Canal Caribe.- Ayer concluyó en la capital cubana la Muestra de MujeresCineastas. Una de las primeras acciones del Comité de Género del ICAIC, que visibiliza la impronta de la mujer en el séptimo arte. Con un carácter multidisciplinario, este espacio pretende extenderse a otras provincias cubanas y se ha insertado en la Jornada por la No Violencia hacia las Mujeres y las Niñas. Un tema de significativo impacto social, que junto al Programa Nacional Adelanto de las Mujeres, aprobado por el Consejo de Ministros, revela un claro compromiso con la igualdad de género en Cuba.


Mujeres cineastas: Las deudas de un arte

Sender Escobar - Cubadebate - Foto: Cubacine

Cuáles son los retos asumidos y por asumir, cómo construir narrativas enfocadas en visibilizar las problemáticas de género y el trabajo mancomunado hacia el empoderamiento de la mujer en el cine fueron algunas de las temáticas del panel moderado por Berta Carricarte en el Centro Cultural Cinematográfico Fresa y Chocolate, como una extensión de la Muestra de Mujeres Cineastas del 24 al 28 de noviembre, preámbulo de la nueva edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana.

Dividido en dos espacios para el debate, el primer panel estuvo compuesto por las realizadoras Belkis Vega, Rebeca Chávez y Gloria Rolando, quienes desde sus perspectivas y experiencias personales expusieron el reto doble de ser mujer y creadora en el contexto del cine.

Belkis Vega, documentalista, narró sobre las diferentes circunstancias que enfrentó al ser la primera mujer en los años setenta en salir a las calles para realizar reportajes audiovisuales con hombres bajo su mando. 

Inmersa en el mundo del documental, los encargos laborales giraban en torno a la humanización de otros matices sociales que vivía en su juventud y, desde su rol como corresponsal de guerra, romper formalidades narrativas para plantear puntos de vista poco abordados en los conflictos bélicos.

Rebeca Chávez narró su periplo a través de las instituciones relacionadas con el cine y los diferentes puestos que ocupó teniendo que demostrar su capacidad de trabajo para abrirse paso en los proyectos que asumía. “Si bien no existía misoginia dentro de ICAIC, la mayoría de las plazas ocupadas por mujeres en ese entonces eran meramente informativas”, afirmó la realizadora.

“Los problemas de género y la racialidad son problemas candentes que continúan sin resolverse”, apuntó sobre uno de los elementos temáticos tratados en el primer espacio.

La investigadora y creadora independiente Gloria Rolando testimonió acerca de su trabajo fílmico enmarcado dentro del contexto de la racialidad, que no está dirigida para un público exclusivo, si no que, como parte de la historia de Cuba, los fenómenos e influencia de las migraciones caribeñas y africanas en nuestra cultura debían ser analizadas sin estigmas ni prejuicios coloniales como reto para luchar contra la imagen estereotipada de la comunidad negra.

“El olvido y el silencio envuelven la historia de los negros en Cuba”, sentenció la directora afrodescendiente.

Terminadas las primeras intervenciones, una de las asistentes, también documentalista, Niurka Pérez, destacó la importancia de la Muestra de Mujeres Cineastas como resultado de muchas batallas personales.

Devuelta la palabra a la mesa, Rebeca Chávez, única de las presentes que conoció en vida a Sara Gómez, destacó aspectos personales y creativos de la primera mujer directora del cine cubano dentro del ICAIC, quien debió enfrentarse a su propia identidad pero que “defendía sus ideas a partir de su obra”, matizó la directora de Ciudad en rojo.

De Sara Gómez y el cine hecho por mujeres, Belkis Vega recalcó que a pesar de que con Sara se había saldado una deuda desde el punto de vista académico e histórico, con el resto de las mujeres realizadoras existía silencio e indiferencia por parte de las instituciones respecto al trabajo fílmico desarrollado por ellas.

Concluida la primera parte del espacio, un nuevo panel integrado esta vez por dos jóvenes directoras: Marta María Borrás y Carla Valdés, acompañadas por Lizette Vila y conducido igualmente por Berta, dialogó sobre las nuevas maneras de hacer cine y visualizar aspectos de la sociedad tratados de manera estigmática o miradas con naturalidad, como la violencia de género.

Marta María Borrás, ante la circunstancia de ser mujer, sintió que tuvo las mismas oportunidades que los hombres, pero la diferencia radicaba en su obra, a partir de sus miradas personales sobre la Cuba donde vive y los cuestionamientos políticos y sociales de una nueva generación que han sido plasmados en sus cortometrajes, pero “existe poca visibilidad de la obra cinematográfica de las mujeres cubanas y las cineastas tienen como referentes en su mayoría a creadoras extranjeras”, reflexionó.

Carla Valdés dialogó sobre ser consecuente a la hora de asumir el rol social como mujer y los juicios inevitables por su condición. Enfocada en la visión de la memoria del país a través de las mujeres, esta realizadora planteó cómo hacer frente a las realidades particulares, ya que “no te van a entender y aceptar de la misma manera que a los hombres”.

Las miradas del cine como arte colectivo y diverso y obstáculos a superar fueron otros de los aspectos destacados en su intervención. “No somos conscientes de las inequidades que existen en nuestros medios. Para exigir justicia debemos conocer todas las problemáticas, no existen estadísticas que documenten el trabajo de mujeres cineastas y sus trabajos son conocidos gracias a la trascendencia”, recalcó la joven cineasta.

La directora del Proyecto Palomas, Lizette Vila, confesó sus inicios dificultados “por el hecho de ser mujer y decir lo que siento cuando otros han hecho silencio”. La necesidad de visibilizar la violencia estructural en la sociedad cubana, la frustración en las mujeres que ven obstaculizados sus proyectos por estigmas y subvaloraciones son algunos aspectos enfocados dentro de los trabajos audiovisuales del Proyecto Palomas como aliento de altruismo y solidaridad.

“Tenemos que aprender a reclamar y comprender que la denuncia es un acto de civilidad y civismo”, remarcó Vila. Como parte de su intervención, la también documentalista realizó la propuesta de agrupar o crear un archivo con toda la obra cinematográfica realizada por las cineastas cubanas.

Berta Carricarte, como miembro de la academia dedicada al estudio del séptimo arte, destacó que los referentes académicos del cine son hombres por mayoría abrumadora. “Es necesario ampliar los espacios para conocer las obras creadas por mujeres y los proyectos de jóvenes realizadoras”, señaló antes de finalizar el evento.

Las deudas de un arte con generaciones anteriores de mujeres cineastas y los enfoques que comienzan a ser tomados en cuenta para, desde la creación, empoderar una visión heterogénea de la sociedad cubana deben ser sostenidos, amplificados y concretados en espacios y obras que se muevan en sincronía de imágenes acordes con nuestra realidad actual, donde los silencios no pueden, ni deben, ser cotidianos.

(Tomado de Cubacine)

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