Trabajo en comisiones en el XI Congreso de la UPEC. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate


Thalía Fuentes Puebla, Abel Padrón Padilla

Cubadebate

Con  la presentación del Comité Nacional electo para el mandato 2023-2028,  comenzó este jueves el XI Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) en el Palacio de Convenciones de La Habana.

El cónclave–resultado de un intenso proceso de discusiones y aportes de los 3 660 afiliados de la UPEC en todo el país– reúne hasta el 3 de noviembre a 275 delegados de diferentes medios de prensa.

Bajo el lema “Cambios sí, cambios revolucionarios”, en la primera jornada se discutirá sobre el papel de la prensa cubana en una sociedad en red, la superación profesional y formación de periodistas, y la UPEC del siglo XXI. Además, se presentará el Mapa de la comunicación de la prensa cubana y el libro Anatomías del periodismo cubano.

Presentación del Comité Nacional electo para mandato 2023-2028. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate

Presidencia en la inauguración del XI Congreso de la UPEC. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate

Minuto de silencio por los periodistas asesinados en Gaza. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate

Desafíos de la prensa cubana en una sociedad en red

Trabajo en comisiones en el XI Congreso de la UPEC. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate

Sobre la falta de credibilidad en la prensa cubana, los desafíos del sistema de medios públicos y cómo debe ser el camino para captar la atención de las audiencias debatieron en la comisión “Prensa cubana en una sociedad en red”, como parte del XI Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC).

En un primer momento, los periodistas Enrique Ojito Linares y Elena Diego Parra presentaron la ponencia “Desafíos de la prensa cubana en una sociedad en red. Ideas para el debate” a partir de los retos que supone la era de la convergencia, informacional, digital y de la posverdad.

Sobre los retos, señalaron la necesidad que hoy tienen los medios en Cuba de contribuir a apuntalar el consenso y la unidad nacional en torno al Partido y a la Revolución desde las funciones del periodismo, no de la propaganda. Por otro lado, no subordinar al mercado la ética, el deber profesional y la responsabilidad social, inherente a la prensa pública cubana. 

Asimismo, dijeron, se hace imprescindible disponer de líderes, más que directores, en las organizaciones periodistas y a otras escalas dentro de estos, y, por consiguiente, entender que el trabajo en equipo debe ser el impulsor para lograr esos objetivos.

La finalidad debe ser, en esta misma línea, convertir gradualmente las organizaciones en multiplataformas o multimedios.

Un estudio realizado este año en 40 países reveló la sostenida caída de la credibilidad de los medios en la mayoría de las naciones, trascendió en la comisión.

“¿Sería una presunción acotar que ciertas propuestas comunicativas y medios cubanos muestran indicios de pérdida de credibilidad ante determinadas audiencias, hoy más activas y fragmentadas?”, preguntó Diego Parra.

La pelea cubana por afianzar la credibilidad de los medios, dijo, se gana con profesionalidad a partir de la instantaneidad como valor noticia, el posicionamiento de la agenda pública y la intencionalidad editorial.

“El entorno de la convergencia debe valorarse como una oportunidad para jerarquizar la creatividad periodística, en tiempos en que nuevos criterios como la viralidad, la instantaneidad, la interactividad y la multimedialidad han revolucionado la noticiabilidad de los acontecimientos”, refirió la periodista.

En este sentido, alertó que el camino a la atención a las audiencias debe ser mediante historias noticiables, creatividad periodística, apelar a las emociones y a las estéticas novedosas, y, por otro lado, la gestión de medios de prensa basada en la ciencia y la innovación.

Por eso, concluyeron la ponencia: “que el sistema de medios públicos recobre su musculatura ante las audiencias, o sea, que rescate su centralidad social, deviene el mayor de los retos para la prensa nacional.

“O lo encaramos o lo encaramos, en una época en la que le corresponde al periodismo cubano avanzar en su rol de contrapeso, como parte del control social y popular”.

Trabajo en comisiones en el XI Congreso de la UPEC. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate

Credibilidad y audiencias: Dianas del periodismo cubano

Trabajo en comisiones en el XI Congreso de la UPEC. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate

Edda Diz Garcés, directora de la Agencia Cubana de Noticias, habló en su intervención de cómo las competencias que debe poseer cada periodista influye en la cultura profesional, y que, cuando esta se fortalece, se comienza a acabar con la resistencia de las personas a los cambios. “Hay que ser más creativos, aplicar la tecnología y la innovación”.

Esa formación profesional, advirtió, debe empezar desde las aulas, “enamorarlos, comprometerlos y eso implica motivarlos, darle información y acércalos a las trasformaciones que estamos proponiendo”.

