La radio cubana nació bajo el signo de la música. Músico fue Luis Casas Romero, quien lanzó al éter, el 22 de agosto de 1922, cien años atrás, la primera señal de transmisión continua. Foto: Radio Rebelde. Tomado de La Jiribilla.


Premio a la dignidad a la radio cubana en su centenario

Ricardo Ronquillo - Cubadebate

La Unión de Periodistas de Cuba decidió entregar el Premio a la Dignidad a la radio cubana a un siglo de su surgimiento. Este es uno de los más altos reconocimientos que la organización otorga a afiliados, personalidades cubanas y periodistas de otras partes del mundo, personas honradas e íntegras, revolucionarios de su tiempo, así como instituciones que, al servicio de la Patria, se han convertido en verdaderos paradigmas para la sociedad; que en el ejercicio de sus funciones específicas se destacan por sus méritos excepcionales que deben ser reconocidos públicamente.

Porque Cuba estrenó su radio entre los primeros países en América Latina.  Fue la 2LC la pionera en iniciar sus transmisiones junto al cañonazo de las 9 de la noche en La Habana. Con la música, el estado del tiempo y el servicio de la hora, salía al aire la propuesta fundadora que debe su nombre a las iniciales de Luis Casas Romero. Quien identificaba aquella emisora, Zoila Casas, es hoy considerada como la primera locutora latinoamericana.

Porque al empezar la década del 20 en la mayor de las Antillas ya existían más de veinte estaciones y, diez años más tarde, superarían las 40 las plantas radiofónicas transmitiendo en amplitud modulada. Algunas de ellas operaban también en la onda corta.  Para 1941 se escucharon por primera vez las radionovelas, al tiempo que salían al aire las primeras piezas publicitarias. Se inaugurarían en aquella época históricas emisoras como Radio Reloj-CMCB, nacida bajo el identificativo de La emisora al servicio de la puntualidad. Un poco más tarde, otro hecho importante fue la reubicación de Radio Progreso, La Onda de la Alegría, en su actual sede de Infanta 105.

Porque el 24 de febrero de 1958, desde las montañas de la Sierra Maestra, salía al aire Radio Rebelde, fundada por el Che Guevara y concebida por el Comandante en Jefe Fidel Castro. En medio del más crudo escenario de batalla, Rebelde se convertiría en la voz de la Revolución, acompañada hasta hoy por las demás estaciones que hacen del sistema radiofónico uno de los más sólidos en el contexto latinoamericano.

Porque nuestra radio ha sido un fenómeno simbólico-cultural. Ha tenido el privilegio de contar en sus estudios con artistas como Rita Montaner, Ernesto Lecuona, Mario Romeu, Amadeo Roldán y Alejandro García Caturla, entre otros, acompañados por las orquestas Sinfónica o Filarmónica de La Habana; con grandes escritores como Alejo Carpentier, Félix Pita Rodríguez, Onelio Jorge Cardoso y Dora Alonso, que dejaron sus obras también para el sonido; y con políticos como Eduardo Chibás, que convirtieron al éter en plataforma por la reivindicación social.

Porque la radio en Cuba no ha estado ajena a las transmutaciones ocurridas a nivel mundial, que abarcan tanto la emisión como la recepción. Los nuevos soportes digitales, especialmente Internet, permiten ahora romper con la sincronía de la audición tradicional. El oyente puede escuchar lo que desee en diferido sin estar sometido a la linealidad. El fenómeno denominado neorradio, ciberradio o webradio ha perfilado nuevos usos, diversas formas de producción y distribución de contenidos que conllevan a la aparición de un nuevo rol de los oyentes. También en el ciberespacio, nuestras emisoras se desarrollan hoy con valentía y constancia.

Porque la radio es el medio más expandido en el mundo, al igual que en Cuba, donde no existe prácticamente ningún espacio geográfico al que no llegue su mensaje. Y en nuestra región es el medio de mayor cobertura y penetración social, acompañando desde hace décadas a los pueblos en sus luchas y como protagonista de desafíos enormes como la educación popular.

