José Noé Ríos, embajador de Colombia en Cuba. Foto: Thalía Fuentes/ Cubadebate
Thalía Fuentes Puebla - Cubadebate
En la sala de la casa del embajador de Colombia en Cuba hay una bandera de ese país sudamericano junto a una fotografía de Gustavo Petro.
“Bienvenida a la casa de Colombia”, dice José Noé Ríos mientras pasamos a la terraza para conversar sobre la XXXI Feria Internacional del Libro de La Habana –en la que la nación fue el país invitado de honor– y del interés de fortalecer las relaciones diplomáticas entre ambos Estados.
Desde que Gustavo Petro asumió la presidencia, el 7 de agosto del 2022, ha defendido la tesis de que los lazos de hermandad entre Cuba y Colombia son más fuertes que las desacertadas decisiones que tomó la anterior administración del país sudamericano.
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¿Qué significó para Colombia ser el país invitado de honor en la Feria Internacional del Libro de La Habana?
–Nos dio la posibilidad de volver a tener una presencia masiva en Cuba. Fue el espacio para mostrar desde La Habana al mundo entero –porque la feria tiene una incidencia internacional supremamente fuerte– quiénes somos, qué escribimos, cómo pensamos, cómo nos relacionamos con Cuba, cómo es nuestra hermandad, cómo ha sido nuestra solidaridad histórica y quiénes son nuestros artistas.
“Reiteramos el valor inmenso que tiene Gabriel García Márquez y la relación de ese escritor y de otros literatos colombianos con Cuba. Pudimos mostrar el agradecimiento que le tenemos a la Casa de las Américas, que ha sido un referente literario para Colombia desde 1963.
“Como en este país los libros se comercializan a un precio muy accesible para el público y en Colombia son más caros, el Gobierno tomó la decisión de comprar esos títulos para venderlos en la feria en montos asequibles, con el compromiso de que los que quedaran serían donados a bibliotecas y comunidades. Cuando terminó la FILH, se le dieron a la Biblioteca Nacional 246 libros sobre Colombia.
“Durante el evento se realizaron 18 conversatorios, 20 escritores colombianos estuvieron dos o tres veces por día mostrando sus libros, obras, escritos, leyendo la poesía que trajeron, presentando títulos nuevos, restableciendo, así, las relaciones de diálogo literario que siempre han existido entre Colombia y Cuba.
“Además, se reactivaron los convenios que estaban suspendidos hace cuatro años con la Biblioteca Nacional, la Casa de las Américas y la Oficina del Historiador de La Habana.
“Al finalizar la feria, vino una delegación del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes de Colombia –presidida por Angela Beltrán, directora de Arte, y por Beatriz Mejía, jefa de Asuntos Internacionales y Cooperación– para concretar la agenda del programa cultural Colombia-Cuba 2023, porque tomamos la decisión de tener una presencia en este país, desde el punto de vista cultural, durante todo el año.
“En diciembre inauguramos una exposición del artista Álvaro Barrios en el Palacio de Lombillo, muestra que fue el punto de unión con la Feria del Libro. Esas 38 obras fueron donadas la pasada semana a la Casa de las Américas.
“El presidente Petro consideró prudente mandar un mensaje más amplio y envió a la inauguración de la FILH a dos personas de inmensa importancia en Colombia: la vicepresidenta Francia Márquez y la ministra de las Culturas, las Artes y los Saberes, Patricia Ariza. La vicemandataria reiteró el compromiso del Gobierno colombiano con la paz, el propósito de la convivencia, del respeto a los pueblos y de que Cuba y Colombia tienen muchos puntos en común.
“Trajo un mensaje muy fuerte que ratificó la petición al Gobierno de Estados Unidos para que retire a Cuba de la lista de países que patrocinan el terrorismo. También, decirle a Washington que el bloqueo es injusto y está causando un inmenso daño, no a un Gobierno, sino a la humanidad.
“Trajo un mensaje de una política nueva de integración de Colombia con el Caribe y con África. La vicepresidenta hizo dos reuniones, una con todos los países de las Antillas que tienen embajadas en Cuba, otra con las naciones africanas que tienen sede aquí, y establecimos una hoja de ruta para promover esa integración. Queremos que Cuba sea el centro de todos esos desarrollos”.
José Noé Ríos, embajador de Colombia en Cuba, reitera que su Gobierno pretende buscar vías de cooperación con la Isla, siempre “dentro del respeto a la identidad que a cada nación le corresponde”.
“Los pueblos podemos estar juntos, progresar y convivir”, asegura.
En ese propósito, la cultura es un puente entre ambas naciones. “La música, por ejemplo. A ustedes les gusta nuestra música, tanto como a nosotros la de ustedes. En el mundo se confunden nuestros ritmos. La forma de ser. La Habana es muy parecida a Cartagena”, comenta.
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El 7 de agosto del 2022, cuando el presidente Gustavo Petro asumió el poder, marcó un cambio en la historia de Colombia y en las relaciones con la República de Cuba, afirma Noé Ríos.