Por su parte, Iramis Alonso Porro, directora de la revista de divulgación científica Juventud Técnica, sobre el proceso de trasformación del modelo de prensa en Cuba, dijo que no todos los medios están en el mismo punto de partida para poder hacer ciencia y la innovación.

“No todos pueden; unos tienen más recursos que otros. Son aspectos a tener en cuenta a la hora de pensar en la innovación”, alertó.

Asimismo, Alonso Porro insistió en la necesidad de la capacitación de las personas que hay en los medios para que puedan acceder a estas competencias. “Las innovaciones pueden estar en un pequeño lugar que no está dentro del experimento. Esos medios no se pueden quedar atrás. Todos tienen que avanzar porque en redacciones pequeñas pueden existir ideas grandes”.

En este camino, agregó, pueden contribuir las alianzas con la academia y otros modelos de colaboración con los diferentes actores económicos.

Pedro Arturo Rizo, presidente de la UPEC en Matanzas, comentó que hay que ganar la pelea en los temas que estamos cubriendo e informando. “Necesitamos una trasformación porque estamos perdiendo las audiencias y no estamos mostrando la verdad con un contraste de fuentes e investigación”.  

A veces, dijo, la agenda editorial, pasa por personas que piensan que el periodismo es propaganda. “Hay que trasformar esa agenda editorial, esos temas de los que hablamos, preocuparnos por los jóvenes recién graduados que no llegan a los medios”.

¿Cómo vamos a saber que quiere la gente si no hay estudios de audiencia?, preguntó Rizo en la comisión. “No podemos darnos el lujo de no mostrar en la agenda de los medios la realidad de país”. 

Oscar Figueredo Reinaldo, subdirector de medios digitales de Ideas Multimedios (IM), recordó que en el 2018 se inició el proceso de transformación digital de IM, entidad global que agrupa a Cubadebate, la Mesa Redonda, Fidel Soldado de las Ideas, Con Filo y Cuadrando la Caja.  A partir del 2019 se empezó a financiar con los propios recursos de la entidad la innovación y la investigación.

“Buscamos alianzas, se creó un Comité de Innovación con los mismos trabajadores del medio. No nos podemos quedar con los brazos cruzados, hay que hacer y demostrar que es posible. Avanzar y no tener miedo a los cambios”, refirió Figueredo Reinaldo.

XI Congreso de la UPEC. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate

También en el XXI, una UPEC con Revolución

Cubaperiodistas

La comisión La UPEC del siglo XXI, moderada por Jorge Legañoa Alonso, vicepresidente del Instituto de Información y Comunicación Social, contó con los ponentes Adalys Ray Haynes y Víctor Hugo Leyva Sojo, presidentes de la organización en las provincias de Las Tunas y Santiago de Cuba, respectivamente. Ricardo Ronquillo Bello participó en el debate junto a más de setenta colegas de todo el país y Odalis Acosta, líder del gremio en Artemisa, hizo la relatoría.

Tras escuchar el documento preparado por los ponentes, la discusión fue iniciada por Freddy Moros, del grupo asesor de la UPEC, quien apunto el reto de la OPEC para los próximos años, cuando deberá ajustar su labor a las condiciones del país, con un paisaje económico que rebasa o lo estatal. Señaló el cariz económico que debe ajustar la organización para captar ingresos que respalden su gestión.

La UPEC, dijo Moros, debe representar al Estado, al pueblo y nuevos intereses, por lo cual llamó a tener en su membresía a personas vinculadas a nuevos modelos de gestión económica, y eso exige nueva mentalidad. «Creo que la UPEC tiene que proceder a cambios internos que la ajusten a nuevas situaciones que enfrenta el país. Nunca dejará de defender la Revolución, y eso es muy importante».

Moro, no obstante, llamó a ser prudentes con los cambios, dada la delicadeza de la situación política de Cuba, asediada por Estados Unidos. Debemos defender la Revolución desde nuevas formas, dijo.

Emilio Rodríguez Pupo, de Radio Mayarí refirió el rol de la delegación de base en el municipio, desde donde se solidifica el prestigio de la organización. Desde allí se estructura la formación vocacional. Holguín ha aprovechado la herramienta del aula virtual para irradiar conocimiento; en lo cual, dijo, hay reservas aún, como mayor convocatoria.

Además, llamó a incentivar los proyectos para mejores ingresos económicos, lo cual puede estimular a los jóvenes y reducir el éxodo y la compleja situación de las plantillas. Los bajos incentivos, acotó, no estimulan tampoco la integración a la UPEC.

