Encuentro de Silvio con autoridades del Ministerio de la Agricultura. Foto: Sitio del Ministerio de la Agricultura.

En la tarde del 4 de febrero tuvo lugar un encuentro, en la sede de los Estudios Abdala, entre el cantautor Silvio Rodríguez, el presidente de la Fundación Ariguanabo, Giraldo Alayón García, Aimé Posada García, directora ejecutiva de dicha Fundación, Alan González Consuegra, jurista apasionado con la protección de los animales y representantes del Grupo Temporal de Trabajo para la elaboración de la política de bienestar animal y las normas jurídicas que la instrumentan, específicamente, Yobany Gutiérrez Ravelo, director de Sanidad Animal, Orlando Díaz Rodríguez director Jurídico y Mayra Cruz Legón, jefa del Departamento de Política Agraria de la Dirección Jurídica, todos del Ministerio de la Agricultura y la presidenta de la Asociación Nacional para la Protección de Animales y Plantas, Nora García Pérez.

El cantautor Silvio Rodríguez, en su blog Segunda Cita, ha publicado varios artículos relacionados con el cuidado y la protección de los animales, aplaudiendo la iniciativa del Ministerio de la Agricultura de convocar a legislar a la población en general, en la página web institucional, con el objetivo de construir participativamente los postulados del marco legal específico del bienestar animal.

En el encuentro se abordó la importancia y los resultados de esta convocatoria masiva y la estrategia comunicacional sostenida, que incluye la realización de estos diálogos sobre la necesidad de potenciar una conciencia hacia la tenencia responsable y el respeto a los animales desde la educación integral y la cultura de nuestra población.

Los representantes del Grupo Temporal de Trabajo del Ministerio de la Agricultura explicaron la superioridad del concepto de bienestar animal, considerado ciencia que promueve el estado físico y mental de un animal en relación con las condiciones en las que vive y muere; los antecedentes en Cuba marcados por el quehacer de la Dirección de Sanidad Animal, el Comité Nacional de Bienestar Animal de Cuba (CONBAC), la Asociación Cubana de Medicina Veterinaria, la Asociación Nacional para la Protección de Animales y Plantas (Aniplant) y otras.

Se expusieron asimismo, los objetivos de la propuesta de política y normas jurídicas sobre el bienestar animal, conforme a la realidad nacional, los estándares internacionales y a las normas, directrices y recomendaciones de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), de la que Cuba es miembro desde 1972.

Desde el punto de vista jurídico, se dialogó sobre el Decreto-Ley 137 de 1993 de la Medicina Veterinaria y las normas que instrumentan la política de perfeccionamiento de la sanidad animal, del proceso de consulta popular de la Constitución de la República y el reclamo sobre la necesidad de regulación legal para la protección de los animales, que, sin dudas, marcó la creación del Grupo Temporal de Trabajo que hoy elabora las normas jurídicas sobre el tema.

Los participantes abordaron con énfasis los problemas relacionados con la ausencia de un régimen contravencional y punitivo que sancione las conductas lesivas al bienestar animal, referidas a la caza, pesca, tráfico y comercio ilícito de animales de fauna silvestre, terrestre o marina en régimen especial de protección, amenazadas o en peligro de extinción; así como también las insuficiencias existentes en la asistencia veterinaria practicada por el sector empresarial y las consecuencias de la prohibición del ejercicio privado de la profesión, y el deficiente aseguramiento de productos de uso veterinario para todas las especies.

La esencia humanista de esta temática y su marcado interés social se mostró en la preocupación de todos los presentes en el encuentro, por el maltrato físico y mental al que son sometidos los animales de compañía y productivos por parte de algunos de sus poseedores y aquellos expuestos en zoológicos, acuarios y recintos de ferias, así como la crítica a los procedimientos inadecuados durante la recogida de animales de la vía pública, manejo y métodos de sacrificio.
No faltó la opinión generalizada sobre la ilicitud del enfrentamiento entre animales, inducido por personas con fines de lucro, que requiere una penalización como conducta delictiva.

De igual manera, en el diálogo se reconoció la falta de conocimientos y cultura general de la población sobre el cuidado y manejo de los animales.

De acuerdo al Cronograma Legislativo aprobado por la Asamblea Nacional del Poder Popular, el Decreto Ley de Bienestar Animal se aprobará en el presente mes de febrero por el Consejo de Estado, restando subsiguientemente la aprobación de su Reglamento por el Consejo de Ministros y la publicación de ambos cuerpos legales en la Gaceta Oficial de la República, para su posterior entrada en vigor.

