Prensa Latina.- Cuarenta años se cumplen este 18 de septiembre de que el cubano Arnaldo Tamayo Méndez hiciera historia, al convertirse en el primer latinoamericano y caribeño en viajar fuera de los confines de nuestro planeta.


Vuelo conjunto soviético-cubano al cosmos

Juventud Rebelde ofrece imágenes que recuerdan este viaje protagonizado por el astronauta soviético Yuri Romanenko y el general de brigada y Héroe de la República de Cuba, Arnaldo Tamayo Méndez, quien se convirtió en el primer latinoamericano en viajar al espacio

Juventud Rebelde.- Gracias al vuelo conjunto soviético-cubano, los científicos hallaron respuestas a muchas interrogantes sobre la vida y el funcionamiento del organismo humano en espacio sideral.

Este viernes se cumplen 40 años del regreso del primer vuelo espacial conjunto de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y Cuba, que dio conocer al mundo la hermandad sideral de dos Estados y pueblos amigos.

A propósito de esta hazaña iniciada el 18 de septiembre de 1980, Juventud Rebelde ofrece imágenes que recuerdan este viaje protagonizado por el astronauta soviético Yuri Romanenko y el general de brigada y Héroe de la República de Cuba, Arnaldo Tamayo Méndez, quien gracias al programa de Intercosmos, se convirtió en el primer latinoamericano en viajar al espacio, junto a los cosmonautas soviéticos Leonid Popov y Valeri Riumin.

De esta forma, Tamayo se convirtió en el «cosmonauta número 97 que voló al cosmos y Cuba en el noveno país en tener una representación.

Para el recuento de esta hazaña, sus peculiaridades e importancia empleamos algunas  fotografías inéditas tomadas por Perfecto Romero, fotógrafo de la revista Verde Olivo, quien fue uno de los tres fotorreporteros que viajó a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) para dejar testimonio gráfico del histórico vuelo.

Sirvan estas líneas como homenaje y agradecimiento a los intrépidos y valerosos exploradores espaciales que han asumido y encaran estas misiones con el anhelo de desentrañar lo incógnito, de abrir veredas al conocimiento, alentados por genuinos deseos de colaboración, paz, crecimiento mutuo, y los más nobles valores del ser humano.

Antes del viaje al cosmos, Tamayo y Romanenko estuvieron un año de estudio y de entrenamiento, que demandó mucha perseverancia y voluntad para ejecutar no solo tareas de orden mecánico, o ser capaces de dar solución a las dificultades que pudieran presentarse, sino también para poder realizar un total de 24 investigaciones médicos-biológicos y geofísicas, físicas y técnicas y numerosos experimentos.

La preparación teórica se realizó en el Centro de Preparación para Cosmonautas de la Ciudad de las Estrellas Yuri Gagarin, un complejo para la formación de cosmonautas cercano a Moscú.

Para la realización de este vuelo se prepararon dos tripulaciones. Una, formada por Romanenko y Tamayo y otra por Eugeni Jrunov y el capitán de las Fuerzas Armadas Revolucionarias José Armando López Falcón.

El cohete fue trasladado en posición horizontal sobre el ferrocarril hacia la plataforma de lanzamiento del cosmódromo Baikonur en Kazajastán.

En la imagen aparece el sistema de lanzadera soviética Burán, cumbre de la tecnología aeroespacial soviética. Nunca antes en la historia de la URSS tantas personas y organizaciones colaboraron para diseñar un vehículo espacial. El Burán fue el proyecto espacial tripulado más caro y complejo de la historia del país. Sin embargo, pese a su similitud aerodinámica con la lanzadera espacial de EE.UU., al mismo tiempo era un vehículo muy diferente. En la actualidad, su concepto de «nave tripulada reutilizable con alas para volar en la reentrada» ha demostrado tener un diseño mejor, más fiable, seguro y barato que el shuttle o transbordador norteamericano.

Para despedir al primer cosmonauta de Cuba y Latinoamérica, viajó una delegación cubana encabezada por el general de ejército Raúl Castro.

El 18 de septiembre de 1980 desde la rampa de Baikonur, Tamayo despegó junto al cosmonauta soviético Coronel Yuri Romanenko hacia el espacio sideral, a bordo del cohete portador Soyuz que pondría en órbita a la nave espacial Soyuz 38.Era la séptima tripulación internacional del programa Interkosmos, que integraba en su desarrollo a los países miembros del entonces Consejo de Ayuda Mutua Económica(CAME): Bulgaria, Cuba, Checoslovaquia, Hungría, Mongolia, Polonia, RDA, Rumania y la Unión Soviética.

Las primeras Soyuz, junto con sus respectivos cohetes, fueron fabricadas por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en la década del 70 pero con el transcurso de los años se fueron modernizando. A diferencia de los transbordadores norteamericanos, las Soyuz necesitan poco mantenimiento, son muy seguras y se pueden colocar en cohete portador para reutilizarse.

