Destacan en Cuba intransigencia de Antonio Maceo y Ernesto Guevara

La Habana, 14 Jun (Prensa Latina) El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, recordó hoy la coincidencia histórica del nacimiento este día, aunque en siglos diferentes, de dos figuras paradigmáticas de las luchas por la independencia nacional: Antonio Maceo y Ernesto Guevara.

En su perfil en X, el mandatario antillano escribió: “Celebramos hoy una casualidad deslumbrante de la historia continental: el nacimiento un mismo día, con menos de un siglo de diferencia, de dos revolucionarios radicales, dos paradigmas humanos, dos héroes fundamentales en la esencia justiciera de la #RevoluciónCubana”.

Por su parte, el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento), Esteban Lazo, destacó el ejemplo de intransigencia revolucionaria de Maceo y del “Che” – como llamaban aquí a Guevara-, y aseguró que su legado es inspiración ante los desafíos presentes y futuros.

El secretario de Organización del Partido Comunista de Cuba (PCC), Roberto Morales, ejemplificó la intransigencia de ambos revolucionarios con frases que se hicieron célebres en la isla: “no, nos entendemos”, espetó Maceo a la propuesta de paz sin independencia del ejército español.

En tanto, el guerrillero argentino-cubano alertaba al mundo que “al imperialismo (el gobierno de Estados Unidos) ni un tantito así, nada” El pueblo de Cuba no se doblega, remarcó en la propia red social el alto dirigente del PCC.

El aniversario 179 del natalicio de Antonio Maceo (1845) y 96 de Ernesto Guevara(1928) deviene aquí colofón de jornadas de homenajes que iniciaron el 1 de junio para resaltar la consagración de ambos patriotas por alcanzar la independencia de la isla.

Los cubanos destacan hoy, además, similitudes entre ambos revolucionarios que no se limitan al día de sus natalicios, pues sus pensamientos y acción en siglos diferentes los sitúan como ejemplos de valor personal, honestidad, sentido de la solidaridad y compromiso con las causas libertarias de Cuba y América Latina.

De ellos el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, expresó: “Si uno (Maceo) afirmó que quien intentara apropiarse de Cuba recogería el polvo de su suelo anegado en sangre si no perecía en la lucha, el otro (Che) anegó con su sangre el suelo de Bolivia tratando de impedir que el imperio se apoderara de América”.

“Ambos fueron invasores de Oriente a Occidente; ambos murieron en combate; ambos son hoy símbolos insuperables de valor e intransigencia revolucionaria”, subrayó Fidel Castro.

Donde nunca jamás se lo imaginan

Maceo y el Che cabalgan todavía, tendida «su ancha mano» cuando otra vez parece más oscura nuestra noche

José Llamos Camejo

Granma

CUBA

Foto: Granma

Un titán de piel mulata y espíritu de bronce vino al mundo allí, junto a las lomas que cobijan a la cubana ciudad de Santiago. A miles de kilómetros y 83 años después, Rosario es una urbe que parece que flotara sobre las ondulaciones suaves de las pampas argentinas. Allí nació el «gaucho de voz dura (el que) brindó a Fidel su sangre guerrillera y su ancha mano».

De tanto darse a los demás, Maceo y el Che borraron la distancia del tiempo y del espacio, y galopan todavía sobre caminos que a veces parecen inaccesibles. Con ellos van los pueblos, América Latina ya lo sabe; la ruta es transitable.

Un poeta, hurgando en Peralejo, Punta Brava, Duaba, Baraguá, podría escribir del General Antonio lo mismo que encomió del médico argentino al desandar La Higuera, las sierras bolivianas y cubanas, o las selvas irredentas del África ultrajada: «entre leyendas viniste a nuestros días… –y tú sabrás, si cabe, perdonarlo– que te quedabas ya para semilla de cosas y de años».

De allí son los poemas que parecen consejos de quijotes: en el imperialismo no confiar, pero «ni tantito así»; luchar contra ese carcinoma de los pueblos es «el más sagrado de los deberes»; «subir o caer sin ayuda antes que contraer deuda de gratitud con un vecino tan poderoso».

«Sin exigir nada ni explotar a nadie», Guevara se sintió –y lo fue– «tan patriota de Latinoamérica», como estuvo el quinto hijo de Mariana dispuesto a «hacer la libertad de Puerto Rico». «No me gustaría entregar la espada dejando esclava esa porción de América», escribió.

