Los espacios un creador los gana con su obra, no con reclamos torpes ni mucho menos con pretender que el Estado revolucionario abrace comportamientos indignos que solo contribuyan al malestar en la supuesta visión de una generación dolida, amargada, reprimida, lo cual es totalmente falso


Cuba es sagrada

Beatriz Corona Rodríguez- Granma - Foto: Juvenal Balán

También fui joven. Todos fuimos jóvenes impetuosos, aguerridos, hermosos... no olvido esa especial etapa y, aún hoy, ando con el mismo corazón adolescente. Mas no por ser joven exigí jamás espacio alguno a las instituciones: ¡trabajé mucho, logré una obra, mostré resultados, aun siendo muy joven, dentro y fuera de nuestra patria, a razón de pura partitura manuscrita! 

Permanecí aquí, en todos los tiempos: resistí, luché, colaboré comprometida con mi tierra. Aquí hice mi obra, aquí nacieron mis tres hijos: hoy jóvenes de bien, magníficamente formados por la Revolución.

Quiero decir que los derechos de crear no están supeditados al calzo, sencillamente es una necesidad del alma, aun en escaso bolsillo. Los espacios un creador los gana con su obra, no con reclamos torpes ni mucho menos con pretender que el Estado revolucionario abrace comportamientos indignos que solo contribuyan al malestar en la supuesta visión de una generación dolida, amargada, reprimida, lo cual es totalmente falso.

Siento a los jóvenes del Movimiento San Isidro un tanto desorientados. Pude ver algunos videos y realmente es penoso constatar su mínima convocatoria, habría muchos más vecinos merodeando que los miembros del llamado movimiento, digo, pequeño grupo de jóvenes inconformes.  Me pregunto: ¿inconformes con qué? ¿Inconformes con la formación recibida? He tenido la posibilidad de conocer realidades de artistas, y muy talentosos, en tantas partes del mundo sin soporte alguno, que realmente me enorgullece el empeño del Gobierno cubano en subvencionar al grueso de los artistas profesionales del patio, incluso con tantas limitaciones económicas, porque, hablando claro, los artistas no somos «el centro del universo» ni mucho menos; es enorme e inusitado el esfuerzo, que no existe así en otros países, salvo en instituciones específicas financiadas directamente por sus gobiernos, muy selectos.

Ahora bien, el Estado no tiene por qué calzar a personas que ignoran su gestión e irrespetan nuestro sistema político, pues precisamente el socialismo que tenemos, imperfecto o no, es el que propicia esta política cultural que protege a intelectuales y a artistas, por lo cual no tiene sentido que las personas que están en contra del sistema sean beneficiados por él.

Soy defensora de los jóvenes, de la continuidad necesaria, y apelo, insto a que se sumen siempre valientes al presente y futuro digno de la patria, porque son ellos los que, continuando, nos hacen sentir, a sus viejos, victoriosos.

Para finalizar, reafirmo que, cuando la obra de un creador es válida y cala profundo en otros, no hay Dios que la paralice: camina sola, se impone sola, triunfa por sí misma. ¡Así que a trabajar! Para qué perderse en lamentaciones, menos hacer concesiones de principios éticos y morales, y abanderarse, sí, por Cuba, que es sagrada, por la Cuba de los científicos, maestros, médicos, obreros…, la Cuba de los niños, ancianos, la Cuba nuestra, y unirse al movimiento de todo un pueblo, en apretado abrazo limpio, enaltecedor, para y por el bienestar de todos.

Fui joven, compuse música con muy pocos recursos y continúo escribiendo así, pues creo que la creación verdadera no necesita mucho más: ¡un piano viejo, papel pautado y pluma! Nada más, y con la necesidad de saberse útil, cual deber esencial, y la felicidad de haberlo logrado. Así es el creador que entiendo, que, por demás, no envejece.

 

El pueblo está en la calle en defensa de su Revolución

La llegada del Presidente, que sorprendió a los allí reunidos, encendió más los ánimos de quienes respaldaron la fuerza de sus palabras

Nuria Barbosa León y Alfredo Herrera Sánchez - Granma

Hubo una tángana por Cuba en el capitalino parque Trillo este domingo, donde se encarnó la dignidad de la Patria frente a otra manipulación diseñada contra la Isla desde EE.UU., y rechazada con energía por miles de jóvenes, junto al Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

Fue una tángana en defensa de su Revolución frente a una nueva canallada.

Allí ondearon la firmeza, la fe en la victoria y el poder de la verdad de Martí, de Fidel y de Raúl, pero también la del general mambí Quintín Bandera, famoso por sus cargas al machete en las tres guerras por la independencia de Cuba. Su gallarda estatua en bronce, inhiesta, parecía presagiar otro sonado fracaso del imperialismo estadounidense, con su farsa de mercenarios pagados de San Isidro, acaecida en días recientes, y la secuencia de manipulaciones y hechos asociados con el declarado fin de desestabilizar a Cuba socialista.

La llegada del Presidente, que sorprendió a los allí reunidos, encendió más los ánimos de quienes respaldaron la fuerza de sus palabras.

«El pueblo cubano está en la calle, no admitimos injerencias de nuestros enemigos. Los problemas nuestros los resolvemos entre nosotros».

Reiteró que en Cuba hay espacio de diálogo para todo lo que sea por el socialismo, para todo lo que sea por la Revolución, que es lo mismo que decir por nuestro pueblo revolucionario, solidario e internacionalista.

Y a seguidas el mandatario manifestó: «Les voy a hacer una petición: hoy es el cumpleaños de Silvio (Rodríguez) y él compuso una canción hermosa, mi preferida, y se llama Pequeña serenata diurna. Les pediría que la cantemos entre todos, porque hoy es uno de esos días en que debemos pedirles a los muertos de nuestra felicidad, y a nuestros héroes, que nos perdonen por días como este», e inmediatamente un coro gigante cantó: «Vivo en un país libre, cual solamente puede ser libre, en esta tierra y en este instante, y soy feliz porque soy gigante...».

También en el céntrico parque habanero estuvieron presentes glorias deportivas como Alberto Juantorena, María Caridad Colón y Ana Fidelia Quirot. Justo a partir de las cuatro de la tarde, trovadores, cantantes y oradores ratificaron la estirpe de este pueblo.

Alejandro Castro Cabrera, estudiante de segundo año de la Facultad de Física de la Universidad de La Habana, destacó a Granma su rechazo  a la maniobra del llamado movimiento de San Isidro, y ante esos hechos refirió la «necesidad de articularnos, organizarnos y difundir nuestro mensaje a favor de la Revolución.

«La idea (de la tángana) surge en un cuarto de una casa del municipio de Plaza de la Revolución. Comenzamos a llamarnos y a convocarnos en las redes sociales, y en ese proceso varias organizaciones juveniles se identificaron con nuestras inquietudes, canalizaron nuestra idea y nos brindaron apoyo».

Similar criterio expuso José Julián Díaz Pérez, estudiante de primer año de la Facultad de Matemáticas de la Universidad de La Habana: «Esta ha sido una buena oportunidad para reunir a los jóvenes y expresar nuestras ideas en torno a la defensa de los principios de la Revolución, en la cual creemos.

«Nosotros queremos expresarle al mundo que nuestra juventud quiere a la Revolución verdaderamente. Hoy nos convocaron nuestros valores, nuestros principios y nuestra fe en el socialismo».

Cuba
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