Canal Caribe.- A propósito del Día Mundial del Medio Ambiente, en nuestra revista matutina tenemos el placer de darle la bienvenida al doctor en Ciencias Arnaldo Álvarez Brito, investigador titular del Instituto de Investigaciones Agroforestales de Cuba.
Cuba llama a frenar desertificación en Día Mundial de Medio Ambiente
La Habana, 5 jun (Prensa Latina) Cuba se suma hoy a las celebraciones globales por el Día Mundial del Medio Ambiente con un amplio programa de actividades, centradas en reflexionar sobre la pérdida de biodiversidad y la desertificación.
En 2024 la jornada que se celebra cada 5 de junio institutida por Naciones Unidas está dirigida a temas como la restauración de tierras, la desertificación y la resiliencia ante los efectos de la sequía, aspectos que guardan una estrecha relación con la pérdida de la biodiversidad, destacó el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) en ocasión de la fecha.
También sobre el deterioro de los ecosistemas a nivel planetario y cuya rehabilitación puede influir de forma positiva en la disminución de los efectos del cambio climático y garantizar la seguridad alimentaria de las naciones.
El programa de actividades por la fecha incluye proyección de audiovisuales, eventos teóricos, conferencias magistrales, siembra de árboles en todo el territorio nacional, socialización de mensajes de bien público en redes sociales virtuales y los medios de comunicación masiva y actividades participativas con las comunidades.
El objetivo de la jornada es sensibilizar sobre la necesidad de restaurar los ecosistemas para frenar los procesos de degradación de las tierras y recuperar las capacidades de respuesta de los mismos ante eventos de sequias extremas, señaló el Citma.
La oriental provincia de Las Tunas mereció la sede de los festejos por sus resultados en el sistema de trabajo y control de la implementación de la Estrategia Ambiental Nacional a nivel territorial, con acuerdo formalizado por el Consejo Provincial.
Durante el 2024, el Citma conmemora sus 30 años, por lo que las actividades centrales por el 5 de junio se dedican además a esta fecha.
Homenajea el arte en Cuba el Día Mundial del Medio Ambiente (+Fotos)
Matanzas, Cuba, 5 jun (Prensa Latina) El movimiento artístico en la occidental provincia de Matanzas homenajeó hoy el Día Mundial del Medio Ambiente mediante la inauguración de una exposición en la sede de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA) del territorio.
Fotos: Luis Daniel Báez
Obras de variados creadores en distintas ramas artísticas, entre las que destacan fotografía, artes plásticas y artesanía, conforman la exposición insertada dentro del Octavo Salón Provincial en Medio del Ambiente, proyecto liderado por el artista y curador Frank Ortega.
El Salón, iniciado en 2014, surgió con la idea de concientizar a la población sobre el cuidado del medio ambiente, del cual formamos parte todos, explicó Ortega.
El curador expresó que chatarra, retazos de tela y pieles figuran entre los materiales empleados en las obras seleccionadas para la muestra, las cuales cuentan con elementos que se reutilizaron para cumplir una función decorativa.
Integran la exhibición piezas que fueron seleccionadas por un jurado, que evaluó la calidad del mensaje y la capacidad de innovación de cada creador para resaltar la importancia que tiene el cuidado de la flora y fauna, puntualizó.
Según el artista, entre las obras merecedoras de reconocimientos sobresalen aquellas que emplearon el reciclaje mediante la invención de los participantes como método principal, al utilizar elementos de desecho y otorgarles un nuevo valor utilitario para la sociedad.
Fomentar en la población conocimientos sobre la existencia de acciones que se ejecutan para evitar el deterioro de la naturaleza constituye el eje fundamental de la exposición que se exhibirá durante el mes en curso en la ACAA.
Cuba más resiliente ante los retos medioambientales
La Habana, 5 jun (Prensa Latina) Cuba celebra hoy el Día Mundial del Medio Ambiente enfocada este año en la restauración de las tierras, el enfrentamiento a la desertificación y la resiliencia ante los efectos de la sequía, informaron fuentes oficiales.
Expertos del Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (Citma) de la isla anticiparon en conferencia de prensa reciente que esos temas ocupan su agenda por la estrecha relación que guardan con la pérdida de la biodiversidad y el deterioro de los ecosistemas a nivel planetario.
En ese contexto, científicos del país antillano prestan particular atención a la rehabilitación de los suelos por su impacto en la disminución de las consecuencias del cambio climático y la garantía de seguridad alimentaria, asuntos altamente prioritarios en Cuba.
De acuerdo con directivos del Citma, las jornadas por el Día Mundial del Medio Ambiente convocan al debate sobre estos temas con la realización de eventos teóricos, siembra de árboles en todo el territorio nacional y proyección de audiovisuales sobre la temática.
Asimismo, promocionaron mensajes de bien público en medios de comunicación y plataformas virtuales, además de concretar actividades participativas en las comunidades, lo que se articula con una amplia plataforma mundial en favor del medio ambiente.
En la isla antillana, la celebración de 2024 procura sensibilizar sobre la necesidad de restaurar los ecosistemas para frenar los procesos de degradación de las tierras y recuperar las capacidades de respuesta de los mismos ante eventos de sequía extrema, explicaron.
