Hoy domingo 26 de febrero se estrena en Cubavisión la segunda temporada de la teleserie juvenil que se ganó el favor del público por su credibilidad y por su reflejo hondo de nuestras realidades. Conozca aspectos importantes de esta producción, contadas por parte de sus protagonistas, meses atrás durante las filmaciones
Félix A. Correa Álvarez y Jordanis Guzmán Rodríguez - Alma Mater / Fotos Tomadas de las redes sociales del elenco.- Varios meses han pasado de aquella tarde soleada y extremadamente calurosa que nos recibió en una de las locaciones principales de la segunda temporada de Calendario, la serie que todos esperamos ansiosamente para descubrir nuevas historias y reencontrarnos con conflictos que nos dejaron en la incertidumbre y la impaciencia.
A una escuela secundaria del municipio Playa, convertida en preuniversitario para la serie, nos llegamos con la ilusión de ser parte por unos minutos de un proceso creativo hermoso, lleno de rigor, pero también de magia.
Las últimas escenas en el aula se grababan ese día, lo cual supuso en el colectivo y los actores una emotividad agregada, un compromiso con el arte y con los públicos. Tuvimos que esperar pacientemente, hacer silencio para no interferir en el proceso, estar atento a todos los detalles y mantenernos abiertos a la improvisación.
Un «corten» definitivo de la directora, Magda González Grau, sus palabras de agradecimiento para el equipo y los actores, y un aplauso extendido nos avisaron que era hora de explorar y encontrar testimonios antes de que terminara un corto receso de treinta minutos. Contamos con tan buena suerte, que en ese momento hacía su entrada a la locación, Amílcar Salatti, el guionista. Lo interceptamos y logramos, en el poco tiempo que tenía disponible, hablar de los nuevos caminos propuestos desde el guion para Calendario:
¿Asumir la escritura de esta segunda temporada con tanta premura supuso más presión a la hora de la investigación de los temas o ya tenía el camino ganado desde la temporada anterior?
Amílcar seca el sudor de su rostro, reflexiona unos segundos, abre dramáticamente sus ojos y nos responde:
«Ya desde que la serie estaba en edición y me dieron a ver los primeros capítulos, el resultado me gustó, y me dio pie para pensar en la segunda y estar preparado. Cuando ya teníamos la certeza de una segunda temporada, el oficio me ayudó a agilizar el proceso y aprovechar que muchas historias tenían cierta continuidad y que había que desarrollarlas».
¿Cómo tratar temas más agudos sin renunciar a la esencia de la primera temporada?
«La esencia de la serie se mantiene, lo que claramente ahora son temas más complejos y la forma en la que está estructurada es diferente a la primera temporada; si en la primera los capítulos casi siempre se centraban en uno o dos alumnos, en esta va a ser un poco más coral, por tanto, hay más capacidad para desarrollar todos los problemas a lo largo de la trama. Aquí aparece un problema y se desarrolla a lo largo de los trece capítulos. En ese sentido sí da tiempo a profundizar mucho más en las problemáticas».
Amalia ya no será una maestra recién graduada, contará con mayor experiencia. ¿Esto supondrá una estilización en los métodos educativos?
Con una sonrisa perpetua en el rostro y algo sorprendido nos contesta:
«¡Ni idea! Eso lo tendrá que decir el público porque sinceramente no lo había pensado. La esencia de Amalia se mantiene, lo que sí es cierto que viene con una experiencia de haberse enfrentado a muchos problemas, y gracias a eso tratará de solucionar los que le aparecen en esta segunda temporada, pero francamente, lo veré con el resultado en pantalla».
A sabiendas de que ya no nos quedaba tiempo para entrevistarlo y con cierto afán lúdico, le preguntamos algo que los fanáticos de la telenovela Entrega han pedido mucho:
¿Habrá la posibilidad de ver un crossover del maestro de Historia, Manuel, en Calendario?
Su respuesta vino acompañada de una carcajada espontánea y un brillo muy especial en su mirada:
«¡Todo es posible!»
El agradecimiento y el saludo final fue brevísimo, pues contábamos con muy poco tiempo para encontrar otras opiniones y nos interesaba mucho dialogar con Magda González, lo cual hicimos de inmediato. Ella, amablemente nos pidió unos minutos para ultimar detalles y luego se acercó a nosotros regalándonos todo el tiempo del que disponía. Raudos y consientes de la premura, la devoramos a preguntas:
En algún momento ha confesado en entrevistas que la repercusión tan inmediata de la serie les tomó por sorpresa. ¿Les asusta las expectativas tan grandes creadas por el público respecto a esta segunda temporada?