El Decreto Ley de Bienestar Animal y su Reglamento proponen acciones concretas de educación, capacitación y comunicación de buenas prácticas que permitan elevar la cultura general integral de la población desde edades tempranas de la vida, destacando el respeto en la relación hombre- animal y la eliminación de cualquier forma de maltrato animal.

El encuentro desarrollado es una muestra del interés de importantes exponentes de la cultura cubana e investigadores de renombre en el bienestar animal, solo y porque, sin dudas, “Proteger a los animales es preservar nuestro futuro.”

(Tomado del sitio del Ministerio de la Agricultura)

Una sensible pérdida: otro «oportuno» motivo para levantar mentiras sobre Cuba

Nada justifica la mezquindad de quien deliberadamente asesina una mascota, privando de esa manera a su dueño(a) del disfrute de su compañía, de los momentos inolvidables que su alegría proporciona, de la complicidad que también se genera en esa relación

Leydis Maria Labrador Herrera

Granma

Entre los momentos tristes que llevo guardados en mi memoria está el de aquel día en que, al regreso del preuniversitario, mi madre, con lágrimas en los ojos, me informó de la muerte de Kety, mi perrita pequinés.

Todavía recuerdo la impotencia que me invadió, la sensación de vacío porque al día siguiente no hubo una bolita peluda que brincara en mi cama para despertarme, y ya no vería más aquella colita agitándose con desespero, cuando el día del pase yo apareciera frente al portal, mientras ella daba todo por evadir las rejas para recibirme.

En Cuba, son incontables las historias que hablan del genuino afecto de las mascotas, y es por eso que siempre se hace presente la indignación ante un maltrato evidente contra cualquier animal. Quizá la muestra más clara de ese sentir fuera la defensa vehemente de nuestro pueblo, durante el proceso de referendo constitucional, para materializar en el país un instrumento legal que garantizara no solo su derecho a la vida, a ser amados y respetados, sino el fin de la impunidad para quienes se muestran insensibles ante el dolor de otro ser vivo.

Aunque existen organizaciones en el país con un meritorio trabajo en defensa de los animales, en tiempos recientes, ese sentir se ha hecho más general, pues la sensibilidad que despierta el desamparo que sufren todavía muchos perros, gatos, caballos, aves… se ha extendido, como otra manifestación de los profundos valores que caracterizan a nuestra gente.

Es por eso que, en medio de las urgencias de la vida cotidiana, que no son pocas, el Estado cubano ha abierto espacios de diálogo en relación con este tema, ubicándolo  entre los que ha definido como prioridades. Y aunque las circunstancias que vivimos hicieron necesario un reajuste del cronograma legislativo de nuestra Asamblea Nacional, el Decreto Ley para el bienestar animal se mantiene entre los de más inmediata y necesaria aprobación.

En noviembre pasado, el Ministerio de la Agricultura, desde su sitio web oficial, convocó a cubanos y cubanas a opinar sobre el tema, con el fin de aprobar un instrumento legal que responda, de manera certera y objetiva, a las reales y válidas preocupaciones que ha defendido nuestro pueblo al respecto.

Sin embargo, el de la protección animal es un aspecto que, tristemente, no ha escapado a la tergiversación, politización y encarnizado ataque, del que, constantemente, son objeto nuestras realidades por parte de quienes utilizan el dinero como combustible para mover la maquinaria mediática de la mentira.

Durante los últimos días, tanto en las redes sociales como en los más connotados medios anticubanos, se ha manipulado el actuar inescrupuloso e inhumano de personas que, motivadas quién sabe por qué nefastas intenciones, han envenenado las mascotas de activistas por el bienestar animal.

El discurso común de esas plataformas responzabiliza a la «Seguridad del Estado» de la muerte de los canes, como represalia ante el activismo de sus dueños. El mensaje está muy claro, lo que debería ser denuncia a una actitud sumamente reprochable se pierde en el entramado clásico de promover el descrédito hacia las instituciones cubanas, sobre la base de mentiras infundadas, porque, como de costumbre, no existe la menor prueba de lo que afirman.

Nada justifica la mezquindad de quien deliberadamente asesina una mascota, privando de esa manera a su dueño(a) del disfrute de su compañía, de los momentos inolvidables que su alegría proporciona, de la complicidad que también se genera en esa relación. Culpar de ello al Estado cubano, solo porque el dinero así lo manda, distorsiona la verdadera esencia de un acto tan cruel y dice mucho de quienes, aparentemente, comparten el dolor y la indignación por la pérdida.