Diálogo con la Dra. Dayamín Martínez Brito, fundadora del Laboratorio Antidoping de La Habana.


Julieta García Ríos / Especial para Resumen Latinoamericano

El Laboratorio Antidoping de La Habana cumplió el pasado 13 de febrero 20 años de creado. Cuba en Resumen le dedica una serie homenaje con el título Récords sin trampas. Reconstruir la historia de la Institución es imposible sin la Doctora en Ciencias Farmacéuticas Dayamín Martínez Brito, única persona del centro en alcanzar esa categoría científica.

Por su pericia y experiencia en la lucha contra el dopaje la Dra. Dayamín prestó servicios en los Juegos Panamericanos de Río 2007 y Guadalajara 2011, los Centroamericanos de Veracruz 2014 y los Olímpicos de Río 2016.

De sus desvelos por contribuir al juego limpio nos habla en ráfagas y bajo emoción. En la distancia de más de 8 700 km converso con esta cubana que en diciembre de 2017 pasó a formar parte del grupo de investigación del Laboratorio Antidoping de Roma. Desde el país europeo estrecha los lazos de cooperación entre ambas instituciones, promueve intercambios académicos, adiestramientos y gestiona recursos difíciles de adquirir en la isla, bloqueada económicamente por Estados Unidos.

La Génesis

Durante los Juegos Panamericanos Winnipeg en 1999, la delegación cubana fue víctima de una campaña para desacreditar nuestro deporte. Se acusó de dopaje al saltador de altura Javier Sotomayor, campeón olímpico y triple campeón panamericano, y a los pesistas William Vargas (campeón mundial), Rolando Delgado y Modesto Sánchez.

Tras lo ocurrido, en comparecencia televisiva Fidel Castro Ruz, líder de la Revolución cubana, analizó los hechos y expresó:

«Crearemos, con toda urgencia, un moderno y eficiente laboratorio antidoping que cooperará con los países de nuestra área que lo requieran… ». Era la noche del 2 de septiembre de 1999.

De Labiofam a Antidoping

En el año1994, año álgido del Período Especial en Cuba, Dayamín se gradúa en la Universidad de La Habana de Licenciada en Ciencias Farmacéuticas. Luego de cumplir el servicio social en Labiofam —entidad dedicada al desarrollo y producción de medicamentos—, comienza a trabajar en enero de 1999 en el Instituto de Medicina Deportiva (IMD), específicamente en el área de servicios farmacéuticos del Complejo Deportivo del Este.

“En aquel entonces, Roberto Socarrás Ojeda, subdirector del IMD, me propuso trabajar con vistas a un futuro laboratorio antidoping. Con esa finalidad Ariana Rodríguez Fernández, también trabajadora de Medicina Deportiva, y yo fuimos hacer pequeños adestramientos al Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC).”.

“Luego de los sucesos de Winnipeg en que se concreta el proyecto del laboratorio comenzó nuestra preparación a tiempo completo con la Licenciada Teresa Correa Vidal y el Dr. Arístides Rosado. Por esa etapa se realizaban las primeras reuniones sobre la selección del equipamiento a utilizar, la implementación de procedimientos y cómo debíamos organizarnos. Después empezamos a trabajar con un grupo más amplio en el Instituto de Medicina Deportiva. Mientras que a menos de un kilómetro de allí iniciaba la construcción del Laboratorio Antidoping de La Habana, en calle 100, esquina Aldabó en el municipio de Boyeros.

JGR—¿Algún otros detalle que recuerdes?

DMB—En la fase final de la construcción Roberto Socarrás, quien estaba al frente del grupo, nos hacía ir cada lunes a apoyar en las labores constructivas. En agosto y septiembre de 2000 estuvimos a tiempo completo hasta ver concluida la obra. Esa experiencia fue fundamental para lograr la unidad del grupo inicial.

JGR—España, México y Brasil son algunos de los países en los que has representado a Cuba…

DMB—El laboratorio es único en Cuba y en la región. Por nuestro trabajo se impone desde el principio la comunicación con otros grupos en términos de resultados analíticos y estudios de comparación que exige la Agencia Mundial Antidopaje. En la medida que hemos ganado prestigio dentro de esta comunidad llegan las invitaciones a los grandes eventos como los Juegos Panamericanos y Olímpicos o Congresos.

JGR¿Qué se experimenta?

DMB—“Impresiona representar a Cuba en un evento internacional donde exponen figuras reconocidas en el gremio y con tecnologías que parecen no estar a nuestro alcance. Pero los resultados discretos, la profundidad y sinceridad del análisis son valorados y bien aceptados por los colegas internacionales.

JGR—¿Qué le aconsejas a tus colegas cubanos?