Porque la radio consolida la participación ciudadana en la vida política y pública.  En 1932, el poeta Bertolt Brecht escribía que la radio podría ser el sistema de comunicación pública más maravilloso que se pueda imaginar () si fuera capaz, no solo de transmitir, sino también de recibir, permitiendo así que el oyente, además de escuchar, hable”.

Porque ha sido fecunda su contribución a formar los mejores gustos estéticos y a la defensa de la identidad nacional sin desconocer los valores universales.

Porque el medio contribuye a la denuncia oportuna y al estímulo del consumo de nuestros géneros musicales frente a una globalización mercantil. Desde la pluma de Carpentier comprendemos que los animadores, los directores de programas, [son] los que tienen la misión de arriesgarse, de orientar el gusto colectivo, de modificar sus concepciones primeras.

Porque un siglo de radio en Cuba ha sido también un siglo de resistencias, de dignidad, de fidelidad y de defensa revolucionarias. Acontecimientos políticos, desastres naturales, duros accidentes, son algunos de los escenarios en los que no ha faltado su micrófono. Durante los últimos tiempos merecen relevancia especial las coberturas relacionadas con el enfrentamiento a la pandemia de la Covid-19 y otras situaciones de crisis, en la que ha demostrado su enorme capacidad de influencia e instantaneidad tanto a diversas escalas sociales como en sistema, en su papel en la  comunicación preventiva,  informativa y analítica.

Porque es enorme su valor en defensa de la verdad, el decoro, la decencia y otros grandes valores humanos, sociales, políticos y económicos, frente a la manipulación y la mentira que encuentran aliento en la llamada sociedad en red.

Porque, como aquella radio, hoy las cien emisoras cubanas se consolidan como espacios forjadores de Patria, libertad, soberanía, justicia, dignidad y tenacidad. Desde aquellos amaneceres, no ha existido un acontecimiento en Cuba del cual la radio no haya sido testigo.

Porque han sido cien años de compañía, de siembra de ardor y amor por Cuba con la pasión y la emotividad de siempre. Un siglo vivido y muchos más por delante con la certeza de cumplir con el diario deber, con la intacta lealtad a lo justo, y con la fidelidad revolucionaria en el más digno camino.

(Tomado del Perfil de Facebook del autor)

 

Cien años de la radio de Cuba: sonido para ver

La Habana, 22 ago (Prensa Latina) La radio cubana celebrará hoy su centenario y sus creadores mantienen la premisa y misión de ser un sonido para ver.

Yoel Almaguer de Armas

   En tiempos de Internet, las emisoras ajustan contenidos y llevan la programación a esa plataforma, lo cual evidencia la capacidad de adaptación y que ni las nuevas tecnologías eliminarán la preferencia de los públicos por ese medio de comunicación.

   El reto es ser más proactivos y captar la atención de las nuevas generaciones a partir de la creación de contenidos que se parezcan más a  sus vidas cotidianas y sus comunidades.

“Este es un sistema básico entre los medios de comunicación nacional y todo lo que se haga en su modernización será importante para el resto, y para tener una mayor capacidad de influencias en las audiencias, sobre todo los jóvenes”, expresó el presidente de la Unión de Periodistas de Cuba, Ricardo Ronquillo.

La meta está además en realizar estudios de recepción, comparar calidad e impacto de la programación y en algún caso, buscar alternativas para sumar oyentes en Cuba y fuera de la isla.

La radio es inmediatez y compañía, tiene un público fiel y exigente que reclama sapiencia y dominio a sus colectivos, en medio de una guerra mediática que se gana a pensamiento.

Sus espacios dramatizados, informativos, musicales, de bien público, educan y muestran lo mejor de la isla caribeña hacia el mundo a través de las 100 emisoras que trasmiten en tiempo real en Internet.

Es un medio imprescindible y cualquier persona puede llevarlo incluso en el bolsillo, gracias a las bondades de los artefactos tecnológicos por donde los radioyentes se enamoran de voces, secciones y sonidos que representan la crónica diaria de la nación.