Maceo y el Che cabalgan todavía, tendida «su ancha mano» cuando otra vez parece más oscura nuestra noche.

«Se equivocan (…) figurándose que eres un torso de absoluto mármol… / No fuiste sino el fuego /…la luz, el aire, /…la libertad americana soplando donde quiere, donde nunca / jamás se lo imaginan».

 

El simbolismo indeleble de Antonio Maceo

Ms.C. José Ángel Gutiérrez

Cubadebate

La figura de Antonio Maceo y Grajales (Santiago de Cuba, 1845-La Habana, 1896) ha alcanzado, con toda justicia, un lugar cimero en la Historia de Cuba, al punto de haberse convertido en un paradigma, en un símbolo de un conjunto de valores característicos del pueblo cubano, entre los que se encuentran, la valentía, el sacrificio, la tenacidad y el patriotismo, los cuales se ponen de manifiesto a lo largo de una vida consagrada a la concreción de un proyecto revolucionario que estaba orientado a eliminar el colonialismo español en la Mayor de la Antillas, convertir a la Isla en una Nación independiente y realizar importantes transformaciones sociales.

Uno de los aspectos más destacados de la figura de Antonio Maceo y Grajales, lo constituye su trayectoria como combatiente independentista y jefe militar, la cual se inició en la Guerra de los Diez Años (1868-1878) como uno de los discípulos más sobresalientes de Máximo Gómez Báez. De este modo, el Titán de Bronce tuvo una participación significativa en la contención de la Creciente de Valmaseda (1869-1870) y en la Invasión a Guantánamo (1871-1872). A partir de 1874, comenzó a jugar un papel protagónico en la lucha desarrollada al centro y al este de la región de Oriente, mediante el aprovechamiento de las condiciones topográficas del territorio y el uso efectivo de la emboscada. Tales méritos le valieron para alcanzar el grado de Mayor General y situarse al frente de la tropa más combativa y aguerrida del Ejército Libertador, obteniendo importantes victorias hasta comienzos del año 1878, cuando ya la lucha languidecía en otras regiones de la Isla.

Durante la Guerra Necesaria (1895-1898) Antonio Maceo y Grajales ocupó el cargo de Lugarteniente General de Ejército Libertador. En un primer momento desarrolló la Campaña de Oriente (1895), que garantizó la definitiva incorporación de esa región a la gesta. Después, asumió la jefatura de la Columna Invasora y junto a Máximo Gómez Báez llevó a cabo la Invasión a Occidente (1895-1896). Como parte de ello recorrió, los territorios de Las Villas, Matanzas, La Habana y Pinar del Rio, manteniendo una marcha continua, participando en diversos combates y logrando la proeza de convertir la guerra en un fenómeno extendido a toda la Isla. Posteriormente asumió el mando del Departamento Occidental e inició la Campaña de Occidente (1896), en medio de la cual se produjo su caída en combate, cuando contaba con 51 años, había participado en más de 600 acciones bélicas y recibido 25 heridas de guerra.

De igual modo, resulta muy interesante el desempeño de Antonio Maceo y Grajales como líder político, a partir que protagonizara la Protesta de Baraguá (15 de marzo de 1878), pues el general santiaguero y sus seguidores, además de dar muestras de intransigencia revolucionaria, fueron capaces de desarrollar un programa político propio, mediante la aprobación de la Constitución de Baraguá, la puesta en práctica de una nueva forma de gobierno y el envío del Titán de Bronce al exterior, quien con su prestigio y autoridad moral debía gestionar recursos en la emigración. Si bien estas acciones no pudieron evitar el fracaso de la Guerra de los Diez Años, constituyeron un antecedente para etapas posteriores del proceso independentista cubano.