DMB—Sea por la poca experiencia o por las limitaciones del lenguaje tenemos la tendencia de sentirnos disminuidos. La experiencia con otros científicos me demuestra que estamos a su altura por lo que debemos superar ese sentimiento.

JGR—¿Cuál ha sido el momento más emocionante en el laboratorio de La Habana?

DMB—Son muchos. Cada vez que recibimos un reporte, de resultados del laboratorio con respecto al resto, y corroboramos que estamos al mismo nivel.

“En lo personal, obtener el título de Doctora en Ciencias Farmacéuticas en 2014. Mis estudios de doctorado coincidieron con una etapa crítica del laboratorio. Entonces teníamos un déficit de personal considerable y unos pocos tuvimos que enfrentar todas las tareas con el objetivo de mantener la acreditación. Así que exigió una dedicación extra.

“Esas son las emociones de las buenas hay otras que te marcan”.

JGR—¿Cuáles?

DMB—La pérdida de cada compañero que decidió no continuar. Los intereses y las circunstancias personales cambian, y aunque tomamos rumbos diferentes seguimos comunicados. Pero la más sentida fue la muerte del doctor Mario Granda Fraga, nuestro primer director, quien también dirigía el Instituto de Medicina Deportiva.

JGR—¿A quiénes agradeces más?

DMB—A Teresa y Arístides, a ellos les debo todo lo que sé. De ella aprendí el método de estudio y trabajo de química analítica. Arístides, me trasmitió su pasión por la espectrometría de masas.

JGR—¿El momento más difícil?

DMB—Irme del Laboratorio.

JGR—¿Cómo lo superas?

DMB—Mi corazón sigue en La Habana. Por eso me mantengo tan vinculada a mis compañeros de trabajo y desde el Laboratorio de Roma promuevo la cooperación entre ambas instituciones.

JGR—¿Tras la experiencia en el primer mundo cómo valoras a tus colegas de La Habana?

DMB—Después de tres años acá, donde el acceso a los recursos y la tecnología es ilimitado, corroboro la calidad de nuestros profesionales no solo del Laboratorio Antidoping sino de la Ciencia en Cuba. En nosotros se impone la búsqueda de las soluciones alternativas, la creatividad, el uso de la inteligencia para resolver los problemas sin violar ninguno de los parámetros de calidad establecidos en los estándares internacionales. El estar siempre bajo presión te desarrolla habilidades que me han permitido desenvolverme con facilidad.

JGR—¿Qué los distingue?

DMB— A pesar de las diferencias obvias que puede existir en un colectivo, siempre nos apoyamos. Cuando más presionados estábamos primó la preocupación de todos por llevar a feliz término la tarea.

“De ello se percató el Dr. Peter Hemmersbach del Laboratorio de Oslo, Noruega. Había pasado unos días con nosotros enviado por la Agencia Mundial Antidopaje para evaluarnos como parte del proceso de acreditación internacional. Al dar las conclusiones de la supervisión, que fue satisfactoria, él expresó que una de las cosas que más le llamó la atención fue el hecho de que cada vez que realizaba una pregunta a cualquiera de los técnicos o analistas el grupo en su totalidad estaba pendiente por si precisaba un dato o documentación adicional: “este tipo de unidad entre todo el personal del laboratorio no la he visto antes” dijo. Y su apreciación fue justa porque esa es una característica que nos define.

JGR—Para terminar, ¿Con qué imagen ilustras el Laboratorio?

DMB—Con la de mi gente. Pienso en llegar cada día en la mañana, en el café que nos tomábamos con los colegas tratando de organizar el día. Eso me falta. Siempre tendré conmigo, al personal de la cocina, el de servicio, a los técnicos y analistas. Son ellos los que durante estos 20 años han mantenido al Laboratorio en una posición cimera.

Ariana Rodríguez Fernández y Teresa Correa Vidal. Son fundadoras del laboratorio Antidoping de La Habana y aún trabajan en él.

La primera, ya es Máster en Ciencias y hoy dirige el Área Analítica.

A Teresa podría decírsele la decana del Laboratorio Antidoping, ella además de formar a quienes allí trabajan, participó en todos los controles antidoping realizados en Cuba antes de la construcción de nuestro Laboratorio. El primero de ellos data de 1974, durante el Campeonato Mundial de Boxeo, que tuvo por sede a La Habana. Entonces era una joven de 24 años de edad.

Arístides Rosado, contribuyó desde el CENIC en la formación de los primeros analistas y técnicos del Laboratorio Antidoping de La Habana y es precursor en Cuba en temas de la analítica en el dopaje.

Espere la próxima entrega Ariana Rodríguez Fernández será la siguiente entrevistada.

(*) Comunicadora del Instituto Internacional de Periodismo José Martí

Foto: Cortesía de la entrevistada

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