La colega Inés Castro, de Audiovisuales Niquero, afirmó que la UPEC del siglo XXI tiene una responsabilidad en la formación vocacional de las nuevas generaciones, lo cual exige que preparemos nuevos proyectos y programas, con la carrera y con el propio funcionamiento de la UPEC, que debe incluir la recuperación del Movimiento de periodistas docentes Elio Constantín.

La UPEC tiene que mirar, además de lo económico, a esos jóvenes que pudieran formarse como periodistas. Desde cada pedacito de Cuba, los afiliados podemos apoyar ese objetivo con acciones concretas.

Legañoa apuntó que, ciertamente, puede mejorar la coordinación con los centros universitarios.

En tanto, el colega Ricardo Rodríguez dijo que el periodismo del siglo XXI lo van a hacer fundamentalmente estudiantes que ahora estudian en la Facultad de Comunicación, quienes deben ser atendidos de manera intensa, integral y permanente desde la UPEC y desde los medios más cercanos a ellos. A los periodistas les toca ir a las aulas a dialogar con ellos a explicarles, escucharles y dotarlos de las armas que requiere la comunicación.

El presidente de la UEC en Pinar del Río, Félix Témerez, dijo que la UPEC es fuerte solo donde hay un medio de prensa fuerte. Hay que insistir mucho en las acciones desde los municipios. En Pinar hay municipios cuyas emisoras podrían quedarse sin ningún periodista. Sugirió que en esos lugares de fuerzas menguadas se piense en la opción de crear multimedios que integren los talentos disponibles. Ello, agregó, ayudaría a hacer desde allí un mejor periodismo del que se hace.

Señaló que si el dinero de plazas desocupadas en medios territoriales se ocupara en premiar el múltiple trabajo de quienes permanecen, se avanzaría más y se evitaría la triste realidad de muchas gente haciendo muchas cosas… ¡ninguna de ellas bien!

Legañoa señaló que las nuevas estructuras del Instituto de Información y Comunicación Social puede ayudar en esos cambios de concepción y diseño que propuso Témerez. En tanto, Adalys Ray comentó que los proyectos de desarrollo local pueden ayudar al empleo y estímulo de los talentos periodísticos en todos los municipios.

Dialogando con Témerez y el colectivo reunido en la comisión, Ricardo Ronquillo Bello dijo que también los medios son fuertes si la UPEC es fuerte porque hay interdependencia de ambas fortalezas. Ambos ámbitos de necesitan y complementan. «Sin la transformación del modelo de prensa no tendríamos en el país ni medios fuertes ni UPEC fuerte», consideró.

La UPEC, dijo Ronquillo, tiene que liderar la transformación de los medios. Todas las organizaciones de la Revolución tenemos que revisar nuestras funciones en el contexto de las transformaciones del siglo XXI. Hemos perdido -dijo- a más de 900 colegas, algunos con liderazgo, por eso también nosotros tenemos que replantearnos nuestra labor en medio del acoso que sufre el socialismo en Cuba.

Ronquillo señaló que ya la UPEC no escapa del problema migratorio en el país y que esas señales tenemos que captarlas adecuadamente. «La nuestra no es una organización cualquiera porque nació de las luchas del pueblo cubano por un proyecto de independencia nacional y justicia social. La UPEC tiene una gran responsabilidad en la vida política de Cuba», afirmó.

Además, lamentó que se haya devaluado la percepción social del periodismo, lo cual tiene que ser una preocupación para nosotros. Se repiten los casos de egresados que no quieren ir a los medios y de estudiantes de preuniversitario que no muestran interés por la carrera. Todo ello luego del enorme liderazgo que la UPEC sostuvo en el periodismo del país a lo largo de décadas.

«Tenemos misiones grandiosas por delante, pero debemos tener conciencia del trabajo de atracción con los jóvenes», concluyó Ronquillo.

Jorge Legañoa sugirió que los colegas presenten proyectos para hacer comunicación en los programas e desarrollo local, lo que puede atraer financiamiento para nuestra labor.

Beatriz Vaillant, directora de Somos Jóvenes, de la editora Abril, dijo que no habrá UPEC de siglo XXI sin considerar que el mundo vive en una sociedad en red y sin tener en los medios personas que hagan periodismo. Eso pasa por cómo motivemos al relevo, por las carencias del gremio y por la claridad que sobre nosotros tengan las instituciones. «El periodista no es el enemigo de la Revolución», sostuvo la periodista.

Vaillant también criticó que los obstáculos de acceso hacen a menudo que el periodista llegue tarde, a pesar de las herramientas profesionales con que cuenta.

La colega apuntó además que el desarraigo no es solo un problema con los estudiantes y recién graduados: hay profesionales con diez años de graduados y no manifiestan interés por ingresar a la UPEC. De igual modo, llamó a que revisemos quiénes dirigen los medios, pues a veces hay gestiones que dan más daño que beneficio.