El cohete Soyuz o R-7 es considerado el más exitoso de la historia de la astronáutica, con un índice de confiabilidad desde su creación del 97,5 porciento en más de 1700 lanzamientos.

A partir de 2011, tras la decisión del presidente estadounidense Barack Obama de suspender el programa de los transbordadores espaciales, por el alto costo económico y las pérdidas de vidas humanas, y específicamente con el retiro del Atlantis, último vehículo espacial norteamericano en funcionamiento,  a las venerables Soyuz, que se han mantenido trabajando, corresponde mantener en funcionamiento, avituallada y con presencia humana, a la Estación Espacial Internacional (ISS)que orbita alrededor de la Tierra.

El 19 de septiembre la Soyuz-38 se acopló a la nave orbital Saliut-6, estación espacial que operó casi 5 años (desde septiembre de 1977 hasta julio de 1982). Allí se unieron a la cuarta tripulación residente en la Saliut-6, formada por los cosmonautas Leonid Popov y Valeri Riumin. Allí durante el término de una semana realizaron diversos experimentos encargados por las academias soviética y cubana.

Gracias a esas investigaciones los científicos hallaron respuestas a muchas interrogantes sobre la vida y el funcionamiento del organismo humano en el espacio. Entre las de mayor interés podrían citarse la investigación acerca del estado del sistema nervioso central y el sistema cardiovascular humano durante un vuelo espacial, así como su influencia sobre algunos indicadores antropométricos y posibles mutaciones genéticas.

De igual modo, expertos antillanos crearon para cada miembro de la tripulación una especie de casco especial de látex que tenían incorporados unos electrodos de plata y estimuladores de la actividad eléctrica cerebral, así como un dispositivo de registro. De este modo, mediante estímulos luminosos y sonoros los médicos podían monitorear los cambios que se producían en la actividad cerebral del cosmonauta mientras se encontraba en el espacio, y cómo estos cambios incidían en su capacidad para trabajar en ese medio.

Por vez primera se realizó un experimento acerca de la influencia del cosmos sobre el organismo de una persona nacida y criada en una región tropical.

Con el propósito de estudiar la posibilidad de evitar trastornos de la función del aparato motor y restablecer la coordinación de los movimientos en condiciones de ingravidez, se diseñó en Cuba unas sandalias especiales llamada Cúpula-Sand-501, que tenían la forma de la planta del pie. Según  Tamayo, todos los días se calzaba este dispositivo, durante cuatro horas, y registraba las lecturas de los instrumentos de medición.

El 26 de septiembre de 1980, Tamayo y Romanenko regresan a la Tierra en la cápsula de descenso de la nave Soyuz-38 que aterrizó en el cosmódromo de Kazajastán.

Tras el satisfactorio aterrizaje, el primer cosmonauta latinoamericano, Arnaldo Tamayo y Yuri Romanenko son entrevistados por periodistas cubanos y soviéticos.

Tamayo y Romanenko dieron, en total, 124 vueltas alrededor de la Tierra, y permanecieron en el cosmos 7 días, 20 horas y 43 minutos y 24 segundos.

En la actualidad, el módulo de la nave espacial Soyuz-38, en la que Tamayo y Romanenko realizaron el viaje sideral, se encuentra expuesto en la sala de la cosmonáutica del museo histórico de la provincia de Guantánamo, en la cual se muestran también artículos personales utilizados por Tamayo Méndez durante el vuelo.

El vuelo conjunto soviético-cubano permitió encontrar respuestas sobre el funcionamiento del organismo humano en el espacio sideral.

Por ejemplo, se pudo determinar, además, la influencia de la ingravidez sobre la conducta humana, su sistema inmunológico, la percepción visual y el metabolismo. Gran importancia para el desarrollo de la cosmonáutica cobraron los trabajos relacionados con la evaluación sicológica de los cosmonautas y su actividad, encaminados a garantizar la confiabilidad de los astronautas en las condiciones de un vuelo espacial.

También se llevaron a cabo investigaciones acerca de la naturaleza y los recursos naturales de nuestro país, otras acerca de materiales valiosos indispensables para el desarrollo de la electrónica y la microelectrónica, y estudios relacionados con la energía solar y las posibilidades de su aprovechamiento.

Cuba
Pensemos cuánto podemos hacer hoy, con los medios a nuestro alcance, en aras de articularnos del lado del bien, a partir de las enseñanzas de Martí, y obremos en consecuencia....
«Nuestros sueños de ayer son realidades hoy, pero los sueños de hoy, hay que hacerlos realidad mañana», asegura Camacho Aguilera. Foto: Ronald Suárez Rivas....
Lo último
La Columna
La Revista