En tal sentido, -dijeron los organizadores de la jornada-, se persigue explicar la importancia de la protección de los ecosistemas y los bienes y servicios que brindan a la sociedad, así como el cuidado que todos los actores sociales deben tener con el entorno natural que habitan.
Como colofón de las actividades por la fecha ambientalista, tendrá lugar un acto central nacional, este 5 de junio, en la oriental provincia de Las Tunas que mostró resultados relevantes en el trabajo y el control de la implementación de la Estrategia Ambiental Nacional.
Cuba ratifica compromiso de proteger el medio ambiente
La Habana, 5 jun (Prensa Latina) Cuba ratificó su compromiso de trabajar con eficiencia para enfrentar los efectos del cambio climático y proteger los ecosistemas, a propósito de celebrarse hoy el Día Mundial del Medio Ambiente.
Cada año el 5 de junio renovamos nuestro compromiso con la protección del entorno y la biodiversidad de nuestro país, escribió el presidente de la isla, Miguel Díaz-Canel, en la red social X (antes Twitter).
Enfrentamos desafíos como la desertificación y la sequía, pero solo juntos podemos fortalecer nuestra resiliencia, comentó, y exhortó a tomar acciones por un futuro sostenible.
Por su parte, el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento), Esteban Lazo, aseguró que «Cuba ratifica su compromiso con la promoción de la protección y conservación del medio ambiente y el enfrentamiento al cambio climático».
Según acotó, esa disposición está en consonancia con «lo estipulado en nuestra Constitución y las leyes vigentes».
El Día Mundial del Medio Ambiente, establecido en 1972 por la Asamblea General de Naciones Unidas, es auspiciado cada año por un país y en este 2024 el organizador de la celebración es Arabia Saudita.
Esta vez se centra en la promoción de la restauración de las tierras, detener la desertificación y fortalecer la resiliencia a la sequía, bajo el lema «Nuestras tierras. Nuestro futuro. Somos la Generación de la Restauración».
Pasión ambientalista en artistas de Cuba y del mundo
La Habana, 5 jun (Prensa Latina) Muchos son los artistas de Cuba y del mundo comprometidos con el cuidado de los diferentes ecosistemas, una lucha que se sostiene y respalda con una fecha como la de hoy Día Mundial del Medio Ambiente.
Entre los artistas cubanos reconocidos a nivel internacional está el cineasta Jorge Perugorría (Fresa y Chocolate-1993), Premio Nacional de Cine 2024, quien con su pasión ambientalista creó en Cuba uno de los festivales de cine que mayor fidelidad le prodiga al entorno natural, Isla Verde.
Se trata de un certamen desarrollado en la Isla de la Juventud, al sur del archipiélago, más específicamente, en la zona occidental, creado por Perugorría con el objetivo de hacer un cine ecologista, llamar la atención sobre la importancia de cuidar la naturaleza y cada uno de los ecosistemas formados por ella.
Para este actor, director, pintor y ecologista cubano el factor UE -como llamó a la cooperación de la Unión Europea- ha sido primordial a la hora de emprender y mantener este proyecto cinematográfico.
El artista agradece, desde la primera edición el certamen 2023, el apoyo de la Unión y sus Estados miembros, a la Unesco y su proyecto Transcultura.
La asistencia de cada uno de estos organismos fue decisiva para llevar a cabo la segunda edición del Festival Isla Verde, expresó en abril durante la inauguración que formó parte de las actividades del Mes de Europa en Cuba por esa fecha.
Perugorría insistió en las bondades de la Isla de la Juventud, con 60 puntos de buceo en sus aguas someras y límpidas, avistamiento de aves migratorias, senderismo, una reserva natural (Parque Natural Punta Francés) y ahora los involucrados giran las miradas hacia grandes extensiones, antes citrícolas, ahora baldías donde, precisó, se pueden desarrollar proyectos de agricultura sostenible.
Pero yéndonos al ámbito internacional, no son pocos los famosos que entre sus iniciativas, financiadas por ellos, apuestan por una mayor sostenibilidad, aportando al uso debido y correcto de los recursos naturales, todo ello a través de campañas o proyectos benéficos.
Ejemplos sobran, pero entre estas estrellas de cine están Leonardo DiCaprio, Emma Watson, Cate Blanchett, Brad Pitt, Daryl Hannah, Jon Bon Jovi o Penélope Cruz.
DiCaprio creó su propia fundación ambiental con su nombre con el propósito de proteger los últimos lugares vírgenes del planeta mediante subvenciones o campañas. Produjo la película documental «The 11th Hour» sobre el estado del medio ambiente de la Tierra.
La actriz británica Emma Watson, protagonista de Harry Potter, está detrás de la línea de moda ecológica Pure Threads, con la cual introduce una perspectiva ética fresca en el universo de la moda con productos ambientalmente sostenibles.
Otra de las emprededoras de ideas novedosas en pro del medio ambiente es la australiana Cate Blanchett (El paciente inglés), quien, como directora artística de la Compañía de Teatro de Sydney, impulsó la instalación de uno de los sistemas de recolección de agua de lluvia más grandes del mundo.
El famoso y galán Brad Pitt fundó «Make It Right», una organización sin ánimo de lucro comprometida con la financiación y construcción de 150 nuevas viviendas sostenibles en Nueva Orleans, tras el desastre del huracán Katrina.