A lo largo del periodo de la Tregua Fecunda (1878-1895), Antonio Maceo y Grajales logró consolidarse como líder político. Ejemplo de ello lo constituye su apoyo, desde el exterior, al desarrollo de la Guerra Chiquita (1879-1880) y la organización de la llamada Conspiración de la Liga Antillana (1880). Posteriormente, se incorporó al Programa Revolucionario de San Pedro Sula (1884-1886), dirigido por Máximo Gómez Báez y que tuvo entre sus colaboradores más activos al general santiaguero. Más tarde, cuando se encontraba de visita en Cuba, encabezó la Conspiración de la Paz de Manganeso (1890) que concluyó con su expulsión de la Isla. A partir de 1893 se vinculó al proyecto revolucionario de José Martí Pérez a quien, el Titán de Bronce, prestó una valiosa ayuda en la consolidación del movimiento conspirativo en la Mayor de las Antillas y la concreción del plan de alzamiento que daría inicio a la Guerra Necesaria.

El pensamiento político y militar de Antonio Maceo y Grajales tenía entre sus líneas fundamentales el respeto estricto al orden y el rechazo enérgico a toda manifestación de sedición e indisciplina que afectara el buen funcionamiento de las estructuras de poder independentistas. En cuanto a la forma de gobierno a adoptar durante la guerra, era partidario del establecimiento de una junta de militares, pues consideraba que el funcionamiento de un régimen republicano y democrático en Isla debía producirse después de haberse eliminado el colonialismo español. Dentro del ideario maceísta también puede apreciarse una profunda proyección latinoamericanista y sobre todo antillana, favorable al establecimiento de fuertes lazos entre Cuba, Santo Domingo, Haití y Puerto Rico. De igual modo el general santiaguero era partidario al logro de la independencia sin la intervención de ninguna nación extranjera, incluida los Estados Unidos.

Antonio Maceo y Grajales, a pesar de provenir de una familia de medianos propietarios rurales, poseer un nivel de escolaridad elemental y haberse desempeñado durante su juventud como pequeño comerciante, representa a las clases populares que eran explotadas y marginadas por el sistema colonial español, y se sumaron a la lucha independentista desde posiciones subalternas, pero a lo largo de la Guerra de los Diez Años alcanzaron, por mérito propio, puestos relevantes dentro del mambisado, y para finales de la gesta asumieron la dirección política y militar de la Revolución, desarrollando un programa de acción propio, en correspondencia con una línea de pensamiento radical que tenía como principios inquebrantables lograr la total independencia de Cuba y la absoluta abolición de la esclavitud.

De igual modo, Antonio Maceo y Grajales constituye un ejemplo paradigmático de aquellos líderes políticos y militares que, habiendo asumido la representación de los sectores y grupos sociales preteridos, dirigieron o participaron en la estructuración de diferentes intentos fallidos orientados a reiniciar la lucha independentista en Cuba, y en la década del 90 del siglo XIX se sumaron al proyecto revolucionario organizado por José Martí Pérez que tenía como objetivos fundamentales eliminar el colonialismo español en la Isla, establecer una República democrática, realizar importantes trasformaciones sociales en beneficio de las clases populares e impedir la expansión económica y política de los Estados Unidos sobre América Latina.

 

Fidel sobre Maceo y el Che: “Símbolos insuperables de valor e intransigencia revolucionaria”

Equipo Editorial Sitio Fidel Soldado de las Ideas

Cada 14 de junio los cubanos rinden un emotivo homenaje en conmemoración de los natalicios de Antonio Maceo y de Ernesto “Che” Guevara, quienes fueron un digno ejemplo de valentía, coraje y compromiso revolucionario. Sus papeles fueron decisivos en cada momento que les tocó vivir, demostrando que fueron extraordinarios patriotas.

En múltiples ocasiones, el líder de la Revolución cubana Fidel Castro destacó los valores de ambos y consideraba como una coincidencia significativa el hecho de que ambos nacieran el mismo día.

“Ambos fueron invasores de Oriente a Occidente; ambos murieron en combate; ambos son hoy símbolos insuperables de valor e intransigencia revolucionaria; ambos están ahora junto a nosotros, y nosotros junto a ellos; ambos hicieron lo que todo un pueblo ha jurado estar dispuesto a hacer; ambos nacieron el mismo día: ayer 14 de junio. El azar no habría podido idear algo mejor”. (1)

Antonio Maceo, conocido como el “Titán de Bronce”, se destacó como uno de los patriotas más venerados de las gestas independentistas en Cuba. Su valentía en el campo de batalla y su liderazgo inspirador lo convirtieron en un símbolo de resistencia y lucha por la libertad. Maceo desempeñó un papel fundamental en la lucha contra el colonialismo español, dejando un legado imborrable en la Historia de Cuba. Sobre su figura Fidel afirmó:

“Maceo, hombre de origen muy humilde y además negro en una época en que los prejuicios raciales eran muy fuertes en nuestro país, por sus virtudes, por su ejemplar conducta, por sus méritos, por su valor, por su capacidad, en esas difíciles condiciones de su origen y en las circunstancias de nuestra sociedad en aquella época, comenzó a destacarse, comenzó a brillar. Pero uno de los méritos más extraordinarios de Maceo es que jamás se dejó arrastrar por el envanecimiento, ni por la ambición, ni por los prejuicios. Luchó contra todos los obstáculos imaginables, y se caracterizó siempre por ser un soldado absolutamente leal, disciplinado, respetuoso de las leyes, de los principios revolucionarios, de los mandos superiores y de las autoridades revolucionarias legítimamente constituidas”. (2)

Maceo fue un ejemplo de disciplina, recordada es su carta respuesta a Vicente García en 1877 quién lo llama a unirse a la sedición de Santa Rita, donde declaró:

“Al mismo tiempo, indignación, desprecio me produce su invitación al desorden y desobediencia de mis superiores, rogándole se abstenga en lo sucesivo de proponerme asuntos tan degradantes, que sólo son propios de hombres que no comprenden los intereses patrios y personales. (...) siempre apoyaré al Gobierno legítimo y no estaré donde no pueda existir orden ni disciplina, porque vivir de esa manera sería llevar la vida del bandolerismo. Después de terrible juez del pueblo, vendrá la Historia, que juzgará imparcial y sinceramente de sus hechos pasados”. (3)

Un ejemplo claro de su valentía es el momento en que se opone rotundamente al Pacto del Zanjón, liderando la Protesta de Baraguá y reafirmando la determinación de seguir luchando y la negativa a aceptar una paz sin independencia. Sobre su papel en ese momento Fidel puntualizó:

“Simbolizada en ese instante en la persona de Antonio Maceo, que frente al hecho consumado del Zanjón aquel Pacto que más que un pacto fue realmente una rendición de las armas cubanas expresa en la histórica Protesta de Baraguá su propósito de continuar la lucha, expresa el espíritu más sólido y más intransigente de nuestro pueblo declarando que no acepta el Pacto del Zanjón. Y efectivamente, continúa la guerra.

(...) Pero cuando debilitadas las fuerzas cubanas por la discordia arreció el enemigo su ofensiva, entonces también empezaron a evidenciarse las vacilaciones de aquellos elementos que habían tenido menos firmeza revolucionaria. Y es en esos instantes en el instante de la Paz del Zanjón, que puso fin a aquella heroica guerra cuando emerge, con toda su fuerza y toda su extraordinaria talla, el personaje más representativo del pueblo, el personaje más representativo de Cuba en aquella guerra, venido de las filas más humildes del pueblo, que fue Antonio Maceo”. (4)

Durante la inauguración de la Plaza de la Revolución Mayor General Antonio Maceo Grajales, el día 14 de octubre de 1991, Fidel expresó: “(...) nosotros pertenecemos, Antonio Maceo, a tu estirpe, a tu sangre, a tu coraje, a tus ideas.

¡Gracias Maceo porque nos diste esta oportunidad! Nosotros todos, pigmeos al lado tuyo; nosotros todos que crecimos escuchando y honrando tu nombre. ¡Gracias a ti, gracias a tu ejemplo, gracias al pueblo que tú y los que como tú forjaron!. (5)

El ejemplo del Titán de Bronce dejaba como legado también el valor de la unidad y la importancia de la soberanía sobre lo cual Fidel declaró:

“No se sabe lo que vale un pueblo unido, no se sabe lo que vale un pueblo combatiente, no se sabe lo que puede un pueblo luchador capaz de tocar conciencia por conciencia y casa por casa, como sabríamos defender la patria si en vez de ser una lucha de ideas, con las armas en las manos tuviéramos que defender su suelo sagrado para cumplir aquello que dijo Maceo, tan importante hoy, cuando todavía la patria no era siquiera independiente, cuando no había las cosas por defender que tenemos que defender hoy: la justicia, la dignidad, el honor, la igualdad, la hermandad; ya él entonces, sin haber vivido la experiencia de una Revolución como hemos vivido nosotros, dijo bien claramente: ¡Quien intente apoderarse de Cuba, solo recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la contienda!” (6)

