Pedro de la Hoz: recorrido que se inmortaliza en Cuba

La Habana, 6 jun (Prensa Latina) El presidente de honor de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), Miguel Barnet, despidió hoy al amigo, intelectual y periodista Pedro de la Hoz, quien falleció este miércoles.

Fotos: www.cubaperiodistas.cu

Barnet destacó su legado en la lucha contra el racismo y el colonialismo cultural, y su altura profesional y voluntad a toda prueba en su recorrido por la vida que hoy se inmortaliza, según refleja una nota de pesar publicada por la institución.

Inspirado por la reciente partida física del crítico, dirigente de la Uneac, periodista y escritor, Barnet escribió el artículo «Morir es seguir el viaje».

Ante todo -manifestó en la introducción- me niego a admitir la certeza de la muerte. El ser humano vive en lo que deja como legado. Y, por tanto, la muerte no es otra cosa que una prolongación misteriosa de la vida.

«Y cuando una vida se vive en función del otro, es decir, en la utilidad de la virtud como expresó el más grande de los cubanos, la eternidad está garantizada en su dimensión mayor», significó Barnet en homenaje a De la Hoz.

«Como un coloso venciste las pruebas que te puso la vida con la energía que te acompañó siempre. Ahora asciende tranquilo a ese territorio inefable que es la eternidad. Allí donde vas a vencer la incomprensión y el olvido. Querido Pedro, morir es seguir viaje. Hasta siempre, amigo», concluyó.

Hoy, personalidades de la cultura, familiares, amigos y colegas de la prensa rindieron tributo al intelectual, periodista y crítico de arte en la Sala Villena de la Uneac, organización a la que Pedro de la Hoz se entregó hasta el final de sus días.

Hasta la Sala Villena llegaron las ofrendas florales del General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder de la Revolución, y de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, presidente de Cuba.

A las honras fúnebres del destacado Maestro de juventudes se sumaron los honores del miembro del Buró Político y Secretario de Organización del Partido Comunista de Cuba, Roberto Morales Ojeda, y de la vice primera ministra de la República, Inés María Chapman Waugh.

Cuando se conoció ayer la triste noticia del deceso del intelectual, Díaz-Canel manifestó en la red social Facebook:

«Lamentamos el fallecimiento del destacado periodista Pedro de la Hoz, Premio Nacional de Periodismo José Martí y quien durante más de 35 años formara parte del equipo del periódico Granma».

También desde toda Cuba y del extranjero llegaron mensajes de condolencias por la desaparición física de De la Hoz debido a su padecimiento de cáncer.

En el periódico Granma, donde Pedro de la Hoz trabajó, creó y cimentó su trayectoria profesional, sus colegas le siguen dedicando artículos resaltando sus méritos y legado, así como los entrañables recuerdos que los mantendrán unidos para siempre.

“Morir es seguir viaje”

Miguel Barnet

Ante todo me niego a admitir la certeza de la muerte. El ser humano vive en lo que deja como legado. Y, por tanto, la muerte no es otra cosa que una prolongación misteriosa de la vida. Y cuando una vida se vive en función del otro, es decir, en la utilidad de la virtud como expresó el más grande de los cubanos, la eternidad está garantizada en su dimensión mayor.

Desde que lo conocí en la década del 70, recién llegado de Cienfuegos, Pedro de la Hoz traía una centella de luz radiante en sus ojos, y un oficio que le ganó a su tiempo porque él fue artífice en Cuba de un periodismo crítico y comprometido.

Leí sus poemas de juventud en casa de Mercedes García Ferrer en 21 y N. Y allí coincidimos con Silvio y con Pablo, y con cuanta gente amaba la bohemia que destilaba aquella casa mágica de cristales opacos y de noches sin mañana. Porque la literatura allí no se hacía con palabras sino con jirones de la vida. Para Pedro la literatura y la música eran sus más acariciadas preferencias. Ya era, sin embargo, un periodista entrenado, un crítico sagaz, profundo y sin cortapisas. Con valentía, impuso sus criterios por encima de toda academia, de toda escuela; fue él, el más culto, el músico de vocación, el que no colocaba su batuta de espaldas a la orquesta de turno. El que no se rindió a las convenciones ni a los caprichos circunstanciales. Dueño de una prosa viva y testimonial abrazó su tiempo con asombrosa pasión y colocó su utopía donde nadie se atrevió a cuestionarla. Fue un revolucionario sin máscaras, puso su profesión en favor de la verdad, de su verdad y no dejó que nadie se la mancillara. Se alzó como un tigre frente a los encapuchados sin ánima que se escudaban en los sordos poderes de la mediocridad y el oportunismo. Fue polémico y los que se mostraban ambiguos a sus ideales o a sus principios estéticos le temían.

