Canal Caribe / TV Cubana.- En Cuba, el 17 de abril de 1961 Tropas Mercenarias, armadas, entrenadas y transportadas por Estados Unidos invadieron Playa Girón, en la Ciénaga de Zapata, al sur de Matanzas. La operación militar se concibió, en principio, como un desembarco aéreo-marítimo para conquistar una “cabeza de playa” en la bahía de Cochinos, y allí instalar un gobierno previamente designado por Washington.


Mandatario cubano rememora epopeya en Playa Girón

Cubadebate

El presidente, Miguel Díaz-Canel, recordó este domingo la epopeya en Playa Girón, cuando los cubanos enfrentaron la invasión financiada por Estados Unidos hace 61 años por esa zona del país.

En su cuenta en Twitter, Díaz-Canel citó una frase del líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, perteneciente al discurso pronunciado en el acto central en conmemoración del aniversario 10 de la victoria en Playa Girón, el 19 de abril de 1971.

“Cuando se combatía en la Sierra Maestra, la Revolución libraba sus batallas por objetivos determinados…, pero cuando llegamos a Girón, ¡nuestros combatientes fueron allí a luchar y a morir y a pagar el precio que fuera necesario por la causa del socialismo!”, subrayó el jefe de Estado.

Luego del ataque a aeropuertos cubanos, el sepelio de las víctimas y la proclamación del carácter socialista de la Revolución, el 17 de abril de 1961 comenzó la invasión, que pretendía el desembarco aéreo-marítimo para conquistar una cabeza de playa en la occidental provincia de Matanzas e instalar un gobierno previamente designado por Washington.

La acción concretó la Operación Pluto, aprobada por el presidente norteamericano Dwight D. Eisenhower, y fue desarrollada por la brigada 2506, con mil 500 efectivos que partieron de Nicaragua a bordo de cinco buques de Estados Unidos.

Según testigos, fueron cruentos los combates y criminales los bombardeos de los B-26 estadounidenses desplegados contra la isla, que reportaron más de 150 muertos y cientos de heridos.

Las fuerzas cubanas hicieron unos mil 200 prisioneros, la mayoría exiliados connacionales, y el 24 de abril de 1961 el presidente John F. Kennedy reconoció la implicación de su gobierno en los hechos, que perduran como la primera derrota de Estados Unidos en América Latina.

(Con información de PL)

 

La victoria de Playa Girón: suma de hechos heroicos

Jorge Wejebe Cobo

ACN

La derrota de la invasión mercenaria, de la cual se cumplen 61 años este el 19 de abril, comenzó a gestarse desde antes del propio desembarco de más de mil hombres apoyados por tanques, artillería y aviación por Playa Girón y Playa Larga, donde debían establecer un gobierno títere que justificaría la intervención directa de EE.UU.

En un clima de euforia generalizada de quienes esperaban una fácil victoria ocurrió la partida de la brigada invasora. Un jefe de la CIA arengó a las tropas, al parecer bajo la presunta idea de que al llegar a tierra tomaran un jeep, avanzaran por la carretera, sacaran la mano como quien va a doblar a la izquierda y llegaran directamente hasta La Habana.

Pero fracasaron, tal como se evidenció el 15 de abril, en su objetivo de destruir la pequeña Fuerza Aérea Revolucionaria y de los ocho aviones B-26 mercenarios con falsas insignias cubanas que partieron de Nicaragua para bombardear los aeropuertos de Ciudad Libertad, San Antonio de los Baños y Santiago de Cuba, más de la mitad resultaron alcanzados y el malogrado ataque limitó el factor sorpresa.

En el orden político y moral el artero bombardeo recibió la más dura respuesta el 16 de abril, cuando el Comandante en Jefe Fidel Castro declaró el carácter socialista de la Revolución en el entierro de las víctimas de la agresión a Ciudad Libertad en La Habana, en un acto improvisado cercano a la entrada del Cementerio de Colón, a menos de 10 kilómetros de la base bombardeada, lo cual unió aún más al pueblo en el rechazo de la inminente agresión.

A 24 horas de la invasión, el 17 de abril, las fuerzas revolucionarias se encontraban plenamente movilizadas para enfrentar a los mercenarios.

