Cubadebate - Video: Canal Caribe / TV Cubana.- La destacada intelectual cubana Fina García Marruz falleció en horas de la tarde de este lunes 27 de junio, a sus 99 años de edad, en La Habana, según informaron autoridades del sector de la Cultura en la isla.


Josefina C. García-Marruz Badía, conocida artísticamente como Fina García Marruz, fue poetisa, ensayista, investigadora y crítica literaria cubana. Compañera de vida de Cintio Vitier.

La Casa de las Américas lamentó la pérdida de la prestigiosa intelectual, una de las más extraordinarias voces poéticas de la literatura latinoamericana, señaló la institución en su perfil de Twitter.

Integrante del grupo Orígenes, fue también una lúcida ensayista a quien dedicamos en 2014 nuestra Semana de Autor(a), refirió Casa de las Américas.

Nacida en 1923 es considerada una de las más altas voces de la poesía hispanoamericana. Su vida y obra merecieron los más altos reconocimientos en su patria, entre ellas la Orden José Martí, el Premio Nacional de Literatura así como las medallas Alejo Carpentier y la Orden Félix Varela. 

Su reconocida obra, de una belleza extraordinaria, alcanzó además los Premios Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda y el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, entre muchos otros.

En las próximas horas se ofrecerán detalles del homenaje que le tributará la cultura y el pueblo de Cuba.

Cubadebate extiende las condolencias a familiares y amigos.

 

 

 

Nuestra señora de las letras

Este lunes dejó de existir físicamente Fina García Marruz, una de las grandes mujeres de la cultura en Cuba. En su homenaje, Juventud Rebelde reproduce este texto publicado en nuestras páginas por el colega Luis Sexto

Luis Sexto - Juventud Rebelde.- Deben permitírmelo hoy, como ayer. No puedo hablar de Fina García Marruz sin convocar la emoción. La siento como a alguien invisiblemente cercana, influyendo en mí con su delicadeza de espíritu, la maestría de su estilo y la profundidad de su saber y su sabiduría. Demás está decir, pues, que la mantengo entre mis escritores guías, mis correctores a distancia.

Cuando me dispongo a leerla, debo deshollinar mi conciencia: ir a las páginas de Fina tan limpio como los ojos del que ve por primera vez. Sus libros me lo exigen. Sus poemas o sus ensayos,  en particular los que develan la figura y la obra de Martí, equivalen a un bautismo en las aguas de un ejercicio literario tan honrado que contagia de blancura a cuantos se le aproximan. La mirada interior de esta señora de las letras cubanas, cuyo nombre ella prefiere que nos llegue en voz baja, en presencia humilde, escurridiza, como la violeta que se esconde y teme usar un adjetivo para no dañar su perfume, ha definido a la poesía como «el secreto de la vida».

Esa cápsula de índole filosófica se conoció en público el pasado mes de mayo. Había ganado el concurso Federico García Lorca, en España, entre 43 pretendientes, y ante la travesía atlántica en que el reloj parece demorar su tic taquear en la fatiga, José María Vitier, uno de sus hijos, la representó y leyó el discurso que la poetisa había escrito para recibir premio tan literariamente sugestivo y moralmente sustantivo, por el poeta que lo nombra.

En el discurso que José María leyó en Granada, Fina García Marruz escribió como poetisa y como ensayista. Las diferencias entre una y otra condición, a mi parecer, son de síntesis, porque la intensidad del disparo es pareja. Uno aprecia que el método y el estilo del ensayo se apoyan en la lírica, en la poética actitud del que penetra en una idea, un asunto, por un impulso de amor, como en un poema. Y con ambos filos indagadores, Fina advierte que la poesía tiene un misterioso significado. Tantos años pensándola y llamándola, posiblemente le permitan intuir el significado de la poesía. Pero la autora de Visitaciones está atenta de no pasar de decir que es un misterio, una sugerencia, muy velada sugerencia que solo podemos sentir como una emoción apenas intuida al escribirla o leerla. A la poesía —ha sostenido— no se le ha de señalar fines. Sería no comprender que el poeta ha de vivir dentro de ella, porque la poesía no es otra cosa que el secreto de la vida. Sus fines no son visibles.

