Yuniel Labacena Romero - Juventud Rebelde.- En homenaje a la Generación del Centenario, protagonista de las acciones del 26 de julio de 1953 —que dieron comienzo a la última etapa de la lucha por la liberación nacional—, desde este martes se desarrolla el coloquio de pensamiento crítico Los jóvenes como las más importantes personas que son, organizado por la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) y el Centro de Estudios sobre Juventud (CESJ).

La cita busca generar un diálogo abierto acerca de la participación de nuestras juventudes en la construcción de la sociedad y visibilizar experiencias de buenas prácticas protagonizadas por estas, desde sus principales espacios de socialización, en favor del bienestar y el desarrollo de nuestro país.

Casi un centenar de jóvenes se conectaron al canal de Telegram (t.me/porlosjovenes) de esta cita, que sesiona hasta el próximo jueves de forma online. Durante el debate, se percibió su compromiso con una Cuba mejor, próspera, de unidad y solidaridad. Además, se habló de las oportunidades que han tenido para elevar su nivel cultural, para acceder a un empleo, para crecer y aportar en la obra común de todos.

También señalaron que en estos tiempos «una de las cuestiones que nos afectan es pensar que todos los jóvenes en Cuba somos iguales y tenemos las mismas identidades e intereses», cuando no es exactamente así.  Por tanto, hay que llegar hasta el entorno familiar y social donde se desarrolla cada uno, que sus criterios sean más tomados en cuenta y también «trabajar en la formación política de una forma fresca que enamore».

No pocos jóvenes se refirieron a los disturbios del 11 de julio último y cómo se percibe la presencia de los más nuevos ante estos hechos. Hablaron de la urgencia «de apropiarnos de la mística de la Revolución, de ese universo simbólico que hemos construido y de su gran obra de justicia social», pues esta es una Revolución de jóvenes y para los jóvenes.

Reiteraron la importancia de que la UJC debe «reforzar los espacios de intercambio con los jóvenes en diferentes contextos y que su acompañamiento se haga más latente en las comunidades, instituciones y centros de estudios». Y refirieron la necesidad de «repensarla, remover sus bases, oxigenarla y llenar de vitalidad sus estructuras», así como también lograr que «movilice, atraiga, despierte y mueva conciencias, capaz de asimilar sus retos en continua renovación».