Fidel destaca la firmeza y la resistencia de Maceo, así como resalta el compromiso y la valentía de el Che en su lucha revolucionaria en América Latina:

“Ochenta y tres años separaban el nacimiento del uno y del otro. El primero era ya un personaje legendario cuando el segundo vino al mundo. Si uno afirmó que quien intentara apropiarse de Cuba recogería el polvo de su suelo anegado en sangre si no perecía en la lucha, el otro anegó con su sangre el suelo de Bolivia tratando de impedir que el imperio se apoderara de América”. (7)

El espíritu internacionalista del Che es el que hace que él y Fidel se conozcan en México aquel histórico día de julio de 1955, en que Raúl Castro los presenta. Sobre ese momento Fidel manifestó:

“(...) Uno de los primeros que sale hacia México es Raúl. Estaban ya acusándolo hasta de poner bombas, y yo mismo le digo: Tienes que salir. Va para México y allí conoce al Che por intermedio de nuestros compañeros que ya estaban allí. Bueno, aún no era el Che, era Ernesto Guevara, pero como los argentinos les dicen a los demás ¡Che!, los cubanos empezaron entonces a llamarlo a él Che, y así se le fue conociendo.

Yo me retardo un poco porque yo era un muerto un poquito más pesado, pero llegó el momento también en que tuve que salir para México. Durante esas semanas después de nuestra salida de prisión, habíamos desarrollado una intensa campaña de divulgación de nuestras ideas y propósitos, habíamos estructurado nuestra propia organización revolucionaria el Movimiento 26 de Julio y habíamos demostrado la imposibilidad de proseguir la lucha por vías abiertas y legales, por lo que salimos hacia México con la intención de preparar desde fuera la siguiente etapa de esa lucha”. (8)

En testimonio del Guerrillero Heroico sobre aquél encuentro declaró: “Le expuse específicamente mi caso y limitaciones, un extranjero, ilegal en México, con toda una serie de cargos encima. Le dije que no debía, de manera alguna, pararse por mí la Revolución, y que podía dejarme, que yo comprendía la situación y trataría de ir a pelear desde donde me mandaran, y que el único esfuerzo debía hacerse para que me enviaran a un país cercano y no a la Argentina. También recuerdo la respuesta tajante de Fidel: Yo no te abandono”. (9)

La incorporación del Che en el movimiento revolucionario resultó suma importancia y contribuyó significativamente al avance de la causa. Fidel Castro, al referirse a su destacado desempeño y valentía demostrada a lo largo del proceso para alcanzar la victoria de la Revolución, expresó:

“(...) lo vi realizar el primer disparo y sus primeras proezas. Médico e intelectual convertido en soldado temerario, siempre el primero cuantas veces hizo falta un voluntario para misiones difíciles, tuve el privilegio de conocerlo más de cerca”. (10)

“El Che fue un médico que se convirtió en soldado sin dejar de ser médico un solo minuto. Hubo muchos combates en los que estuvimos juntos. Yo reunía las tropas de los dos y hacíamos una operación, una emboscada”. (11)

En una de sus Reflexiones alegó: “Era un predestinado, pero él no lo sabía. Combate con nosotros y por nosotros”. (12)

El Che también tenía una gran admiración por Fidel y compartía el mismo optimismo en el triunfo que el líder de la Revolución, sobre lo cual apuntó: “Fidel me impresionó como un hombre extraordinario. Las cosas más imposibles eran las que encaraba y resolvía. Tenía una fe excepcional en que una vez que saliese hacia Cuba, iba a llegar. Que una vez llegado, iba a pelear. Y que peleando, iba a ganar. Compartí su optimismo. Había que hacer, que luchar, que concretar. Que dejar de llorar y pelear”. (13)

Esa admiración era recíproca, para Fidel Castro el Guerrillero Heroico era un hombre extraordinario y un revolucionario de cualidades excepcionales:

“El Che sabía tocar las fibras más sensibles de los revolucionarios.

(...) Che y su ejemplo extraordinario cobran fuerza cada vez mayor en el mundo. Sus ideas, su retrato, su nombre, son banderas de lucha contra las injusticias entre los oprimidos y los explotados y suscitan interés apasionado entre los estudiantes y los intelectuales de todo el mundo.