“Veníamos de una Administración (2018-2022) con un corte político absolutamente conservador y retardatario, que tomó muchas decisiones equivocadas, pero la más desacertada de todas fue obviar el Acuerdo de Paz que había suscrito el expresidente Manuel Santos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- Ejército del Pueblo (FARC-EP), y una negociación abierta con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), proceso que se estaba llevando a cabo en Cuba.
“La Administración de Iván Duque desconoció el acuerdo con las FARC-EP, con la excusa de que no tenía que cumplir con lo pactado, porque él no lo había firmado, cuando todo lo que se hizo fue en el contexto de una política de Estado.
“Duque suspendió la negociación con el ELN y se quedaron en Cuba los representantes de esa organización guerrillera. Esos cuatro años fueron supremamente mal manejados con respecto al tema de la paz. La Administración de Duque le pidió al Gobierno de Cuba que capturara y enviara a Colombia con fines de extradición a los miembros del ELN.
“Este es un país serio y amigo de la paz. Cuba no aceptó ese pedido y todo concluyó en una serie de procesos con dos consecuencias negativas: se suspendió el proceso de paz y la violencia continuó, y esa decisión incidió en que Cuba fuera incluida otra vez en la lista de los países que apoyan el terrorismo. Algo absolutamente injusto, que a nosotros los colombianos amigos de la paz, de este pueblo, nos avergüenza.
“A partir del 7 agosto de 2022, estamos viviendo una era nueva de recuperación de la confianza, de las relaciones y del apoyo que nosotros necesitamos de Cuba para terminar esos procesos de paz”.
Según Noé Ríos, la misión que tiene como embajador en La Habana se encamina en cuatro objetivos fundamentales:
- Restablecer la confianza con el Gobierno de Cuba tras cuatro años muy difíciles.
- Retomar las relaciones comerciales, culturales, científicas y deportivas.
- Fortalecer las relaciones de Colombia con el Caribe y las Antillas.
- Promover los aspectos relacionados con la protección del medioambiente y la transición energética.
“Hemos encontrado una gran receptividad por parte del Gobierno cubano, que ha entendido que la relación de los pueblos ha sido más fuerte que la de los gobernantes”, asegura el diplomático.
“La tarea que tenemos parte de frases del mensaje del presidente Petro: hemos sido siempre amigos y vamos a seguir siéndolo; restableceremos todo lo que tiene que ver con el proceso de paz; es injusto que Cuba esté incorporada al grupo de países que apoya el terrorismo y le solicitamos a Estados Unidos que, de manera inmediata, proceda a solucionar esa infame decisión, y, así como lo han hecho el 99% de las naciones, instamos a que se retire el bloqueo económico y financiero al que tienen sometido al país desde hace más de 60 años”.
¿Qué ha hecho el gobierno de Colombia para restablecer esa confianza?
–Los primeros pasos los hemos dado en un período muy corto, porque estoy aquí desde el 9 de noviembre. Primero, volvimos a la Asociación de Estados del Caribe. Segundo, participamos en la Feria Internacional de La Habana. Vino el ministro de Comercio Exterior de Colombia, estuvo en rondas de negocios y se reunió con el presidente Díaz-Canel. Trajimos a Fihav 42 empresarios para estudiar las opciones de inversión.
“Después, hicimos una reunión binacional Colombia-Cuba. Vinieron el viceministro de Comercio, de Relaciones Exteriores, el director consular, el director migratorio y otras entidades que tienen que ver con los convenios que teníamos suscritos con Cuba, paralizados hacía cuatro años, que deseábamos reactivar. Volvimos a poner en el camino adecuado todos los convenios que estaban pendientes.
“También se acordó que un grupo de técnicos de los organismos de control fitosanitario de Cuba viajaran a Colombia para validar las certificaciones que el instituto homólogo les da a los productos –básicamente cárnicos– que se producen allá, para que puedan ser importados sin mayores problemas, y así procurar abastecer las necesidades que tiene este país.
“El ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera de Cuba, Rodrigo Malmierca, estuvo en días recientes en Colombia para estudiar las posibilidades comerciales entre ambas naciones. Queremos restablecer las relaciones en el área médica y científica, y mantener un hilo conductor permanente a través del área cultural”.
¿Qué significa para usted este país?
–Pierdo un poquitico la objetividad cuando hablo de Cuba, porque he estado muy vinculado sentimentalmente con este país desde hace muchos años. Cuando fui a la Casa de las Américas por primera vez siendo embajador, me pegué una emocionada impresionante, porque era como traer a mi vida todo lo que esa institución ha representado para nosotros, los de la generación del sesenta, del setenta.
“Cuba es el ejemplo claro de lo que es la dignidad, el respeto y la capacidad de un pueblo que lucha, sin distingo, independiente de potencias superiores. Es un pueblo que se ha hecho respetar y eso para nosotros significa mucho. Valoro la capacidad de utilizar la palabra y esa resistencia tan profunda.
“Si Estados Unidos actúa con sensatez –decisión que esperamos– y saca a Cuba de la lista de países que patrocinan el terrorismo y levanta el bloqueo injusto e ineficiente para sus objetivos, seremos testigos de una Cuba dinámica y en pleno desarrollo”.