La estrella de rock Jon Bon Jovi apoya también las viviendas sostenibles en zonas urbanas, como parte de la Fundación de Jon Soul, mientras, Penélope Cruz, la actriz española más internacional, lleva muchos años estuvo nominada en los International Green Awards y lleva muchos años comprometida con proyectos de sostenibilidad ecológica.
Cuba apuesta por conservar la vida
Santiago de Cuba, 5 jun (Prensa Latina) Hoy sobran las alertas, desde el llamado del Líder Histórico de la Revolución cubana Fidel Castro en la Cumbre de la tierra (Río de Janeiro 1992) hasta hoy, el mundo vino en retroceso.
Las naciones desarrolladas, grandes depredadoras de los recursos naturales siguen haciendo caso omiso.
Hace 32 años Fidel dijo que “Decenas de millones de hombres, mujeres y niños mueren cada año en el Tercer Mundo a consecuencia de esto, más que en cada una de las dos guerras mundiales”.
Las causas de aquel escenario se mantienen, la desertificación, deforestación de los bosques y salinización de los suelos afectan la capacidad de la tierra para producir alimentos, y por consiguiente dificultan la sostenibilidad de los países en desarrollo.
Al mismo tiempo la contaminación de los mares y las fuentes de agua potable, poco a poco convierten ese recurso en deficitario cuando crece la demanda de la agricultura y de los grandes núcleos poblacionales del mundo.
Ante este panorama, Cuba emerge con políticas ambientales como la “Tarea vida”, Plan de Estado para mitigar los efectos del Cambio Climático, no puede ser diferente en un país defensor de las tecnologías limpias y la sostenibilidad de la explotación de los recursos naturales.
En la mayor de las Antillas, además de las leyes que protegen a la naturaleza, los programas docentes contemplan la educación ambiental, como garantía de que las nuevas generaciones sean consecuentes con los recursos que heredarán.
No quiere decir que todo esta hecho en materia de protección y educación ambiental en Cuba, pero sí que hay voluntad política para poner los pocos recursos de los que dispone el Gobierno, en función de aportar al cuidado de la única casa de todos, la tierra.
Sobre las economías y gobiernos que controlan el consumo mundial, pesa la mayor responsabilidad en evitar que continúe vigente el último párrafo del discurso de Fidel en la Cumbre de la Tierra:
“Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre”.
Centro cubano sobresale en el monitoreo de contaminantes atmosféricos
Cienfuegos, Cuba, 5 jun (Prensa Latina) Durante la última década, el Centro de Estudios Ambientales de Cienfuegos (CEAC) lideró el monitoreo en Cuba de los contaminantes atmosféricos y la evaluación de su impacto sobre la salud humana y los ecosistemas.
La investigadora Gleisy Pérez Avilleira señaló que en la nación antillana el estudio de la contaminación del aire es un reto muy importante para los científicos, pues aún persisten limitaciones técnicas y analíticas para desarrollar programas de monitoreo.
A pesar de ello, desde el 2015 se acometen varios proyectos investigativos sobre el tema, subrayó.
Hace casi una década el servicio estatal Estudio de la Contaminación Atmosférica en Cienfuegos comenzó estos estudios, que luego se expandieron a las provincias de Villa Clara y La Habana mediante otros proyectos más amplios como Tinair, explicó Pérez Avilleira.
El proyecto de monitoreo, evaluación y gestión de la calidad del aire y su impacto sobre la salud humana y los ecosistemas (Tinair) del CEAC, busca fortalecer las capacidades nacionales para la evaluación y gestión de la calidad del aire a nivel nacional, en aras de conocer los niveles, la distribución y el origen de los contaminantes.
Con el fin de medir la contaminación del aire, entre 2019 y 2022 se usaron en Cuba biomonitores o bioindicadores como musgos o líquenes, que son organismos biológicos capaces de modificar su fisiología a partir de la alteración del aire, explicó la investigadora en declaraciones a Prensa Latina.
Para sustentar estos estudios ambientales existe una Estación de Calidad del Aire en Cienfuegos, la cual ha realizado investigaciones de la calidad del aire en varias grandes ciudades cubanas y otra estación en La Habana.
Tinair es un proyecto de alcance nacional, ejecutado por expertos del CEAC y financiado por la Agencia de Energía Nuclear y Tecnologías de Avanzada, que da respuesta al Plan de Estado para el Enfrentamiento al Cambio Climático–Tarea Vida.
Esta iniciativa nacional también responde a los Objetivos de Desarrollo Sostenible 3 y 11, relativo a grantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades y lograr que las ciudades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles, respectivamente.
Científicos de Cuba trabajan por cuidado del medio ambiente
Camagüey, Cuba, 5 jun (Prensa Latina) El Centro de Investigaciones de Medio Ambiente de Camagüey (Cimac), en la región oriental de Cuba, continúa hoy enfocado en proyectos científicos relacionados con el manejo de tierras, resiliencia costera y turismo sostenible.
En entrevista ofrecida, la investigadora agregada Damaris Hernández explicó varias de las proyecciones de la institución científica, que incluye la utilización de la Thalasia (planta acuática) para la fabricación de productos medicinales y cosméticos.
“El Cimac está inmerso en varios proyectos que está implementando al unísono, como el Atlas Web de Camagüey, herramienta para el desarrollo sostenible hacia 2030”, dijo.