Pero si no son visibles sus fines, la obra poética de Fina García Marruz se apega visiblemente a la tierra, a las cosas que la rodean. Sus ojos se fijan en esa columna de la casa familiar, en el encaje de una sábana, en la línea del ferrocarril por la que ya no pasan los trenes, en aquel nombre apenas recordado, el árbol ya distante… Todo aparece con el ropaje que convierte en misterio la interiorización de las cosas, y ya disueltas en el poema, florecen como surcos, desgarraduras en el papel.

¿Y para tanta hondura no ha de bastarle el talento y la cultura? Le sobra algo más: la unidad entre lo humano, la ética y la letra, a cuyos elementos se suma la cubanía. Porque esta mujer de cultura universalizada por sus vivencias y conciencia, es literaria y éticamente cubana. De una ética que se afinca en las letras ejemplares de Varela, Luz, Martí. De esta mujer nacida en 1923, que ha decursado por nuestra cultura de brazos, par a par, con Cintio Vitier, fallecido, pero seguramente a su lado; de esta mujer podemos esperar definiciones que nada definan para definir mejor lo que apenas se puede asumir como se asume el misterio de la rosa. El misterio queda esclarecido cuando la ceguera se asoma a las luces de lo oscuro.

De qué otro modo, pues, podré hablar de Fina si desde cuando la leí no la pude ya jamás olvidar —ah, este entrometido y pertinaz verso de Amado Nervo…

 

Fina

Patricia Maria Guerra Soriano

Cubaperiodistas

Fina no ha muerto. Ella que habla sobre cómo los rostros dicen mucho de la gente, está sonriendo. Ella agarrando una cazuela de frijoles, dice que la poesía es lo contrario a la literatura. Ella aún moldea versos sobre los imperfectos pliegues de las hojas, pone vida, azul y luz sobre cada palabra, sobre cada persona. Prende ahora la felicidad porque Cintio y Sergio la toman de las manos para llevarla a donde Bella, Eliseo, Laura, Lezama, todos los de Orígenes, la esperan.

No hay tristeza. Retornan a la casa de la infancia con el mismo “viejo sol” que chorrea una nostalgia para los que quedan y creen extrañarla porque aún no se dan cuenta.

“El tiempo ya es ido” pero ella no. Habla ahora del tiempo largo, del pájaro que se eleva y abarca pueblos y costeríos, del ayer próximo, de la eternidad. De pronto calla, “la inmensidad de lo vivido arrecia” y nunca estuvieron mejor sus palabras que cuando escribió y nos recuerda hoy: “Bella es toda partida”.

 

Adiós y tributo eterno a Fina García-Marruz, martiana devota

La Habana, 28 jun (Prensa Latina) La lírica de la poeta, investigadora y ensayista cubana Fina García-Marruz, última sobreviviente del reconocido grupo Orígenes, domina hoy los espacios digitales, un tributo silencioso a la martiana devota y preludio de un homenaje a su figura.

Josefina, su nombre bautismal, nació en la urbe capitalina el 28 de abril de 1923 y casi cuatro décadas más tarde recibió su doctorado en Ciencias Sociales en la Universidad de La Habana, si bien, desde mucho antes, comenzó su bregar en el fascinante mundo de la literatura.

La historia refiere sus vínculos, junto a jóvenes poetas de la época, con el escritor andaluz Juan Ramón Jiménez, Premio Nobel de Literatura en 1956 y autor del famoso texto Platero y yo, durante la visita a Cuba del representante del modernismo y la poesía pura, en 1936.

García-Marruz integró el consejo de redacción de la revista Clavileño y de la publicación Orígenes (1944-1956), encabezada por el narrador José Lezama Lima, célebre por su obra Paradiso, y conformada además por su esposo Cintio Vitier, Eliseo Diego, Octavio Smith, Gastón Baquero, Ángel Gaztelu y Cleva Solís.

Los expertos señalan, desde sus primeras creaciones: Poemas, de 1942, y Transfiguración de Jesús en el Monte, difundido cinco años después, la valía y distinción de su estética espiritual y los aportes de su legado académico minucioso en volúmenes como Visitaciones, de 1970.

Autora, asimismo, de Créditos de Charlot, Los Rembrandt del Hermitage, Viejas melodías y Habana del Centro, la estudiosa, fallecida este 27 de junio a la edad de 99 años, laboró como investigadora literaria en la Biblioteca Nacional José Martí y en el Centro de Estudios Martianos, desde su creación en 1977.