La directora de Somos Jóvenes insistió en fortalecer el proceso de formación del nuevo periodista para evitar o reducir la pérdida de un caudal profesional que, al final, aprovecha otro.

Liliam Nigth, de Bohemia, comentó la necesidad de recuperar legitimidad en los públicos. Agregó que la necesidad de información no desaparece, se redirige, y resulta que la desmotivación económica y la autocensura y el cuestionamiento externo. No se puede dudar del periodista que trabajo desde la construcción social para defender la legitimización de los medios.

Ronquillo señaló que el experimento que se inicia en los modelos de gestión de los medios pretende mejorar los ingresos de los periodistas y los trabajadores. La transformación apuesta por la mejora económica de los medios y con ella la modernización y la mejora en proyectos y eficacia. Este proceso, agregó, exige mucho liderazgo. Los primeros enamorados de estos cambios tienen que ser los directivos de los medios.

La guantanamera Yamilka Álvarez, de ACN, refirió otras pérdidas: las de COVID-19, las crisis energéticas que han colapsado el trabajo de las redacciones, rutinas productivas que unían al colectivo y se han perdido con el trabajo a distancia. Consideró que hay «fantasmas» que siguen ahí, como la censura y la autocensura, y con ellos, no importa que llegáramos a ganar mucho dinero, porque nuestra labor es hacer periodismo.

Yamilka celebró que busquemos una UPEC autónoma, pero sin perder de vista que representa a todo el gremio, con su línea ética sagrada, ajena a todo compromiso con terceros. A su juicio, los periodistas deben ser incluidos, desde los territorios, en los programas de atención que se sostienen en todo el país.

Sergio Martínez, de radio Siboney, dijo venir al Congreso esperanzado y orgulloso porque ve claridad en cómo encaminar un modelo económico para el periodismo cubano, pero enfatizó que eso debe concretarse rápido porque «los viejos se cansan y los nuevos se desestimulan». La UPEC del siglo XXI debe ocuparse de los periodistas del siglo XX. Tenemos que resolver que se pague la antigüedad, como ocurre con otras profesiones.

Ileana García, del bloque ramal político, comentó que, si no cambia la mentalidad en torno a la comunicación, seguiremos en lo mismo. Propuso que la UPEC debe ser abanderada de una campaña por la ética ciudadana y la educación cívica desde la primera infancia.

Por su parte, Rafaela Vázquez Aroche, de la televisión, dijo que «no podemos esperar» para atender de manera especial a los jóvenes del sector de la prensa. En los medios apenas se les atiende y muchos se van a los pocos meses de graduados. «El experimento puede seguir, pero los demás no podemos esperar», concluyó Rafaela.

En ese punto, Víctor Hugo Leyva afirmó que ciertamente no se puede esperar, pero tenemos que ocupar nuestro rol desde la base y recordarles a las autoridades locales que para transformar el municipio, hay que contar con la prensa. Hay que lograr que la proyección de fuerza de trabajo desde los municipios incluya a los futuros periodistas.

El presidente de la UPEC en Ciego de Ávila, Pastor Batista, se preguntó qué nos impide ir a una escuela primaria y fomentar un círculo de interés de periodismo, llevar a los niños a la radio o la televisión, enseñarles a hacer fotos; por qué no vamos a los preuniversitarios, a las universidades. La UPEC del siglo XXI tiene que ser la de la pasión de los jóvenes. «Tenemos que ver a los estudiantes como nuestros hijos profesionales», señaló.

Jorge Alberto Piñero, del semanario DeDeTé, alertó que en el periodismo cubano no se puede perder la historia ni hacer exclusiones; lo que, a su juicio, afecta al humor escrito, que a menudo «lleva la de perder» frente a otros contenidos porque no se le concede valor como literatura ni como género. Propuso la creación de un premio periodístico con el nombre de Héctor Zumbado.

Rosa María Pérez, presidenta de la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales, llamó a estrechar más la relación entre esa entidad y la UPEC, dadas las múltiples confluencias profesionales que tienen. «Eso nos hará más fuerte para lo que necesita el país», comentó.

El subdirector del periódico Escambray, Yosdany Morejón, refirió la experiencia de contratación temporal de tres estudiantes de periodismo, que brindaron un gran servicio, con calidad apreciable en sus contenidos y gran aceptación del público.

 

Prensa cubana en una sociedad en red

Cubaperiodistas

En la comisión Prensa cubana en una sociedad en red, que sesionó en la mañana de este jueves 2 de noviembre, conducida por la actual vicepresidenta primera de la UPEC Rosa Miriam Elizalde, se desarrolló un importante debate que partió de un análisis presentado por los periodistas Enrique Ojito Linares y Elena Diego Parra.