Durante esa madrugada, el primer grupo de milicianos que encontraron los invasores en la costa, no se les sumaron como les prometieron los organizadores del ataque, sino que respondieron con fuego y les hicieron las primeras bajas.

Ese fue solo el comienzo y dos días después la batalla final en Playa Girón resultó dirigida personalmente en el terreno por el Comandante en Jefe Fidel Castro, al frente de la columna de tanques y tropas.

Años más tarde por el desclasificado informe del asesor presidencial Arthur M. Schlesinger, se supo de su puño y letra:

“La realidad es que Fidel Castro resultó ser un enemigo mucho más formidable y estar al mando de un régimen mucho mejor organizado de lo que nadie había supuesto. Sus patrullas localizaron la invasión casi en el primer momento. Sus aviones reaccionaron con rapidez y vigor. Su policía eliminó cualquier posibilidad de rebelión detrás de las líneas. Sus soldados permanecieron leales y combatieron bravamente.”

La victoria de Playa Girón fue una suma de miles de hechos heroicos de gente común de pueblo y soldados, milicianos, trabajadores, campesinos, protagonistas de esa gran epopeya.

Entre ellos se encontraba Eduardo García Delgado, un joven maestro miliciano destacado en el aeropuerto de Ciudad Libertad, quien en la mañana del 15 de abril murió desangrado al ser alcanzado por los proyectiles de los aviones atacantes, mientras corría bajo el fuego a tomar su arma para repeler el ataque; sus últimos minutos de vida los utilizó para escribir con su sangre el nombre de Fidel, en un pedazo de una puerta que el Líder de la Revolución mostraría en su histórico discurso del 16 de abril.

Otro suceso memorable fue el del teniente Néstor López Cuba, futuro general, el cual fue uno de los primeros cubanos que manejaron los legendarios tanques soviéticos T34 y quien en su bautismo de fuego resultó herido y trasladado a un hospital de donde se escapó, a pesar de tener en su brazo alojado un proyectil, al conocer que se preparaba el asalto final a Playa Girón, adonde arribó para cumplir con la orden de Fidel de mojar las esteras de sus tanques en la costa.

El miliciano del batallón 117 Magdaleno Cobo Encinosa era inspector de ómnibus y arribó a las zonas de combate de Bahía de Cochinos con el tiempo suficiente para resistir el bombardeo de la aviación enemiga el 17 de abril de 1961 y ver cómo algunos de sus compañeros eran desmembrados por la metralla, por lo que en cada explosión se encogía todo lo que podía en el fondo de la trinchera para- según decía- si le llegaba el final fuera completo.

Sin embargo, junto a sus hermanos de armas enfrentaron la lluvia de fuegos de las M-3 calibre 45 de los paracaidistas mercenarios, a los que respondían con sus metralletas checas que tenían un alcance de apenas 50 metros.

Aquel combate protagonizado por el inspector de guagua y sus compañeros solo se podía suponer por los recuerdos que atesoraba, junto a un gran pedazo de tela de camuflaje, un cuchillo comando, un porta cargador y una mochila de un paracaídas que mostraba con cierta pesadumbre porque nunca alardeó de su desempeño en el duro oficio de soldado.

En alrededor de 66 horas fue abatida la agresión de Playa Girón por héroes y mártires que hicieron posible la victoria, con la cual Cuba demostró por primera vez que era posible vencer al imperialismo más poderoso de la historia y colmó de esperanzas a los pueblos latinoamericanos sumidos en dictaduras apoyadas por Washington.

 

Invasión a Cuba, la humillación de EEUU en Playa Girón

La Habana, 17 abr (Prensa Latina) Luego del ataque a los aeropuertos cubanos y el sepelio histórico de las víctimas, la invasión a la isla financiada por Estados Unidos comenzó hace hoy 61 años por Playa Girón.

Era la Operación Pluto, aprobada por el presidente Dwight D. Eisenhower el 17 de marzo de 1960 con la estrecha participación del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de la potencia norteña, bajo el propósito de derrocar al proceso revolucionario dirigido por Fidel Castro.

Con este motivo fue reclutado, entrenado y equipado en Guatemala un ejército de exiliados, entre ellos, antiguos testaferros del dictador Fulgencio Batista (1952-1958), incluidos responsables de crímenes contra el pueblo cubano.

