Niños y niñas esperan su turno para ser vacunados contra la COVID-19. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate.
Arleen Rodríguez Derivet, Andy Jorge Blanco, Karina Rodríguez Martínez - Cubadebate / Mesa Redonda.- Del tratamiento a la niñez y la adolescencia cubanas en el nuevo Código de las Familias se debatió este miércoles en la Mesa Redonda con la participación de reconocidas especialistas del tema. Una de las características que ha sido señala sobre el Código de las Familias, que se encuentra en fase de anteproyecto, es la interdisciplinariedad de ciencias que intervienen en el respaldo teórico para su elaboración. La niñez y la adolescencia son dos segmentos de la población muy sensibles y que ocupan un lugar especial en este Código.
Al comenzar su intervención en la Mesa Redonda, la doctora Roxanne Castellanos Cabrera, profesora titular de la facultad de Psicología de la Universidad de La Habana (UH) recordó que cuando tuvo la oportunidad de leer el Código por primera vez se sintió realmente emocionada “soy una defensora apasionada de la protección de la infancia y realmente son temas que durante muchos años hemos visto en consulta y que de alguna manera los sufre la población”.
Acotó que lo que se defiende en el anteproyecto es la realidad cubana “son muchas las personas que asisten a las consultas donde se les da apoyo a las familias con niños y adolescentes, cuyas dificultades tiene que ver con aristas que el Código recoge y permite brindar protección”, destacó Castellanos Cabrera.
El Código –dijo- le va a dar beneficios a mayorías de personas, dentro de las que se encuentran las familias, los niños y adolescentes. Por ejemplo, el tema de la custodia compartida.
La también coordinadora provincial del proyecto de Crianza Respetuosa explicó sobre el tema de la custodia compartida, que en estos momentos en Cuba existen modelos nuevos de paternidad. A raíz del divorcio se producen actitudes diversas. Existen padres que tienen una distancia en cuanto al cuidado de los hijos y menos implicación afectiva, pero no son los únicos casos.
“También, tenemos muchos padres que defienden una participación total y plena en el cuidado de los hijos, me refiero en particular a los hombres. Sufren mucho cuando en el momento de la ruptura, no tienen la posibilidad de tener un contacto con sus hijos de la manera en que lo tienen las madres”, expuso la psicóloga. Asimismo refirió que hoy está la custodia absoluta en uno de los dos cuidadores, pero mayormente la recibe la madre y la otra parte de la pareja lo que tiene es un régimen de comunicación.
Cuando se apruebe el Código, estará la posibilidad de que los padres tengan la custodia compartida, lo cual permitirá un disfrute más pleno de la maternidad y la paternidad. “Si deciden esta nueva posibilidad, porque la otra se va a mantener, tendrán una mayor igualdad para ejercer los roles. Este es un elemento que la familias van agradecer”, añadió.
Otra característica que hay en el país es “una participación muy linda de los abuelos en el apoyo y la crianza de los niños”, hasta este momento los abuelos no estaban debidamente reconocidos. A partir del Código-informó- los abuelos van a poder seguir disfrutando del vínculo con sus nietos, aun cuando ocurra una ruptura en la pareja y se centre la atención del menor en un ala de la familia.
“Siempre que pueda ocurrir de una manera natural, el contacto entre abuelos y nietos es lo más adecuado, pero si hay dificultades los abuelos pueden reclamar. Si se prueba que existe un vínculo afectivo significativo, puede mantenerse la relación”, apuntó la profesora titular de la facultad de Psicología de la Universidad de La Habana.
De igual forma, el Código habla de las madres y los padres afines, conocidos como las madrastras y padrastros. Sabemos –indicó- que hay muchas historias de niños que solo han conocido a estos padres afines como sus figuras de cuidado y afectivas. “El Código también permitiría reconocer el vínculo entre niños que han tenido como una presencia importe de sus vidas a una pareja de algunos de sus padres”, señaló.