Desafíos de la prensa cubana en una sociedad en red

A la era actual le han endilgado nadie sabe exactamente cuántos apellidos: era de la convergencia, informacional, digital, de la posverdad. Independientemente de que cada quien bautice este minuto por el que transita la humanidad según la tesitura de su análisis, un elemento común subyace en estas denominaciones: vivimos en una sociedad en red, una sociedad más conectada; más conectada tecnológicamente, aunque menos conectada con la realidad.

La comisión “Prensa cubana en una sociedad en red” desarrolló su debate en la sala cuatro del Palacio de Convenciones de La Habana

Vivimos bajo el mandato de la industria de la (in)cultura; esa que nos arrulla constantemente nanas al oído con el propósito de que nos importen un bledo nuestros dolores y los dolores de los otros. Paralelo a ello, en el caso cubano también vivimos bajo el bombardeo de símbolos, trazado milímetro a milímetro por tanques pensantes, en una época en que la guerra tecnológico-comunicacional constituye el eje de la contienda imperialista. Un todo incluido que busca desmontar el proyecto político de la Revolución, diseñado por Fidel.

Nada nuevo. Recuérdese que en la sesión del 23 de diciembre de 1958 del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Allen Dulles, a la sazón director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), advertía: “Debemos evitar la victoria de Castro”. Para ello, la agencia federal ideó cuatro operaciones en las postrimerías de 1958 —tres de estas, variantes de golpe cívico-militar— para tratar de impedir el triunfo del Ejército Rebelde, liderado por Fidel.

Con tal precedente y en el escenario actual, el sistema de medios públicos tiene ante sí varios desafíos.

La construcción de un nuevo modelo de prensa pública para nuestro socialismo.

No por obvia, debe acuñarse la certeza expuesta hoy: el nuevo modelo económico y social cubano requiere de la conceptualización y, más que ello, que tome cuerpo un nuevo modelo de prensa pública.

Esa transformación debe contribuir a apuntalar el consenso y la unidad nacional en torno al Partido y a la Revolución que nos quisimos dar, desde las funciones del periodismo, no de la propaganda. En tal empeño debe reconocerse que la crisis económica actual y el deterioro de ciertos indicadores sociales tienen su correlato en el entorno sociopolítico y, en ese contexto, se torna más compleja la construcción del consenso, donde carece de efectividad el periodismo verticalista y de reafirmación, inherente a otro escenario histórico.

Construir un nuevo modelo de prensa, cuyas primeras revelaciones las dejarán los medios escogidos para aplicar el experimento, supone un reto en el plano ético: la reformulación del objeto social del medio no puede desmarcarlo de los propósitos misionales, inherentes a la prensa pública cubana. Es cierto, la gestión editorial y la económica dialogarán en la práctica; pero el deber profesional no puede subordinarse al mercado.

Para estimular la transformación del sistema de prensa y atemperarlo a los desafíos de una sociedad en red, se precisa de líderes en las organizaciones periodísticas, más que de directores. Sin liderazgo no habrá transformación; liderazgo a nivel de medios, a otras escalas dentro de estos y para encauzar proyectos comunicativos más específicos. No son tiempos de lobos solitarios en el periodismo; el trabajo en equipo, alentado por los líderes, incentiva la motivación colectiva y conduce a las instituciones a tierra firme en el cumplimiento de sus cometidos.

La ausencia de liderazgo en no pocas organizaciones mediáticas ha ralentizado el impostergable proceso de cambios en el sistema de medios públicos cubanos. Sin liderazgo no podrá superarse el modelo de prensa heredado del siglo XX y que anda hoy en muletas en la era de la convergencia.

El liderazgo debe rebasar lo meramente editorial y expresarse, igualmente, en la relación del medio con el resto del sistema institucional, así como en la gestión de ciencia e innovación, del capital humano y en el ámbito económico.

El desafío de reinventar la gestión de los medios implica necesariamente su conversión gradual en multiplataformas o multimedios, que favorezcan la horizontalidad en los procesos comunicativos y que sean capaces de reproducir simbólicamente el sistema social y el político, en particular, de modo convincente y creíble.

Elevación de la credibilidad entre audiencias activas, más fragmentadas y dependientes de las producciones culturales foráneas.

