Ana Iglesias Mialaret - Comunicaciencia (Blog del Máster en Comunicación Científica, Médica y Ambiental de la UPF Barcelona School of Management).- Una entrevista al Dr. Fabrizio Chiodo (@FabrizioChiodo), el 6 enero de 2021.


Cuba es el único país del mundo que contará con una vacuna propia elaborada con recursos y financiación estatales al 100% y con la finalidad de ser autosuficientes en inmunizar a su población, hito previsto para el primer semestre de 2021. Este viernes se firmó la cooperación entre el iraní Instituto Pasteur y el Instituto Finlay, de Cuba para realizar en Irán la fase 3 del ensayo clínico de la vacuna más avanzada de las que prepara el país; la Soberana 2. 

Los investigadores de la isla caribeña preparan cuatro candidatas a vacuna para la Covid-19. Dos de ellas, Soberana 1 y Soberana 2, desarrolladas por investigadores del Instituto Finlay, en su mayoría mujeres y en colaboración con otros centros, entrarán en fase 3 en las próximas semanas. Esto se debe a los buenos resultados obtenidos en las fases 1 y 2, según el doctor Chiodo, único investigador no cubano que ha participado en su desarrollo.

El inmunólogo italiano Fabrizio Chiodo, es profesor de Química en la Universidad de La Habana. Después de doce años en el extranjero, entre un doctorado en Donostia y una beca postdoctoral en dos hospitales holandeses, ha vuelto Italia donde ha conseguido una plaza fija como investigador en el Consejo Nacional de Investigación italiano (CNR) en octubre de 2020. Su trayectoria profesional está ligada a Cuba desde el 2014 cuando empezó a colaborar con el Instituto Finlay de Vacunas al conocer a su director, el Dr. Vicente Vérez Bencomo.

Su especialidad es la interacción entre los patógenos y el sistema inmunológico. “En mi campo de investigación, los carbohidratos, los cubanos son las estrellas. Lo conocí en conferencias internacionales donde Vicente era el invitado número uno y empezamos a colaborar”. Chiodo ha participado en el diseño de las vacunas Soberana 1 y 2.

¿Cómo funcionan?

Son vacunas de subunidades basadas en proteínas. Estas vacunas se encuentran a medio camino entre las genéticas y las de virus inactivado. Las genéticas, como las de Pfizer y Moderna, se basan en la nueva tecnología del ARN mensajero, es decir, inyectan el material genético que da las instrucciones a las células para crear las proteínas del virus que despertarán la inmunidad. El otro extremo es el de las vacunas clásicas, que inyectan el virus inactivado o atenuado para despertar la acción de nuestro sistema inmunitario.

Las vacunas de subunidades, en cambio, inyectan una proteína del virus. Es el caso tanto de Soberana 1 y Soberana 2 como de otras que están en fase 3 como la estadounidense Novavax y la del centro ruso Vector Institute. Actualmente de las 63 vacunas que se encuentran en ensayos clínicos en humanos, las basadas en proteínas son el 30%.

Soberana 1

Esta vacuna contiene una parte de la proteína del virus llamada RBD por sus siglas en inglés; receptor-binding domain, situada en el extremo de las espículas, que son las partes de la envoltura del virus que le sirven para adherirse a las células de nuestro cuerpo y entrar en ellas. También es en lo que se fija nuestro sistema inmune para desencadenar la respuesta. La vacuna une la proteína RBD con otros ingredientes llamados adyuvantes que hacen que nuestra respuesta sea mayor. En el caso de la Soberana 1, el RBD se une con la vesícula de la membrana externa del meningococo B que es la base de la vacuna cubana VA-MENGOC-BC. “Esta vacuna es única en el mundo y se usa en Cuba en niños y lactantes desde hace 20 años. Es una formulación ya hecha, solo hemos cambiado la proteína y esto da mucha seguridad” explica el Dr. Fabrizio Chiodo.

Soberana 2

En el caso de Soberana 2, se trata de una vacuna conjugada. Se une el RBD con el toxoide tetánico, base de la vacuna contra el tétanos y también utilizado como base de otras vacunas cubanas, como la desarrollada contra H. influenzae tipo B, QuimiHib, la primera vacuna sintética de la historia, como se publicó en Science en 2004 y que a día de hoy sigue siendo la única. “Igual que Soberana 1, se usan plataformas válidas y utilizadas en niños y bebés, estables a temperatura ambiente y que se pueden conservar en nevera. Esta característica es fundamental en una vacuna que fabricamos y administramos en una isla del Caribe” añade el inmunólogo.

Además, el país cuenta con otras dos vacunas candidatas contra la COVID-19, elaboradas en el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Cuba: Abdala y Mambisa. Esta última se aplicará de forma nasal y ambas se encuentran en fase 1 de los ensayos clínicos. 

¿Cuándo estarán disponibles?

El 28 de diciembre, el Gobierno de Cuba emitió un comunicado en el que se anuncian los estados de los ensayos clínicos. “Ambas han demostrado confianza en cuanto a seguridad y respuesta inmune. Soberana 02 en específico, por sus características, ha mostrado una respuesta inmune temprana (a los 14 días), lo que permite pasar a fase 2 de ensayo clínico de forma más rápida”. El viernes se anunció una alianza con Irán, que hará que a las 150.000 personas que participarán en La Habana, se sumen ciudadanos iranís, debido a la baja prevalencia de la COVID-19 en la población cubana.