«¡Por supuesto que nos asusta muchísimo las expectativas! Nos espantó que la gente estuviera esperando una segunda temporada, el domingo siguiente de haberse transmitido la primera. ¡Y es que la gente no sabe que había que ver cómo funcionaba la serie, para ver si se hacía una segunda temporada! Ahora, lo mejor es que ya tenemos prevista una tercera, porque los conflictos que aparecen en la segunda, hay muchos que no cierran, y tendrán una continuidad.
«Pero, claro que nos compromete, nos asusta, ¡tenemos un miedo terrible! Eso sí, estamos trabajando con mucho rigor, para no defraudar las expectativas de un público que fue fiel desde la primera emisión hasta la última, y que no ha cesado de darnos alegrías, satisfacciones, agradecimientos… Entonces, se nos hace mucho más difícil».
El desarrollo de historias que quedaron abiertas en la primera temporada, más otras nuevas que se suman, apuntan a un tratamiento más maduro y profundo de los temas. ¿Cómo han asumido desde la dirección y otras disciplinas técnicas este crecimiento del argumento y de los personajes que en él confluyen?
«Sobre todo ha sido desde la dirección de actores. Para nadie es un secreto que los actores que daban vida a estos muchachos en la primera temporada eran superiores en edad a sus personajes. Tuvimos entonces que hacer un arduo trabajo para que la interpretación y el comportamiento de sus personajes fuera el de muchachos de secundaria y que hubiese un alto grado de verosimilitud en sus actuaciones. Pero en esta segunda temporada, al ser mayores, más maduros, enfrentan conflictos que son mucho más complejos y requería de un cuidado extremo de las psicologías de estos muchachos que han crecido.
«Un caso concreto es el personaje de Inés, que termina violada en el último capítulo de la temporada anterior, y que a partir de ese incidente el personaje sufre una transformación total en su comportamiento; ha habido un trabajo de actuación ahí muy interesante, muy cuidado para lograr la verosimilitud y la identificación de los públicos con este conflicto en particular.
«En cuanto a las disciplinas técnicas, ahora contamos con una nueva directora de fotografía que tuvo que apegarse a la estética que manejamos en la primera temporada, lo cual ha sido todo un aprendizaje para ella y para el resto del equipo. Especialidades como la ambientación, el sonido y la edición han crecido en el proceso, manteniendo las esencias. Pero definitivamente las disciplinas más fuertes son fotografía y luces, que responden a ese aire esperanzador que nos propone Amílcar Salatti desde el guion».
Las series juveniles extranjeras suelen proponer desde el diseño de vestuario, el maquillaje y la peluquería, caminos estéticos que los jóvenes puedan emular, apropiarse de ellos ¿Han pensado ustedes proponer algo semejante desde esas disciplinas?
«¡Totalmente! Nos da gracia ver, por ejemplo, como muchas niñas han comenzado a usar el moñito como Noemí, o las trenzas como las usaba Maritza, o ver a los varones pelados como Orestes o Israel. Es algo que está pensado, una manera de marcar tendencia, pero que sea una tendencia cubana, criolla, no foránea. ¡Crear nuestros propios paradigmas! En ese sentido nos hemos apoyado en pequeñas empresas especializadas en confecciones artesanales de accesorios y vestuario, y el resultado ha sido muy interesante».
¿Qué instituciones han colaborado en esta segunda temporada?
«El Ministerio de Educación fue una gran ayuda, para los uniformes, por ejemplo. Tuvimos en el set una visita de metodólogos, y están súper agradecidos con la serie, sienten que le hemos señalado caminos para el mejoramiento de su trabajo. También ha estado muy presente el Ministerio de Cultura y todas las empresas e instituciones a las que hemos tocado puertas, cosa que en la temporada anterior nos fue más difícil; pero en esta ya nos conocen, ya confían en el proyecto y colaboran hasta en los detalles más mínimos, cosa que agradecemos en tiempos de tantas dificultades y escaseces».
¿Qué semejanzas y diferencias a nivel productivo encontramos en estas dos temporadas?
«Ninguna, solo las circunstancias del país. Es el mismo sistema de producción, pero tenemos que entender que el país cambió: antes estábamos en pandemia, ahora hay mayor apertura, pero de igual manera todo se ha encarecido».