(...) Pocas veces en la historia, o tal vez nunca, una figura, un nombre, un ejemplo, se han universalizado con tal celeridad y apasionante fuerza. Es que el Che encarna en su forma más pura y desinteresada el espíritu internacionalista que caracteriza al mundo de hoy y cada vez al de mañana.

(...) Che fue hombre al que nunca le interesaron personalmente cargos, mandos ni honores, pero estaba firmemente convencido de que en la lucha revolucionara guerrillera”. (14)

Después del triunfo del primero de enero de 1959, el Che ocupó cargos importantes de gran trascendencia para la Revolución cubana: Jefe de Industrias del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA); Presidente del Banco Nacional de Cuba, Ministro de Industrias entre otras funciones.

Ernesto Guevara fue el promotor en Cuba del trabajo voluntario, sobre lo cual reflexionó: “El trabajo voluntario es una escuela creadora de conciencia, es el esfuerzo realizado en la sociedad y para la sociedad como aporte individual y colectivo y va formando esa alta conciencia que nos permite acelerar el proceso de tránsito”. (15)

Para Fidel el Guerrillero Heroico fue un verdadero ejemplo de compromiso y liderazgo a través de su participación activa en el trabajo voluntario y su influencia positiva en la sociedad cubana. Su ejemplo logró conquistar la simpatía y la incorporación de millones de cubanos a la práctica del trabajo voluntario:

“El Che impulsó mucho el trabajo voluntario. Fue el creador, el promotor del trabajo voluntario en Cuba. Todos los domingos se iba a hacer trabajo voluntario, un día en la agricultura, otro día a probar una máquina, otro día a construir.

Mantenía estrechos contactos con los centros de trabajo, conversaba con los obreros, a veces iba a los muelles, a las minas, a veces iba a los cañaverales a cortar caña Tú lo veías: si se hacía una combinada y había que subir a la combinada, él montaba en la combinada de caña; si había que construir, él con una carretilla; si había que cargar sacos, él cargando sacos. Nos dejó la herencia de aquella práctica que, con su ejemplo, conquistó la simpatía v la adhesión a esa práctica en millones de nuestros compatriotas.

¡Un verdadero ejemplo! Todas esas son cosas admirables. En esas situaciones, me gustaban esas características del Che”. (16)

En 1965 el Che fue al Congo para apoyar al movimiento revolucionario congoleño en su lucha contra el gobierno de Moise Tshombe y posteriormente en noviembre de 1966 llega a Bolivia dónde combatió en la lucha revolucionaria hasta que el 8 de octubre de 1967 es capturado en la Quebrada del Yuro en combate desigual y trasladado a la Higuera y de la manera más cobarde le quitaron la vida al día siguiente. En su carta de despedida expresó:

“Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos. Yo puedo hacer lo que te está negado por tu responsabilidad al frente de Cuba y llegó la hora de separarnos.

Sépase que lo hago con una mezcla de alegría y de dolor, aquí dejo lo más puro de mis esperanzas de constructor y lo más querido entre mis seres queridos y dejo un pueblo que me admitió como un hijo; eso lacera una parte de mi espíritu. En los nuevos campos de batalla llevaré la fe que me inculcaste, el espíritu revolucionario de mi pueblo, la sensación de cumplir con el más sagrado de los deberes: luchar contra el imperialismo donde quiera que esté, esto reconforta y cura con creces cualquier desgarradura.(17)

Maceo y el Che no son hombres para recordar un día, por muy solemne que este día sea, ambos merecen nuestro constante recuerdo, porque en sus palabras y en sus actos perdura un legado de valentía, compromiso y lucha incansable por la libertad y la justicia que continúa inspirando generaciones presentes y futuras.

Para conocer más sobre el ideario del líder de la Revolución Cubana, visite el sitio Fidel Soldado de las Ideas. Síganos también en FacebookYoutube, Instagram y Twiter.

Notas:

1. Discurso de Fidel Castro en acto solemne de homenaje a los natalicios de Maceo y Che, en el Cacahual, Ciudad de La Habana, el 15 de junio del 2002

2. Discurso de Fidel Castro en el acto de conmemoración del centenario de la Protesta de Baraguá, 15 de marzo de 1978

3. Carta de Antonio Maceo en respuesta a Vicente García en 1877

4. Discurso de Fidel Castro en el resumen de la velada conmemorativa de los cien años de lucha, efectuada en la Demajagua, Monumento Nacional, Manzanillo, Oriente, el 10 de octubre de 1968.

