Prensa Latina.- El presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel, durante su intervención por videoconferencia en la Cumbre de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sobre la Covid-19 y el mundo del trabajo, aseguró que los altos índices de desempleo a nivel global, no se deben solamente al terrible impacto de la pandemia, sino que tienen su esencia en las políticas neoliberales y el capitalismo.


Los retos ante la «mutación» de la crisis sanitaria a lo laboral

En la voz de su Presidente, Cuba expuso en la OIT su efectiva política de protección a los trabajadores durante la pandemia

Yisell Rodríguez Milán - Granma

Estamos ante una «crisis sin precedentes», dijo en la alusión a los efectos de la COVID-19 en la vida de millones de trabajadores en el mundo el jefe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Guy Ryder, durante la cumbre que desarrolla, desde el 7 y hasta el 9 de julio, este organismo encargado por las Naciones Unidas de atender las relaciones laborales a nivel global.

Pero la frase «sin precedentes», despojada de datos, no ilustra el desespero de la población que vio esfumarse (junto a sus ingresos) el equivalente a 305 millones de trabajos a tiempo completo.

Una fotografía al mundo, ahora mismo, revelaría esto: alrededor del 94 %, de los trabajadores viven en países con medidas de confinamiento; muchas empresas pequeñas y medianas sufren tantas dificultades que tal vez no sobrevivan; mientras las mujeres laboran en los sectores más golpeados, son las primeras que pierden el empleo y las últimas en regresar a ellos.  

Alrededor de dos mil millones de personas cuyo sustento deviene de la economía informal –a menudo carentes de derechos laborales y de protección social– vieron caer sus ingresos en un 60 por ciento solo en el primer mes de la crisis. Y casi las tres cuartas partes de los trabajadores y las trabajadoras domésticas del mundo –más de 55 millones de personas– corren riesgo de perder sus puestos.

«Seamos claros: no se trata de elegir entre la salud o el empleo y la economía. Están interrelacionados: o ganamos en todos los frentes o fracasamos en todos los frentes», añadió el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, durante la reunión de alto nivel de la OIT, destaca Reuters.

En medio de semejante contexto, ilustrado no solo por los altos representantes de los organismos internacionales sino por más de 50 Jefes de Estado y de Gobierno y dirigentes empresariales y sindicales de todo el mundo, se sintió la presencia de la Revolución cubana.

«Me honra traer hasta esta Cumbre virtual la voz de Cuba, un pequeño país en desarrollo, donde los trabajadores en el poder batallan cotidianamente por consolidar toda la justicia, sueño y compromiso de los padres de la nación», dijo el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, al iniciar su discurso.

Directo y breve, el mandatario explicó las maneras en que la isla hace suyos los nuevos y graves desafíos de la OIT; y denunció los efectos de los «años de política neoliberal y de capitalismo salvaje, regidos por los designios del mercado» como la causa más profunda de la grave situación global.

En esta reunión, que constituye el mayor encuentro de trabajadores, empleadores y gobiernos celebrado hasta ahora, participaron en la jornada de este miércoles varios mandatarios latinoamericanos, entre ellos el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, quien recordó que cuatro de cada cinco trabajadores en el mundo se vieron afectados por las medidas de confinamiento parcial.

Intervino también el colombiano Iván Duque, cuyo discurso versó sobre la necesidad de no «caer en un dilema donde se contraponen la defensa de la salud y la vida frente a la economía»; y el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, quien explicó la crisis atravesada por su nación, cuya economía cuenta con un 70% de trabajadores informales.

 

Díaz-Canel en Cumbre de la OIT: “El momento es dramáticamente serio y exige acciones coordinadas”

Tomado de Cubadebate - Foto: Estudios Revolución

Palabras del presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez

Señor Director General;

Excelentísimos señores Jefes de Estado y de Gobierno:

Me honra traer hasta esta Cumbre virtual la voz de Cuba, un pequeño país en desarrollo, donde los trabajadores en el poder batallan cotidianamente por consolidar toda la justicia, sueño y compromiso de los padres de la nación.

Hoy, como siempre en los últimos 61 años, Cuba hace suyos los nuevos y graves desafíos con los que la Organización Internacional del Trabajo comienza a transitar su segundo siglo de vida.

Cuando a los retos que ya enfrentaba el mundo laboral, bajo las duras reglas del mercado, se añaden los efectos de la COVID-19, son innegables las devastadoras consecuencias que tendrán las múltiples crisis generadas por esta pandemia en la economía de todos los países.