Ante todo, se asume como credibilidad la capacidad o cualidad de ser digno de crédito al disponer de los atributos suficientes y necesarios que llevan la audiencia a confiar en una persona o institución a lo largo del tiempo (Del Valle, 2018). Paralelo a ello, la credibilidad debe examinarse como una de las dimensiones de los procesos de recepción, donde actúan mediaciones de diversa índole.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en su informe mundial de 2017 y el Instituto Reuters, de la Universidad de Oxford, Reino Unido, en un estudio realizado en 40 países este año, revelaron la sostenida caída de la credibilidad de los medios en la mayoría de las naciones. En esa línea, la empresa Gallup y el Centro de Investigaciones Pew, con sede también en Washington D. C., confirmaron la crisis de credibilidad de los medios estadounidenses.

En este contexto, ¿sería una presunción acotar que ciertas propuestas comunicativas y medios cubanos muestran indicios de pérdida de credibilidad ante determinadas audiencias, hoy más activas y fragmentadas? Quizás, una de las primeras señales al respecto las dejó el debate popular del discurso pronunciado por el General de Ejército Raúl Castro, en el acto nacional por el 26 de Julio celebrado en Camagüey en 2007. En ese entonces, parte de la ciudadanía nos puso en su colimador.

En igual posición nos colocó el VI Congreso del Partido, desarrollado en 2011, en la persona del propio Raúl, quien, si bien le atribuyó un rol clave a la prensa nacional en el esclarecimiento y el abordaje de la marcha de la actualización del modelo económico, le reclamó “dejar atrás, definitivamente, el triunfalismo, la estridencia y el formalismo al abordar la actualidad nacional, y generar materiales “que por su contenido y estilo capturen la atención y estimulen el debate en la opinión pública”. Por similares rumbos anduvieron los señalamientos formulados por la máxima política del país en el VII y VIII Congresos del Partido.

El triunfalismo, alimentado muchas veces por los decisores, le tira la alfombra roja a la pérdida de la credibilidad mediática. ¿Este mal, que lesiona la reputación de las organizaciones periodísticas cubanas, afecta hoy a todas en igual magnitud? ¿Por qué determinados medios y programas radiales y televisivos disfrutan de mayor crédito entre los públicos?

En una sociedad en red, la pelea cubana por reforzar la credibilidad de los medios entre las audiencias, cada día más conectada a canales informales alternativos de información, se gana —entre otras condicionantes— si le hacemos justicia a la instantaneidad como valor noticia, si situamos la agenda pública en el trono que merece en los temarios mediáticos y la abordamos con intencionalidad editorial.

La información a tiempo y la explicación argumentada les cortan el paso a los rumores y, sobre todo, a las matrices de opinión que intenta imponer el ecosistema de medios que delira por ver echa escombros la torre de la Plaza de la Revolución José Martí.

En fin, la pelea cubana por afianzar la credibilidad de los medios públicos se gana con golpes certeros de profesionalidad, entendida esta no solo en qué comunicar, sino en cómo hacerlo.

Fomento de la creatividad periodística

Bajo los dominios de la era digital, al periodismo no le queda otra alternativa que reinventarse en todas sus especialidades. Más que una amenaza, el entorno de la convergencia debe valorarse como una oportunidad para jerarquizar la creatividad periodística, en tiempos en que nuevos criterios como la viralidad, la instantaneidad, la interactividad y la multimedialidad han revolucionado la noticiabilidad de los acontecimientos.

Independientemente de los canales de salida de los productos comunicativos, el lenguaje empleado (impreso, radial, televisivo e hipermedial), mediado siempre por las competencias profesionales, debe adaptarse a los reclamos de las audiencias, cada vez más productoras de información.

Con un discurso periodístico empolvado, reiterativo en lo temático y en la forma de presentarlo, le cavamos la tumba a la profesión. Afortunadamente, medios y periodistas cubanos dan señales de vida al periodismo, al concederle preeminencia a la dimensión estética del mensaje.

Una historia noticiable, con protagonistas que no hagan bostezar al prosumidor, constituye una de las tantas expresiones de creatividad periodística, la cual, como tendencia, debe privilegiar al ser humano que habita en los hechos.

Apelar a las emociones le allana el camino a la atención de las audiencias, más aún si se recurre a estéticas novedosas, a tenor de las características de los receptores; todo ello en función de conmover.

Gestión de medios basada en la ciencia y la innovación

Como componente cardinal de la comunicación social en Cuba, el sistema de medios públicos a todos los niveles debe gestionarse, igualmente, basado en la ciencia y la innovación y, por esa vía, poner a un lado el exceso de pragmatismo que ha signado, como regularidad, nuestro ejercicio profesional.