Las felicitaciones en este día especial son también para los oyentes, razón de ser de este medio de comunicación que inició sus transmisiones en la casa de su fundador, Luis Casas Romero, el 22 se agosto de 1922.

 

Artistas celebran las primeras transmisiones de la radio en Cuba

La Habana, 22 ago (Prensa Latina) Una variada nómina de artistas se unen hoy a las celebraciones por el centenario de las primeras transmisiones de la radio cubana con un espectáculo que tendrá por sede la sala Covarrubias del Teatro Nacional.

   La cita, pactada para las 17:00, hora local, será ocasión para honrar a Ramón Espígul, de Radio Rebelde, y Abel Falcón, de CMHW de Villa Clara, quienes obtuvieron este 2022 el Premio Nacional del medio en reconocimiento a su labor profesional.

   A la fiesta y el merecido tributo se sumarán las voces de Abel Geronés, la reconocida intérprete Beatriz Márquez, el Duo Rubén y Gaby, el Quinteto de Saxofones, Mónica y su orquesta la Máquina Perfecta.

   El momento musical de la actividad llevará también el talento del conjunto Habana Clásicos, Annie Garcés y Cristopher Simpson, la Banda Municipal de Concierto de Boyeros, el tresero Pancho Amat y su Cabildo del Son.

   Además del encuentro cumbre, la máxima dirección del medio organizó un programa con varias y diversas acciones en homenaje a las primeras transmisiones continuadas del medio de comunicación que llegaron un 22 de agosto de 1922.

   La entrega de Sellos y Micrófonos de la Radio Cubana figuró en la agenda cultural, así como la presentación del texto “Quien bien te quiere… Las 3 grandes pasiones de Alberto Luberta», escrito por Caridad Martínez y Jorge Antonio Piñero.

   Los festejos previos incluyeron el agasajo a fundadores, personalidades, organizaciones e instituciones que durante estos años acompañaron el trabajo y continúan laborando aún en las estaciones radiales de todo el país.

 

Radio Cubana, patrimonio musical sin nostalgia

Pedro de la Hoz

La Jiribilla

La radio cubana nació bajo el signo de la música. Músico fue quien lanzó al éter, el 22 de agosto de 1922, cien años atrás, la primera señal de transmisión continua —Luis Casas Romero, luchador independentista, oficial del Ejército Libertador, flautista y compositor no solo de su más emblemática obra, El mambí, sino de una veintena de criollas, una docena de danzones y cinco zarzuelas y juguetes cómicos, y músicos fueron —entre ellos la inmensa Rita Montaner, al interpretar Presentimiento, de Eduardo Sánchez de Fuentes— los que mes y medio después, cuando el gobierno neocolonial de Alfredo Zayas, con un discurso pronunciado como corresponde en inglés al amparo de una corporación estadounidense, marcaron la impronta cubana en el acto oficial de partida de la radiodifusión doméstica.

Noticias, partes meteorológicos, publicidad, comentarios de actualidad… pero siempre música. Incluso en los días en que los cuadros de comedia y, sobre todo, la naciente radionovela —nada que ver con las soap operas de las emisoras del vecino norteño— magnetizaron las audiencias, la música siguió siendo columna vertebral de la programación radiofónica.

El investigador Gaspar Marrero recuerda cómo, doce años después de la hazaña de Casas Romero, en medio del primer auge de la radiodifusión a lo largo del país, existían 77 programas musicales, 33 de ellos dedicados a canciones y tangos —la fiebre gardeliana llegó a Cuba como si fuera un virus— y 33 a la llamada música clásica.

Dicho sea, y no de paso, que el confinamiento especializado de la música de concierto a prácticamente una emisora, como sucedió después de la fundación de CMBF, algo que increíblemente se mantiene hasta hoy, es un fenómeno que merece ser estudiado a la luz de la concentración y la competencia comercial, la dictadura de los patrocinios y la desvalorización de nociones culturales asociadas al nacimiento del medio en el segundo cuarto del siglo pasado, situación que luego, fruto de la inercia, la subestimación, la imposición del gusto de una parte de los radiodifusores y la ausencia de políticas mediáticas culturales que apuesten, real y conscientemente, a la diversificación en una radio con un perfil como la que hemos cultivado en las últimas seis décadas, incide en la escasa promoción de esta zona de la creación musical en la mayoría de las emisoras del sistema de la Radio Cubana.