La doctora Roxanne Castellanos explicó que hay muchos niños que aunque están afiliados legalmente a sus padres no viven con ellos, sino que lo hacen con abuelos, otros familiares y en ocasiones personas que no son propiamente de la familia “van a haber recursos para reconocer estos otros vínculos, y para que puedan ejercer las representaciones legales de esos menores”.
“Son muchos los beneficios que en este tema brinda el Código de las Familias. Los cubanos tenemos que irlo descubriendo y usando”, puntualizó Castellanos Cabrera. Por su parte, la doctora Beatriz Torres Rodríguez, profesora titular del Centro de Estudios Demográficos de la UH destacó que el Código se nutre de una mirada desde diferentes campos del saber “la interdisciplinariedad es evidente” y nos da muchas oportunidades “es un Código para los afectos, para el amor y para el respeto. Se hizo para sumar, multiplicar y no para restar”.
¿Qué recoge el Código de la Familia sobre el matrimonio adolescente?
De acuerdo con la doctora Beatriz Torres Rodríguez, una de las oportunidades que recoge el Código es la contención al matrimonio adolescente o precoz. Explicó que en este anteproyecto se elimina cualquier excepcionalidad para la edad del matrimonio, solamente puede ocurrir a partir de los 18 años. Antes existía una diferencia por género, para las muchachas era mucho menor que lo varones “conocemos la desprotección que esto trae consigo”.
“Al eliminar estas excepcionalidad se permite una contención. Esto hace que a partir de los 18 años es que se pueda realizar los matrimonios. Algunas personas me han comentado que esto no limitará la edad de inicio de las relaciones sexuales, lo cual es cierto, pero va a proteger a las jóvenes que son el grupo más vulnerable”, manifestó. Asimismo agregó que este Código trabaja la igualdad de género, la justicia y la equidad “rompe las asimetrías anteriores de diferentes edades en cuanto al sexo del adolescente y es algo revolucionario”.
Para ahondar en el fenómeno la doctora se valió de un ejemplo. Uno de las condicionantes de la fecundidad o del embarazo adolescente, está dada por el matrimonio precoz. Existen importantes implicaciones para esos adolescentes que deben asumir una paternidad en una edad de su vida en las cuales no están preparados para ello. Torres Rodríguez considera que esto deja secuelas psicológicas, sociales, económicas a futuro, de reinserción social, muchas veces hay abandono escolar, pérdida de oportunidades y además alejamiento de sus coetáneos.
Según datos informado por la doctora Beatriz Torres Rodríguez, el 16,9% de la fecundidad del país es aportado por adolescentes menores de 18 años de edad. En la tesis de doctorado de la profesora Matilde Molina, se recoge como resultado que la distancia de la edad de la pareja llega a ser de 8 a 10 años. En muchos casos la pareja de las madres adolescente les duplica la edad, “esto puede producir inequidad, vulnerabilidad y violencia”. Otro elemento que hace saltar las alarmas es que el 84,1% de las madres adolescentes no trabajan y se dedican al rol de amas de casas.
¿Qué se ve en estas familias como espacio de influencia? Muchas de estas adolescentes están replicando patrones familias, es decir, sus madres y sus abuelas tuvieron hijos en edades tempranas. Muchas veces –dijo-existe una desarticulación de la situación social del desarrollo de la adolescente “deberían ser otros sus intereses y no formar una familia”
Código de las Familias, más inclusivo y con mayor alcance
La doctora Ana Isabel Peñate Leiva, profesora e investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales destacó que el Código visibiliza los derechos de las niñas, niños y adolescentes. Hay un cambio sustancias –precisó- y cualitativo respecto al anterior código de 1975 que está en vigor hasta este momento.
“Las familias son los primeros espacios de socialización de los seres humanos y en la medida en que se establezcan pautas educativas más democráticas y menos verticalistas e impositivas se creará un ambiente familiar más armónico. En definitiva también constituye un derecho de la infancia”.