Hace casi seis años, la doctora en Ciencias de la Comunicación Rosa Miriam Elizalde apuntaba que del presupuesto no se destinaba un centavo a Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i) dentro de las organizaciones mediáticas cubanas. Más que requerir de fondos adicionales del Estado —exponía la también vicepresidenta primera de la UPEC—, el sistema de medios podría aprovechar de forma óptima y ordenada la doble naturaleza de la comunicación: la simbólica y la económica.

A estas alturas, una pregunta sobreviene: de los 17 medios seleccionados en el país para aplicar el Experimento dirigido a cambiar los modelos de gestión editorial, económica, tecnológica y de formación de recursos humanos, ¿cuántos de estos han previsto invertir en Investigación, Desarrollo e Innovación? ¿Ideas Multimedios será excepción?

¿Disponen los medios de programas de capacitación para elevar las competencias profesionales de sus integrantes, a partir de la identificación de las carencias individuales y colectivas? ¿El modelo de formación académica actual de los futuros profesionales responde a las necesidades prácticas?

¿Hasta qué punto los medios promueven investigaciones en alianza con nuestras universidades, no solo para diagnosticar carencias; sino en función de solucionarlas? ¿Cuál ha sido el impacto real de la ciencia y la innovación, emprendidas desde la academia, en nuestras instituciones periodísticas?

¿Estas organizaciones y el resto de la prensa nacional diseñaron ya de metodologías y herramientas científicas para medir la correlación entre los temarios mediático, político y público? ¿Cuentan, además, con instrumentos de escucha de la conversación social, para analizar los intereses temáticos de las audiencias y, en consecuencia, atenderlos editorialmente si se entiende necesario? Téngase en consideración que en septiembre último fuentes del Ministerio de Comunicaciones notificaron la existencia de 6 800 000 cubanos y cubanas conectados.

Si captar la atención de las audiencias deviene hoy el gran desafío de los medios de comunicación, de los actores políticos, gubernamentales y sociales en el mundo, el diagnóstico de estas, más que una opción, resulta una necesidad. De lo contrario, se corre el riesgo de continuar tirando al aire.

Que el sistema de medios públicos recobre su musculatura ante las audiencias, o sea, que rescate su centralidad social, deviene el mayor de los retos para la prensa nacional. O lo encaramos o lo encaramos, en una época en que le corresponde al periodismo cubano avanzar en su rol de contrapeso, como parte del control social y popular. Estos y otros desafíos suponen cambios; los cambios que nuestra prensa, mi prensa, necesita, diría Tony Ávila.

Notas al pie del análisis

Ya en el debate, Edda Diz Garcés, directora de la Agencia Cubana de Noticias habló sobre la importancia de fortalecer la cultura profesional, como una manera de superar “la resistencia de las personas a los cambios que se imponen actualmente”.

En este sentido, Randy Alonso, director de Ideas Multimedios, reafirmó a la profesionalidad como el principal desafío. “La sociedad cambia, se mueve, progresa y en medio de los agobios de la vida cotidiana, estudiar es el único camino para sostener al sector”.

Por su parte, Iramis Alonso, directora de la revista Juventud Técnica resaltó que todos los medios de prensa no se encuentran en el mismo punto de partida, una realidad que condiciona el desarrollo de cada uno dentro del ecosistema comunicacional del país.

Para eso -precisó- hay que buscar la innovación donde esté.

Los desafíos apuntados al inicio por Enrique Ojito y Elena Diego fueron confirmados en la mayoría de las intervenciones posteriores. Ese fue el caso de Pedro Rizo Martínez, presidente de la UPEC en Matanzas y de Oscar Figueredo, subdirector de medios digitales de Ideas Multimedios, quienes hablaron sobre la centralidad de la transformación de la prensa, principalmente por un peligro recurrente: la pérdida de las audiencias.

Una realidad que se relaciona directamente, según el periodista Raúl Rodríguez Peña, de Holguín con la pérdida de credibilidad de la prensa.

“Estamos hipotecando costosos espacios informativos para arreglar el mundo, pero no nuestra realidad”, consideró.

Yolanda Molina, periodista en el Guerrillero, de Pinar del Río, agregó que esa pérdida de credibilidad también se daba por omisión de determinadas informaciones.

“No estamos dejando desde el periodismo un testimonio de los tiempos que estamos viviendo”, expresó.

El periodista santiaguero Dayron Chang sumó a los desafíos iniciales la prioridad de incorporar herramientas que, desde los medios, permitan lidiar con la desinformación.

“Una transformación real -agregó- nos llama a darnos cuenta de que se debe cambiar todo el modelo de prensa (…) a escuchar a las audiencias y a construir discursos consecuentes con las interpretaciones de esas audiencias”.

Chang fue categórico al expresar: “El tiempo histórico nos dice que no podemos esperar más, la COVID-19 nos demostró la fragilidad humana y los tiempos humanos nos puede demostrar también la fragilidad de nuestra profesión”.