Amigo leal, no conoció el prejuicio, ese veneno que reduce a una mísera porción la conducta humana. Siempre estuvo consciente que el racismo, ese otro veneno, era una barbarie a erradicar. Presidió hasta sus últimos momentos con ahínco y eficiencia la Comisión Aponte de la Uneac. No se calló nunca cuando la palabra era un látigo necesario que había que blandir. Él se llevó su tiempo y nos deja huérfanos de su azarosa vida que ha sido también la nuestra. Ascendió antes de ser llamado; hasta en eso se adelantó a nosotros, quizás porque tenía confianza en que nos dejaba abrigados a su sabiduría, a su fervor y a su fruición que va más allá del amor, a la amistad, la que José Martí llamó el remedio más seguro. Lo mejor del mundo es tener un buen amigo. Y él lo fue; aunque ahora su voz reposa en las cenizas. Su voz certera. Su encandilada voz.

Pedro, la semilla que sembraste dará sus frutos y ese será tu mayor orgullo. Porque te entregaste entero a tu pueblo. Cuando muchos de tus contemporáneos sean ya pasado tú estarás presente en la primera fila. Y créanme que no exagero. Contigo sufrimos tus últimos estertores. Tus dolores fueron los nuestros. Vivimos juntos la ventura de estar asidos a la adversidad de tus padecimientos. Te vimos erguirte ante el cumplimiento de tus deberes públicos. Como un coloso venciste las pruebas que te puso la vida con la energía que te acompañó siempre.

Ahora asciende tranquilo a ese territorio inefable que es la eternidad. Allí donde vas a vencer la incomprensión y el olvido. Allí donde tarde o temprano nos encontraremos contigo para alcanzar la utopía que soñamos juntos y que fue tu más pura aspiración. Allí donde el tiempo no existe. Y donde vas a sentir a tu libre albedrío, el gozo de haber vivido para los demás.

Querido Pedro, morir es seguir viaje.

Hasta siempre, amigo.

 

Pedro de la Hoz, de la UPEC y la UNEAC… Pedro de Cuba

Enrique Milanés León

Cubaperiodistas

Cuando a un homenaje póstumo llega la ofrenda de los líderes del país es porque esas flores fueron sembradas antes por todo un pueblo. Tal certidumbre pudo constatarse este jueves, en la Sala Villena, de la UNEAC nacional, donde en contraste de fe, el maestro Miguel Barnet cuestionó la «certeza de la muerte» de otro cubano mayor: Pedro de la Hoz.

«La muerte no es otra cosa que una prolongación misteriosa de la vida», aseguró Barnet en frase para enmarcar no solo por su calado y belleza, sino porque resulta el mejor retrato —casi otra novela-testimonio, pero de mulato protagonista emancipado— para Pedro, uno de esos colegas que no «elevó», sino colocó la condición periodística en su sitio natural: el de intelectual supremo.

«Fue un revolucionario sin máscaras», agregó Barnet, el único entre los presentes que resumió en voz alta los valores del amigo que ¿marcha? a otra dimensión. El resto, pensamos mucho, buscando en murmullos palabras que hicieran justicia de precisión y belleza al reportero y crítico que deja, literalmente, un socavón imposible de ignorar en los medios y las letras cubanas.

Foto: Enrique Milanés

Entonces, el escritor y etnólogo calló y rozó delicadamente la urna de madera con las cenizas de Pedro como mismo acababa de acariciar, en palabras, su espíritu inmarchitable: «Cuando muchos de tus contemporáneos sean pasado, tú estarás presente en primera fila», le había dicho directamente, quitándole todo el crédito a esa muerte inoportuna que insiste en llevarse grandes.

Los altos dirigentes, los líderes de la UPEC y de la UNEAC, los compañeros todos y, en especial, su viuda, la colega Virginia Alberdi, pueden tener el consuelo de haber visto que, en su última convocatoria a pensar, Pedro reunió en torno suyo mucha inteligencia sensible, mucho pensamiento unitario, mucha persistencia floreciendo aun en los lindes del dolor.

Varias cumbres de la cultura cubana representaron allí lo que deja una obra esencialmente periodística, tan querida por los amigos y respetada por los creadores que creyeron en él como temida por quienes la denigran.

El ejemplo mueve más que los informes. Con los presentes en la Sala Villena podría perfectamente hacerse el mejor Congreso conjunto de la UPEC y la UNEAC, uno del pensamiento más avanzado en la agobiada Cuba de ahora.

La vida y la obra de Pedro de la Hoz plantaron uno de los mejores puentes de la nación para mover en dos vías la condición creativa del periodismo y el respeto de otras zonas de la cultura a los valores de la comunicación. Lejos de derrumbarse este 5 de junio, ese puente será en adelante más sólido y transitable porque acaba de endurecerse con las cenizas de este pilar poderoso.

Cuando se discuta de coloniaje cultural, de comunicación política y de la única raza humana, periodistas, escritores y artistas cubanos llegarán, desde sus puestos, a esa trinchera común donde ha vivido como Pedro por su casa, por casi cinco décadas de ejercicio, este cubano ejemplar.

Con Miguel Barnet como vocero del duelo, la patria le ha despedido, pero lo hizo apenas como en el campamento se dice «¡Buenas noches!» al guerrero que esperamos ver mañana.

