ACN.- El tiempo de confinamiento dentro de casa le ha valido a Carlos Velázquez González, un niño de 12 años de edad residente en el municipio capitalino de Centro Habana, para crear en menos de una semana un juego cuya temática es la batalla del candidato vacunal cubano Soberana 01 contra la COVID-19.


"Soberana01 vs. SARS-CoV-2”: El videojuego de un niño cubano de 12 años

Dinella García Acosta - Cubadebate

“Mamá, desde que comenzó la pandemia yo quiero hacer un juego donde la vacuna cubana gane, y yo sé que Soberana va a ganar”, le dijo Carlos a su madre cuando concluyó la Mesa Redonda del 20 de agosto. Cuba presentaba su primer candidato vacunal contra la COVID-19 y este niño de 12 años llevaba cinco meses en casa, en cuarentena y diseñando videojuegos que “la mayoría de las veces no terminaba”, hasta ahora.

Carlos Renier Velázquez sabe leer con fluidez desde preescolar y a los tres años ya estaba sentado frente a una computadora. De pequeño se ponía la bata de su madre, enfermera en el policlínico Marcio Manduley de Centro Habana, y decía que iba a ser científico. Pero cuando creció, no tuvo dudas, lo empezó a repetir por toda la casa, su pasión es diseñar videojuegos y sería ingeniero en computación.

Lo que no sabía este niño de ojos grandes y espejuelos, es que su oportunidad le llegaría tan pronto. Alumno de sexto grado en la escuela Marcelo Salado, asiste todos los años a la feria de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI) y hace un tiempo pasó un curso de Informática General, “pero todo eso ya se lo sabía”, dice su mamá que él le dijo cuando lo concluyó.

“Carlitos siempre ha sido un niño con muchas habilidades. Tiene siempre una avidez de conocimiento y lo que se propone lo consigue”, confiesa a Cubadebate su madre, Miralda González.

En un principio la idea del niño era desarrollar el juego a medida que avanzaran los ensayos clínicos de Soberana, “pero su emoción y su seguridad era tanta que lo quiso terminar desde ya”, así que cuando el anuncio de la vacuna se hizo oficial, Carlos corrió a investigar todo lo que pudo en la página del Instituto Finlay de Vacunas (IFV).

“En Cuba, una pequeña isla del Caribe, unos científicos desarrollaron una vacuna llamada Soberana 01”, se lee cuando comienzo el juego, con el tema “Valientes”, del grupo Buena Fe, de fondo. Las pantallas muestran desde las mismas enfermeras que administran la vacuna, hasta una simulación de los antígenos del virus. Incluso, dice Miralda, en un principio Carlitos quería representar cómo funciona la llave del SARS-CoV-2 cuando entra al ARN, tal como explicó en la Mesa Redonda, Vicente Vérez Bencomo, director del IFV.

Como todo videojuego que se respete, “Soberana01 vs. SARS-CoV-2” también simula un set de batalla que comienza cuando una persona estornuda encima de otra en la calle: la vacuna vs. el virus. Aunque el jugador tiene la opción de repetir la partida varias veces hasta que la vacuna gane, Miralda dice que “hay adultos que lo han jugado que dicen que está difícil de ganar”.

El jugador, alias Soberana, debe competir contra seis virus que Carlitos llama “la carga viral”, antes de darse por ganador. “Carli, pero vas a tener que quitarle un poco de dificultad al juego”, le dice de vez en cuando su mamá.

“No mamá, porque ese virus es muy malo, no es tan fácil de ganar. Además, si lo hago muy fácil la gente se cansa enseguida”, responde.

“Carlitos, en realidad, es un niño un poco tímido, nos cuenta su madre al teléfono, pero en la escuela cuando hay que recitar o declamar en un acto, siempre está. Él quiere estar en todo. Ha estado en karate, chino e inglés. Es el jefe de estudio de su colectivo en la escuela y siempre tiene muchas ansias de saber”.

Como nadie le enseñó a programar, él mismo baja por su cuenta y en el celular de sus padres, a quienes siempre convence para que le dejen megas, videos de YouTube, códigos y plug-in para programar.

“Me explica cosas que nosotros nos quedamos en blanco”, dice Miralda. Su tío es quien le ha inculcado la pasión por este mundo. “Realmente mejor no lo quiero”, se oye detrás de la línea telefónica de parte de dos padres orgullosos.

Por el momento, Soberana avanza en su fase de ensayos clínicos y Carlitos, el niño tímido al que le gusta “programar juegos que la mayoría de las veces no termina”, continúa trabajando, ahora con el consejo de algunos conocedores del tema, en el juego “Soberana01 vs. SARS-CoV-2”, porque él sabe que “la vacuna cubana va a ganar”.

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