La intelectual mereció también distinciones nacionales y foráneas como el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, dedicado al reconocimiento de literatos con una destacada trayectoria en esa región, y el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.

UNIDOS POR EL AMOR A MARTÍ

Indudablemente, Fina García-Marruz y su compañero de vida Cintio Vitier compartían además el amor por el ideario y la obra literaria de José Martí, de ahí que, hace casi dos décadas, engalanaban con su presencia los espacios consagrados al Apóstol.

En una entrevista concedida por ambos escritores a esta periodista en enero de 2007, catalogaban al Héroe Nacional de Cuba como “el mejor y más completo literato y político de esta patria” y si bien resultó “nuestro primer antiimperialista”, reverenció a los grandes pensadores de Norteamérica.

De acuerdo con su experticia, los investigadores valoraban al ensayista decimonónico como el único hombre en la historia que organizó una guerra sin odios, pues amaba a España, sus padres eran canarios, aunque estaba en contra del mal gobierno de la nación ibérica.

“Lo sintió cuando fusilaron a los ocho estudiantes de Medicina, pero supo controlarlo. Fue más bien una indignación natural ante la injusticia. Él lo dijo una vez: “el odio es una reacción; el amor es un acto”, aseguraba Vitier, desaparecido físicamente dos años después de aquellas declaraciones.

Para el historiador, distinguido con el Premio Nacional de Literatura en 1988, el organizador revolucionario nació en el Presidio Modelo, pues en ese lugar comprendió el carácter utópico de construir con odios una Revolución triunfante y la significación de una batalla a favor de la justicia y no por la venganza.

Sus discursos, reconoció, convirtieron en amigo al peor de los enemigos y sus apuntes, impresiones, borradores de poemas y cartas, muestran su vida íntima y curiosidad intelectual, amplio legado al alcance de amantes de sus versos y prosa en los libros de sus Obras Completas.

Por su parte, García-Marruz, recomendó la lectura de las cartas a María Mantilla, los diarios, los Versos Sencillos y La Edad de Oro a los más jóvenes, “porque él quiso llegar de forma sincera y llana a los niños. Es un encuentro personal, un develamiento íntimo; deben descubrir a su propio Martí”.

De acuerdo con la estudiosa, Premio Nacional de Literatura en 1990, el héroe de la isla creía en el mejoramiento humano, en la convicción de que hombres y mujeres son esencialmente buenos y siempre es posible salvarlos, “por esa convicción los tabaqueros de Tampa lo llamaron Apóstol”.

 

Instituciones de Cuba lamentan muerte de escritora Fina García-Marruz

La Habana, 27 jun (Prensa Latina) El Teatro Nacional de Cuba lamentó hoy desde su perfil en Twitter el fallecimiento de la poetisa, investigadora y crítica literaria Fina García-Marruz, galardonada con el Premio Nacional de Literatura en 1990.

La Biblioteca Nacional José Martí calificó a la reconocida intelectual como ícono de la cultura cubana y una de las más valoradas escritoras del siglo XX, con una obra conformada, entre otros títulos, por Poesías de Juana Borrero, Los versos de Martí y Bécquer o la leve bruma.

El presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), Luis Morlote, consideró a la también autora de La familia de Orígenes y El orden del homenaje como una de “nuestras más importantes y queridas voces líricas” y envió condolencias a su hijo el músico José María Vitier y a toda la familia.

Casa de las Américas, la catalogó como, “una de las más extraordinarias voces poéticas de la literatura latinoamericana” y “lúcida ensayista a quien dedicamos en 2014 nuestra Semana de Autor(a)” y la Universidad de las Artes (ISA) reverenció a la ensayista distinguida con el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda.

La Universidad Central Marta Abreu de Las Villas recordó la impronta literaria de García-Marruz, única mujer Doctora Honoris Causa de ese centro de altos estudios, merecedora, asimismo, de otros lauros como el Premio Reina Sofia de Poesía Iberoamericana y el Internacional de Poesía Federico García Lorca.

La intelectual, nacida el 28 de abril de 1923, laboró como investigadora literaria en la Biblioteca Nacional José Martí y perteneció al Centro de Estudios Martianos, como integrante del equipo que concibió la edición crítica de las Obras Completas del Apóstol y Héroe Nacional.

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