Peñate Leiva subrayó que se debe educar para la participación y para aprender a ejercer los derechos, y para ello no se puede esperar a que se llegue a la adolescencia, sino que se realiza acorde a la edad y al desarrollo del niño.
“Hay necesidad de conocer cuáles son los derechos de la infancia, los niños, niñas y adolescentes tienen los mismos derechos de todos los seres humanos”, destacó y ejemplificó los derechos al juego y la recreación.
Al intervenir en la Mesa Redonda de este miércoles, la profesora titular de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, Roxanne Castellanos Cabrera, señaló que en ocasiones existen lecturas erróneas de conceptos novedosos en el Código de las Familias, como la propuesta de cambiar el término de “patria potestad” por el de “responsabilidad parental”.
“Algunas personas en redes comentan que ello supone que el Estado les va a quitar la patria potestad a sus hijos, y absolutamente nada tiene que ver con eso”, afirmó y añadió que lo que se está haciendo es una actualización de la terminología que se emplea internacionalmente.
La también coordinadora provincial de Crianza Respetuosa aseveró que “responsabilidad parental” tiene un peso educativo y no cambia para nada que el hijo es de sus padres.
“¿Te pueden quitar la responsabilidad parental? Igual te pueden privar de la patria potestad. El Estado tiene la misión de velar por que se efectúen bien la crianza y los cuidados de niñas, niños y adolescentes”, insistió.
Asimismo, Castellanos Cabrera se refirió al concepto de madurez y autonomía progresiva que no es más que escuchar a los niños en función de la madurez que van adquiriendo con los años, o sea, acorde a sus capacidades en dependencia de la edad y de cada caso en específico.
“En Cuba los niños son muy queridos y protegidos, y hay que darse cuenta que están necesitados de cuidados y apoyo, pero que poco a poco le podemos dar un gran regalo si les permitimos que sean más participativos de sus procesos de desarrollo”, destacó.
La doctora aseveró que cualquier decisión que tenga que ver con ellos es un derecho que los asiste y tenerlos en cuenta constituye un valor añadido cuando se educa de esa manera.
Por su parte, la profesora titular del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana, Beatriz Torres Rodríguez, afirmó que dentro de los derechos sexuales y reproductivos está el derecho a la autonomía y la integridad del cuerpo.
“Eso hay que enseñarlo desde pequeño, tu cuerpo es tuyo y nadie tiene que tocarlo. Así estamos previniendo el abuso sexual infantil, y eso tienen que aprenderlo niños, niñas y adolescentes, pero también la familia y los educadores”, subrayó y añadió que es una mirada de prevención, educación y que informa.
Agregó que la autonomía e integridad del cuerpo está relacionada con la prevención de la violencia. “Un derecho que también hay que luchar es el derecho al placer, y eso está relacionado con una salud sexual”, destacó.
Torres Rodríguez se refirió, asimismo, al derecho a contraer, formar o disolver matrimonio cuando se tenga la edad, las condiciones, la madurez suficiente: “El Código se basa en una mirada de los derechos, sobre el respeto y la equidad”.
“Puede no gustarnos algo, pero si en sentido general nos trae tantos beneficios, apostemos por lo bueno que nos está trayendo este Código”, comentó.
En otro momento del espacio televisivo, la profesora titular de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, Roxanne Castellanos Cabrera, destacó que “Crianza Respetuosa” es un proyecto de la Facultad de Psicología con la colaboración de la UNICEF: “Surgió para dar apoyo a las familias en el contexto de la COVID-19, y respondemos las dudas e inquietudes que tienen que ver con cualquier problemática con arista psicológica, y desarrollamos sesiones-talleres para abordar temas recurrentes como necesidades de capacitación de los padres”.
La doctora informó que son tres servicios de manera virtual mediante un canal en Telegram, donde se ha configurado una comunidad para el empoderamiento de madres y padres en cuanto a la crianza respetuosa de sus hijos.