El desempleo se ha multiplicado. La desprotección social aumenta y con ella se acrecientan las desigualdades y la pobreza.

Pero no debemos engañarnos. Los terribles impactos y las nefastas consecuencias de la pandemia en todo el mundo no se deben solamente a este letal virus. Años de política neoliberal y de capitalismo salvaje, regidos por los designios del mercado, son la causa más profunda de la grave situación global.

Según los expertos, ya se han perdido 305 millones de empleos y 1 600 millones de trabajadores ven amenazados sus medios de subsistencia. Cientos de millones de personas están por sumarse a los que ya sufren las desigualdades de un injusto orden económico internacional y cuya supervivencia está ciertamente en juego.

El momento es dramáticamente serio y exige acciones coordinadas. Ni gobiernos, ni trabajadores ni empleadores podemos cruzarnos de brazos. Y el colosal empeño al que debemos consagrarnos impone hallar soluciones que coloquen los derechos de los trabajadores como interés superior.

También requerirán asistencia aquellos que generan empleo, en particular, los pequeños y medianos productores.

Se requiere consolidar el diálogo social en la definición y ejecución de las políticas de enfrentamiento y recuperación tras la pandemia.

Señor Director General:

Cuba, una nación pequeña que ha enfrentado la pandemia de la COVID-19, sufre el recrudecimiento brutal y oportunista de la política de bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos, dirigida a estrangular totalmente nuestro comercio y el acceso a los combustibles y a las divisas internacionales.

A pesar de la creciente demanda mundial, el bloqueo a Cuba no solo se mantuvo al sobrevenir la amenaza epidemiológica para todo el planeta, sino que ha ido escalando en su acoso criminal a todo el pueblo, castigando con particular saña a la familia cubana.

En medio de esa asfixiante guerra económica, nuestro Gobierno ha implementado acciones para la protección de la salud de todo el pueblo, el mantenimiento del empleo y la defensa a las garantías y derechos laborales para todos, que son baluartes de nuestro proyecto social.

Fueron aplicadas 36 medidas de carácter laboral, salarial y de seguridad social: crecen el trabajo a distancia y el teletrabajo; se reubicaron trabajadores en otros puestos y se ampliaron las garantías salariales a los que se encuentran en sus casas al cuidado de hijos menores, de adultos mayores y a aquellos en condiciones de fragilidad de salud o que no fue posible reubicar; se exoneró del pago de impuestos a más de 240 000 obreros del sector no estatal; se mantuvo el pago de las pensiones, y los trabajadores sociales prestan atención especial a las familias que lo requieren, entre otras acciones.

Nadie quedó desamparado. Existen condiciones para iniciar los procesos de recuperación y el camino hacia la nueva normalidad, sobre la base de la más amplia participación del pueblo en el proceso de toma de decisiones.
Señor Director General:

Resultan hoy más necesarias que nunca la cooperación y la solidaridad internacional. Nada vale tanto como la vida de una persona. Ese es un principio fundamental de la Revolución Cubana, sobre el que se yergue nuestra cooperación internacional en salud, educación y todo cuanto tenga que ver con la dignidad humana.

Por eso rechazamos, condenamos y repudiamos del modo más enfático todas las medidas coercitivas unilaterales que se imponen a naciones soberanas como Cuba, Venezuela y otras que hoy sufren el más cruel y masivo de los castigos por elegir un sistema político o social diferente al de los poderes económicos dominantes. Esas medidas son inhumanas y deben ser eliminadas, aún más en el contexto de la actual pandemia, cuando las sanciones apuntan al genocidio.

La Organización Internacional del Trabajo, con una amplia obra en favor de la justicia social, la promoción del empleo digno y la protección de los derechos de los trabajadores, puede contribuir, dentro de su mandato, a ayudar al mundo del trabajo a dejar atrás la crisis causada por la COVID-19.

Cuba, como país fundador de esta Organización, reitera su voluntad de continuar fortaleciendo el indispensable multilateralismo, la solidaridad y la cooperación internacional, con el compromiso de continuar garantizando la protección de los derechos de los trabajadores y avanzar en la construcción de un mundo más justo.

El trabajo es un valor y un derecho sagrado. Como expresara el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz: “… solo trabajando se puede avanzar, solo trabajando se pueden producir los bienes que el país necesita, solo trabajando se puede producir más alimento, solo trabajando se debe salir de las dificultades más apremiantes que tenemos”.

Muchas gracias.

Cuba
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