La también máster en Ciencias precisó que los mismos “están relacionados con el manejo sostenible de tierras en paisajes ganaderos y agroforestales de la provincia, y que tiene asociado además un proyecto del Programa de Pequeñas Donaciones del Penud (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) en Cuba”.
A su vez, hizo referencia a lo abarcador que resultan los planes, los cuales también se enfocan a los litorales de la provincia, donde se albergan más del 20 por ciento de las playas del archipiélago cubano.
“Tenemos otro proyecto que es Continuidad de Resiliencia Costera, que cerró a finales del año 2023”, adelantó.
Del mismo modo, “estamos hablando del proyecto Modelo Comunidad, que tiene una escala superior porque avizora la realización, el diseño y la implementación de un modelo de gestión integrada”, agregó.
Todo ello, aseguró la entrevistada, “para la reducción de riesgos de desastres y la adaptación al cambio climático desde la comunidad”.
Hernández explicó que comunidades de los municipios de Sierra de Cubitas y Nuevitas, al norte de la provincia, ya tienen experiencias en este tipo de proyectos, cuestión que ayuda a su implantación.
Sobre los usos sostenibles de los ecosistemas marino-costeros, refirió otras acciones científicas.
“Estamos hablando del proyecto Turismo Azul Resiliente en el destino Santa Lucía-Camagüey, ubicado también en el municipio de Nuevitas, que hace sinergia con el proyecto del manejo sostenible de la biodiversidad en Cuba”, acotó.
El material principal para la realización del mismo es el uso de la Thalasia, abundante en varias épocas del año en Santa Lucía.
“Lo que más abunda es el pasto marino conocido como Thalasia Testudinum, por su nombre científico, y se busca los extractos de este pasto para que se fabriquen productos medicinales y cosméticos con fines anticancerígenos”, explicó.
Hernández aseguró que aunque son disímiles los retos, se sigue trabajando a nivel nacional.
“El CIMAC también participa y lidera proyectos de cooperación internacional, que son fruto del concurso, el talento, la dedicación, la motivación y la entrega de los especialistas de la institución”, concluyó Hernández.
Crisis ambiental y climática: El llamado a “hacer más”
Deny Extremera San Martín
Cubadebate
“La química, a la que la vida tiene que adaptarse, ya no se reduce a ser sencillamente el calcio y la sílice y el cobre y demás minerales arrancados a las rocas por las aguas y arrastrados al mar por los ríos; es la creación sintética de la inventiva humana, obtenida en los laboratorios y sin contrapartida en la naturaleza.
(…) Ajustarse a esta química requeriría tiempo en la escala de la naturaleza; no solo los años de la vida de un hombre, sino los de generaciones. E, incluso, si por algún milagro eso fuera posible, resultaría inútil, porque los nuevos productos salen de los laboratorios como un río sin fin”. Rachel Carson, Primavera silenciosa (1962)
Otro 5 de junio. Hoy se hablará mucho de medioambiente, tanto como a diario en los últimos años, pero tal vez más por ese apego atávico de la humanidad a las fechas.
Es innegable que a estas alturas se ha articulado el tema en la discusión pública, al punto de superar la condición de trending llegando al discurso crítico, al activismo permanente y con voz que inunda los medios y a veces llega a las agendas políticas; a la producción y los modelos de vida y de consumo; a la agenda de Gobiernos y de Naciones Unidas; a acuerdos, convenciones y pactos mundiales. Pero la deuda es tan grande, que todavía es poco, más que insuficiente.
Esa deuda (las consecuencias desastrosas de la actividad humana en el medio natural que nos rodea y que es vital para nuestra supervivencia) nos es recordada constantemente por informes del IPCC, de ONU Medio Ambiente o la Organización Meteorológica Mundial; noticias sobre deshielos, eventos meteorológicos extremos, incendios forestales, selvas deforestadas, sequías en unos sitios y masivas inundaciones en otros; artículos científicos o entrevistas a expertos en los medios; series documentales como las de David Attenborough, filmes entre la ficción y lo real, libros... Y lo sentimos en piel propia, también, en Cuba y el resto del mundo.
Poco a poco, a fuerza de experiencias e investigación, de comunicación y hechos incontrastables, vamos pasando, al menos en la conciencia de cada vez más personas (desde científicos y ciudadanos comunes hasta activistas, políticos y estadistas, celebridades, empresarios), de la filosofía de una “humanidad por encima de la naturaleza”, del “hombre a la conquista (sometimiento, con frecuencia aniquilación) de lo ‘salvaje’”, a la aceptación de que tiene límites el mundo natural y de que de su equilibrio y salud dependen nuestro bienestar y nuestro futuro en este planeta; de que no estamos por encima, sino que somos parte, un eslabón, y de que muy difícilmente estaremos alguna vez más allá de esa realidad, aun con avances tecnológicos y, menos aún, con lo que algunos llaman “tecnolatrías”.
Pero, otra vez, modelos económicos y de mercado cortoplacistas, modos de vida basados en el consumo irracional y, muy importante, tensiones y desconfianzas políticas a escala global −y la más dura realidad, la pobreza, la falta de recursos, porque en este mundo de desigualdades hay quienes viven consumiendo 20 veces más que otros que no comen caliente si no usan la leña de árboles talados− se interponen entre los llamados de la ciencia, lo que se necesita hacer, con el ritmo y el alcance requeridos, y lo que finalmente se hace.