Porque hay un detalle, uno más, alrededor de esta sobrevida: junto a la urna con sus cenizas, sus premios y medallas y su bandera nuestra, los filos del compatriota estaban multiplicados: además de esa Hoz que le dio su padre, Pedro ganó un día la réplica del machete de Máximo Gómez. Se va con ella, así que su carga mambisa no ha hecho sino comenzar.

 

Dedican a Pedro de la Hoz Coloquio de Periodismo Cultural en Cuba

Camagüey, Cuba, 6 jun (Prensa Latina) El inicio hoy de la VII edición del Coloquio de Periodismo Cultural giró en torno a la figura del destacado crítico cubano, Pedro de la Hoz (1953-2024), recientemente desaparecido.

En una de las plazas culturales de la mayor de las Antillas con un amplio acervo artístico, el debate sobre uno de los referentes del periodismo cultural sirvió para dialogar sobre potencialidades, herramientas y carencias a la hora de ejercer la crítica especializada.

Esta edición del Coloquio gira en torno a las Artes Escénicas, cuestión que acrecentó el impactó de la noticia a los profesionales del sector, amantes del legado de De la Hoz, a quien se le dedica el espacio que cuenta con investigadores de varias provincias del archipiélago.

“Su huella con su obra humanista y su sentido de la ética está en los más diversos archivos del periódico Granma, donde nos mostró lo que es creer en algo y defenderlo”, dijo Yuris Nórido, crítico de arte.

Añadió además el conferencista que “no basta con lo que tú seas , sino lo que tú haces”.

En su ponencia inaugural, devenida en intercambio que rondó a la figura de quien obtuviese la Distinción por la Cultura Nacional en 1996, expresó que “para mí ha fallecido el más importante referente del periodismo cultural de Cuba, aunque sé lo difícil que es absolutizar”.

Nórido explicó que De la Hoz tenía un amplio currículo y conocimiento que “no distinguía entre lo clásico y lo popular, con la música de todo tipo, desde el Jazz y otras, melómano que enriquecía su apartado teórico”.

Sobre su legado refirió además lo amplio que abarcó el quehacer del recién fallecido profesional de la prensa, reconocido en el escenario nacional por su ejercicio en materia de aportes al periodismo especializado.

«Habló mucho del son y todo lo que implica el género, que trasciende el ámbito de la música, además de otras expresiones culturales”.

Para la coordinadora del evento que auspicia la Asociación Hermanos Saíz y la Unión de Periodistas de Cuba, Gretel Díaz, “la humanidad y la sencillez caracterizaron a Pedro de la Hoz”.

Del investigador dijo además que “te respondía sin vanagloriarse de ser una figura pública”.

En esta séptima oportunidad del Coloquio de Periodismo Cultural que se desarrollará hasta el próximo día 8 de junio, la temática referente a la crítica en el periodismo en el ámbito de las artes escénicas, torna el centro del debate del evento .

Camagüey , conocida como la cuna de la literatura cubana, se viste de gala con este Coloquio, que sirve como herramienta para evacuar inquietudes y hacer un eficaz ejercicio de la crítica en los ámbitos mediáticos del país.

 

Pedro de la Hoz, periodista descomunal

El intelectual Pedro de la Hoz, periodista y crítico de arte, cuyo ejercicio profesional prestigiaba las páginas de Granma, falleció ayer, en La Habana

Yeilén Delgado Calvo

Granma

Firmaba Pedro de la Hoz, y había que leerlo. Amparados por ese crédito nacían textos exquisitos, inteligentes, punzantes; y las páginas de este diario se prestigiaban con una visión del mundo anchísima y una comprensión, hasta la raíz, de las esencias culturales cubanas.

Ahora que Pedro ha muerto, a los 71 años, luego de darnos con los últimos meses de su vida una lección estremecedora de entrega e hidalguía, queda en sus compañeras y compañeros, de la Redacción Cultural y del periódico todo, el orgullo de haber compartido tiempo y esfuerzos con un periodista descomunal.

Pocas veces como en él ha sido tal la integralidad en la especialización, y la sabiduría en la sencillez. Pese a todas las responsabilidades y honores, Pedro siguió siendo un periodista de filas, que escribía con disciplinado oficio, y un periodista de olfato, alerta ante lo noticioso y lo noticiable.

El Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, lamentó en su cuenta en X el fallecimiento del destacado periodista, Premio Nacional de Periodismo José Martí, «quien durante más de 35 años formara parte del equipo de Granma»; y transmitió sus sentidas condolencias a la familia, compañeros y amigos.

Por decisión familiar, el cadáver será cremado y se le rendirá tributo en ceremonia pública hoy, en la Sala Villena de la sede nacional de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, entre las diez de la mañana y la una de la tarde.
Ya sembrado en la historia de estas páginas, Pedro seguirá en el presente de un ejercicio periodístico que marcó con su magisterio de lucidez, compromiso y excelencia.

Cuba
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