Un dato resulta revelador: en 1932, la planta CMX, ubicada en el Hotel Plaza, regularizó durante meses la transmisión semanal de conciertos sinfónicos dirigidos por Amadeo Roldán, quien, como se sabe, promovió las vanguardias, siendo él mismo como compositor uno de los adelantados en la articulación de nuestra identidad con los aires renovadores de la también llamada música académica.

Un dato resulta revelador: en 1932, la planta CMX, ubicada en el Hotel Plaza, regularizó durante meses la transmisión semanal de conciertos sinfónicos dirigidos por Amadeo Roldán, quien, como se sabe, promovió las vanguardias, siendo él mismo como compositor uno de los adelantados en la articulación de nuestra identidad con los aires renovadores de la también llamada música académica.

Vale también el testimonio de Esther Borja, sin lugar a dudas una de las grandes cantantes cubanas del siglo pasado. Fue en una emisora de radio donde la descubrió Ernesto Lecuona, por intermedio de Juan Brouwer, hijo de su hermana Ernestina y, años después, padre de Leo Brouwer. Sorprendido gratamente por el timbre, la afinación y las dotes musicales de Esther, no vaciló en invitarla a que debutara en el espacio La hora del Progreso Cubano, de la CMCA.

Por cierto, Esther protagonizó en 1955 uno de los sucesos más extraordinarios en la historia de la radio cubana: la grabación y mezcla en los estudios de Radio Progreso, ya en la calle Infanta, del disco Esther Borja canta a dos, tres y cuatro voces, bajo la dirección de Luis Carbonell, quien asumió el acompañamiento al piano compartido con otra de la que tendremos que hablar un día, Numidia Vaillant. Medardo Montero fue el responsable de la factura del prodigio musical tecnológico. Un nombre para no olvidar en los anales de la radio y la industria discográfica nacional.

Pero, indiscutiblemente, los géneros de la música popular fueron los que encontraron en la radio sus nichos de mayor densidad e irradiación, al punto de que el medio y sus audiencias, en no pocos casos, influyeron decisivamente en la evolución de los estilos.

Cada emisora que se respetara contó con programas habituales en vivo con artistas que se identificaban con ellas. En la medida en que los patrocinios y la solvencia de las emisoras crecían, se habilitaron estudios, cuyas grabaciones enriquecieron el patrimonio sonoro de la nación.

RHC Cadena Azul, Mil Diez, CMQ y Radio Progreso se convirtieron en plataformas para el establecimiento de jerarquías artísticas. Con las transformaciones del sistema de la radio, tras el triunfo de enero de 1959, el medio continuó siendo el puente más expedito para la aceptación: entre las propuestas de obras, solistas y agrupaciones, y las audiencias. Merecen menciones especiales, por la continuidad histórica y la tradición que han sabido cultivar, los espacios dedicados por décadas al repentismo y la música campesina en varias estaciones del país.

De modo tal que en las emisoras cubanas, unas más, otras menos, se ha ido acumulando un acervo en las fonotecas, que da cuenta no solo de aquellos registros que tuvieron lugar como parte de los programas en vivo, sino de la memoria de la industria fonográfica nacional, antes y ahora.

Uno de los desafíos actuales, a propósito del centenario de la radio cubana, pasa por el modo en que se valoriza ese patrimonio. Es decir, la manera en que se decante y se haga llegar a las audiencias de hoy desprovisto de tintes nostálgicos —al margen de confinamientos que muchas veces lo reducen a espacios especializados en las llamadas músicas del recuerdo—, como un patrimonio vivo.

Cuba
Canal Caribe.- En Cuito Cuanavale, el 23 de marzo de 1988, la balanza favoreció a los defensores de Angola. Sin embargo, tres meses después, un golpe aéreo sobre el complejo hidroeléctrico de Calueque propició una c...
Lo último
La Columna
La Revista