Nos surge, entonces, la pregunta: ante tanto que vemos y sentimos, ante el aluvión de informes que hablan de tendencias y hechos negativos, pérdidas de biodiversidad, puntos de inflexión del sistema natural en vilo, catástrofes en curso o previsiones de escenarios futuros sombríos, advertencias que son casi gritos y nos alertan de que estamos al borde de romper, o ya se están rompiendo, equilibrios naturales difícilmente recuperables y que desatarían cadenas de consecuencias de efectos devastadores, plazos que se van agotando… ¿Vemos todo demasiado en negro? ¿Somos pesimistas, catastrofistas, cuando se requiere optimismo?
En mayo pasado, The Guardian publicó los resultados de una encuesta a cientos de los principales climatólogos del mundo. El diario británico se acercó a los autores principales o editores revisores de los informes del IPCC desde 2018 con los que pudo contactar. Casi la mitad respondió: 380 de 843.
Muchos esperan serios estragos climáticos en las próximas décadas, con serias consecuencias sociales, humanas y económicas producto de los efectos del cambio climático, algunos con juicios drásticos sobre el actual orden de cosas en el mundo y las diferencias Norte-Sur.
Según el diario, “casi el 80% de los encuestados, todos del autorizado Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), prevén al menos 2.5 °C de calentamiento global, mientras que casi la mitad anticipa al menos 3 °C. Solo el 6% piensan que se alcanzará el límite de 1.5 °C acordado internacionalmente”, imprescindible si se quieren evitar los peores escenarios del cambio climático.
Para descarga, en PDF: Un resumen del Sexto Informe de Evaluación (AR6) del IPCC, marzo de 2013 (412 kB)
Este lunes 3 de junio, el secretario ejecutivo de ONU Cambio Climático, Simon Stiell, alertaba en Bonn, en la Conferencia sobre Cambio Climático las llamadas reuniones de junio, que inician el proceso de negociación previo a la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, en este caso la COP29, de que queda “un largo y empinado camino por delante” para alcanzar el objetivo común de limitar el calentamiento global a 1.5 °C este siglo.
“Nos dirigimos a unos 2.7 °C. Esto sigue siendo ruinosamente alto”, dijo Stiell. Y añadió: “No podemos permitirnos en absoluto tropezar en los próximos diez días (…) Los insto a unirse y a superar las diferencias. Este no es un momento para intentarlo, sino para encontrar soluciones y forjar caminos hacia el futuro”.
Simon Stiell llamó a los participantes en la conferencia de Bonn, delegados nacionales y representantes de la sociedad civil, a avanzar en la creación de sus planes nacionales de adaptación climática.
“Necesitamos que todos los países tengan un plan para 2025 y que avancen en su aplicación para 2030”, dijo, tras revelar que solo 57 países han elaborado uno hasta el momento.
Al hablar de 1.5, 2.5, 2.7 o 3 °C de calentamiento, se hace con referencia a los niveles preindustriales, para los que se emplea comúnmente como línea de base el periodo 1850-1900, cuando apenas comenzaban las emisiones contaminantes de origen antropogénico, previamente al uso extensivo de los combustibles fósiles en todas las áreas de la vida humana.
El calentamiento respecto a los niveles preindustriales llegó a entre 1.1 y 1.2 °C en los últimos años, junto con los récords anuales en concentración de CO2 en la atmósfera. Con ese aumento es que se están dando los eventos meteorológicos extremos y los desastres que vivimos hoy en carne propia o vemos en las noticias, cada vez con mayor frecuencia y fuerza devastadora.
También este lunes 3 de junio, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) informaba que a partir de la segunda mitad de 2024 podría manifestarse el fenómeno La Niña, cuyos efectos son opuestos a los de El Niño (ENOS), que, combinado con la influencia del cambio climático, ha contribuido a alimentar en 2023/2024 el aumento de las temperaturas globales y de las condiciones meteorológicas extremas en el mundo.
2023 fue el año más cálido para América Latina y el Caribe
Insmet: Temperatura media anual en Cuba ha aumentado 1 °C desde 1951
Sin embargo, los climatólogos advirtieron que ese enfriamiento o moderación a esperar por la llegada de La Niña podría ser “en promedio, muy débil”, debido a la influencia de las emisiones de gases de efecto invernadero, responsables de un aumento de las temperaturas mundiales de al menos 1.2 °C como media en comparación con finales del siglo XIX.
“El final de El Niño no significa una pausa en el cambio climático a largo plazo, ya que nuestro planeta seguirá calentándose debido a los gases de efecto invernadero que atrapan el calor”, declaró Ko Barrett, secretaria general adjunta de la OMM, a propósito de la publicación del informe.
La OMM recordó, además, que los últimos nueve años fueron los más cálidos jamás registrados, pese al efecto de enfriamiento de un largo La Niña, que duró desde 2020 hasta principios de 2023 (El Niño 2023/24 comenzó en junio de 2023 y tuvo su máximo a finales de ese año).
La Oficina de Administración Oceánica y Atmosférica estadounidense (NOAA) ya incorporó La Niña a sus previsiones para la temporada de huracanes 2024 en el Atlántico, desde junio, que se anuncia “extraordinaria”, con la posibilidad de entre cuatro y siete huracanes de categoría 3 o más, según la NOAA.
