Al enfermero que le tocó encarnar en esta ocasión la añoranza de un viejo amor lo colocó en una suerte de «triángulo amoroso», donde se decidía la permanencia del matrimonio que protagonizaba la teleserie:

«Es muy interesante, porque era el bueno haciendo de malo, pues él, en su inocencia y en su amor, nunca vio mal luchar por ella, incluso ella estaba separada del esposo y él estaba dispuesto a asumir su familia y todo, era una historia linda, pero muy complicada», comentó Alberto Yoel en entrevista exclusiva con CubaSí.

—¿Has vivido algo así en la vida real?

—No, no, yo no hago eso. En la vida real, si bien, bien, y si no, también; pero no meterme en esa locura de perseguirla y ver toda la vida en función de ella. 

—¿Y en otros personajes?

—Nunca había trabajado este tipo de personaje que está detrás de ella y la ama y no se da cuenta de que ella está muerta con el marido, y sigue detrás de ella…

—¿Qué fue lo más difícil a la hora de encarnar este rol?

—Fue complicada la parte del trabajo como tal, porque yo no soy enfermero, yo soy actor, y hay cosas en la enfermería que tienen su metodología, sus pasos, su forma de hacer, todo eso se estudia y tuvimos poco tiempo para prepararnos, por la COVID no pudimos tener el tiempo de entrenamiento en algún hospital. Nos asesoraba una doctora, pero era ya directamente en el momento del rodaje, eso lo hizo más complejo, no me sentía seguro, pues primero tienes el texto, la intención de la escena, y luego un procedimiento que se supone que, si eres un profesional experimentado, con reconocimientos, con varias misiones, pues lo dominas a la perfección.

«Lo primero entonces era caracterizar a este enamorado de su trabajo, un enfermero dedicado completamente a su profesión, lo cual es bastante difícil, y también estaba la parte sentimental, donde se reencuentra con este amor de la adolescencia y retoman esta ilusión que tenían ellos en cuanto a la relación».

—¿Qué significa para un actor en Cuba el espacio de la telenovela? 

—Es increíble: el actor cubano que no haya hecho telenovelas no se considera aquí actor. Eso es una locura. Tú puedes hacer teatro, hacer cine, pero si no haces telenovela, no eres actor; ese es el cubano, y siempre es bueno el reconocimiento del público, que la gente de nuevo te vea en pantalla. Es un trabajo difícil, actualmente más, las condiciones están muy lejos de ser las ideales, está el país en una situación difícil y esto se refleja también en las producciones de televisión, pero siempre nos satisface la acogida de la gente.

—¿Qué proyectos te ocupan actualmente?

—Ahora mismo estamos haciendo una serie humorística que se llama El almendrón. Es un proyecto independiente, pero esperemos que tenga su resultado. Participan actores como Luis Carreres, Bárbaro Marín, Félix Beatón. Llevo un tiempo trabajando en eso y también a la espera de una película. Además, está Canal Habana, que es el diario. En tiempos de COVID, cuando no había nada, había conducción.

—A esta faceta le has encontrado también su encanto…

—Coordenadas, al principio, era un poco difícil, pero uno le va tomando la vuelta. El programa es un tanto rutinario, pero lo que más se disfruta es el ambiente; Náyade, la conductora; la directora; el equipo, en general, hacemos un piquete muy bueno.

—Y para el trabajo en espectáculos en vivo, ¿cuánto te aporta esa experiencia?

—Nada tiene que ver la conducción en televisión con la conducción de espectáculos. Aquí tienes un público delante de ti que sí tienes que improvisar, tienes que hacer muchísimas cosas diferentes, así que aporta algo nuevo profesionalmente.

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