se previó mal en los estudios de factibilidad’. Por eso decimos que este tipo de inversiones que no se recuperan nos empobrecen porque estamos enterrando dinero.

“En Cuba no es suficiente con poner la inversión en explotación, sino ver el rendimiento, la eficiencia. Por eso insisto en que los trabajadores pongan a los directivos a rendir cuenta sobre la marcha de los procesos inversionistas. Eso sí puede hacerse.

“Sucede, por ejemplo, que llegas a una empresa agropecuaria, y están muy contentos porque recibieron ocho tractores chinos nuevos. Les recuerdo que esos equipos hay que pagarlos, entonces dicen: ‘lo hace el grupo empresarial en La Habana’. Este es el mecanismo, el instrumento de liquidación. Pero esos tractores se pagan con las producciones en el campo, más boniatos, papa, malanga, yuca… de lo contrario es contra fondos perdidos.

“Hay que sacar bien las cuentas, y cuando llegan los equipos reunirse con los trabajadores y ver los incrementos de la productividad, si antes eran tres toneladas de producciones por hectárea ahora hay que hacer cinco; pues hay que pagar los tractores. Entonces falta esa discusión previa de cómo vamos a recuperar esas inversiones.

“Luego encuentras cumplimientos del plan al 150 por ciento o más, y preguntas cómo es posible. Porque muchas veces seguimos midiendo a la empresa por los mismos indicadores que tenía antes de la puesta en marcha de la inversión, sin adecuar los planes”.

-¿Qué sucede con el aumento de la productividad?

-La productividad es una meseta. No existe correspondencia entre el incremento de la productividad y el nivel de las inversiones. Estas últimas crecen un 20 por ciento en el plan de este año, mientras que la primera solo lo hace un 0,6 por ciento, cuando debería hacerlo un 30.

-¿En este análisis faltarían otros factores como los precios minoristas y el salario de los trabajadores?

-Faltan muchos factores, pero el fundamental es cómo en la microeconomía se exige porque las inversiones tengan realmente un impacto en la productividad. Podemos decir muchas cosas, pero hay que aterrizarlas en la base.


Las producciones nacionales que sustituyen importaciones también están llamadas a mirar al comercio exterior. (Foto: JORGE LUIS SÁNCHEZ RIVERA).

 

 Hecho en Cuba

Dentro de los pasos para robustecer la industria nacional se ha adoptado un grupo de medidas en el plan de la economía. Dentro de estas, la oportunidad de producir de manera competitiva con destino al comercio interno en USD, como nueva fuente de financiamiento; y las empresas que comercialicen productos y servicios con entidades enclavadas en la Zona Especial de Desarrollo Mariel podrán retener el 50 por ciento de los ingresos en divisa libremente convertible.

Con el objetivo de lograr una mayor participación de las empresas estatales en la sustitución de importaciones, propiciando encadenamientos productivos, desde 2019 se adoptó la medida de que el sector del Turismo traslade liquidez de divisas a la industria nacional. Por eso, dentro del plan 2020 se aprobó medir el indicador de disminución del componente importado en este sector, y también en las empresas mixtas.

 

 

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