Laura Ortega Gámez- Granma.- No solo la trova figura en la carrera artística de Ariel Díaz, también la literatura.


Como un tremendo trovador de todos los tiempos reconoció la maestra Teresita Fernández, en una ocasión, a Ariel Díaz. Y es precisamente la autenticidad un rasgo que perfila la personalidad de este hombre, en cuya biografía figura una palabra que define su talento: autodidacta.

«Yo creo que tiene que ver con que no estudié nada de música. Todo el conocimiento que tengo lo adquirí sin tener un profesor de guitarra, ni siquiera conozco a veces el nombre de las notas o los acordes, aprendí a tocar escuchando, sin tener nadie que me guiara».

–¿Por qué el gusto por la trova, entre tantos géneros musicales?

–En realidad la trova es un compendio, una fusión de todas las tradiciones musicales que tiene Cuba, y el mundo también, no lo puedes ubicar como género, musicalmente hablando. Creo que, más que yo elegirla, me eligió a mí, porque yo era muy rockero.

«Es importante hacer la salvedad de que mi generación no vivió la trova como mis padres, que conocieron, por ejemplo, a un Silvio Rodríguez con guitarra solamente. Nosotros lo conocimos con banda, o sea, el acompañamiento musical tomó parte de la escena y todos los continuadores como Santiago Feliú, Carlos Varela, Gerardo Alfonso, Frank Delgado tenían agrupaciones, y esa fue la trova que yo descubrí. Yo escribía desde niño, sobre todo, poesía, entonces en cuanto aprendí a tocar algo que parecía música, empecé a fusionarlas, y aparecieron cosas que parecían canciones».

–¿Se define como un poeta que canta o un cantautor que escribe?

«Yo creo que un poeta que canta es más bonito, creo que es incluso, lo que define a un trovador, su compromiso con lo que dice, su responsabilidad con las palabras. Yo pudiera haber sido exitoso desde el punto de vista comercial, pero no me interesó. Pude haber hecho canciones que conectaran con más cantidad de público, porque realmente las herramientas las tengo, pero nunca hago una canción si no tengo algo que decir. Compartí escenario con los mejores, viajé el mundo, grabé discos y me dediqué siempre a lo que me gusta. Por esa parte, me considero un hombre exitoso».

–¿De qué temas prefieres escribir?

«Al principio, cuando uno empieza de adolescente, hace canciones de amor. Después, como dice Silvio, “la canción se va enredando en más asuntos, y aparecen las cosas de este mundo”. Cualquier ciudadano, artista o no, tiene un momento de ira, de esperanza, de pasión, y tal vez no lo puede expresar porque no está capacitado; el trovador es una persona que tiene las herramientas para expresarlo, y de alguna manera, pasarlo por el filtro de uno hacia los demás».

–¿Qué consideraciones tienes sobre la trova cubana actual…?

«Hubo un momento en que yo pensé que ya después de una generación inmediata a la mía iba a acabarse, pero de pronto descubres que hay muchachos haciendo muy buenas canciones, te vas a una provincia y encuentras jóvenes rescatando lo más bello de la trova, gente que está indagando en cosas importantes, haciendo canciones de amor, poéticas, respetuosas».

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