¿Qué sucede en el océano?
En el Informe sobre el Estado del Océano, la Unesco reveló este martes 4 de junio que los mares se están calentando al doble del ritmo de hace 20 años. En 2023 se registró uno de los mayores aumentos de temperatura desde la década de 1950.
El estudio, con aportes de más de 100 científicos de 30 países, advierte que, a diferencia de las temperaturas atmosféricas, que tienden a fluctuar, el océano se calienta de forma constante y sostenida.
Las temperaturas del océano ya han aumentado una media de 1.45 °C. En el Mediterráneo, el Océano Atlántico Tropical y el Océano Meridional se han hallado puntos en los que el incremento supera los 2 °C pese a que el compromiso del Acuerdo de París es mantener el calentamiento global por debajo de los 2 °C respecto a los niveles preindustriales.
Según el informe, las cálidas temperaturas marinas responden por el 40% del aumento global del nivel del mar. La tasa de incremento se ha duplicado en los últimos 30 años hasta alcanzar los 9 cm.
Las áreas más afectadas por el calentamiento son las costeras. Los investigadores han identificado unas 500 “zonas muertas”, donde casi no queda vida marina por la disminución del contenido de oxígeno en el agua.
Otro problema es el aumento de la acidez del agua, debido al exceso de CO2 proveniente de las emisiones de combustibles fósiles que el océano absorbe en un rango del 25% al 30%. Según el estudio, la acidez del océano ha aumentado un 30% respecto a los niveles preindustriales y la proyección es de +170% hacia 2100.
El mundo se calienta. Se calientan los mares (y se acidifican, y sufren blanqueamiento los corales, sufren todas las especies marinas) y la atmósfera. Se desequilibran los regímenes de lluvias y sufren las selvas, las especies animales que allí habitan, la biodiversidad, que es clave para el equilibrio y la salud de los ecosistemas.
Sufren también por el cambio climático y la acción antrópica los humedales, valiosos sistemas naturales que ocupan el 6% de la superficie terrestre, en los que viven el 40% de todas las especies vegetales y animales, o se reproducen allí. Aproximadamente 4 000 millones de personas dependen de sus servicios. Son importantes reservorios y filtros de agua y, en el caso de los costeros, protegen de eventos naturales extremos y la erosión marina.
Cuando el clima se desestabiliza producto del calentamiento, sufren los humanos, porque llegan las olas de calor, las sequías o inundaciones, los eventos meteorológicos extremos: los desastres que cuestan recursos y vidas. Sufren los humanos también cuando se arruinan los corales, porque son refugios de innumerables especies marinas que sustentan a muchas comunidades.
Sufren los humanos cuando el aire, los suelos y las aguas están contaminados; cuando se empobrecen los humedales y dejan de entregar todos los servicios ecosistémicos y recursos que en ellos abundan; cuando la destrucción de ecosistemas, el tráfico de especies y los cambios en regímenes de temperaturas propician zoonosis y epidemias; cuando las selvas tropicales pierden áreas equivalentes a países enteros y dejan de entregar humedad y lluvia, oxígeno, biodiversidad y capacidad de secuestrar CO2 de la atmósfera e, incluso, lo emiten; cuando se desencadenan inmensos incendios forestales o los suelos se erosionan, se secan y se hacen improductivos; cuando sus ciudades tienen déficit de verde; cuando viven en entornos insalubres, superpoblados y totalmente alejados de lo natural, en un mundo que se va llenando de químicos sintéticos y microplásticos.
La crisis climática y ambiental es también una crisis de salud y una crisis que hipoteca el futuro de la humanidad en este único planeta que tenemos. Y el círculo vicioso se sigue cerrando.
Mientras se habla sobre preocupantes futuros escenarios por el cambio climático, los expertos y científicos señalan, sin embargo, que hay recursos, soluciones y, todavía, una ventana de oportunidad para actuar, pero que la acción tiene que ser decidida, global e inmediata.
Hace décadas fueron las campañas por las ballenas; luego, el esfuerzo mundial para revertir el agujero en la capa de ozono; hoy, las regulaciones y pasos dados por algunos países, por ejemplo, para prohibir el uso de plásticos de un solo uso o promover el desarrollo de las energías renovables.
Nunca tuvo la humanidad más recursos económicos, financieros y humanos para afrontar una crisis; nunca contó, como ahora, con tanto conocimiento científico acumulado y capacidad tecnológica, tantas redes de comunicación y transporte, medios para vigilar el clima y establecer tendencias; tantos instrumentos normativos global y nacionalmente, tantas estructuras a escala nacional y mundial para canalizar consensos y fondos, tantas formas innovadoras de organización social en lo local y, hay que reconocerlo, tanta conciencia del problema.
“A pesar de que existen señales claras de que los riesgos climáticos y sus efectos se están acelerando en todo el mundo, el déficit de financiación para la adaptación no deja de aumentar y actualmente se sitúa entre 194 000 y 366 000 millones de dólares anuales.
“Las necesidades de financiación para la adaptación son entre 10 y 18 veces mayores que los flujos actuales de financiación pública internacional”.
(Pnuma, Informe sobre la Brecha de Adaptación, 2023)
Guerras tibias y calientes. Asistencia. ¿Adónde va el dinero?
