Holguín, Cuba, 14 jul (Prensa Latina) El Festival Internacional de Cine (FIC) de Gibara, con sede en el municipio homónimo de la oriental provincia cubana de Holguín, regresará del 2 al 6 de agosto próximo, anunciaron hoy aquí fuentes oficiales.


Sergio Benvenuto, director general del evento, explicó en conferencia de prensa que la edición 16 de ese certamen llega tras dos años de pausa por la pandemia y en un contexto económico muy complejo a nivel mundial, lo cual ha tenido gran repercusión en la producción cinematográfica.

De ahí, que reconociera el esfuerzo de las instituciones culturales del país por sacar adelante el FIC de Gibara y proponer para este año un espacio donde confluyan, como es tradicional ya, diversas manifestaciones artísticas.

Entre las novedades de esta edición, Benvenuto resaltó la participación de programadores invitados, quienes en algunos casos asistirán como jurado del concurso, entre ellos Paco Jiménez y Tito Cañadas.

Asimismo, mencionó la conformación de un jurado joven que junto a los tres oficiales, dos internacionales y uno de prensa nacional, evaluarán los documentales, largos y cortometrajes de ficción y animados.

Con el slogan ¡Volver al cine!, el FIC de Gibara rendirá homenaje al Premio Nacional de Cine 2007, Nelson Rodríguez, quien falleciera en el 2020 y fuera uno de los editores más importantes del país y de algunas de las películas más relevantes de la cinematografía nacional, como Memorias del subdesarrollo y Lucía.

El cartel de esta edición es de la autoría del diseñador e ilustrador cubano Nelson Ponce, quien ha concebido en ocasiones anteriores la identidad del Festival y hace merecido tributo a su fundador, Humberto Solás y a los valores fundacionales del Manifiesto del Cine Pobre.

Otra de las primicias que destacó el directivo fue la realización de un encuentro entre organizadores y directores de festivales de carácter alternativo, el cual será uno de los espacios teóricos más relevantes del FIC.

Por su parte, Jorge Perugorría, presidente del Festival Internacional de Cine de Gibara, anunció a medios especializados que el certamen regresará con un programa cinematográfico internacional de primerísima línea y aunque será más austero que en sus últimas ediciones, ha sido diseñado con mucha calidad para recibir a sus invitados.

Según la nota divulgada por el Comité Organizador, los premios Lucía, por el que competirán filmes de todos los continentes, representan un homenaje a la filmografía de Solás e igualmente se entregarán los “Lucías de Honor” a figuras destacadas del séptimo arte.

El Festival Internacional de Cine de Gibara surgió en el 2003 con el nombre de Festival de Cine Pobre de Gibara en la localidad marina de mismo nombre, a unos 700 kilómetros al este de La Habana.

 

Gibara prepara alfombra roja para su festival internacional de cine

La Habana, 15 jul (Prensa Latina) Gibara, en el oriente cubano, sumado al hechizo de su condición de urbe costera, valores turísticos y particularidades topográficas e históricas resulta hoy el escenario de confluencia de todas las artes, especialmente, del cine.

La ciudad holguinera es, por antonomasia, la sede de un prestigioso evento denominado Festival Internacional de Cine de Gibara, cita cultural apreciada por noveles y experimentados realizadores del país y del mundo y prevista en esta XVI edición del 2 al 6 de agosto.

La iniciativa surgió tras el rodaje de Miel para Oshún, la primera película digital realizada en la isla con bajo presupuesto, reducido equipo y fecha de estreno en 2001, según recordó en declaraciones a Prensa Latina uno de sus protagonistas Jorge Perugorría.

“Ese reencuentro de Humberto Solás con el poblado que había servido de locación a su obra maestra Lucía, sumado a la experiencia de crear un filme de ese tipo, lo motivaron a organizar un espacio, dedicado a la promoción y apoyo al cine digital y de pocos recursos”, afirmó.

Desde hace unos años, el protagonista de la aclamada cinta Fresa y Chocolate, preside el Festival motivado por los mismos principios que su fundador: el extraordinario poder de convocatoria, la certeza de aunar las manifestaciones artísticas y la incidencia del evento en la localidad.

“No todo tiene que acontecer en La Habana. Considero importante la existencia de un espacio así en el oriente del país. Me gustaría masificarlo, pero con la participación de los universitarios camagüeyanos, holguineros y santiagueros. Que la gente de la región tenga una opción cultural de esa calidad”, indicó.

El encuentro que nació “pobre a nivel económico, pero rico en espiritualidad y conceptos” exhibe actualmente un carácter más inclusivo, con la participación de obras de África y de la filmografía asiática y europea, y, en esta ocasión, promete asimismo una variada agenda internacional.

“En la época de su constitución (2003) existía una marcada diferencia entre el cine digital y el de 35 mm, pero ahora, prácticamente todas las producciones se realizan con el primero de los formatos. Promovemos la obra de autor, comprometida, inteligente y que incite a pensar”, reconoció.

16 EDICIONES DE UN SUEÑO CINEMATOGRÁFICO

Perugorría considera que la evolución de la ciudad, hasta su declaración en 2017 como destino turístico, guarda especial relación con el curso y desarrollo de la cita audiovisual, sumado a la incidencia de las nuevas generaciones, cada vez más inclinadas y sensibilizadas con ese arte.

“En sus inicios, los participantes y la mayoría del equipo debíamos permanecer en Holguín porque en el lugar no existían hoteles, y gracias al impacto del evento, la generosidad de los gibareños, su apropiación y cariño, empezaron a surgir las primeras paladares y hostales”, argumentó.

Usualmente, intervienen también artistas plásticos y muralistas que donan obras para el Museo de Gibara, representantes de las artes escénicas y fotógrafos, en “una semana entrañable donde la cultura toma la urbe y sus habitantes son los protagonistas”.

El también documentalista expresó que el certamen premia las mejores películas, no aquellas comerciales o elitistas, y busca producciones que hablen de lo cotidiano con profundidad y complejidad, “en la medida en la cual somos más visibles, nos permite seleccionar películas con más calidad”.

¿Qué desafíos supone dirigir, encauzar y devolver la magia con la cuál fue concebido?

“Es una gran responsabilidad porque Humberto hizo algo bien bonito. Revivirlo es honrar su memoria y representar a quienes se entusiasman, aman y defienden el espacio. El propósito es lograr un público cada vez más sensible, inteligente y cinéfilo en Gibara”.

¿Pensaron alguna vez trasladar la sede a otra ciudad con más infraestructura?

“No. Yo siempre digo que la última película de Humberto fue dirigirme a mí en el impulso del Festival. El evento fue su sueño y es también el de los gibareños, quienes lo consideran la fiesta más significativa del año. La alfombra más bonita que yo he visto en el mundo es la de Gibara”.

De acuerdo con el actor de la isla, el Festival es un desfile de pueblo, artistas e invitados, cuya magia y esencia está en ese sitio y en su gente, y aspira a la presencia constante del cine con la máxima de “ser un soñador para construir la historia contemporánea de esa localidad”.

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