Cuando decimos que perdemos audiencia, significa realmente que perdemos pueblo, y ahí está, de acuerdo con el reconocido periodista Luis Toledo Sande uno de los puntos más preocupantes que enfrentan los medios en Cuba.

Luis Toledo Sande ya no se habla del secretismo lo cual no quiere decir que no exista, por mucho que queramos transformar, tenemos que arriesgarnos

“No me preocupa -enfatizó- que la prensa sea oficial sino que sea mala, no me preocupa la música que prefieran los jóvenes, sino que los jóvenes se vayan del país”.

Finalmente fue presentado el audiovisual Hacia un nuevo modelo de prensa, con la luz de un paradigma. El liderazgo de Juan Antonio Borrego, de Enrique Ojito que hace un recorrido por la obra periodística de Borrego, principalmente, desde el valor de su liderazgo frente al multimedio Escambray y desde la ruta que trazaron los afectos de tantas personas que lo admiran.

“Era nuestro líder, que, cuando se lo propusieron -escribió Ojito- desestimó la posibilidad de ser vacunado contra la covid, si esta no se extendía al resto del colectivo de trabajadores. Era nuestro líder, cuya obra mayor fue haber hecho de Escambray una familia, su familia”.

Mapa de la Comunicación

Al finalizar esta sesión Rosa Miriam Elizalde, vicepresidenta primera, presentó el Mapa de la comunicación de la Upec, una base de datos que posibilita el acceso a información esencial de la organización y del sistema de comunicación pública del país. Y que puede integrarse con el portal del ciudadano, lo que validará la información más general de los periodistas: nombre, CI, dirección, etc…

La herramienta —explicó— tributará a los estudios del periodismo y la comunicación en Cuba; permitirá realizar encuestas y estudios en corto plazo sobre indicadores relacionados con los profesionales. “Es una base de datos escalable, donde los principales agentes que la operan son los directivos de la organización a todos los niveles.

“Agiliza los procesos de ingreso a las filas de los nuevos afiliados y permite hacer un recorrido histórico por la vida profesional de los periodistas.

“A finales del 2019 comenzó su desarrollo, coordinado por Yissel Rodríguez Milán periodista del diario Granma, con el equipo de informática de la UPEC (Aibys y Mariano), bajo la dirección de la presidencia de la UPEC. En el 2020 comenzó la actualización y en estos momentos ya tenemos en el sistema todos los afiliados activos. También, aquellos que no activos pero que eran miembros de la organización en la última década (los que se han dado baja por fallecimiento o han salido del sector por diversas causas)”.

El Mapa de la Comunicación contempla las siguientes CATEGORÍAS Y NOMENCLADORES:

UPEC: Afiliados activos y no activos, por edades, por nivel de instrucción, por cargo y
perfil ocupacional, conectividad, salario…, uso de redes sociales, experiencia docente, y otros
Nuevos ingresos, Premios, Documentos, Efemérides…

 Medios en Cuba: directorio de medios, filtrados por tipo de soporte, subordinación geográfica y alcance. También, con datos escalables sobre la economía de los medios.

Audiencias:  segmentación por municipio con datos parciales de los censos y otros estudios nacionales

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Comienza en Cuba Onceno Congreso de periodistas (+Fotos)

La Habana, 2 nov (Prensa Latina) La Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) inició hoy su XI Congreso en el Palacio de Convenciones de esta capital, con un homenaje a los colegas asesinados como consecuencia de la agresión de Israel al pueblo palestino.

Fotos: Vladimir Molina Espada

En el encuentro, los profesionales de la prensa debatirán hasta mañana sobre las necesarias transformaciones para enfrentar el intenso cerco mediático contra la Revolución cubana y las formas de contribuir de manera más eficaz al desarrollo de la nación.

Con la presencia del jefe del Departamento Ideológico del Comité Central de Partido Comunista de Cuba, Rogelio Polanco, en el encuentro inaugural se presentó el Comité Nacional de la organización electo para el período 2023-2028.

Durante la jornada de este jueves, los profesionales de la comunicación debaten, en tres comisiones, sobre el rol de la prensa cubana en el contexto de una sociedad en red, la superación profesional y formación de periodistas, así como La UPEC en el siglo XXI.

También será presentado el Informe Central sobre el trabajo realizado desde 2018, y la relatoría de las comisiones, así como del Mapa de la Comunicación de la Prensa y el lanzamiento del libro Anatomías del periodismo cubano, de Flor de Paz.

Igualmente, los delegados aprobarán los Estatutos y el Código de Ética de la organización.

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