“Tendemos a pensar que el asunto de los gases de efecto invernadero es un problema para la gente del siglo XXI, de modo que ya se preocuparán ellos llegado el momento. Pero si no actuamos ahora, luego será demasiado tarde. Estamos traspasando a nuestros hijos problemas extremadamente graves, cuando el momento para evitarlos es ahora”. Carl Sagan, 1985
Tan tempranamente como a mediados de los ochenta, Carl Sagan decía ante el Congreso de EE.UU. que “hemos alcanzado claramente la etapa en la que somos capaces (tanto intencionada como inadvertidamente) de alterar de forma significativa el clima y el ecosistema a nivel global. Probablemente llevamos haciéndolo –aunque en menor escala– desde hace mucho tiempo”.
Según el conocido astrofísico y divulgador científico, reducir las emisiones “requerirá un consenso global que ahora mismo dista mucho de estar cerca. Lo esencial es adquirir una conciencia global, una visión que trascienda nuestras identificaciones exclusivas. Todos los grupos políticos y naciones deben cooperar, porque en este invernadero estamos todos juntos”.
Esa es la primera premisa, el consenso. Es difícil alcanzarlo en un mundo saturado de guerras frías, tibias y calientes bélicas, comerciales y tecnológicas, de encontronazos geopolíticos, donde crecen la desconfianza y las tensiones entre potencias y Gobiernos, se multiplican los gastos militares y se intenta desacreditar a los organismos multilaterales, base del gobierno colectivo y la redistribución equitativa de recursos, mientras medran la desinformación, la anticiencia y el negacionismo no solo en las redes sociales, sino en el discurso de ciertas capas políticas y medios de comunicación.
“Estamos a kilómetros de los objetivos del Acuerdo de París y a minutos de la medianoche para el límite de 1.5 grados. Y el reloj sigue corriendo.
“Ahora es el momento de mostrar una ambición y flexibilidad máximas. Los ministros y mediadores deben ir más allá de las líneas rojas arbitrarias, las posiciones atrincheradas y las tácticas de bloqueo.
“En un mundo fracturado y dividido, la COP28 puede demostrar que el multilateralismo sigue siendo nuestra mejor esperanza para afrontar los retos mundiales”.
(Antonio Guterres en la COP28, Dubái, diciembre de 2023)
Según datos de la ONU, solo con el 1% del capital existente a escala mundial podría cerrarse la brecha de financiamiento para el desarrollo existente en la actualidad. Ello quiere decir que sí hay recursos para la asistencia al desarrollo de los países menos desarrollados y para la asistencia climática.
En ese escenario, según el Instituto de Investigación para la Paz de Estocolmo (Sipri), el gasto militar mundial alcanzó los 2.4 billones de dólares en 2023.
Lo que sorprendió a expertos del Sipri es que no solo fueran las potencias tradicionales, sino que la tendencia se extendiera a naciones de África, Medio Oriente, gran parte de Europa, Asia y Oceanía y América Latina.
A tal punto, que un experto del Instituto Leibniz para la Investigación de la Paz y los Conflictos dijo que “el mundo está actualmente en una nueva era: una de armamento incontrolado, porque la mayoría de los acuerdos de control de armas ya no están en vigor o han sido suspendidos”.
Más tensión, más desconfianza, más gasto militar, más Estados que invierten en armarse… Y una espiral de inestabilidad cada vez mayor. Un mundo desigual y dividido. Una arquitectura financiera mundial en favor de unos pocos y desfasada, inapropiada para los problemas y necesidades de este siglo. Una dirección totalmente contraria al consenso y la estabilidad necesarios para abordar lo que hace mucho está considerado el mayor desafío de estos tiempos: el cambio climático, porque sus consecuencias son transversales a todos los sectores y porque es una amenaza real al bienestar y las condiciones de vida del ser humano en la Tierra.
En marzo pasado, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) informó que las emisiones mundiales de CO2 vinculadas a la energía aumentaron un 1.1% en 2023 y alcanzaron un nuevo récord, principalmente por una baja en la producción hidroeléctrica debido a las graves sequías en varias regiones.
Esas emisiones, alrededor del 90% de las provocadas por el hombre, aumentaron en 410 millones de toneladas y llegaron a 37 400 millones ese año.
La AIE dijo que, sin embargo, el incremento se ralentizó respecto a 2022, cuando las emisiones de CO2 crecieron en 490 millones de toneladas.
Es común hoy escuchar sobre la necesidad de, en lugar de subsidiar los combustibles fósiles, hacerlo con las energías renovables, como la eólica o la solar –disponibles en la actualidad y, en muchos casos, más asequibles que las centradas en el carbón y otros combustibles fósiles–, promoviendo el intercambio de conocimiento, la transferencia de tecnología y la asistencia financiera y eliminando las barreras en términos de propiedad intelectual.
Persiste, sin embargo, la tendencia contraria. Según el FMI, los subsidios a los combustibles fósiles alcanzaron globalmente los siete billones de dólares en 2022, el 7.1% del PIB mundial, con un incremento de dos billones respecto a 2020.
“Las contribuciones nacionalmente determinadas, los planes de acción climática individual de los países destinados al recorte de las emisiones y a la adaptación ante los efectos del cambio climático, deben marcar objetivos de energías renovables alineados con el objetivo de 1.5 °C, y la cuota de energías renovables en la generación global de electricidad debe aumentar del actual 29% hasta el 60% en 2030”.