5. Discurso de Fidel Castro durante la inauguración de la Plaza de la Revolución Mayor General Antonio Maceo Grajales, 14 de octubre de 1991

6. Discurso de Fidel Castro en la segunda reunión de trabajo con los candidatos a diputados a la Asamblea Nacional, delegados a la Asamblea Provincial del Poder Popular de Ciudad de la Habana y otros invitados, 20 de febrero de 1993

7. Idem (1)

8. Libro: Cien horas con Fidel de Ignacio Ramonet

9. Artículo: Una Revolución que comienza de Ernesto Che Guevara.

10. Idem (1)

11. Idem (8)

12. Reflexión de Fidel Castro: "El Che", 7 de octubre de 2007

13. Entrevista: Los que luchan y los que lloran realizada por Jorge Masetti al Che y a Fidel en la Sierra Maestra.

14. Una introducción necesaria, prólogo de Fidel Castro para el Diario del Che en Bolivia

15. Discurso de Ernesto Guevara en el acto de entrega de certificados de trabajo comunista, 15 de agosto de 1964

16. Idem (8)

18. Carta de despedida del Che a Fidel. Leída en el acto celebrado el 3 de octubre de 1965

 

En un 14 de junio: Singularidades y simbologías del Che

María del Carmen Ariet García

Cubadebate

La fecha de nacimiento de Ernesto Che Guevara se renueva todos los años, cuando muchos la convierten en motivador e impulsor de cambios, siempre con interrogantes que tratan de encontrar por qué llega a ser tan peculiar, cómo sucedió y cuánto hizo para pasar de Ernesto a Che sin dejar de ser uno y el mismo.

Una explicación veraz se encuentra en los caminos por los que transita con la singularidad de un aprendizaje sin límites y una práctica permanente que le proporcionan valoraciones superiores para entender los procesos de transformación social y los cambios hacia sociedades soberanas e independientes.

Desde etapas primarias de su vida, se destaca su gusto por la lectura, con la cual adquiere un conocimiento múltiple e integrador que lo acercan al hombre para convertirlo, después, en el centro de sus acciones. Es una búsqueda interminable iniciada con los viajes de juventud, con el estudio de la filosofía y las lecturas de cultura general que nutren su avidez de saberes.

Ambos caminos se convierten en el leitmotiv capaz de impulsarlo a nuevas metas y a caminos esenciales, el marxismo y la revolución. Conoce la obra de Marx, considerándolo como la base del pensamiento y actuar revolucionarios, máxime cuando encuentra la relación establecida por Marx entre el carácter activo del sujeto y el papel como actor principal de los cambios que debían producirse para lograr la emancipación del ser humano.

La coherencia en que fue alimentándose de esos fundamentos, la manera en que los sintetizó, explican la solidez de su vasta cultura y el convencimiento de que el marxismo es la fuente real del cambio que necesitaba el mundo y el sostén de las verdaderas revoluciones.

Pudo aquilatar los procesos revolucionarios de Bolivia y Guatemala en sus viajes de juventud por el continente y a su llegada a México en 1954, después del derrocamiento de la revolución guatemalteca, y conocer a Fidel Castro a su arribo a la capital mexicana en 1956. De ese encuentro histórico toma la decisión de involucrarse en la lucha revolucionaria en Cuba cuando, sin dudar, conversa con Fidel y acepta participar.

La empatía que surgió entre ellos ha sido escrita y narrada por ambos, que marcaron intereses comunes. Como se ha afirmado, Cuba fue el puente tendido ante el Che y el medidor de sus búsquedas, algo que quizás no imaginara, convertido en compromiso con la futura revolución.

Ese rumbo trazó principios esenciales de su participación en la Revolución cubana, su destacado papel como combatiente para dar paso al dirigente, como colofón de una etapa dedicada a promover cambios profundos y a una labor política que pasa de una escala de menos a más, comprometido con la obra revolucionaria y reforzada al declararse socialista e identificada, además, en sus tesis antiimperialistas y tercermundistas.

