Integrantes del proyecto "A Cuba hay que quererla" junto a niños sin amparo familiar de La Habana. Foto: Hazeem Velazquez.
Sucedió así no solo en la casa de niños sin amparo familiar de Centro Habana, sino en los 12 hogares de este tipo en la capital cubana; todos recibieron el cariño de los integrantes del proyecto “A Cuba hay que quererla” y su “Operación Unicornio”, que de esta manera quisieron, valga la redundancia, un poquito más a su Patria.
Entre los que apoyan esta iniciativa que nació (vía Facebook) en julio reciente con el propósito especial de ayudar a instituciones asistenciales de salud que enfrentan la pandemia y a otras personas necesitadas, -incentivando el amor y la solidaridad en vez del odio-; está el líder de la organización de la familia cubana, Gerardo Hernández, pues asegura que cada vez que haya un gesto de amor y fraternidad, allí estarán también los CDR.
“Los hemos apoyado desde el principio porque es una forma de ponerle corazón al barrio y de defender nuestra Revolución. Hoy la Patria se defiende de muchas maneras, y una de ella es esforzándonos por arrancarle un pedacito a los problemas cada día, enfrentando sin temor nuestras realidades, que es a lo que nos ha llamado nuestro presidente.
La Revolución se defiende también ejerciendo la solidaridad y el altruismo que Fidel nos inculcó a todos, extendiendo una mano a las personas necesitadas, y es por eso que cuando se lleva a cabo una iniciativa como esta, más que una persona, o un proyecto, o una organización, es la Revolución quien está presente. Y no concibo un gesto de amor como este en un barrio, sin la presencia de los CDR, porque para los cederistas "Somos del Barrio" tiene que ser mucho más que una consigna”.
Según el organizador del proyecto, Amado Riol, especialista del Centro de Servicios Informáticos y Multimedia del Ministerio de Relaciones Exteriores; como Gerardo, a partir de la constitución oficial del proyecto el 13 de agosto, cientos y cientos de personas de todos los sectores del país se suman al proyecto, incluidos cuentapropistas, jubilados, estudiantes, cubanos residentes en el exterior y otros amigos de Cuba.
Durante la visita a las casas de niños sin amparo familiar en La Habana, el líder de la iniciativa, el cantautor Raúl Torres recordó que en “A Cuba hay que quererla” el único protagonista es el pueblo, los cubanos de buena fe y buenas raíces que se sumen a la solidaridad entre nosotros mismos.
«A Cuba hay que quererla, a Cuba hay que vivirla, antes de tener el mal gusto de herirla», por eso cuando algunas personas convirtieron las redes sociales en plataforma de odio y veneno contra la Isla, sobre todo después del 11 de julio, otras la utilizaron para sembrar amor patrio y aunar voluntades a favor de la vida. Y mediante la Internet, sus miembros comenzaron a gestionar medicamentos, productos de aseo, y otros recursos para los más necesitados en el país.
Apenas unos días y ya los niños sin amparo familiar de la provincia de Matanzas recibían un donativo. Jornadas más adelante, el hospital Manuel Fajardo de La Habana. Luego, el “Julio Trigo”. Ahora, los niños sin amparo familiar de la capital cubana. Y así continuarán las muestras de solidaridad y generosidad entre los cubanos, porque “A Cuba hay que quererla” es una melodía que cobra vida.