La invasión se programó mediante un desembarco aéreo-marítimo para conquistar una cabeza de playa en la sureña bahía de Cochinos y allí instalar un gobierno previamente designado por Washington.

Aquel acto de guerra estaba acompañado por otros de subversión interna, infiltraciones armadas, sabotajes y acciones criminales.

En la madrugada del 17 de abril se concretaba la Operación Pluto, heredada por el presidente John F. Kennedy. La brigada 2506, integrada por mil 500 efectivos, había partido de Puerto Cabezas, Nicaragua, a bordo de cinco buques de Estados Unidos.

Fueron cruentos los combates y criminales los bombardeos de los B-26 desplegados contra la isla, que reportó más de 150 muertos y cientos de heridos, según testigos y protagonistas de los enfrentamientos con el enemigo.

No habían transcurrido 70 horas de la invasión cuando el cañón autopropulsado en el que viajaba Fidel Castro arribó ante el último reducto de atacantes en Playa Girón el 19 de abril.

Las fuerzas cubanas hicieron unos mil 200 prisioneros, la mayoría exiliados connacionales, y el 24 de abril de 1961 el presidente Kennedy reconoció la implicación de su gobierno en los hechos.

Esta sería la primera gran derrota militar del imperialismo estadounidense en América Latina y desde entonces Washington diseñó nuevas estrategias para terminar con la joven Revolución triunfante a 90 millas de sus costas.

De hecho, el 30 de noviembre de 1961 el presidente norteamericano aprobó la Operación Mangosta, el plan subversivo más grande orquestado contra Cuba, responsable de unas cinco mil acciones de sabotaje y actos terroristas en la isla en menos de 10 meses.

Algunos miembros de esa brigada de asalto 2506 siguen vivos, participaron en otras acciones agresivas contra su país de origen, apoyaron al presidente Donald Trump (2017-2021) en su guerra económica de asfixia a la isla y 61 años después, aún esperan sin éxito la caída del gobierno revolucionario.

 

Playa Girón: La champaña de los derrotados. Por Alejo Carpentier

La pupila insomne

«Aquí, lo que me ha devuelto la Guerra es un vencedor; porque el enemigo fue arrojado al mar por donde vino, en un ejemplar escarmiento de barcos hundidos, aviones derribados, tanques abandonados, con el lastimoso espectáculo de sus hombres-leopardos (me refiero a las pintas del bélico traje que traían) llevando, entre columnas de milicianos victoriosos, el paso renqueante y alicaído de los prisioneros que demasiado pronto esperaban el rápido triunfo de una mala causa…

«Al comenzar la batalla, se había hecho una necesaria redada de gente propicia a constituirse en quinta columna o realizar acciones de sabotaje. Amplia redada, pero acaso no todo lo amplia que hubiese debido ser —y en esto el Gobierno Revolucionario había dado muestras de gran moderación dentro del rigor que exigían las circunstancias— pues, me constaba que antiguas alumnas mías, de la escuela del Vedado, hoy casadas y algunas con hijos, habían celebrado prematuras fiestas, el día de la invasión, en tomo a los aparatos de radio que desde el extranjero difundían los mentirosos partes del avance victorioso del enemigo, resueltas de antemano a no escuchar las noticias que transmitían las estaciones locales. Mucho champaña se había bebido ese día, y desde muy temprano y con el estampido de muchos tapones disparados entre burbujas, en sus salones de ventanas cerradas, y me divierto, de pronto, al observar que en francés no se dice “beber champaña”, s i no “sabler le Champagne” —que es como decir: en-arenar, poner en arena, reminiscencia, tal vez, de los tiempos en que para mantener frescas las botellas de ciertas bebidas se hundían las botellas en arena mojada cubierta de sal: enarenar.

«Y había algo cruelmente simbólico en ese en-arenamiento, si pensábamos hoy que, en esos mismos momentos, los combatientes y mercenarios de la contrarrevolución, se en-arenaban de verdad en Playa Girón —que aquél sí que había sido el gran enarenamiento, en arena mojada y bien mojada, con sal fina del mar y sal gruesa de metralla, y disparos de tapones que eran de muy grueso calibre…»

(Fragmento de la novela La consagración de la primavera, de Alejo Carpentier.)

Cuba
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