Se destaca como dirigente de nuevo tipo y alcanza un relieve mayor al ocupar posiciones radicales. Conoce los logros del socialismo, pero, a la vez, en su experiencia personal advierte el rumbo que asumía el sistema socialista, cuando analiza la transición socialista y su significación para el pensamiento marxista, empleado muchas veces para evadir obstáculos difíciles de salvar contra el dogmatismo, el monopolio de teorías y la falta de análisis para asumir el socialismo.

Esas observaciones se convirtieron en componentes para captar y pronosticar el futuro del socialismo al presentar fisuras que traerían consigo dificultades insalvables, las que se traducirían en un duro revés para la fuerza revolucionaria y, lo peor, un estancamiento para la humanidad en su totalidad.

Un día como hoy, en que se cumple un aniversario de su natalicio, la admiración y el ejemplo del Che se refuerzan más que nunca Su herencia conceptual elaborada con dedicación y estudios profundos de política y economía marxista permite aquilatar el significado de sus presupuestos teóricos y aportes a la teoría marxista.

Se hace preciso, en la dura realidad que vive Cuba y la crisis global que persiste en el mundo, la defensa y el análisis con profundidad del valor del marxismo y la exhortación del Che de que nada está más alejado de su teoría que atar de manos a las generaciones futuras, así como tampoco el lastre de haberlo considerado una especie de compendio de dogmas aprendidos y repetidos de memoria.

Hoy, como en esos momentos, se debe meditar en sus advertencias de impedir un marxismo estático con enseñanzas eternas e infalibles solo porque algunos concebían su aplicación indiferente al tiempo y al espacio y juzgaban imposible su enriquecimiento durante el desarrollo de nuevas experiencias y conocimientos.

Tal y como se desempeñó el Che en el estudio profundo y crítico de la economía política y del marxismo, sobre todo a la primera la consideraba tan compleja como la construcción del socialismo. Muchos de esos cuestionamientos, según expuso, emanaban de la propia realidad de la URSS, pues a lo largo de su existencia había podido resumir la mayor experiencia derivada de la aplicación del marxismo leninismo. Sin embargo, señaló que la práctica aplicada demostraba que se podía correr el riesgo al asumir el marxismo en las condiciones soviéticas y convertirlas en regla general, aplicable a cualquier lugar, lo que podría afectar la proyección internacional del socialismo.  

De importancia actual, advierte que a la premura de emprender tareas complejas no puede acompañarle la irrupción de formas de organización acordes con indicaciones preestablecidas ni aceptar como válidas la ausencia de creatividad en la teoría, lo que llevaría inestabilidad y conllevaría una apología inútil dentro del debate en el desarrollo de la nueva sociedad. Los apuntes del Che formulan inquietudes y “respuestas tentativas” a problemas que consideraba no resueltos en el proceso de construcción de la nueva sociedad.

En la búsqueda de soluciones, plantea cuestiones referidas a las técnicas de la planificación y las críticas a los métodos de dirección, la obcecación de pretender la existencia de leyes generales para construir una economía imaginaria que llevaba implícita una lectura mecanicista del marxismo y los cambios quedaban truncos en esas valoraciones.

Esos estudios y reflexiones del Che llevaron a que determinados sectores de la izquierda ortodoxa lo consideraron un hereje, incluso en el presente, cuando esos planteamientos demostraron su consistencia y lamentablemente su verdad.

Queda el desafío lanzado por el Che de cómo se debe realizar una verdadera transición socialista y recordar la carta que le escribiera a Fidel, a días de su partida para el Congo en 1965, sus consideraciones sobre los problemas presentes en nuestro país, donde destaca la economía y la política como una especie de resumen de lo expuesto en diferentes momentos y de los problemas a que nos enfrentábamos si no se frenaban determinados mecanismos y desviaciones, algunas copiadas y otros productos de nuestras iniciativas y que estaban resultando negativas en el proceso de la transición.

La situación actual de Cuba obliga, una vez más, a examinar el valor concedido por el Che a la teoría marxista e impedir desviaciones en su interpretación al emplearla de forma indiscriminada, convirtiéndola en apología e invalidarla en su esencia revolucionaria. Sigue siendo una deuda no saldada con el pensamiento y el actuar del Che y su siempre ¡Hasta la victoria!

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