La empresa mixta Moa Nickel S.A. ha mantenido un crecimiento anual del 3 por ciento en su producción de níquel y cobalto durante los últimos años. Foto: Archivo IPS-Cuba.


Las esperanzas de mejorar los ingresos por exportación de níquel más cobalto han descansado más en el mercado que en un despegue de la producción en Moa.

Ariel Terrero - IPS Cuba

El níquel vuelve a la mirilla del gobierno cubano en un intento por reanimar un sector que perdió pegada durante la pandemia. Informes recientes de prensa confirman el interés de las autoridades por el polo minero-metalúrgico de Moa, en el oriente del país, fuente del primer producto de exportación de Cuba.

El ministro de Economía, Alejandro Gil, visitó en días recientes las dos industrias productoras de níquel más cobalto ubicadas en ese municipio, de la provincia de Holguín, para chequear personalmente los planes de inversión, las reparaciones y el aseguramiento logístico de la producción. Le motivan las cuentas del mercado, los apuros financieros del país y las deudas.

Después de la depresión productiva que acompañó a la pandemia, la inestabilidad en el suministro de energía, de gases industriales y de otros insumos necesarios para procesar el mineral han afectado a la empresa Comandante Ernesto Che Guevara.

Lo que dicen los datos

Aunque las autoridades son parcas para las cifras oficiales de este sector, informes del Grupo Cubaníquel indican que esa planta industrial solo alcanzó el 89 por ciento del plan  en 2022. A juzgar por reportes parciales, la producción de la Che Guevara debe haber quedado en torno a 12 000 toneladas ese año y en menos en 2021, año en que dejó de producir 5 000 toneladas.

Durante la visita de Alejandro Gil, los directivos de esa industria expusieron la marcha de los programas de reparación para mejorar rendimientos en las plantas y las minas a cielo abierto. También examinaron las limitaciones en la importación de recursos y las perspectivas de que se cumplan planes vitales para el país.

En el actual año, con níquel y cobalto Cuba aspira a sostener cerca del 25 por ciento de sus ingresos por exportación de bienes y casi el 10 por ciento de los ingresos totales por exportación.

La empresa Moa Nickel tiene una responsabilidad mayor en esos propósitos. Cerró con un crecimiento del tres por ciento en 2022, hasta 35 630 toneladas de níquel y cobalto, de acuerdo con informes de la compañía Sherritt International que comparte la propiedad de esa planta con Cuba. Los planes se mantienen en rangos similares en 2023.

La industria del níquel se ve presionada este año como nunca para alcanzar los niveles de producción que antecedieron a la covid. En ese momento ya habían caído desde el récord de 73 000  toneladas en 2011 hasta poco más de 50 000 toneladas, de acuerdo con las referencias de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI). Los datos recientes indican que no ha logrado todavía esa cantidad.

Aun así, la exportación de níquel y cobalto mejoró en valores los niveles prepandemia. A cuenta de cotizaciones más altas en el mercado, los ingresos en 2021 y en 2022 superaron los 775 millones de dólares reportados en 2018 por el Anuario Estadístico de Cuba.

Otras señales

Pero a esta industria minero-metalúrgica le apuran ahora las pérdidas de precio del níquel en la Bolsa de Londres y la amenaza de que se diluya el factor que le ha sacado las castañas del fuego por el momento.

Este metal cerró en 2022 con un promedio de 30 048 dólares por tonelada en Londres , de acuerdo con los registros de Thomson Reuters; casi duplicó el promedio de 18 452 dólares de 2021. En marzo de ese año alcanzó un récord de 48 078 dólares por tonelada.

En 2023, sin embargo, los precios han caído por los altos inventarios en el mercado mundial y la crisis energética. A inicios de mayo habían bajado casi un 30 por ciento en comparación con el primer dato de enero. Esta semana, con una cotización en torno a 21 000 dólares, ya casi había desaparecido el incremento acumulado en 2022.

No faltan a pesar de todo pronósticos al alza, por ser el níquel y el cobalto dos metales de creciente demanda para la producción de baterías eléctricas. Con ese detalle cuentan los cubanos y sus aliados.

La otra razón que apura al gobierno y la industria niquelífera cubana a cumplir los planes es el pacto con la Sherritt para pagarle una deuda de 368 millones de dólares canadienses (260 millones de USD). De acuerdo con el anuncio hecho en octubre pasado, General Nickel Company, la parte cubana en la empresa mixta, enfrenta tales reembolsos con su participación en la producción de cobalto de Moa Nickel S.A.

El presidente y director ejecutivo de la compañía canadiense, Leon Binedell, informó recientemente que la parte cubana había comenzado puntualmente los pagos del cobalt swap (canje del cobalto). Deben completarse en un período de cinco años.

En respuesta, Binedell informó a la prensa la disposición de Sherritt para acelerar sus proyectos inversionistas en Cuba y aumentar la producción de níquel y cobalto.

Moa Nickel ejecuta actualmente inversiones –una planta de pulpa este año y el sexto tren de lixiviación en 2024- con la intención estratégica de aumentar la producción actual entre un 15 y un 20 por ciento en los próximos años y extender hasta más allá de 2040 la vida de esta industria.   (2023)

Cuba
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