(Naciones Unidas)
“Los Gobiernos, en conjunto, conservan sus planes de producir más del doble de la cantidad de combustibles fósiles en 2030 de lo que sería consecuente con limitar el calentamiento a 1.5 °C. Sostener esta brecha de producción global significa una amenaza para una transición energética bien gestionada y equitativa.
“Los planes y las proyecciones de los gobiernos provocarían aumentos, en todo el mundo, en la producción de carbón hasta 2030, y en la producción de gas y petróleo hasta 2050, cuanto menos. Estos datos entran en conflicto con los compromisos asumidos por los Gobiernos en el marco del Acuerdo de París y con las expectativas de que la demanda de carbón, petróleo y gas de todo el mundo alcance su máximo esta década, incluso sin la implementación de políticas nuevas.
“Los principales países productores se han comprometido a alcanzar un nivel neto cero de emisiones y han lanzado iniciativas para reducir las emisiones ocasionadas por la producción de combustibles fósiles. Sin embargo, ninguno de ellos asumió la responsabilidad de reducir la producción de carbón, petróleo”.
(Pnuma, La brecha de producción, resumen ejecutivo, 2023)
“Debo pedirles que hagan más”
Los escenarios sobre los que escuchamos y leemos, las previsiones o visiones de científicos, hablan de una selva amazónica convertida en sabana dentro de unas décadas; de posibles veranos sin hielo en el ártico desde mediados de la década de 2030; de permafrost expuesto por el deshielo sumando concentraciones de metano a los gases de efecto invernadero; de elevación del nivel del mar con el consiguiente desplazamiento de millones de personas desde zonas costeras…
Son esos y más los futuros escenarios. En muchos casos, rozan las imágenes que tenemos del cine de catastrofismo y distopías. ¿Exageración? ¿Pesimismo? El tiempo y lo que logre la humanidad para mitigar y adaptarse al cambio climático mostrarán cuáles vaticinios eran ciertos.
En la COP28, celebrada en diciembre de 2023 en Dubái, los países asistentes acordaron una “transición para dejar atrás los combustibles fósiles”.
Expertos notaron que la mención al petróleo, el carbón y el gas, principales responsables del calentamiento global, era algo inédito en una conferencia de la ONU, pero que el acuerdo se quedó corto al exigir una “retirada progresiva”.
Simon Stiell, el responsable de cambio climático de la ONU, comentó que “no pasamos totalmente la página de la era de los combustibles fósiles, pero este resultado es claramente el principio del fin”.
La medida de la inmediatez, cuán impostergable es y cuán inmediata y decidida debe ser la acción, la dio el secretario general de la ONU, António Guterres, en esa misma conferencia, en línea con las alertas del IPCC y líderes ambientales de todo el planeta:
“Nos encontramos al borde del caos climático. Las emisiones siguen aumentando, los impactos climáticos siguen ampliándose y estamos a punto de concluir el año más caluroso registrado. Año tras año, el compromiso mundial de limitar el calentamiento global a 1.5 grados centígrados se desvanece.
“Estamos acelerando hacia un aumento de temperatura de tres grados y aún no mostramos signos de desaceleración. Al mismo tiempo, los países en desarrollo se quedan sin el apoyo que necesitan para adaptarse y dar el salto a un futuro renovable.
“Mantener los 1.5 grados al alcance de la mano significa romper nuestra adicción a los combustibles fósiles, hacer un cambio equitativo hacia las energías renovables y ofrecer justicia climática.
“Pero nuestro éxito no se medirá en salas de conferencias como esta. Se medirá en pueblos, ciudades, regiones y estados de todo el mundo. Los mismos lugares en los que ustedes, como líderes locales, sirven.
“En todo el mundo, líderes como ustedes están reduciendo los combustibles fósiles, creando empleos verdes, limpiando el aire contaminado e invirtiendo en infraestructura sostenible y sistemas de transporte público.
“Y cada paso que dan está marcando la diferencia y aplaudo su liderazgo.
“Pero también debo pedirles que hagan más.
“(…) Hago un llamamiento a los líderes locales para que exijan un asiento en la mesa mientras los Gobiernos nacionales desarrollan políticas y regulaciones climáticas.
“Y esto es particularmente importante ahora que los países se preparan para presentar su próxima ronda de contribuciones determinadas a nivel nacional en 2025.
“Estas contribuciones deben estar alineadas con el límite de 1.5 grados y deben cubrir toda la actividad económica y las emisiones de gases de efecto invernadero.
“Y deben reflejar la financiación, la tecnología, el apoyo y las asociaciones necesarias para ayudar a sus comunidades a adaptarse y aumentar la resiliencia frente a un clima cambiante.
“El éxito o el fracaso de estos nuevos planes climáticos nacionales se materializará a nivel local y ustedes deben participar en cada paso del camino.
“(…) Poner fin al caos climático y a las múltiples injusticias que lo alimentan requiere que todos se pongan manos a la obra.
“Mantengámonos unidos, y trabajemos como uno solo, para proteger a todas las comunidades de la crisis climática y estimular el futuro renovable, sostenible y equitativo que las personas y el planeta merecen”.