Prensa Latina.- Un proyecto para la restauración de manglares en Cuba, desarrollado con ayuda del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ocupa hoy titulares en el sitio web oficial de noticias del organismo mundial.

La página digital de la ONU ahonda sobre esa iniciativa, que combina la regeneración natural y artificial de los manglares con una buena gestión de la tierra, el agua y los recursos vivos.

De acuerdo con ese medio, los mejores frutos del proyecto se podrán ver en unos 15 años, pero los residentes de las provincias cubanas de Artemisa y Mayabeque ya aprecian algunos resultados positivos, como la disminución del impacto del viento y las inundaciones en zonas costeras de esos territorios.

Actualmente, el PNUD trabaja con las autoridades cubanas de agricultura y medio ambiente en un proyecto intensivo de rehabilitación de los manglares de diferentes regiones.

En ese proyecto de restauración de ecosistemas ya se involucran muchas comunidades costeras y escuelas locales, con el fin de crear conciencia sobre la necesidad de una relación más saludable y respetuosa con el entorno.

Los manglares están presentes en el 70 por ciento de las costas cubanas y su pérdida aumenta la vulnerabilidad de las comunidades que habitan en el litoral y atenta contra la biodiversidad en esas áreas, de acuerdo con los especialistas.

El proyecto de restauración impulsado por el PNUD incluye la reforestación integral, un mayor monitoreo y control de los manglares, y evaluaciones detalladas de vulnerabilidad para comprender mejor cómo el cambio climático afecta a esas comunidades y sus ecosistemas.

Ahora, el Gobierno de Cuba trabaja con esa agencia de la ONU para expandir la iniciativa a lo largo de la costa sur de la isla, con ayuda del Fondo Verde para el Clima.

Cuba aprobó en 2017 el Plan estatal para el enfrentamiento del cambio climático (conocido como Tarea Vida) ante las vulnerabilidades del territorio ante ese fenómeno mundial.

El plan establece prioridades estratégicas e identifica los impactos de la intrusión salina, las inundaciones y los eventos climáticos extremos en las zonas costeras de la mayor de las Antillas.