Se prevé terminar la fase 3 en marzo y abril, y que dentro de los primeros seis meses de 2021 esté vacunada toda la población cubana

Esto se debe a que es necesario un grupo control durante la pandemia para ver quien está protegido y quién no. La fase 3, que mide la efectividad de la vacuna tras haber comprobado la seguridad e inmunogenicidad en las fases uno y dos, puede empezar en semanas según el inmunólogo, que asegura que pronto se publicarán los resultados de las primeras fases de los ensayos clínicos, que están siendo muy buenos.

Cabe tener en cuenta que la isla ha detectado a fecha de hoy un total de 13.823 casos y tan solo 148 fallecidos de una población superior a los 11 millones de habitantes. Este dato representa un número de muertes 18 veces inferior a la media mundial. Según el Dr. Chiodo esto se debe a que en Cuba hay conocimiento y una confianza muy grande en la ciencia y la medicina. Es el país que cuenta con el número más grande de médicos por habitantes. Médicos que han conocido también el Ébola en África, llevan años luchando contra otros virus como el Dengue y tienen un plan pandémico muy efectivo.

Cuba tiene la capacidad tecnológica y productiva para suministrar vacunas para todo el país y es muy probable que ayude a países del sur global por lo que la producción también se podría extender a otros lugares. Se trata de las únicas vacunas de América Latina y las únicas totalmente públicas del mundo. Esto es en parte lo que hizo que Fabrizio Chiodo se interesase por trabajar con Cuba.

“Siempre pensé que me gustaría colaborar con un país en el que desde el punto de vista farmacéutico es todo público. Cuando estudié te explicaban que no es posible llevar a cabo un ensayo clínico sin pasar por una empresa farmacéutica. Solo se admitía una excepción: Cuba”

Dr. Fabrizio Chiodo, colaborador del Instituto Finlay

Además el inmunólogo destaca la fuerza de la estructura biotecnológica de la isla por el uso en esta pandemia de fármacos de investigación y fabricación propia “en personas sanas han utilizado moléculas para aumentar la inmunidad natural y en enfermos han administrado interferón, péptidos inmunomoduladores y anticuerpos monoclonales contra el receptor de la interleuquina 6, que Cuba lo tiene y lo produce para otras enfermedades”. 

Todo esto a pesar del bloqueo

El bloqueo contra Cuba impuesto por Estados Unidos dificulta la vida de los cubanos desde 1962. Se trata de un embargo económico, comercial y financiero que asfixia económicamente a la nación caribeña y es el principal obstáculo para el desarrollo del país según el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba.

Cada año desde 1992 la Asamblea General de las Naciones Unidas rechaza simbólicamente de manera casi unánime el embargo, con los únicos votos en contra del mismo Estados Unidos y de Israel, a los que en la última votación en 2019 se le sumó el voto de Brasil.

La consideración de proyecto de resolución contra el embargo a Cuba de 2020 se aplazó para mayo de 2021 debido a la situación epidemiológica. Pero la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, pidió en abril a los Estados Unidos que levantara el embargo argumentando que ante un reto de la magnitud de la pandemia de COVID-19, no debería privarse a nadie de cuidados médicos vitales.

Los Estados Unidos han ignorado el llamamiento pese a que los expertos de las Naciones Unidas expresaron que les preocupaba particularmente “el riesgo que corren el derecho a la vida, la salud y otros derechos fundamentales de los sectores más vulnerables de la población cubana, entre otras las personas con discapacidad y los ancianos, que se encuentran expuestos a mayores peligros cuando contraen el virus”.

“Fabricamos ocho de cada diez vacunas que utilizamos en el programa de inmunización y tenemos una amplia experiencia en el desarrollo y la producción de las mismas. Trabajamos de forma acelerada para cumplir todos los pasos y estamos creando condiciones para producirla a gran escala. A lo mejor no somos los primeros en tener la vacuna a nivel mundial, pero sí vamos a ser de los primeros en lograr una amplia cobertura de vacunación a la población

Dr. Eduardo Martínez, presidente del grupo Biocubafarma

Esta situación ha afectado tanto al desarrollo de la pandemia en la isla como de la vacuna. El Dr. Chiodo destaca: “cuando se planteó dibujar las vacunas se pensó en qué había en la isla y se diseñaron contando con lo que tenían. El bloqueo a Cuba afecta a todos los niveles, no pueden comprar nada que contenga más de un 10% de fabricación estadounidense”. El Dr. Vicente Vérez Bencomo lo explicó así “Yo me imagino esto como un gran maratón, en el que tú arrancas detrás”. 

Aun así, explica Chiodo, “Cuba es uno de los países con cobertura vacunal en niños más alta del mundo. Desarrollan y producen el 80% de vacunas que suministran. Pueden y saben como hacerlo. Las vacunas han tenido un papel fundamental, ellos sabían que la biotecnología sería lo que haría fuerte el país, no solo la medicina”. 

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